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Extinción para niños

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Archivo:Smilodon californicus
El Smilodon fatalis (un tigre dientes de sable) es un ejemplo de especie extinta.

En biología y ecología, la extinción es cuando todos los miembros de una especie o un grupo de seres vivos desaparecen. Una especie se considera extinta cuando muere su último individuo. Es difícil saber el momento exacto, así que a menudo se confirma después de un tiempo. A veces, una especie que se creía extinta reaparece de repente; a esto se le llama taxón lázaro. Si solo queda un individuo o solo individuos del mismo sexo en especies que se reproducen sexualmente, la extinción es casi segura.

A lo largo de la evolución biológica, nuevas especies aparecen y otras se extinguen. Esto ocurre cuando ya no pueden sobrevivir a los cambios en su ambiente o competir con otras especies. Normalmente, una especie se extingue en los primeros diez millones de años desde que aparece. Sin embargo, algunas especies, llamadas fósiles vivientes, sobreviven casi sin cambios por cientos de millones de años. La extinción es un proceso natural e histórico. Se calcula que el 99.9% de todas las especies que han existido ya no están.

Antes de que los humanos se extendieran por el planeta, las extinciones ocurrían lentamente. Las extinciones masivas eran eventos poco comunes. Pero hace unos cien mil años, con el aumento de la población humana, las extinciones han crecido a niveles nunca vistos desde la extinción masiva del Cretácico-Terciario. A esto se le llama la extinción masiva del Holoceno. Se estima que para el año 2100, la cantidad de especies extintas podría ser muy alta, quizás la mitad de todas las especies actuales.

¿Qué significa que una especie esté extinta?

Archivo:Status iucn3.1 EX es
La categoría “Extinto” en la versión 3.1 de 2008 de la Lista Roja de la UICN.
Archivo:LepidodendronOhio
Tronco del extinto Lepidodendron (Carbonífero).
Archivo:Palaeoloxodon namadicus
Cráneo de Palaeoloxodon namadicus, una especie extinta de elefantes.

Una especie se extingue cuando su último ejemplar muere. Esto significa que no quedan individuos capaces de reproducirse y crear una nueva generación. Una especie también puede estar funcionalmente extinta. Esto sucede cuando quedan muy pocos miembros que no pueden reproducirse. Las razones pueden ser problemas de salud, edad, estar muy lejos unos de otros, o que solo queden individuos de un mismo sexo.

En ecología, la palabra extinción a veces se usa para hablar de una extinción local. Esto significa que la especie desaparece de un área específica, pero sigue viviendo en otros lugares. A esto también se le llama extirpación. Las extinciones locales pueden ser seguidas por la reintroducción de la especie desde otros lugares, como en el caso de la reintroducción del lobo. Las especies que no están extintas se llaman existentes. Las especies existentes que corren peligro de extinguirse se clasifican como especie amenazada, en peligro o en peligro crítico.

Hoy en día, los humanos intentan proteger a las especies en peligro. Por eso existe la categoría “extinto en estado silvestre” (EW). Las especies en esta categoría de la Lista Roja de la UICN no tienen ejemplares vivos en la naturaleza. Los únicos que quedan están en zoológicos u otros lugares artificiales. Algunas de estas especies están funcionalmente extintas porque ya no forman parte de su hábitat natural. Algunas instituciones intentan mantener una población viable para estas especies. Si es posible, buscan reintroducirlas a la naturaleza con programas de crianza especiales.

La extinción de una especie puede afectar a su hábitat natural. Puede causar la extinción de otras especies que dependen de ella. A esto se le llama “cadenas de extinción”.

Muchas organizaciones y gobiernos se preocupan por las extinciones causadas por los humanos. Buscan prevenirlas. Algunas causas humanas de extinción son la caza, la contaminación, la destrucción de hábitats y la introducción de nuevos depredadores.

Tipos de extinciones biológicas

Existen dos tipos principales de extinciones:

Extinción terminal

Es cuando una especie desaparece por completo. No deja ningún tipo de descendencia, ni con su mismo ADN ni con uno evolucionado. Durante mucho tiempo se pensó que los dinosaurios eran un ejemplo de esto. Sin embargo, desde los años ochenta se ha sugerido que algunos de ellos sí pudieron dejar descendencia en las aves. Las extinciones terminales se dividen en dos:

Extinción masiva

Extinction intensity.svg Cámbrico Ordovícico Silúrico Devónico Carbonífero Pérmico Triásico Jurásico Cretácico Paleógeno Neógeno
K-T
Dev
Intensidad de la extinción marina a través del tiempo. El gráfico azul muestra el porcentaje aparente (no el número absoluto) de los géneros de animales marinos extintos durante un determinado intervalo de tiempo. Se muestran las ultimas cinco grandes extinciones masivas. (fuente e información de la imagen)

Esta extinción es muy importante para geólogos y paleontólogos. Puede ocurrir de dos maneras:

  • Terminando con el 10% o más de las especies en menos de un año.
  • Necesitando hasta tres millones y medio de años, pero eliminando a más de la mitad de las especies.

Extinción de fondo

Es el tipo más común. Consiste en la desaparición lenta de una o varias especies a lo largo de cientos o miles de años. Esto ocurre hasta que no queda ninguna descendencia. Suele deberse a cambios en el ambiente a los que la especie no se adapta. Por ejemplo, si la especie es muy especializada, como los grandes felinos como el Smilodon. O si los cambios ambientales son más rápidos de lo que la especie puede adaptarse.

Extinción filética o pseudoextinción

En este caso, una especie extinta puede tener descendientes. La especie descendiente o hija evoluciona de la especie original, llevando la mayor parte de su información genética. Aunque la especie original se extinga, su descendiente sigue existiendo. A esto se le llama evolución filética o anagénesis o pseudoextinción.

Demostrar una pseudoextinción es difícil. Se necesita mucha evidencia para conectar una especie actual con una anterior. Por ejemplo, se dice que el Hyracotherium, un animal antiguo relacionado con el caballo actual, está pseudoextinto. Esto es porque hay varias especies existentes de Equus (el género del caballo), como la cebra y el burro. Pero como los fósiles no suelen dejar material genético, no se puede saber si Hyracotherium evolucionó en los caballos modernos o si solo compartían un ancestro. Por eso, la pseudoextinción es más fácil de demostrar en grupos grandes de seres vivos.

Para diferenciar la extinción terminal de la filética, la especie debe estar bien definida. Si se declara extinta, debe distinguirse claramente de cualquier especie ancestral, descendiente o relacionada. La extinción de una especie (o su reemplazo por una descendiente) es clave en la teoría del equilibrio puntuado de Stephen Jay Gould y Niles Eldredge.

¿Qué causa la extinción de las especies?

Archivo:Ectopistes migratoriusMCN2P28CA
La paloma migratoria, una de las cientos de especies de aves extintas, fue cazada hasta que desapareció.

Hay varias causas que pueden llevar a la extinción de una especie.

Así como cada especie es única, lo es cada extinción. Las causas para cada una son variadas —algunas sutiles y complejas, otras obvias y simples—
En Watching, from the Edge of Extinction

En pocas palabras, cualquier especie que no pueda sobrevivir o reproducirse en su ambiente, y que tampoco pueda irse a otro lugar donde sí pueda hacerlo, se extingue. La extinción puede ocurrir de repente (por ejemplo, si la contaminación hace que un hábitat entero sea inhabitable). O puede ocurrir poco a poco durante millones de años, si la especie pierde la competencia por el alimento con otras especies mejor adaptadas.

Se ha discutido si las extinciones en el registro fósil fueron causadas por grandes desastres o por la evolución biológica. La biología de la conservación usa el modelo de vórtice de extinción para clasificar las extinciones por sus causas.

Hoy en día, grupos ambientalistas y algunos gobiernos se preocupan por las extinciones causadas por los humanos. Intentan combatirlas con programas de conservación ambiental. Los humanos pueden causar la extinción de una especie por sobreexplotación de un ambiente, contaminación, destrucción del hábitat, introducción de nuevos depredadores o competidores, o caza excesiva. La Lista Roja de la UICN de 2008 incluye 717 grupos de animales y 87 de plantas como “extintos” (EX). Todas estas extinciones ocurrieron después del año 1500, aunque el número real podría ser mucho mayor.

Factores demográficos y genéticos

La genética de poblaciones y los cambios en el número de individuos afectan la evolución y el riesgo de extinción. Las especies con poblaciones pequeñas son más vulnerables.

La selección natural ayuda a que los rasgos genéticos buenos se extiendan y los malos desaparezcan. Sin embargo, una mutación dañina puede extenderse por toda una población debido a la deriva genética.

Un conjunto de genes diverso da a una población más posibilidades de sobrevivir a cambios en su ambiente. Por eso, cualquier cosa que reduzca la variabilidad genética puede aumentar el riesgo de extinción. Los cuellos de botella reducen mucho la diversidad genética al limitar el número de individuos que pueden reproducirse. Esto hace que la endogamia (cruce entre parientes cercanos) sea más común.

Contaminación genética

Las especies que se han desarrollado naturalmente en una región pueden estar amenazadas por la contaminación genética. Esto ocurre cuando se introducen animales o plantas con una ventaja numérica o de habilidad. Las especies no nativas pueden causar la extinción de las nativas al ser introducidas a propósito o por la destrucción de hábitats. Esto pone en contacto a especies que antes estaban separadas. Este fenómeno es muy dañino para especies raras que se cruzan con otras más abundantes. Esto puede modificar su reserva genética, creando híbridos y llevando a la especie nativa original a la extinción.

Estas extinciones no siempre son obvias solo por la apariencia externa. Un cierto nivel de flujo genético puede ser normal y útil para la evolución. Pero la hibridación puede ser una amenaza para la existencia de especies raras.

La contaminación genética también debilita el desarrollo natural del conjunto de genes de una región. Esto crea animales y plantas híbridos más débiles que no pueden vivir en ambientes naturales cambiantes a largo plazo, llevándolos a la extinción.

El conjunto de genes de una especie o población es el grupo completo de todos los genes únicos que se encuentran en cada miembro vivo. Un gran conjunto de genes indica una alta diversidad genética. Esto se asocia con poblaciones fuertes que pueden sobrevivir a periodos intensos de selección. Por el contrario, una baja diversidad genética (por endogamia o cuello de botella) puede reducir las habilidades biológicas y aumentar la posibilidad de extinción en una población pequeña.

Degradación del hábitat

La degradación del hábitat de una especie puede cambiar tanto el ambiente que la especie ya no puede sobrevivir y se extingue. Esto puede ocurrir por efectos directos (como que el ambiente se vuelva tóxico) o indirectos (limitando la capacidad de la especie para competir o por menos recursos).

La degradación del hábitat por toxicidad puede matar a una o varias especies rápidamente, por contaminación o causando esterilidad. También puede ocurrir lentamente con bajos niveles de toxicidad continua, afectando su vida, reproducción o capacidad de competir.

La degradación del hábitat también puede ser su destrucción física. La gran destrucción de la pluvisilva (selva tropical) para crear pastizales es un ejemplo. Eliminar selvas densas también destruye la infraestructura de la que muchas especies dependen. Por ejemplo, un helecho que necesita sombra densa no puede sobrevivir sin los árboles que la proveen. Otro ejemplo es la destrucción de los fondos oceánicos por la pesca de arrastre.

La disminución de recursos o la llegada de nuevas especies competidoras suelen acompañar la degradación del hábitat. El calentamiento global también ha permitido que algunas especies se expandan, compitiendo con otras que ya vivían allí. A veces, estos nuevos competidores son depredadores y afectan directamente a las presas. Otras veces, obtienen recursos mejor que las especies más vulnerables. Estos recursos vitales incluyen agua y alimento, y suelen ser limitados por la degradación del hábitat. Todo esto puede llevar a la extinción en estado natural o completa de estas especies.

Depredación, competencia y enfermedades

Archivo:Bufo periglenes1
El sapo dorado fue visto por última vez el 15 de mayo de 1989. Desde 1980 se ha registrado una disminución de anfibios en todo el mundo.

Los humanos han movido animales y plantas de un lugar a otro durante cientos de años. A veces a propósito (como el ganado llevado a islas para alimento) y otras por accidente (como las ratas que se escapan de los barcos). La mayoría de las veces, estas introducciones no tienen éxito. Pero cuando se establecen como especies invasoras, las consecuencias pueden ser muy graves. Las especies invasoras pueden afectar a las especies endémicas (nativas de un lugar). Por ejemplo, depredándolas, compitiendo con ellas, destruyendo su hábitat o introduciendo enfermedades o parásitos. Las propias poblaciones humanas pueden actuar como depredadores invasivos. La “hipótesis de caza excesiva” sugiere que la rápida extinción de la megafauna en lugares como Nueva Zelanda, Australia, Madagascar o Hawái fue resultado de la llegada repentina de humanos. Los animales de esos lugares nunca antes habían tenido contacto con humanos y no estaban preparados para sus técnicas de caza.

Coextinción

La coextinción es la pérdida de una especie porque otra especie de la que dependía se extingue. Un ejemplo sería la desaparición de un parásito si su huésped se extingue. La coextinción también puede ocurrir si una especie pierde a sus polinizadores, o si los depredadores de una cadena trófica desaparecen porque sus presas se extinguen.

Calentamiento global

Se discute cómo el calentamiento global afecta a largo plazo la desaparición de especies. Algunos estudios muestran que podría llevar a la extinción de hasta una cuarta parte de todos los animales y plantas para el año 2050.

Se ha dicho que el Hemibelideus lemuroides, que solo se encuentra en las montañas del norte de Queensland, en Australia, sería el primer mamífero extinto debido al calentamiento global. La especie no ha sido vista en tres años y una expedición de 2009 no encontró ningún ejemplar.

El ser humano y la extinción

Archivo:Dodo 1
El dodo es un ejemplo común de extinción moderna.

Cuando Georges Cuvier describió la extinción en 1796, la idea parecía amenazante. La gente creía en la cadena de los seres, que conectaba a los seres vivos con Dios y no permitía que ningún “eslabón” desapareciera. Por eso, la idea no fue muy aceptada antes del siglo XIX.

Además, en ese entonces, el mundo no estaba completamente explorado. Los científicos no podían descartar que las especies encontradas en los fósiles estuvieran “escondidas” en partes inexploradas del planeta. Más tarde, con las teorías de la evolución, la extinción no se veía como un problema. Se pensaba que solo eliminaba a los animales mal adaptados, como el dodo. Fue en el siglo XX cuando la extinción empezó a considerarse un problema para todo el medio ambiente, incluyendo a los humanos. Se vio que fomentaba la aparición de plagas, reducía la variedad genética y causaba la pérdida de organismos valiosos.

La posible sexta extinción masiva

Según una encuesta de 1998 a cuatrocientos biólogos del Museo Americano de Historia Natural, siete de cada diez creían que estábamos en las primeras etapas de una extinción masiva causada por los humanos. Esta se conoce como la extinción masiva del Holoceno.

En la misma encuesta, el 70% creía que en los próximos treinta años (cerca del 2028) una quinta parte de todas las especies se extinguiría. El biólogo E.O. Wilson estimó en 2002 que, si la destrucción humana de la biosfera continúa al ritmo actual, la mitad de todas las especies del planeta se extinguirán en cien años.

Sin embargo, como este evento está ocurriendo ahora, es difícil verlo con la perspectiva histórica adecuada. Por eso hay diferentes opiniones al respecto.

Extinciones planeadas

Los humanos han trabajado para extinguir muchas especies de virus y bacterias para eliminar enfermedades. Por ejemplo, el virus de la viruela está prácticamente extinto en la naturaleza. El virus que causa la polio está confinado a pequeños lugares del mundo gracias a los esfuerzos para curar la enfermedad.

La bióloga Olivia Judson y otros científicos han propuesto la extinción deliberada de algunas especies. Por ejemplo, los mosquitos Anopheles (que transmiten la malaria) y Aedes (que transmiten el dengue y la fiebre amarilla). Argumentan que eliminarlos podría salvar al menos a un millón de personas. Para lograrlo, proponen introducir un elemento genético que se inserte en otro gen crucial, creando un gen recesivo que lo desactive.

La lucha contra la extinción

Algunas tecnologías que no dañan a los Homo sapiens pueden ser devastadoras para la vida silvestre (por ejemplo, el DDT). Algunos gobiernos ven la pérdida de especies nativas como un daño a su ecoturismo. Por eso, crean leyes que prohíben el comercio o la caza de estas especies para evitar su extinción en la naturaleza. También se crean reservas naturales para dar un hábitat continuo y estable a las especies amenazadas por la expansión humana. El Convenio sobre la Diversidad Biológica de 1992 llevó a varios planes internacionales, que buscan dar pautas a los gobiernos para conservar la biodiversidad. Grupos como la Alianza por Cero Extinciones trabajan para educar al público y presionar a las autoridades para que actúen contra la amenaza a las especies.

Hoy en día, la extinción es un tema importante de investigación en zoología y biología. También es una preocupación fuera de la comunidad científica. Organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza se crearon para proteger a las especies de la extinción. Algunos países también han intentado evitar la destrucción de hábitats, la sobreexplotación de los suelos y la contaminación, con leyes y decretos.

Los avances tecnológicos recientes han impulsado la idea de que, usando el ADN de una especie extinta, esta podría “volver a la vida” mediante la clonación. Algunos objetivos propuestos para la clonación incluyen al mamut, el tilacino, el quagga y el dodo.

Este concepto, popularizado por la novela y película Jurassic Park, se puso a prueba en 2003. Nació la primera cabra bucardo clonada, una subespecie de cabra del Pirineo oscense, después de que se extinguiera en el año 2000. El ejemplar falleció unos siete minutos después por problemas pulmonares.

Especies o subespecies extintas

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Extinction Facts for Kids

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Extinción para Niños. Enciclopedia Kiddle.