Historia del Museo del Prado para niños
El Museo Nacional del Prado se encuentra en Madrid, España. Es uno de los museos de pintura más importantes del mundo. En su interior, guarda grandes colecciones de arte que muestran la historia europea desde la Edad Media hasta principios del siglo XX. Tiene un enfoque especial en el arte de España. La mayoría de sus obras más destacadas vienen de la Colección Real española. Esta colección fue reunida por los reyes de España entre los siglos XVI y XIX.
El museo tiene las mejores obras de pintores como El Greco, Diego Velázquez y Francisco de Goya (de la escuela española). También de Tiziano (italiana), y de El Bosco y Rubens (flamenca). Además de estas pinturas, hay muchas obras de otros artistas. También cuenta con valiosas esculturas, dibujos y artes decorativas. Todas estas obras son muy importantes, no solo por su valor artístico, sino también por su valor histórico.
Contenido
¿Cómo surgió la idea del Museo del Prado?

La idea de crear el museo comenzó en el siglo XVIII. En esa época, ministros y artistas propusieron crear un lugar para guardar obras importantes de bellas artes. Pero ya antes se sabía que la Colección Real era muy valiosa en Europa. Por ejemplo, en 1651, Velázquez ayudó a decorar algunas salas del monasterio de El Escorial. Quería mostrar una selección de obras a los visitantes extranjeros que llegaban cada vez más.
La idea de un museo de arte en España la tuvo el rey Fernando VI alrededor de 1757. Sin embargo, su esposa, Bárbara de Braganza, quien apoyaba mucho el museo, falleció al año siguiente. El rey se puso muy triste y falleció en 1759. Por eso, su proyecto no se terminó.
Carlos III, hermano de Fernando y su sucesor, no siguió con ese proyecto. En cambio, decidió construir un Museo de Ciencias Naturales. Para este museo, le encargó a Juan de Villanueva que construyera el edificio que hoy es el Prado. Las obras avanzaron rápido, pero el rey no las vio terminadas.
Fue durante el reinado de su hijo, Carlos IV (1788-1808), cuando el edificio del Paseo del Prado casi se terminó. Pero aún no estaba claro para qué se usaría. Carlos IV pensó en retomar la idea de una galería de arte, como la de su tío Fernando VI. Sin embargo, la falta de dinero en el reino y el inicio de la Revolución francesa impidieron que se hiciera.
En 1808, Napoleón Bonaparte invadió España, lo que llevó a la Guerra de la Independencia Española. José I Bonaparte, hermano de Napoleón, fue nombrado rey de España. Este rey, que no era muy querido, fue quien realmente escribió la idea de crear el primer Museo de Pinturas en Madrid. Este fue el antecedente más cercano del Museo del Prado, conocido como Museo Josefino. José Bonaparte quería tener un museo similar a los de otras cortes europeas. También quería evitar que se robaran obras de arte españolas, algo que su propio hermano, Napoleón, a veces permitía. La inestabilidad del gobierno de Bonaparte impidió que el proyecto avanzara. Aun así, el decreto de fundación se publicó el 21 de diciembre de 1809.
Los primeros años del museo

Después de la ocupación francesa, Fernando VII fue proclamado nuevo rey de España y regresó a Madrid en 1814. Ese mismo año, escuchó las ideas de su esposa, Isabel de Braganza (1797-1818), sobre el proyecto del museo. La reina Isabel había encontrado documentos de Carlos III que hablaban de apoyar la creación del museo.
Al principio, se pensó en el Palacio de Buenavista como sede. Pero, basándose en los planos encontrados, la reina Isabel impulsó la fundación del Museo Real de Pintura y Escultura en el edificio diseñado por Villanueva. Este edificio había sufrido muchos daños durante la invasión. Fernando VII puso dinero de su propio bolsillo para techar y arreglar algunas salas.
Al principio, el museo abría al público solo los miércoles, de nueve de la mañana a dos de la tarde.
El 19 de noviembre de 1819, el Museo Real de Pinturas se inauguró de forma discreta. Así se completó un proyecto que ya se había pensado en tiempos de Carlos IV: crear un museo parecido al Louvre de París. Este museo mostraría las mejores obras de la Colección Real. Al principio, tenía 311 cuadros, expuestos en tres salas, todos de pintores españoles. Pero había muchas más obras guardadas.
Con los años, se fueron añadiendo nuevas salas a medida que el edificio se terminaba. También se añadieron más obras de arte. Al principio, el museo era parte del Patrimonio de la Corona. Por eso, llegaron muchas obras de palacios y monasterios reales. Pero algunas obras también fueron enviadas a otros lugares más tarde. Por ejemplo, la obra San Fernando ante la Virgen, de Luca Giordano, fue llevada al Palacio de El Pardo en 1828.
La relación de la colección con la Corona causó un problema cuando Fernando VII falleció. Su testamento dividía la colección entre Isabel II y su hermana, María Luisa Fernanda. La ejecución de este testamento se aplazó hasta que Isabel fuera mayor de edad. Para resolver si todas las obras eran parte de la herencia del rey, se creó una comisión. En 1844, esta comisión dijo que no se debía dividir la colección. Argumentaron que la mayoría de las obras habían pertenecido a la Corona española desde hacía mucho tiempo. Por eso, propusieron que la reina Isabel se quedara con todas las obras, pagando una compensación justa a su hermana. La reina aprobó esta propuesta, de acuerdo con su madre y su hermana.
Después de que Isabel II fuera destronada en 1868, el museo pasó a ser propiedad de la Nación. Esto ocurrió por una ley de 1869 que eliminó el patrimonio de la Corona. Esta ley estableció algunos bienes para el uso del monarca, pero el museo no estaba entre ellos.
En 1872, se cerró el Museo de la Trinidad. Este museo se había creado con obras de arte tomadas de instituciones religiosas por la ley de Mendizábal (1836). Sus obras fueron llevadas al Prado. Después de esta unión, el Prado fue llamado Museo Nacional de Pintura y Escultura. Este era el nombre que antes tenía el Museo de la Trinidad. Este nombre se mantuvo hasta 1920. Ese año, por un decreto real, recibió oficialmente su nombre actual: Museo Nacional del Prado. Ya se le conocía así antes, porque el edificio se construyó en los terrenos del antiguo Prado de los Jerónimos.
El Museo del Prado: del siglo XIX a hoy


La forma en que se ha dirigido el museo ha tenido tres etapas:
- Etapa del absolutismo: En esta fase, el director del museo era elegido por el rey. Estaba relacionado con los asuntos políticos de la época. Esto ocurrió durante el tiempo de reyes como Fernando VII e Isabel II.
- Etapa artística: Cuando Isabel II dejó el trono, la dirección del Prado pasó a manos de artistas, como Federico Madrazo.
- Etapa de historiadores del arte: Los problemas de la guerra civil española hicieron que Francisco Franco diera estos puestos a expertos en museografía, como Francisco Javier Sánchez Cantón, nombrado en 1960.
Fernando VII nombró a José Gabriel de Silva-Bazán y Waldstein, Marqués de Santa Cruz, como director del Prado. Después de él, otros directores fueron el Príncipe de Anglona, el marqués de Ariza y el duque de Híjar. Ellos contaron con el consejo de pintores como Luis Eusebi, Vicente López y José de Madrazo. El duque de Híjar consiguió la obra Cristo crucificado, de Velázquez.
Después de la muerte de Fernando VII en 1833, y las Guerras Carlistas, Isabel II subió al trono. En ese momento, el museo, que aún era joven, tuvo su primera dificultad. Por temas de herencia, se pensó en valorar y dividir la colección (que aún era propiedad real) entre la reina y su hermana. Al final, la hermana recibió una compensación económica y la colección se mantuvo unida.
En 1865, siendo director del Museo el pintor español Federico de Madrazo, se decidió organizar la colección por escuelas de pintura. También se cambió el nombre a Museo del Prado. Muchas pinturas de El Escorial fueron llevadas al Prado, y también el Tesoro del Delfín. Otro evento importante ocurrió en 1872, cuando Amadeo I unió el Museo de la Trinidad al Museo del Prado, con todas sus obras de pintura y escultura. Al igual que el Museo de la Trinidad, muchos monasterios españoles de Ávila, Segovia y Toledo corrían el riesgo de perder sus obras por la desamortización decretada en 1835 por Juan Álvarez Mendizábal, entonces ministro de Hacienda. Pero solo cien obras fueron elegidas para ir al Prado, mientras que el resto se repartió por toda la península ibérica.
La historia del Museo del Prado refleja mucho la situación política de España. Después de la caída de Isabel II, Amadeo de Saboya fue nombrado rey de España. Él intentó mejorar la difícil situación económica del Prado. Pero los problemas no eran solo de dinero, sino también de una gestión poco profesional. El periodista Mariano de Cavia, con un artículo falso, hizo creer que la noche del 24 de marzo de 1891 el Prado había sufrido un incendio. La gente de Madrid fue alarmada al museo, y se dieron cuenta de que todo había sido una llamada de atención. La alarma de Cavia estaba justificada: personal del museo vivía y cocinaba en el edificio, y guardaban leña, lo que era un riesgo. La polémica obligó a tomar medidas, aunque los suelos de madera de las salas no se cambiaron por mármol hasta bien entrado el siglo XX.

Sin embargo, en 1918 sí se descubrió un daño real: el robo del Tesoro del Delfín, hecho por un empleado del propio museo. La mayoría de las piezas se pudieron recuperar, excepto once. Pero 35 de ellas sufrieron daños muy graves, ya que les quitaron muchas de sus piedras y metales preciosos. Este suceso, el más grave en la historia del museo, le costó el puesto a su director, el pintor José Villegas Cordero. También llevó al cierre temporal de los estudios que los artistas tenían en el museo.
Durante la guerra civil española, se intentó proteger la colección de pinturas de los bombardeos. Por eso, se trasladaron primero a Valencia y luego a Ginebra, Suiza. En el camino a Ginebra, el camión que llevaba la obra La carga de los mamelucos de Francisco de Goya chocó con un balcón. La pintura sufrió daños importantes, que fueron reparados discretamente. En 2008, esos daños se arreglaron de forma definitiva, recuperando los detalles perdidos con ayuda de fotos antiguas. Después de la guerra, los cuadros regresaron a España.
En 1980, se creó la Fundación Amigos del Museo del Prado. Fue impulsada por el historiador de arte Enrique Lafuente Ferrari, quien también fue su primer presidente.
En 2007, después de cinco años de obras, se inauguró la ampliación más grande en la historia del Museo. Fue diseñada por el arquitecto Rafael Moneo.
Galería de imágenes
-
Fachada del Museo del Prado; enfrente se halla la estatua del pintor sevillano Diego Velázquez, principal maestro de la pintura española en el siglo XVII.