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Templo egipcio para niños

Enciclopedia para niños

Los templos egipcios eran edificios muy importantes en el Antiguo Egipto. Se construían para adorar a los dioses y para recordar a los faraones que habían gobernado. Los egipcios creían que estos templos eran el hogar de los dioses o de los faraones que se habían convertido en dioses.

Dentro de los templos, los faraones y los sacerdotes hacían muchos rituales. Ofrecían regalos a los dioses, recreaban historias antiguas con festivales y buscaban protegerse de las fuerzas del caos. Creían que estos rituales eran necesarios para que los dioses mantuvieran el maat, que era el orden divino del universo.

Los faraones eran los encargados de cuidar los templos y dedicaban muchos recursos a construirlos y mantenerlos. Como no podían estar en todos los templos a la vez, delegaban la mayoría de los rituales en los sacerdotes. La gente común no podía entrar en las zonas más sagradas de los templos, pero aun así, los templos eran centros religiosos muy importantes para todos. Allí iban a rezar, hacer ofrendas y buscar consejos de los oráculos.

La parte más sagrada del templo era el santuario, donde normalmente había una estatua del dios. Con el tiempo, los templos crecieron mucho, pasando de ser pequeños santuarios en el período predinástico (hace más de 5000 años) a enormes edificios de piedra en el Imperio Nuevo (1550-1070 a. C.) y después. Estos templos son algunos de los edificios más grandes y duraderos de la arquitectura egipcia. Estaban decorados con muchos símbolos religiosos. Su diseño típico incluía salas cerradas, patios abiertos y entradas grandes con pilonos (torres). Todo estaba alineado en un eje para las procesiones. Alrededor del templo principal, solía haber un muro que encerraba otros edificios.

Los templos grandes también tenían muchas tierras y empleaban a miles de personas. Eran centros religiosos y económicos muy importantes. Los sacerdotes que los administraban tenían mucha influencia en el gobierno de Egipto.

La construcción de templos continuó incluso cuando Egipto perdió su independencia bajo el Imperio romano. Sin embargo, con la llegada del Cristianismo, la antigua religión egipcia fue perseguida, y el último templo se cerró en el año 550 d. C. Durante siglos, los templos fueron destruidos o abandonados. No fue hasta el siglo XIX, especialmente después de la expedición de Napoleón a Egipto, cuando la gente de Occidente se interesó por el país del Nilo. Esto llevó al nacimiento de la egiptología (el estudio del Antiguo Egipto) y al aumento del turismo. Hoy en día, muchos templos han sobrevivido y son atracciones turísticas famosas, ayudando mucho a la economía del Egipto moderno. Los egiptólogos siguen estudiando estos templos, ya que son una fuente valiosa de información sobre la sociedad del Antiguo Egipto.

Archivo:Philae Temple R03
Templo de Isis en Filé, con pilonos y un patio cerrado a la izquierda y el edificio interior a la derecha.

¿Para qué servían los templos egipcios?

Propósito religioso de los templos

Archivo:SFEC-L-ABYDOS11
Bajorrelieve del faraón Seti I (izq.) y el dios Horus. Templo de Osiris, Abidos.

Los egipcios creían que los templos eran la casa de los dioses en la Tierra. La palabra egipcia para templo, ḥwt-nṯr, significa "mansión de un dios". La presencia de los dioses en el templo conectaba el mundo divino con el humano. A través de rituales, los humanos podían interactuar con los dioses. Se creía que estos rituales mantenían a los dioses y les permitían seguir con su papel en la naturaleza, que era asegurar el maat, el orden perfecto del universo y la sociedad. Mantener este maat era el objetivo principal de la religión egipcia y, por lo tanto, de los templos.

El faraón era considerado el representante de Egipto ante los dioses y el principal protector del maat. Por eso, su deber era realizar los rituales en el templo. Aunque no se sabe con qué frecuencia participaba en las ceremonias, había tantos templos que era imposible que el faraón estuviera en todos. Por eso, delegaba esta tarea en los sacerdotes. Sin embargo, el faraón siempre debía asegurar el mantenimiento y la expansión de los templos.

Aunque el faraón delegaba su autoridad, los rituales importantes solo podían ser realizados por los sumos sacerdotes. La gente común no podía participar en la mayoría de las ceremonias. Su actividad religiosa se realizaba en privado o en pequeños santuarios fuera de los templos oficiales. A pesar de esto, los grandes templos eran muy atractivos para los egipcios de a pie, ya que eran el principal vínculo entre el mundo humano y el divino.

Cada templo estaba dedicado a una deidad principal, aunque muchos también honraban a otros dioses. Los faraones también construían templos para proteger su espíritu en la vida después de la muerte, a menudo cerca de sus tumbas. Estos se llaman a veces "templos funerarios". Sin embargo, los rituales para los dioses y para los fallecidos no eran tan diferentes, y el simbolismo de la muerte estaba presente en todos los templos.

Importancia económica y administrativa

Los templos eran centros económicos muy importantes. Los más grandes necesitaban muchos recursos y empleaban a miles de personas, incluyendo sacerdotes, artesanos y trabajadores. El funcionamiento económico de un templo era similar al de una gran casa egipcia.

Parte de los recursos del templo venían de donaciones del faraón. En el Imperio Nuevo, cuando Egipto era un gran imperio, estas donaciones provenían de los tesoros de las guerras o de los tributos de otros reinos. El faraón también podía recaudar impuestos que iban directamente al templo. Además, la gente común hacía donaciones de tierras, sirvientes o bienes a cambio de servicios de los sacerdotes, como oraciones para sus almas.

Archivo:Nome deities with offerings
Bajorrelieve con personificaciones de varios nomos (provincias egipcias) entregando ofrendas. Gran Templo de Abidos.

Sin embargo, la mayor parte del dinero del templo venía de sus propios recursos, especialmente de grandes extensiones de tierra. La tierra de cultivo era la más valiosa, produciendo cereales, frutas o vino, y manteniendo el ganado. Los templos podían explotar estas tierras directamente, alquilarlas a agricultores o gestionarlas junto con el gobierno. También enviaban expediciones al desierto para conseguir sal, miel, animales de caza o minerales preciosos. Algunos templos tenían flotas de barcos para comerciar por el Nilo o incluso fuera de Egipto. Así, los bienes de un templo "a menudo representaban una parte del propio Egipto". Como grandes centros económicos y lugares de trabajo, los templos eran una parte clave de las ciudades egipcias. Si se fundaba un templo en un lugar deshabitado, se creaba una nueva ciudad para apoyarlo.

Todo este poder económico estaba bajo el control del faraón. El gobierno podía ordenar a un templo que desviara recursos a otro más pequeño o que proporcionara suministros para otros fines. Los faraones podían aumentar los ingresos de un templo o incluso cerrar algunos. Así, los templos eran herramientas importantes para que los faraones controlaran los recursos y la gente de su reino. Sin embargo, las administraciones de los grandes templos tenían una influencia considerable y podían desafiar la autoridad de un faraón débil.

Cuando Egipto se convirtió en provincia romana, los oficiales romanos intentaron limitar el poder de los templos. Les impusieron impuestos o les quitaron tierras a cambio de dinero del gobierno. Sus cultos fueron regulados y dependieron más de las donaciones del gobierno.

¿Cómo se construyeron los templos egipcios?

Primeros templos y su evolución

Los santuarios más antiguos de Egipto aparecieron a finales del IV milenio a. C. Estaban hechos de materiales que no duraban mucho, como madera, esteras de caña y adobe. Sin embargo, el arte egipcio posterior siguió usando elementos de estos primeros diseños, para mostrar que los dioses y sus hogares eran eternos.

Al principio del Período Arcaico (alrededor del 3100-2686 a. C.), los primeros faraones construyeron complejos funerarios en Abidos. Eran recintos cuadrados de adobe con un montículo de tierra en el centro. En el Imperio Antiguo (alrededor del 2686-2181 a. C.), los monumentos funerarios reales crecieron mucho, mientras que los templos dedicados a los dioses siguieron siendo más modestos. Esto sugiere que en ese período se daba más importancia al culto al faraón divino.

Archivo:Pyramide Djedkare Isesi 3
Reconstrucción del complejo funerario del faraón Dyedkara Isesi del Imperio Antiguo.

La expansión de los monumentos funerarios comenzó con el faraón Zoser, quien construyó su complejo completamente de piedra, incluyendo una pirámide escalonada donde fue enterrado. Durante el resto del Imperio Antiguo, la tumba y el templo se unieron en complejos de pirámides de piedra. El faraón Snefru introdujo un nuevo diseño con complejos piramidales simétricos a lo largo de un eje este-oeste, con un templo junto al Nilo conectado a otro templo al pie de la pirámide.

Los gobernantes del Imperio Medio (alrededor del 2055-1650 a. C.) continuaron construyendo pirámides. Los pocos restos de templos de este período muestran que sus diseños eran muy simétricos y se usaba más la piedra. Ya se veían templos con un santuario detrás de una sala con columnas, a veces precedidos por patios abiertos, lo que sería el diseño estándar en períodos posteriores.

El auge de los templos en el Imperio Nuevo

Con más riqueza y poder durante el Imperio Nuevo (alrededor del 1550-1070 a. C.), Egipto dedicó aún más recursos a sus templos, que se hicieron más grandes y complejos. Los sacerdotes principales se hicieron muy influyentes. El dios más importante de este período fue Amón, y los sacerdotes de su templo principal en Karnak, Tebas, tuvieron un enorme poder político.

Archivo:Pylons and obelisk Luxor temple
Pilono de entrada al Templo de Lúxor, uno de los templos más importantes del Imperio Nuevo.

Muchos templos se construyeron completamente de piedra y su diseño general se estableció: santuario, salas, patios y entradas con pilonos, todos alineados para las procesiones. Los faraones del Imperio Nuevo dejaron de construir pirámides como tumbas y optaron por tumbas separadas de sus templos funerarios.

A mediados del Imperio Nuevo, el faraón Akenatón hizo que el dios Atón fuera la única deidad oficial y abolió el culto a los demás dioses. Los templos tradicionales fueron descuidados en favor de los nuevos dedicados a Atón, con un diseño diferente. Pero esta revolución religiosa fue abolida poco después de su muerte. Los faraones posteriores, especialmente Ramsés II, dedicaron aún más recursos a los templos. La influencia de los sacerdotes creció, y los oráculos de los templos, controlados por ellos, se hicieron muy populares para tomar decisiones. El poder del faraón disminuyó, y en el siglo XI a. C., los sumos sacerdotes de Amón llegaron a controlar todo el Alto Egipto.

Después del Imperio Nuevo, la construcción de templos funerarios cesó. Sin embargo, algunos gobernantes fueron enterrados dentro de templos divinos, manteniendo la relación entre templo y tumba.

Cambios en los últimos períodos

En el Período Tardío (664-323 a. C.), Egipto fue dominado por potencias extranjeras. Muchos de estos gobernantes construyeron o ampliaron templos para fortalecer su reclamo al trono de Egipto. Los faraones de Kush (siglos VIII y VII a. C.) restauraron el templo de Karnak y adoptaron el estilo de arquitectura egipcia en sus construcciones en Nubia.

Archivo:Dendera Römisches Mammisi 10
Mammisi de época romana en el Templo de Dendera.

A pesar de la agitación política, el templo egipcio siguió evolucionando sin muchas influencias extranjeras. Las deidades femeninas e infantiles se hicieron más importantes. Los templos se centraron en actividades religiosas más populares, como los oráculos y el culto a los animales. Se desarrollaron nuevas formas arquitectónicas, como quioscos cubiertos y los mammisi, edificios para celebrar el nacimiento de un dios.

Después de que Roma conquistara Egipto en el año 30 a. C., los emperadores romanos asumieron el papel de protectores de los templos. Sin embargo, los fondos disminuyeron en el siglo III d. C. debido a problemas económicos. La construcción de templos continuó hasta el siglo IV d. C., cuando el ascenso de los emperadores cristianos llevó a que los templos perdieran su apoyo estatal. En el 391 d. C., todos los cultos antiguos fueron prohibidos por Teodosio I, y el Serapeum de Alejandría fue destruido por los cristianos. Los ataques a los templos se extendieron por todo Egipto, y en el año 550 d. C., Filé, el último gran templo en funcionamiento, fue cerrado.

¿Cómo se construían los templos?

Archivo:Temple Plans - New Empire - Ptolemaic and Roman 37
Plantas de templos egipcios. Mitad izquierda: Hatshepsut, Seti I, Ramesseum, Gerf Hussein y Abu Simbel; derecha: Edfu y Kom Ombo.

Los templos se construyeron en todo el Alto y el Bajo Egipto, así como en los oasis del desierto de Libia y en lugares como Nubia. La mayoría de las ciudades egipcias tenían un templo. La ubicación exacta de un templo se decidía por razones religiosas, como ser el lugar de nacimiento o entierro de un dios. La orientación del templo podía alinearse con lugares importantes, como otro templo, la salida del sol o la posición de una estrella. Por ejemplo, el gran templo de Abu Simbel está alineado para que dos veces al año los rayos del sol naciente iluminen las estatuas de los dioses en el santuario. La mayoría de los templos, sin embargo, se alineaban con el Nilo.

La construcción de un templo comenzaba con rituales de fundación. Una vez terminado, se realizaban más rituales dedicados al dios. Aunque el faraón era quien simbólicamente construía el templo, en realidad, cientos de trabajadores reclutados por el sistema de corveas (trabajo obligatorio) lo hacían. Usando principalmente herramientas de madera y piedra, los obreros construían enormes estructuras que tardaban años o décadas en finalizar.

El uso de piedra para los templos egipcios buscaba que fueran moradas eternas para los dioses, a diferencia de los edificios para humanos, que se hacían con adobe. Sin embargo, al principio, los templos también se construían con adobe y otros materiales que no duraban. Las piedras más usadas eran la caliza y la arenisca, comunes en el centro y sur de Egipto. Piedras más duras como el granito se usaban menos, para elementos específicos como los obeliscos. Las piedras podían venir de canteras cercanas o ser transportadas por el Nilo.

Archivo:Karnak Ägyptisch-Hethitischer Friedensvertrag 05
Versión egipcia del Tratado de Qadesh inscrita en un muro del Templo de Karnak.

Para los cimientos, se excavaban zanjas en la arena y se rellenaban con losas de piedra. Los muros se levantaban con grandes bloques de piedra, colocados en hileras y unidos sin mortero. Cada bloque se tallaba para encajar perfectamente con los de al lado. El interior de los muros se rellenaba con piedras y tierra. Para construir estructuras altas, los trabajadores creaban grandes rampas de tierra. Una vez terminada la estructura, la superficie de las piedras se pulía y se tallaban bajorrelieves. Si la piedra era de mala calidad, se cubría con una capa de yeso. Todos los relieves se completaban con dorados, incrustaciones y pintura. Las pinturas eran una mezcla de pigmentos con algún tipo de adhesivo.

La construcción de un templo no terminaba con el plan original. A menudo, los faraones ordenaban reconstruir, reparar o añadir nuevos edificios. A veces, desmantelaban construcciones antiguas para usar sus materiales en las nuevas. Esta expansión y remodelación podía cambiar mucho el diseño original del templo, como en el enorme recinto de Amón-Ra en Karnak.

Diseño y decoración de los templos

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El templo de Ramsés III en Medinet Habu, rodeado por los restos de los edificios auxiliares.

El diseño de los templos egipcios destacaba el orden, la simetría y la grandeza. Combinaba formas geométricas con representaciones de plantas. Su diseño recordaba también las formas de los primeros edificios egipcios. Por ejemplo, las molduras en la parte superior de los muros imitaban las hojas de palma de las paredes antiguas. La inclinación de los muros exteriores, además de darles robustez, era un vestigio de los métodos de construcción antiguos. El diseño de los templos se basaba en un eje que iba desde el santuario hasta la entrada principal. En el Imperio Nuevo, este eje era la ruta de las procesiones. Las partes típicas de un templo, como la sala hipóstila (llena de columnas), los patios abiertos y los pilonos en las entradas, se disponían a lo largo de este eje de forma tradicional. Fuera del templo principal, dentro de los muros exteriores, había muchos edificios auxiliares.

Este diseño de templo podía variar. Algunos templos se excavaron completamente en la roca, como el de Abu Simbel. Otros, como el templo funerario de Deir el-Bahari, tenían una ruta procesional que recorría terrazas en diferentes niveles. Los templos más particulares fueron los dedicados a Atón por Akenatón, que tenían varios patios abiertos con altares.

El modelo tradicional era muy simbólico. Era una versión elaborada de una casa egipcia, reflejando su papel de "casa del dios". Además, el templo representaba una parte del mundo divino en la Tierra. El santuario elevado y cerrado se parecía a la colina sagrada donde se creó el mundo, y también a la cámara de entierro de una tumba, donde habitaba el espíritu del dios. Este lugar sagrado estaba aislado del mundo exterior, por lo que el acceso al santuario era muy restringido y la luz era tenue. Sin embargo, el templo también representaba el mundo mismo.

Salas interiores y santuario

Las salas interiores del templo estaban alrededor del santuario del dios principal, que normalmente se ubicaba en el eje del templo y en la parte trasera. El santuario era el centro de los rituales, donde la presencia divina se manifestaba con más fuerza. En los templos de Atón y en los santuarios solares, el objeto del ritual era el propio sol, adorado en patios abiertos. En muchos templos funerarios, las salas interiores contenían estatuas del faraón fallecido.

Archivo:Edfu Tempel Sanktuar 17
Sala de la barca sagrada del Templo de Edfu.

En la mayoría de los templos, el centro era la imagen de culto: una estatua del dios donde se creía que habitaba su espíritu y que interactuaba con los humanos. El santuario contenía una naos, un pequeño templo que albergaba la imagen del dios o una barca que contenía la imagen para transportarla en procesiones. Para resaltar la naturaleza sagrada del santuario, se mantenía en total oscuridad.

Las capillas secundarias, dedicadas a deidades relacionadas con el dios principal, se distribuían alrededor del santuario. Si el dios principal era masculino, las capillas secundarias solían dedicarse a su pareja y a sus hijos. En los templos funerarios, estas capillas secundarias se dedicaban a dioses asociados con la realeza.

Junto al santuario había otras salas para guardar objetos ceremoniales, textos rituales y objetos de valor del templo. Otras estancias tenían funciones rituales específicas. En la parte trasera del templo, a menudo había nichos en el muro exterior para que la gente común rezara al dios, siendo lo más cerca que podían estar de su morada.

Patios y salas con columnas

Archivo:Esna Temple R02
Sala hipóstila del templo de Esna.

Las salas hipóstilas, que eran estancias cubiertas y llenas de columnas, aparecen en los templos a lo largo de toda la historia de Egipto. Durante el Imperio Nuevo, se situaban normalmente delante del santuario. Estas salas eran menos restringidas que las cámaras interiores y se abrían a la gente común en ciertas ocasiones. Estaban en penumbra, pero no tan oscuras como el santuario. Las salas del Imperio Nuevo tenían pasajes centrales altos para que la luz entrara. Un ejemplo es la gran sala hipóstila de Karnak, con columnas de 21 metros de altura. Las salas en penumbra, con columnas que imitaban plantas como el loto y el papiro, simbolizaban el mundo pantanoso mítico donde se creó el mundo. Las columnas también podían verse como los pilares que sostenían el cielo.

Más allá de la sala hipóstila, había uno o más patios abiertos. Estos patios, presentes desde el Imperio Antiguo, se convirtieron en zonas de transición en el diseño clásico del Imperio Nuevo, conectando el espacio público exterior con las salas interiores restringidas. Aquí, la gente se encontraba con los sacerdotes durante los festivales. Delante de cada patio se levantaban los pilonos, un par de torres anchas y trapezoidales que flanqueaban la puerta principal. El pilono era una torre simbólica contra las fuerzas del desorden y un jeroglífico del "horizonte", donde el sol se ocultaba cada día, reforzando el simbolismo solar del templo.

Delante de cada pilono había nichos para colocar astas con banderas. Estas banderas existieron desde las capillas más antiguas y estaban tan asociadas a la presencia de un dios que su jeroglífico se usaba para la palabra "dios".

El recinto del templo

Fuera de los edificios del templo principal, estaba el recinto del templo, rodeado por un muro de adobe rectangular. Este muro protegía simbólicamente el espacio sagrado del desorden exterior. A veces, su función era más que simbólica, especialmente en las últimas dinastías, cuando los muros se fortificaron en caso de invasión. En los templos tardíos, estos muros a menudo tenían formas onduladas, que podían recordar las aguas míticas del caos.

Archivo:Lago sagrado de Karnak, Egipto. Marzo de 2008
Lago sagrado del templo de Karnak. Al fondo, el pilono que ordenó construir Horemheb.

Los muros encerraban muchos edificios relacionados con las funciones del templo. Algunos contenían capillas dedicadas a deidades asociadas al dios principal, incluyendo mammisis que celebraban el nacimiento de un dios niño. Los lagos sagrados, presentes en muchos recintos, servían para el agua de los rituales, para que los sacerdotes se purificaran y como representaciones del agua de la que emergió el mundo. Los templos funerarios a veces tenían un palacio para el espíritu del faraón. Los sanatorios de algunos templos ofrecían un lugar para que los enfermos esperaran sueños de curación enviados por el dios. Otros templos incluían cocinas, talleres y almacenes. Especialmente importante era la pr-ˁnḫ, la «Casa de la Vida», donde el templo editaba, copiaba y guardaba sus textos religiosos y también funcionaba como centro de enseñanza, con textos de historia, geografía, astronomía y medicina.

La vía procesional discurría a través del recinto, desde la puerta principal. Este camino estaba adornado con estatuas de esfinges y estaciones de barca, donde los sacerdotes que la portaban podían descansar. El camino normalmente terminaba en un muelle junto al Nilo, que servía como punto de entrada para los visitantes que llegaban en barco y de salida para las procesiones.

Decoración de los templos

Archivo:Medinet Habu Ramses III. Zweiter Pylon 04
Huecorrelieves policromados en techos del Templo funerario de Ramsés III en Medinet Habu, construido durante el Imperio Nuevo.

La arquitectura de los templos egipcios estaba muy decorada con relieves y esculturas, todos con significado religioso. Los egipcios creían que los dioses estaban presentes en sus imágenes, llenando el templo con su poder sagrado. Las imágenes realzaban el efecto mágico de los rituales. Los motivos decorativos mostraban una versión idealizada de la realidad. Por ejemplo, el faraón siempre aparecía realizando todos los rituales, aunque en la vida real los sacerdotes los hicieran.

El motivo decorativo más común era el relieve, que se hizo más presente con el tiempo hasta cubrir muros, techos, columnas y vigas. Los artistas egipcios creaban relieves hundidos o en relieve. Los relieves hundidos eran más rápidos de hacer y eran ideales para exteriores, donde la sombra realzaba las figuras. Una vez terminados, los relieves se pintaban con colores básicos como negro, blanco, rojo, amarillo, verde y azul. A veces se doraban o se incrustaban con cristal o fayenza.

Archivo:Relieve del templo de Kom Ombo, Egipto.
Relieve en el Templo de Kom Ombo. En el centro, con cabeza de cocodrilo, el dios Sobek.

Los relieves, tanto imágenes como jeroglíficos, son una de las fuentes de información más importantes sobre el Antiguo Egipto. Contienen calendarios de festivales, relatos de mitos, descripciones de rituales e himnos. Los faraones grababan en piedra sus construcciones o sus campañas militares. La decoración de cada habitación ofrecía información sobre las actividades que se realizaban allí y su propósito simbólico.

Las esculturas en los templos incluían obeliscos, que eran pilares altos y puntiagudos de hasta 32 metros de altura, asociados con el sol. Se colocaban en pares delante de los pilonos. Las estatuas del faraón también eran colosales, algunas de las más grandes del Antiguo Egipto. También se esculpían dioses o esfinges como guardianes simbólicos del templo. Las estatuas más numerosas eran las votivas, donadas por faraones o personas para obtener el favor divino. Las estatuas más importantes eran las imágenes de culto, hechas o decoradas con materiales preciosos como el oro o el lapislázuli.

¿Quién trabajaba en los templos?

Archivo:Penmaat Priest Book of the Dead
Un sacerdote quemando incienso. Ilustración de un Libro de los Muertos.

Un templo necesitaba mucha gente para realizar los rituales y tareas auxiliares. Los sacerdotes se encargaban de las funciones rituales esenciales. En la creencia egipcia, todas las ceremonias eran ejecutadas, en teoría, por el faraón, y los sacerdotes estaban bajo su autoridad. En los imperios Antiguo y Medio, la mayoría de los sacerdotes eran funcionarios del gobierno que servían por turnos en los templos. Cuando el sacerdocio se hizo más profesional, el faraón solo nombraba a los sacerdotes de más alto rango, a menudo para recompensar a sus funcionarios favoritos.

Ser sacerdote era muy rentable, por lo que solo los miembros más ricos e influyentes de la sociedad egipcia ocupaban estos cargos. Los requisitos para el sacerdocio variaban. Los sacerdotes debían mantener estrictos estándares de pureza ritual. Se afeitaban la cabeza y el cuerpo, se lavaban varias veces al día y solo vestían ropa limpia. No estaban obligados a no casarse, pero debían purificarse después de ciertas actividades. La participación de mujeres en el sacerdocio varió. En el Imperio Antiguo, muchas mujeres eran sacerdotisas, pero su presencia disminuyó en el Imperio Medio y volvió a aumentar en el Tercer Período Intermedio. Los cargos menos importantes, como el de músico, siempre estuvieron abiertos a las mujeres, al igual que el papel especial de compañera ceremonial del dios.

A la cabeza de la jerarquía del templo estaba el sumo sacerdote, que supervisaba todas las funciones religiosas y económicas. En los grandes cultos, era una figura política importante. Bajo él, podía haber hasta tres sacerdotes subordinados. Además de los sacerdotes, un templo empleaba cantantes, músicos y bailarines para sus rituales, así como agricultores, panaderos, artesanos, albañiles y administradores. En la época ptolemaica, los templos también acogían a personas que buscaban refugio o que querían dedicar su vida al servicio del dios. Un templo importante podía tener unos ciento cincuenta sacerdotes y decenas de miles de empleados laicos.

Actividades religiosas en los templos

Rituales diarios

Los rituales diarios en la mayoría de los templos incluían dos tipos de ofrendas: una para limpiar y vestir la imagen del dios, y otra para ofrecerle comida. Al amanecer, el sacerdote abría la puerta y entraba al santuario con una vela. Se inclinaba ante la imagen del dios y recitaba himnos. Después de purificar la habitación con agua e incienso, el sacerdote presentaba al dios una figura de la diosa Maat, que representaba el propósito de toda la ceremonia. Luego, sacaba la figura del dios, la vestía con ropa nueva y la ungía con aceite. En algún momento, también le ofrecía comida, como carne, frutas, vegetales y pan. Se creía que el dios solo consumía la esencia de la comida. Esta comida luego se distribuía a otras estatuas del templo, a las capillas funerarias y finalmente a los sacerdotes, quienes la comían.

Otros rituales se realizaban al mediodía y al atardecer, aunque el santuario del dios no se reabría. También se hacían ceremonias específicas para cada dios. Por ejemplo, en el culto al dios solar Ra, se cantaban himnos día y noche por cada hora de viaje del dios por el cielo. Otros rituales servían para luchar contra las fuerzas del caos, como la destrucción de imágenes de dioses hostiles, lo que se creía que tenía un efecto real a través de la magia egipcia.

Los egipcios creían que todos los rituales lograban su efecto gracias a la magia, llamada heka, una fuerza fundamental que los rituales manipulaban. Usando magia, las personas, los objetos y las acciones se conectaban con sus equivalentes divinos, afectando así los acontecimientos entre los dioses.

Festivales y celebraciones

En días de especial importancia religiosa, los rituales diarios eran reemplazados por festivales. Estos festivales se celebraban en diferentes momentos, la mayoría anualmente, según el calendario egipcio. Aunque muchos festivales tenían un origen estacional, sus fechas no coincidían con nuestro calendario actual. La mayoría de los festivales se celebraban en un solo templo, pero algunos involucraban a dos o más templos de una región, y solo unos pocos se realizaban en todo el país. En el Imperio Nuevo, el calendario de festivales de un templo podía incluir docenas de eventos. En los festivales que incluían procesiones fuera del templo, la gente local se reunía para ver y celebrar las ceremonias más elaboradas, con himnos y músicos.

Archivo:SFEC-RAMSES-II-TEMPLE-2009-130
Sacerdotes purificadores portando una barca de festival con capilla durante una procesión.

Las ceremonias de los festivales incluían la recreación de historias míticas o la realización de otros actos simbólicos, como la siega del trigo durante el festival de la cosecha dedicado al dios Min. Algunas ceremonias se realizaban solo dentro del templo, pero otros festivales implicaban la visita de un dios a otro templo. En estas ocasiones, se celebraba una procesión, donde los sacerdotes llevaban la imagen divina en una barca, ya sea por tierra o en un barco por el Nilo.

El propósito de la visita del dios variaba. Podía ser para celebrar la unión de los dioses, como cuando una imagen de Hathor del templo de Dendera era llevada anualmente al templo de Edfu, hogar de su compañero mítico Horus, y allí las dos imágenes permanecían varias noches juntas en el mammisi que celebraba el nacimiento de su hijo Harsomtus. Otros viajes de festivales estaban relacionados con la realeza, como el festival Opet, una ceremonia importante en el Imperio Nuevo donde la imagen de Amón en Karnak visitaba el templo de Luxor para reafirmar el poder divino del faraón. Otras ceremonias tenían un carácter funerario. Todas estas diversas ceremonias tenían el propósito general de renovar la vida entre los dioses y en el universo.

Las divinidades recibían muchas más ofrendas en los festivales que en los rituales diarios. Las grandes cantidades de alimentos probablemente se compartían también con la gente común.

Animales sagrados

Archivo:Edfu Tempel 22
Estatua del dios Horus con forma de halcón en el templo de Edfú.

Algunos templos tenían animales sagrados que se creía que eran manifestaciones del espíritu del dios. Estos animales se mantenían en el templo y se adoraban por un tiempo, que podía ser un año o toda la vida del animal. Al final de este tiempo, eran reemplazados por un nuevo animal de la misma especie, seleccionado por un oráculo o por marcas específicas que indicaban su naturaleza divina. Algunos de estos animales fueron el toro Apis, adorado en Menfis como manifestación del dios Ptah, o el halcón de Edfu que representaba al dios Horus.

Durante el Período Tardío, se desarrolló una nueva forma de culto animal: la gente pagaba a los sacerdotes para que sacrificaran, momificaran y enterraran a un animal de una especie determinada como ofrenda a un dios. Estos animales no se consideraban sagrados en sí mismos, sino como una especie asociada a un dios. Por ejemplo, el dios Tot podía ser representado como un ibis o un babuino, y estos animales le eran ofrecidos.

Oráculos y consejos divinos

Desde el Imperio Nuevo, las procesiones de los festivales se convirtieron en una oportunidad para que la gente buscara los oráculos del dios. Sus preguntas iban desde dónde encontrar un objeto perdido hasta la mejor decisión para un asunto de gobierno. Los movimientos de la barca sobre los hombros de sus portadores (gestos de "sí" o "no", o la barca dirigiéndose a personas específicas) se tomaban como respuestas del dios. Hacia el Tercer Período Intermedio, los oráculos se expandieron para permitir consultas más frecuentes. Los sacerdotes interpretaban los movimientos de los animales sagrados o se les preguntaba directamente, y ellos daban las respuestas que el dios supuestamente les había transmitido. Se creía que los sacerdotes tenían una habilidad especial para hablar con los dioses e interpretar sus respuestas, lo que les daba gran influencia política.

La gente común y los templos

Aunque la gente común no podía participar en los rituales dentro de los templos, buscaban interactuar con los dioses. Hay pocas pruebas de prácticas religiosas individuales en las primeras épocas egipcias, pero los egiptólogos creen que, aunque los egipcios usaban santuarios domésticos, los templos oficiales eran los focos más importantes de adoración popular.

Archivo:Naophorus MAN Napoli Inv1068
Naóforo portando la imagen de Osiris. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

La gente común intentaba transmitir sus oraciones a las imágenes de culto. A veces, entregaban sus mensajes a los sacerdotes para que se los hicieran llegar al dios. Los patios, las puertas y las salas con columnas podían tener espacios para la oración pública. Otras veces, los ciudadanos dirigían sus oraciones a las estatuas colosales de los faraones, creyendo que actuaban como intermediarios divinos. Había más zonas de devoción privada fuera de los templos, como grandes nichos que servían como capillas donde las personas hablaban con sus dioses.

Los egipcios también interactuaban con las divinidades mediante ofrendas, que podían ser desde joyas simples hasta estatuas y estelas finamente talladas. Entre las donaciones se encontraban estatuas que se colocaban en los patios del templo para recordar a los donantes después de su muerte y para recibir ofrendas para su espíritu. Otras estatuas eran regalos al dios principal, mientras que las estelas inscritas transmitían las oraciones y agradecimientos de los donantes. Con el tiempo, se acumularon muchas estatuas en los templos, por lo que los sacerdotes las enterraban bajo el suelo. La gente común solo podía ofrecer figuras de arcilla simples, cuya forma indicaba la razón de su donación.

Las procesiones ofrecían una oportunidad a la gente común de acercarse y quizás ver la imagen del dios en su barca, y también de recibir parte de su comida. Los oráculos durante los festivales daban una oportunidad a la gente de recibir respuestas de deidades que normalmente estaban muy lejos de ellos. A veces, los templos se convertían en un lugar para otro tipo de contacto con lo divino: los sueños. Para los egipcios, el sueño era una forma de comunicarse con el mundo divino. En el período Ptolemaico, muchos templos crearon edificios para que la gente durmiera allí con la esperanza de contactar con su dios, buscando soluciones para enfermedades o simplemente respuestas a preguntas.

¿Qué pasó con los templos después?

Después de que los templos egipcios dejaran de usarse para sus actividades religiosas originales, sufrieron un lento deterioro. Muchos fueron dañados o desmantelados por los cristianos para eliminar los restos de la antigua religión. Algunos, como Luxor y Filé, se convirtieron en iglesias, pero la mayoría quedaron en desuso. Durante siglos, la gente local usó sus piedras para construir nuevos edificios. Lo que las personas dejaban intacto, el tiempo lo dañaba. En las zonas desérticas, los templos podían quedar cubiertos por la arena, mientras que los cercanos al Nilo, especialmente en el Bajo Egipto, a menudo quedaban cubiertos por capas de sedimentos. Por eso, algunos templos importantes como los de Menfis y Heliópolis se redujeron a ruinas, mientras que otros, lejos del Nilo y de los centros de población, permanecieron casi intactos. Al perderse la comprensión de los jeroglíficos, la información sobre la cultura y creencias egipcias en los templos se volvió incomprensible.

Archivo:Bonaparte ante la Esfinge, por Jean-Léon Gérôme
Bonaparte ante la esfinge, de Jean-Léon Gérôme, c. 1868.

La situación cambió drásticamente con la campaña francesa en Egipto y Siria en 1798, que llevó a muchos expertos a examinar los monumentos antiguos. El resultado de su estudio despertó una gran fascinación por el Antiguo Egipto en Europa. A principios del siglo XIX, más europeos viajaron al Nilo para ver los monumentos y coleccionar antigüedades. Muchos objetos de los templos, desde pequeñas estatuas hasta grandes obeliscos, fueron llevados fuera del país. Esta ola de interés por Egipto llevó al redescubrimiento de templos como Abu Simbel, pero muchas piezas y edificios fueron tratados con descuido. Sin embargo, los descubrimientos de la época permitieron descifrar los jeroglíficos y el inicio de la egiptología como ciencia.

Archivo:Karnak45
Reconstrucción de un pilono de Karnak a base de bloques talatat, del Período de Amarna, según los criterios de la anastilosis.

Los egiptólogos del siglo XIX estudiaron intensamente los templos, pero se enfocaron en coleccionar objetos, y sus métodos de excavación a menudo causaron daños. Sin embargo, poco a poco, la actitud cambió hacia el estudio cuidadoso y los esfuerzos de preservación. El gobierno egipcio también tomó un mayor control de las actividades arqueológicas. Aun así, los restos antiguos han enfrentado amenazas, la más grave fue la construcción de la presa de Asuán en los años 60, que puso en peligro de sumergir varios templos en Nubia, incluidos Filé y Abu Simbel. Un gran esfuerzo de las Naciones Unidas desmontó algunos de los monumentos amenazados y los reconstruyó en terrenos más altos. El gobierno egipcio regaló algunos a naciones que ayudaron en los esfuerzos de salvamento, como el templo de Debod a España. A pesar de todo, varios templos quedaron bajo el agua.

Hoy en día, hay docenas de lugares con importantes restos de templos. Los bien conservados, como Karnak, Luxor o Abu Simbel, atraen a turistas de todo el mundo y son una parte clave de la industria turística egipcia. El gobierno egipcio trabaja para equilibrar el turismo con la necesidad de proteger los monumentos. Los trabajos arqueológicos continúan, ya que quedan templos enterrados y otros no han sido estudiados a fondo. Algunas estructuras dañadas, como los templos de Akenatón, incluso están siendo reconstruidas. Estos esfuerzos nos ayudan a comprender mejor los templos egipcios y, a su vez, nos ofrecen una visión más completa de la sociedad del Antiguo Egipto.

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Véase también

Kids robot.svg En inglés: Egyptian temple Facts for Kids

  • Anexo:Ciudades del Antiguo Egipto, incluye la ubicación de muchos templos.
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Templo egipcio para Niños. Enciclopedia Kiddle.