Loza decorada para niños
La loza decorada se refiere a los objetos de uso diario en casa, como platos y cuencos, que están hechos de barro cocido y han sido adornados. Estos adornos pueden hacerse con muchas técnicas diferentes. Algunas de las más antiguas incluyen el bruñido (pulir la superficie para que brille), impresiones (como la decoración cardial o cordada) o grabados (incisiones y esgrafiados). También pueden tener dibujos y diseños hechos con esmalte, que es una capa vítrea que se aplica y se cuece.
La loza decorada evolucionó con el tiempo, dando lugar a lo que se conoce como 'loza fina'.
Entre las lozas que tienen un barniz brillante y están decoradas, algunas de las más tradicionales son: la loza verde y morado, la loza dorada, la loza de cuerda seca, la loza pintada con paleta de gran fuego, la loza pintada con paleta de pequeño fuego y la ya mencionada loza fina o esmaltada.
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¿Por qué decoramos la loza?
Los expertos que estudian las culturas antiguas, como los antropólogos y arqueólogos, creen que las personas siempre han necesitado recipientes para comer y beber, hechos generalmente de barro. Pero también parece que los seres humanos siempre han querido embellecer lo que crean. Así, los artesanos transformaron los objetos sencillos de barro en piezas de cerámica hermosas, con diseños creativos y atractivos.
En el Lejano Oriente, la vajilla doméstica se desarrolló con mucha imaginación, y su máxima expresión fue la porcelana. En las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, que conectaban Oriente y Occidente, surgieron las primeras lozas y azulejos. Antes de eso, la loza decorada ya se usaba en la región del Mediterráneo, en lugares como Etruria, Roma, Grecia, Asia Menor y el Norte de África. Es común llamar "cerámica" a las piezas de barro del mundo clásico y "loza" a gran parte de la producción de las culturas musulmanas.
La loza decorada en España
La loza medieval con esmaltes tiene sus raíces en el Lejano Oriente. El comercio con la dinastía Tang de China, que llegaba a la corte del califato abasí en Bagdad (entre los años 750 y 936), permitió que las primeras porcelanas opacas llegaran a Mesopotamia. Estas porcelanas venían junto con la seda, el marfil y los metales trabajados. El gran dominio técnico de los artesanos musulmanes en cerámica se describe en un texto del iraní Abu’l Qasim (del año 1301), donde habla del trabajo de los alfareros del clan Abu Tahir en Kashan (Persia).
La loza decorada llegó a la península ibérica con los alfareros del califato de Córdoba. En los reinos cristianos, las técnicas y el uso de la loza en la mesa se extendieron hasta la segunda mitad del siglo XIII. Más tarde, la recuperación de territorios que estaban bajo dominio musulmán, y el movimiento de alfareros musulmanes a las ciudades repobladas por los reyes cristianos, facilitaron que estas técnicas y estilos de loza se compartieran. A lo largo de los siglos, hubo diferentes influencias en los estilos decorativos:
- En la Edad Media, la influencia principal fue la musulmana oriental, con toques de la porcelana china.
- En los siglos XVI y XVII, llegaron influencias de la mayólica italiana, la porcelana china (gracias al comercio marítimo) y las elegantes lozas francesas (a partir de la Ilustración).
- Estas influencias llevaron a una vajilla del siglo XIX con decoraciones populares y coloridas. Finalmente, esta loza fue reemplazada por piezas producidas en serie, con diseños impresos, al estilo de la porcelana de Bristol.
Los alfareros de Al-Ándalus, además de los diseños tradicionales musulmanes, añadieron a sus decoraciones elementos típicos del Lejano Oriente, como flores, hojas densas o palmas de perfil, que eran comunes en las porcelanas chinas de las dinastías Song (1127-1279) y Yuan (1279-1368).
La loza en Córdoba
Cuando el Emirato de Córdoba se dividió, las técnicas de arte de los siglos IX y X llegaron a Al-Ándalus desde el norte de África. La loza decorada tuvo un gran desarrollo entre los siglos X y XIII, mucho más que en las sociedades cristianas de Occidente de esa época, donde muchos utensilios de mesa se hacían de metal o madera. Bajo la dinastía almorávide, se desarrolló la compleja y aún misteriosa técnica de la loza dorada en los talleres de Murcia, Almería y Málaga. La posterior desintegración del califato, con la destrucción de Medina Azahara alrededor del año 1009, hizo que sus artesanos se dispersaran. Con ellos, sus secretos y técnicas de decoración se extendieron por las cortes de los reinos de Taifas.
La loza en Granada
Con la dinastía nazarí de Granada (1238-1492), la loza dorada alcanzó un nivel artístico excepcional. Un ejemplo son los famosos vasos de la Alhambra, piezas muy grandes que se hacían para la corte o como regalos diplomáticos. Así, se difundieron a otras zonas del Mediterráneo, como Egipto y Sicilia. Mientras tanto, lozas más pequeñas se exportaban a Damasco, varias ciudades de Italia (Cerdeña, Liguria, Toscana y el Véneto) e incluso Inglaterra.
Cristianos y moriscos
La expansión de los reinos cristianos de la península ibérica, especialmente bajo Jaime I con la toma de Mallorca y Valencia, y la ayuda a Alfonso X de Castilla para conquistar Murcia, permitió que se asimilara la riqueza de la loza decorada de origen musulmán.
De esta manera, los moriscos (musulmanes que permanecieron en España y se convirtieron al cristianismo) fueron clave para mantener las técnicas de alfarería de origen musulmán. Se concentraron en centros como Manises, Paterna, Quart y Muel. Sin embargo, el decreto de expulsión de 1609 obligó a miles de artesanos a irse del país. Con ellos, se perdieron la industria, las fórmulas, los secretos y el esplendor de estas lozas. Las lozas valencianas pintadas o de "estilo malagueño", y también las doradas (opus aureum et pictum), están documentadas desde el primer cuarto del siglo XIV (1325). Parece que las lozas decoradas, con varios colores y doradas, de origen nazarí, que se conocían como lozas de Málaga y se vendían a través de Mallorca, dieron origen al nombre "obra de mayólica" o mayólicas.
Otros centros de producción
Hasta la segunda mitad del siglo XVI, lugares como Cataluña, Teruel, Toledo, Talavera de la Reina o Sevilla fueron, en general, centros que imitaban los diseños y técnicas de las lozas valencianas. Sin embargo, las lozas hechas en muchos de estos lugares tienen características propias que las hacen únicas. Por ejemplo, la combinación de azul y verde en Teruel, o el azul y el morado oscuro del manganeso en Sevilla. En el caso catalán, hay muchas piezas firmadas y fechadas, como las de Pere Casals o Toni Mestre, lo que nos permite conocer a los maestros y cómo evolucionaron los estilos (como en Reus, Barcelona o Valls, cuyas producciones continuaron hasta el primer tercio del siglo XVII).
Gremios de alfareros
La expansión y protección de la loza decorada como una actividad artesanal fue uno de los grandes logros de los gremios especializados. Estos gremios se formaban como cofradías o hermandades bajo la protección de un santo patrón y se regían por reglas propias.
La primera cofradía conocida en España de alfareros de loza, sin contar las más antiguas de fabricantes de ollas y cántaros, fue la de azulejeros de Barcelona, creada en 1318 y dedicada a San Hipólito. Tardó más en formarse la cofradía que incluía todos los oficios cerámicos, incluyendo específicamente a los blanquers o escudilleros (1459), que finalmente se separarían en 1531. En Manises, la cofradía de San Hipólito se creó en 1605, aunque sus primeras reglas son de 1619. En 1622 se menciona por primera vez el gremio de alfareros de Talavera de la Reina, en una cofradía bajo la protección de las santas Justa y Rufina, y sus primeras reglas son de 1657. Por esa misma época se organizó el gremio de Puebla de los Ángeles, en el virreinato de Nueva España (México).
Tipos de loza según las culturas
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Cultura Majiayao (3300 - 2200 a.C.), en el curso superior del río Amarillo. Decoración en naranja, amarillo y negro.
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Vasija japonesa del periodo Yayoi (siglos I al III), Museo Nacional de Tokio.
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Urna funeraria decorada (múcura) de la Cultura Maya.
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Cántaro persa del siglo IX, inspirado en piezas de la dinastía Tang. Museo Británico.