Cronista para niños
Un cronista es un escritor que se encarga de recopilar y redactar hechos importantes de su tiempo para que sean recordados. Estos escritos se conocen como crónicas. A veces, los cronistas tenían un puesto oficial para realizar esta tarea. Su trabajo principal era describir los eventos en orden cronológico, es decir, cómo sucedieron en el tiempo.
Más adelante, el término "cronista" también se usó para los periodistas que escriben crónicas periodísticas, que son narraciones detalladas de sucesos.
Contenido
Cronistas en la Edad Media: ¿Quiénes eran?
Antes de que existiera el periodismo como lo conocemos hoy, un cronista era un escritor que registraba los hechos que consideraba importantes para la historia. Lo hacía de forma organizada, por ejemplo, año tras año.
Los cronistas y los historiadores de esa época se diferenciaban de otros escritores porque buscaban contar la verdad en sus relatos, aunque a veces tuvieran su propia forma de ver las cosas. A menudo, sus escritos abarcaban desde los eventos de su tiempo hasta la Antigüedad.
Cronistas en Europa
En la Edad Media, muchos clérigos (personas de la iglesia) en los monasterios y obispados se dedicaban a escribir crónicas. Estos monjes y obispos cronistas crearon muchos documentos importantes.
Algunas de estas obras se recopilaron en historias más grandes, como la Historia Francorum de Gregorio de Tours o la Historia ecclesiastica gentis Anglorum de Beda el Venerable.
Más tarde, en la Plena Edad Media, surgieron otras crónicas importantes como las dos Historia Anglorum (de Enrique de Huntingdon y Mateo de París) y la Crónica anglosajona.
En Europa oriental, también hubo obras similares, como la Crónica de Néstor en lenguas eslavas. La Gesta francorum et aliorum hierosolimitanorum es una crónica de la Primera Cruzada escrita por alguien que estuvo allí.
En la Baja Edad Media, dos ejemplos importantes de cronistas fueron los florentinos Giovanni, Matteo y Filippo Villani con su Nuova Cronica, y el francés Jean Froissart con sus Chroniques.
Cronistas en la Península Ibérica
Los reinos cristianos medievales en la Península ibérica (como Asturias, León y Castilla) también tuvieron una fuerte tradición de crónicas. Estas crónicas continuaron el estilo de Isidoro de Sevilla y a menudo buscaban justificar la Reconquista y fortalecer el poder del rey.
Algunas de estas crónicas fueron la Crónica mozárabe (del año 754), la Crónica albeldense (del 881) y la Crónica silense (de principios del siglo XII).
Más tarde, el rey Alfonso X el Sabio encargó la Estoria de España y la Grande e General Estoria en castellano durante la segunda mitad del siglo XIII.
En el reino de Navarra, se escribió el Liber regum (entre 1194 y 1209), que es la historia general de España más antigua escrita en una lengua local.
En la Corona de Aragón, se conocen las Cuatro grandes crónicas (siglos siglo XIII y siglo XIV), todas escritas en catalán.
Fue con el rey Juan II de Castilla cuando el puesto de cronista real se hizo oficial. Los cronistas recibían un salario y eran personas de confianza del rey. Su trabajo era muy importante para el desarrollo de la lengua castellana. El primer cronista oficial fue Juan de Mena.
Con los Reyes Católicos, llegó a haber hasta tres cronistas al mismo tiempo. Algunos de ellos fueron Diego de Valera y Hernando del Pulgar.
Cronistas en la Edad Moderna: Un oficio importante
Florián de Ocampo (cronista del rey Carlos I desde 1539) y Ambrosio de Morales (cronista del rey Felipe II desde 1563) continuaron escribiendo la Crónica General de España. En esta época, los cronistas escribían historias generales de toda la Monarquía Hispánica.
Durante el reinado de Felipe III, el cronista Pedro de Valencia (1607) escribió informes sobre temas importantes de la época.
En 1621, el rey Felipe IV abrió una convocatoria pública para el puesto de cronista, y casi veinte personas se presentaron. Más tarde, José Pellicer y Virgilio Malvezzi ocuparon el cargo.
En 1654, las Cortes de Navarra eligieron por primera vez a un cronista oficial del Reino, José de Moret Mendi, quien comenzó la serie de los Anales del Reino de Navarra.
En otros países de Europa, también se encargaron historias oficiales a cronistas. Francia tenía dos cargos diferentes: el historiographe de France y el historiographe du roi. Inglaterra no tuvo un cronista oficial hasta 1608 con William Camden.
Con Felipe V de España, el cargo de cronista desapareció, y sus funciones pasaron a ser responsabilidad de la Real Academia de la Historia, fundada en 1738.
Cronistas de Indias: El Nuevo Mundo
Después de la llegada de los europeos a América, surgieron los cronistas de Indias. Ellos escribían sobre la geografía y la forma de vida de los indígenas de América. Entre ellos estaban Cristóbal Colón y Hernán Cortés.
Estos relatos a menudo buscaban justificar las acciones de los conquistadores. Sin embargo, también hubo voces críticas, como la de Bartolomé de las Casas con su obra Brevísima relación de la destrucción de las Indias.
También hubo cronistas indígenas, como el inca Felipe Guamán Poma de Ayala, quien escribió Primer nueva corónica y buen gobierno (alrededor de 1615), ofreciendo una visión diferente de los eventos.
Oficialmente, el cargo de cronista mayor de Indias comenzó en 1526. Antonio de Herrera fue nombrado cronista mayor de Indias en 1596 y publicó la Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del mar Océano, conocida como Décadas.
Muchos cronistas de Indias se enfocaron en regiones específicas, creando crónicas de diferentes partes de América.
Algunos cronistas importantes de la América española fueron: Bernal Díaz del Castillo, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Inca Garcilaso de la Vega, Pedro Cieza de León, Hernán Cortés, Gonzalo Fernández de Oviedo, Fray Bernardino de Sahagún, entre otros.
El cronista en la actualidad
Con el tiempo, el término "cronista" se usó más para quienes escribían relatos de eventos contemporáneos. A medida que la historia se convirtió en una ciencia, el cronista pasó a ser el que simplemente relataba los hechos, recopilaba información o describía las costumbres de un lugar.
A finales del siglo XIX, con el crecimiento del periodismo, el trabajo del cronista se hizo más específico. En los periódicos modernos, el cronista es quien busca las noticias y las escribe sin añadir opiniones o análisis.
Los periódicos de Estados Unidos, en particular, establecieron reglas claras para la redacción de crónicas. La brevedad y la precisión se volvieron requisitos fundamentales. Un buen cronista debe responder en el primer párrafo a las preguntas: qué ocurrió, cuándo ocurrió, dónde ocurrió, cómo ocurrió, y si es posible, por qué ocurrió. El resto de la crónica amplía esta información, de lo más importante a lo menos importante.
El trabajo del cronista es muy valorado porque tiene la habilidad de captar lo más relevante o novedoso de un suceso y los detalles que resultan significativos o que generan emociones.
Véase también
- Real Asociación Española de Cronistas Oficiales