Gregorio Nacianceno para niños
Datos para niños Gregorio Nacianceno |
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![]() San Gregorio el Teólogo: fresco de Iglesia de Kariye Camii, Constantinopla
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Arzobispo de Constantinopla | ||
379-380 | ||
Predecesor | Máximo I | |
Sucesor | Nectario | |
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Arzobispo de Nacianzo | ||
Sucesor | Nectario de Constantinopla | |
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Doctor de la Iglesia proclamado en 1568 por el papa Pío V |
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Culto público | ||
Festividad |
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Atributos | Vestiduras de Obispo griego, libro | |
Venerado en | Iglesia católica, Iglesia ortodoxa | |
Santuario | Catedral Patriarcal de San Jorge, Estambul ![]() |
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Información personal | ||
Nombre | Gregorio Nacianceno | |
Nacimiento | 329 Nacianzo, Imperio romano de Oriente |
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Fallecimiento | 25 de enero de 389 Nacianzo |
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Padres | Gregorio de Nacianzo el Viejo y Nonna de Nacianzo | |
Alma mater | Academia de Atenas | |
Obras notables | The Spirit and the Resurrection | |
Gregorio Nacianceno (nacido en Nacianzo, Capadocia, Imperio romano en el año 329 y fallecido allí mismo el 25 de enero de 389), también conocido como Gregorio de Nacianzo o Gregorio el Teólogo, fue un importante líder cristiano en Constantinopla durante el siglo IV. Se le considera uno de los escritores más hábiles de su tiempo. Como orador y pensador, incorporó ideas de la cultura griega antigua en la Iglesia primitiva. Esto ayudó a establecer cómo los líderes religiosos y pensadores de la época bizantina desarrollarían sus ideas.
Gregorio influyó mucho en la forma en que se entendía la Trinidad (Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo) tanto en el mundo de habla griega como en el de habla latina. Por eso, se le recuerda como el "teólogo trinitario". Gran parte de sus escritos aún son importantes hoy en día, especialmente sobre las tres personas de la Trinidad. Junto con Basilio el Grande y Gregorio de Nisa, es conocido como uno de los Padres Capadocios.
Gregorio es considerado un santo en la Iglesia católica, donde es uno de los doctores de la Iglesia. En la Iglesia ortodoxa y las Iglesias católicas orientales, es uno de los Tres Santos Jerarcas, junto con Basilio el Grande y Juan Crisóstomo. También es reconocido en el Calendario de Santos Luterano.
Contenido
La vida de Gregorio Nacianceno
Sus primeros años y estudios
Gregorio nació en Arianzo, cerca de Nacianzo, en la región de Capadocia. Sus padres, Gregorio y Nonna, eran personas con muchas tierras. En el año 325, su padre, Gregorio, se hizo cristiano gracias a su esposa Nonna. El joven Gregorio y su hermano, Cesario, estudiaron primero en casa con su tío, san Anfilocio. Luego, Gregorio fue a estudiar filosofía y retórica (el arte de hablar bien) en ciudades importantes como Nacianzo, Cesarea Mazaca, Alejandría y Atenas.
Mientras estaba en Atenas, se hizo muy amigo de su compañero de estudios Basilio de Cesarea. También conoció a Juliano, quien más tarde sería el emperador romano conocido como Juliano el Apóstata. En Atenas, Gregorio aprendió de maestros famosos como Himerio y Proaresio. Después de terminar sus estudios, enseñó retórica en Atenas por un corto tiempo.
Su camino hacia el sacerdocio
En el año 357, Gregorio regresó a Nacianzo y fue bautizado en el 360. En el 361, su padre lo ordenó presbítero (sacerdote), pues quería que le ayudara a cuidar de la comunidad cristiana local. El joven Gregorio había pensado en vivir como un monje, y no le gustó que su padre lo obligara a elegir entre ser sacerdote o dejar a su familia para vivir solo. Él lo vio como un "acto de tiranía".
Después de unos días fuera de casa, se encontró con su amigo Basilio en Annesoi, donde vivieron juntos de forma sencilla. Sin embargo, Basilio le pidió que regresara para ayudar a su padre, y así lo hizo al año siguiente. Al llegar a Nacianzo, Gregorio encontró que la comunidad cristiana estaba dividida por diferentes ideas religiosas. Su padre incluso había sido acusado de herejía por algunos monjes. Gregorio ayudó a resolver estas divisiones usando su habilidad para la diplomacia y su buena oratoria. Se ordenó sacerdote y se quedó allí por diez años.
En ese tiempo, el emperador Juliano se declaró en contra del cristianismo. Gregorio respondió a esto escribiendo sus Invectivas contra Juliano entre los años 362 y 363. En estos escritos, criticó al emperador y afirmó que el cristianismo superaría a los gobernantes imperfectos como Juliano a través del amor y la paciencia. Este proceso, según Gregorio, muestra cómo las personas pueden elevarse espiritualmente y unirse con Dios. Juliano decidió perseguir a Gregorio y a otros cristianos que lo criticaban a finales del 362. Sin embargo, el emperador murió al año siguiente durante una campaña militar. Con su muerte, Gregorio y las iglesias de Oriente ya no estuvieron bajo amenaza, pues el nuevo emperador, Joviano, era un cristiano declarado y apoyaba a la Iglesia.
Gregorio pasó los años siguientes luchando contra el arrianismo, una creencia que amenazaba con dividir la región de Capadocia. En este ambiente tenso, Gregorio ayudó a su amigo Basilio ante el obispo Eusebio de Cesarea. Los dos amigos trabajaron juntos en un importante debate religioso en la iglesia de Cesarea Marítima. En estos debates públicos, supervisados por enviados del emperador Valente, Gregorio y Basilio salieron victoriosos. Este éxito les confirmó que su futuro estaba en el servicio a la Iglesia. Basilio, que ya quería ser obispo, fue elegido obispo de Cesarea de Capadocia en el año 370.
Su rol como obispo
Gregorio fue nombrado obispo de Sasima en el año 372 por Basilio. Esta era una nueva sede creada por Basilio para fortalecer su posición en una disputa con Antimo, obispo de Tiana. Gregorio más tarde diría que su nombramiento como obispo fue forzado por su padre y por Basilio. Describió su nueva diócesis como "un lugar horrible; una miserable parada de postas en la carretera principal... sin agua, plantas, ni compañía de gente educada... ¡esa era mi iglesia de Sasima!". No se esforzó mucho en administrarla, quejándose a Basilio de que prefería una vida de meditación. Nunca llegó a tomar posesión de la sede y se retiró de nuevo.
A finales del 372, Gregorio regresó a Nacianzo para ayudar a su padre, que estaba enfermo, con la administración de su diócesis. Esto tensó su relación con Basilio, quien insistía en que Gregorio volviera a Sasima. Gregorio respondió que no quería ser un títere para los intereses de Basilio. En cambio, se centró en sus nuevas tareas como ayudante en Nacianzo. Fue allí donde Gregorio dio el primero de sus importantes discursos como obispo.
Después de la muerte de su madre y su padre en el 374, Gregorio siguió administrando la diócesis de Nacianzo, pero rechazó ser nombrado obispo oficial. Donó la mayor parte de su herencia a los necesitados y vivió de forma sencilla. A finales del 375, se retiró al monasterio de Santa Tecla en Seleucia, donde vivió durante tres años. Casi al final de este período, su amigo Basilio murió. Aunque Gregorio no pudo asistir al funeral por su salud, escribió una carta de condolencia al hermano de Basilio, Gregorio de Nisa, y compuso doce poemas en memoria de su amigo.
Gregorio en Constantinopla
El emperador Valente murió en el 378. La llegada de Teodosio I al poder, un fuerte defensor de la ortodoxia nicena, fue una buena noticia para quienes querían liberar Constantinopla del dominio de las ideas arrianas y apolinaristas. Los cristianos nicenos que estaban en el exilio regresaron poco a poco a la ciudad. Desde su lecho de muerte, Basilio recordó las habilidades de Gregorio y es muy probable que lo recomendara como defensor de la doctrina de la Trinidad en Constantinopla.
En el año 379, el sínodo de Antioquía y su arzobispo, Melecio, pidieron a Gregorio que fuera a Constantinopla para liderar la campaña para que la ciudad aceptara la ortodoxia nicena. Después de dudar mucho, Gregorio aceptó. Su prima Teodosia le ofreció una villa como residencia. Gregorio transformó gran parte de ella en una iglesia, a la que llamó Anastasia, que significa "un lugar para la resurrección de la fe". Desde esta pequeña capilla, escribió cinco discursos muy importantes sobre la doctrina nicena, explicando la naturaleza de la Trinidad y la unidad de Dios. Rechazando la negación eunomiana de la divinidad del Espíritu Santo, Gregorio argumentó:
Mira lo siguiente: Cristo nace, el Espíritu lo precede; Cristo es bautizado, el Espíritu da testimonio [...] Cristo hace milagros, el Espíritu lo acompaña; Cristo sube al cielo, el Espíritu lo sucede. ¿Qué no puede hacer el Espíritu entre las cosas grandes y las que hace Dios? ¿Qué nombre no recibe entre los que se dan a Dios, excepto los nombres de "no creado" y "creado"? [...] ¡Me asusta pensar en la cantidad de títulos y nombres que son insultados por quienes atacan al Espíritu!
Los discursos de Gregorio fueron muy bien recibidos y atrajeron a cada vez más gente a Anastasia. Temiendo su popularidad, sus oponentes decidieron atacarlo. En la víspera de Pascua del 379, una multitud arriana entró en la iglesia durante los servicios, hiriendo a Gregorio y matando a otro obispo. Huyendo de la multitud, Gregorio se sintió traicionado por su antiguo amigo, el filósofo Máximo el Cínico. Máximo, en secreto aliado con Pedro, obispo de Alejandría, intentó tomar el lugar de Gregorio y ser nombrado obispo de Constantinopla. Horrorizado, Gregorio decidió renunciar a su puesto, pero sus seguidores le pidieron que se quedara y expulsara a Máximo. Sin embargo, este episodio lo dejó avergonzado y lo hizo parecer un hombre sencillo de provincia que no podía manejar las intrigas de la capital.
La situación en Constantinopla seguía siendo confusa, ya que la posición de Gregorio aún no era oficial y los sacerdotes arrianos ocupaban muchas iglesias importantes. La llegada del emperador Teodosio en el 380 resolvió el problema a favor de Gregorio. El emperador, decidido a eliminar el arrianismo, expulsó al obispo Demófilo. Así, Gregorio fue nombrado obispo de Constantinopla en la Basílica de los Apóstoles, reemplazando a Demófilo.
El Segundo Concilio y su retiro

Teodosio quería unificar el imperio bajo una misma creencia cristiana y decidió convocar un concilio de la Iglesia para resolver asuntos de disciplina y fe. Gregorio pensaba de manera similar, deseando unir a todos los cristianos. En la primavera del 381, se convocó el Segundo Concilio Ecuménico en Constantinopla, al que asistieron 150 obispos de Oriente. Después de la muerte del obispo presidente, Melecio de Antioquía, Gregorio fue elegido para dirigir el concilio. Con la esperanza de reconciliar a Occidente y Oriente, ofreció reconocer a Paulino como Patriarca de Antioquía. Los obispos de Egipto y Macedonia que apoyaban a Máximo llegaron tarde al concilio. Una vez allí, se negaron a reconocer a Gregorio como líder de la iglesia de Constantinopla, argumentando que su traslado desde Sasima era ilegal según las leyes de la Iglesia.
Gregorio estaba agotado y preocupado porque sentía que estaba perdiendo la confianza de los obispos y del emperador. En lugar de defender su posición y arriesgarse a más divisiones, decidió renunciar a su cargo: "¡Dejadme ser como el profeta Jonás! Yo fui el responsable de la tormenta, pero me sacrificaré por la salvación del barco. Tomadme y echadme... No fui feliz cuando me ascendieron al trono, y con alegría descenderé de él". Sorprendió al concilio con su renuncia y luego dio un discurso emotivo a Teodosio pidiéndole que lo liberara de sus deberes. El emperador, conmovido por sus palabras, lo aplaudió, elogió su trabajo y aceptó su renuncia. El concilio le pidió que apareciera una vez más para una despedida y oraciones. Gregorio aprovechó esta ocasión para dar un mensaje final y luego se marchó.
Después de regresar a su tierra natal en Capadocia, Gregorio volvió a ser obispo de Nacianzo. Pasó el año siguiente luchando contra los apolinarios (otro grupo con ideas diferentes) y contra una enfermedad que lo afectaba. También comenzó a escribir De Vita Sua, un poema sobre su propia vida. A finales del 383, se sintió demasiado débil para seguir con sus deberes de obispo. Gregorio nombró a Eulalio como obispo de Nacianzo y luego se retiró a la tranquilidad de Arianzo. Después de disfrutar de cinco años de paz en su finca familiar, murió el 25 de enero de 389.
A lo largo de su vida, Gregorio se enfrentó a decisiones difíciles. ¿Debía seguir estudiando o dedicarse a la vida monástica? ¿Era mejor seguir su propio camino o el que le habían marcado su padre y Basilio? Los escritos de Gregorio muestran los conflictos que lo atormentaban y, al mismo tiempo, lo motivaban. Sus biógrafos sugieren que esta lucha interna lo definió, formó su carácter e inspiró su búsqueda de significado y verdad.
El legado de Gregorio Nacianceno

Sus ideas y escritos
Las contribuciones más importantes de Gregorio en el campo de la teología provienen de su defensa de la doctrina nicena sobre la Trinidad. En sus cinco discursos teológicos, Gregorio respondió a las objeciones filosóficas de los neoarrianos, quienes interpretaban la Biblia de otra manera. Allí, explicó cómo las "hipóstasis" (o personas) del Padre, Hijo y Espíritu Santo son eternas y comparten la misma divinidad, aunque cada una tiene un atributo o función propia. Solo el Padre no es creado, el Hijo es el único engendrado, y el Espíritu Santo es el único que "procede". Gregorio es especialmente conocido por sus ideas sobre la pneumatología, que es el estudio de la naturaleza del Espíritu Santo. Fue el primero en usar la idea de "procesión" para describir la relación entre el Espíritu y las otras personas de la Trinidad: "El Espíritu Santo es verdaderamente Espíritu, viniendo en verdad del Padre pero no de la misma manera que el Hijo, pues no es por generación sino por procesión, puesto que debo inventar una palabra para que quede claro".
Y en otros lugares:
Y esta (la Trinidad) es, para nosotros, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: el primero es el que engendra y procede, pero yo afirmo que sin pasión, sin tiempo y sin cuerpo; de los otros dos, uno es lo engendrado y el otro, lo que procede.
..manteniéndonos en nuestros límites, admitimos al ser no creado, al creado y al que procede del Padre..
No hubo un tiempo en que no existiera; lo mismo se puede decir del Hijo y del Espíritu Santo.
Aunque Gregorio no desarrolló completamente el concepto, la idea de "procesión" se mantuvo en gran parte del pensamiento posterior sobre el Espíritu Santo.
Él enfatizó que Jesús no dejó de ser Dios cuando se hizo hombre, ni perdió ninguna de sus cualidades divinas al tomar la naturaleza humana. Además, Gregorio afirmó que Cristo era completamente humano, con un alma humana perfecta. También proclamó la eternidad del Espíritu Santo, diciendo que las acciones del Espíritu Santo estaban de alguna manera ocultas en el Antiguo Testamento, pero se hicieron más claras desde que Jesús subió al Cielo y el Espíritu Santo descendió en la fiesta de Pentecostés.
A diferencia de la creencia neo-arriana de que el Hijo es anomoios (diferente al Padre), y de la afirmación semiarriana de que el Hijo es homoiousios (similar al Padre), Gregorio y sus compañeros capadocios defendieron la doctrina nicena de homoousia, que significa que el Hijo es de la misma sustancia que el Padre. Los Padres Capadocios afirmaron que la naturaleza de Dios es imposible de conocer completamente para el ser humano; "..la divinidad no puede ser comprendida por la mente humana ni imaginada tal cual es." Y ayudaron a desarrollar el término hipóstasis, que se refiere a las tres personas unidas en un solo Dios. Gregorio explicó cómo Jesús es la imagen del Padre, y también el concepto de theosis, la creencia de que todos los cristianos pueden unirse con Dios "imitando al Hijo encarnado como el modelo divino".
Algunos de los escritos de Gregorio sugieren que, al igual que su amigo Gregorio de Nisa, pudo haber apoyado una variación de la doctrina de la apocatástasis. Esta es la creencia de que Dios restaurará toda la creación a la armonía en el Reino de los Cielos. Esto llevó a algunos universalistas cristianos del siglo XIX, como J. W. Hanson y Philip Schaff, a describir la teología de Gregorio como universalista. Esta visión también la tienen algunos teólogos modernos, como John Sachs, quien dijo que Gregorio tenía "inclinaciones" hacia la apocatástasis, pero de una manera "cauta, no dogmática". Sin embargo, no está claro ni es aceptado por todos que Gregorio defendiera la doctrina de la apocatástasis.
Además de sus discursos teológicos, Gregorio es uno de los escritores más importantes del cristianismo temprano. Fue un orador muy talentoso, quizás uno de los mejores de su época, y también un poeta muy prolífico. Escribió varios poemas sobre temas religiosos y morales, y algunos con contenido sobre su vida y la de sus amigos.
Su influencia
Nicóbulo, el sobrino nieto de Gregorio, se encargó de sus escritos, conservando y editando la mayoría de ellos. Un primo, Eulalio, publicó varias de las obras más destacadas de Gregorio en el año 391. Hacia el año 400, Rufino comenzó a traducir sus discursos al latín. A medida que las obras de Gregorio se difundían por todo el imperio, influyeron en el pensamiento religioso. Sus discursos fueron citados como autoridad por el Concilio de Éfeso en el 431, y para el año 451, el Concilio de Calcedonia lo llamó "Teólogo", un título que comparte con Juan el Apóstol y Simeón el Nuevo Teólogo. Sin embargo, "Teólogo" en este contexto tenía un significado más relacionado con la figura de Cristo de lo que se esperaría hoy. Es muy citado por los teólogos de la Iglesia Ortodoxa y se le tiene en alta estima como defensor de la fe cristiana. Sus contribuciones a la teología trinitaria también son muy influyentes y a menudo es citado por las iglesias occidentales. Paul Tillich le atribuye a Gregorio Nacianceno haber "creado las fórmulas definitivas para la doctrina de la Trinidad".
Sus obras principales
Debido a que Gregorio Nacianceno solía incluir aspectos de su vida personal en sus obras, es fácil saber cuándo fueron escritas y cómo evolucionó su pensamiento.
Sus discursos (Orationes) fueron organizados cronológicamente para su publicación completa por Tillemont y Maurini. Abarcan la vida de Gregorio desde el 362 hasta el 383. En total eran 44, aunque uno fue finalmente descartado como no auténtico. La edición de Migne los publicó en los volúmenes 35 y 36. La edición más reciente, con solo los 43 discursos auténticos, está publicada por Sources Chrétiennes. Se ha notado que el autor hizo retoques, lo que sugiere que Gregorio pensó en publicar estos discursos. Rufino de Aquileya fue uno de los primeros en traducir algunos de estos discursos al latín. En el primero, se disculpa por huir después de ser ordenado sacerdote. En el segundo, habla del sacerdocio con un texto que claramente influyó en la obra posterior de Juan Crisóstomo, los Seis libros sobre el Sacerdocio. Los famosos discursos teológicos sobre la Trinidad se encuentran con los números 27-31 en la edición de Migne; el título fue sugerido por el propio Gregorio. Los discursos que dedicó a combatir los ataques de Juliano el Apóstata fueron pronunciados alrededor del año 370.
Sus cartas fueron recopiladas por Migne en el volumen 37 de su Patrología griega. Aparecen 249, aunque algunas no son auténticas. Fechadas desde el año 359, muchas estaban dirigidas a Basilio. Tres cartas teológicas sobre el apolinarismo han sido publicadas por Sources Chrétiennes en el volumen 208 de su colección.
Su obra poética se divide en Carmina dogmatica (38 poemas), carmina moralia (40 poemas), sobre sí mismo (99 poemas), sobre sus amigos (8 poemas), epitafios (129 poemas) y epigrammata (94 poemas). Todos están en el volumen 37 de Migne. Un poema sobre la Pasión de Cristo se considera no auténtico, pero ha generado debates porque algunos autores, como Francesco Trisoglio o André Tuilier, sostienen que sí es obra de Gregorio.
Junto con Basilio, hizo una colección de textos de Orígenes llamada la Filocalia. Además del tema de la apocatástasis, otro punto en común entre Gregorio y Orígenes es su valoración positiva del uso de la cultura clásica en el cristianismo. La comparación que usó Orígenes, al decir que así como los judíos se llevaron los tesoros de los egipcios al huir, los cristianos pueden tomar de la cultura griega y latina lo necesario para difundir el mensaje cristiano, también fue usada por Gregorio Nacianceno en esta obra.
Reliquias de Gregorio Nacianceno
Después de su muerte, Gregorio fue enterrado en Nacianzo. Sus reliquias (restos sagrados) fueron trasladadas a Constantinopla en el año 950, a la iglesia de los Santos Apóstoles. Los cruzados de la Cuarta Cruzada (1204) tomaron parte de las reliquias, que terminaron en Roma. Luego fueron colocadas en una capilla lateral de la Basílica de San Pedro conocida como Altar Gregoriano. El 27 de noviembre de 2004, esas reliquias, junto con las de Juan Crisóstomo, fueron devueltas a Estambul por el papa Juan Pablo II, aunque el Vaticano conservó una pequeña parte de ambas. Las reliquias se encuentran actualmente en la Catedral Patriarcal de San Jorge en el Fanar.
Días de celebración
En el santoral católico, la festividad de Gregorio Nacianceno se celebra el 2 de enero. Antes era el 9 de mayo, porque se creía erróneamente que era la fecha de su muerte. Se incluyó como una festividad importante en el Calendario Tridentino, y luego se convirtió en una conmemoración obligatoria en 1969.
La Iglesia ortodoxa y las Iglesias orientales católicas celebran dos festividades en honor a Gregorio: el 25 de enero como su fiesta principal y el 30 de enero, conocida como la fiesta de los tres grandes jerarcas.
Véase también
En inglés: Gregory of Nazianzus Facts for Kids
- Historia de la controversia sobre el ''filioque''