Palacio del Buen Retiro para niños

El Palacio del Buen Retiro de Madrid fue un gran conjunto de edificios diseñado por el arquitecto Alonso Carbonel (h. 1590-1660). Fue construido por orden del rey Felipe IV en la década de 1630. Su propósito principal era ser una segunda residencia y un lugar para el descanso y la diversión del rey, de ahí su nombre. Se construyó en lo que entonces era el límite este de la ciudad de Madrid.
Este palacio fue un lugar de recreo para Felipe IV y Carlos II. Los primeros reyes de España de la Casa de Borbón, Felipe V y Fernando VI, lo usaron como su residencia oficial después de que el Real Alcázar se incendiara en 1734. Sin embargo, cuando se inauguró el Palacio Real en 1764, el Buen Retiro perdió importancia durante los reinados de Carlos III y Carlos IV. Sufrió graves daños durante la Guerra de la Independencia. Parte del palacio fue demolida por orden de Fernando VII, y el resto (excepto el Casón y el Salón de Reinos) fue derribado en 1868 por el Gobierno provisional.
Hoy en día, lo más conocido de este antiguo lugar son sus jardines. Estos jardines, que han cambiado mucho con el tiempo, forman ahora el famoso Parque del Retiro.
Contenido
Historia del Palacio del Buen Retiro
El Palacio en el Siglo XVII

El rey Felipe IV solía alojarse en unas habitaciones cercanas al convento de San Jerónimo el Real (cerca del actual Museo del Prado). Estas habitaciones se llamaban el Cuarto Real. Al rey le gustaba mucho pasear por la finca que estaba al lado, que era propiedad de su amigo y consejero, el Conde-Duque de Olivares.
Para complacer al rey, Olivares planeó en 1629 y comenzó en 1630 la construcción de varios edificios y pabellones que se unirían al Cuarto Real. Con el tiempo, estos edificios formaron el Palacio del Buen Retiro. La construcción del palacio no fue un plan único, sino que se fue extendiendo durante siete años, hasta 1640, añadiendo edificios poco a poco. Una vez terminado, el palacio tenía más de 20 edificios y dos grandes plazas abiertas que se usaban para fiestas y eventos. Todo el conjunto estaba rodeado de grandes jardines y estanques, ya que su propósito era el ocio. Entre las construcciones había una de las primeras meridianas solares de España.
El rey solo pasaba algunos días al año en esta segunda residencia, generalmente en verano. A pesar de esto, se hizo un gran esfuerzo para que el palacio tuviera un nivel artístico y decorativo tan alto como el Alcázar, la residencia principal. Como había pocas pinturas antiguas disponibles, se encargaron muchas obras a pintores de Roma y Nápoles. Esto requirió la ayuda de embajadores y otros funcionarios de Felipe IV. Muchas de estas pinturas se conservan hoy en el Museo del Prado. Destacan paisajes de Claudio de Lorena, Nicolas Poussin y Gaspard Dughet, escenas bíblicas y mitológicas de Massimo Stanzione, y cuadros de la antigua Roma de Giovanni Lanfranco, entre otros.
Para el Salón de Reinos (que más tarde fue sede del Museo del Ejército entre 1841 y 2009) se encargó una serie de cuadros que celebraban las victorias militares españolas. Velázquez pintó para esta serie su famoso cuadro Las lanzas. Otros artistas que contribuyeron fueron Zurbarán, Antonio de Pereda, Juan Bautista Maíno y Vicente Carducho.
El Palacio en el Siglo XVIII
El nuevo rey de la Casa de Borbón, Felipe V, llegó a Madrid en 1701 y se instaló en el antiguo Real Alcázar. Sin embargo, pronto prefirió vivir en el Palacio del Buen Retiro. Su estilo menos medieval y su cercanía a los jardines le recordaban a los palacios de Versalles y Marly, donde había pasado su infancia.
Proyectos de Robert de Cotte
El palacio no tenía el estilo barroco francés que le gustaba al rey. Por eso, se pidió consejo al famoso Robert de Cotte, arquitecto principal de Versalles. De Cotte propuso cubrir el viejo palacio con nuevas fachadas francesas. Felipe V, por su parte, pensó que sería mejor construir un edificio completamente nuevo.
- Primer proyecto: De Cotte diseñó un nuevo edificio con la forma típica de un castillo francés, es decir, en forma de U, con un patio principal cerrado por una reja y grandes jardines franceses en la parte trasera. Este proyecto se inspiraba en la arquitectura clásica.
- Segundo proyecto: En este caso, De Cotte imaginó un edificio con una planta cuadrada centralizada y cerrada. Tenía una gran sala con cúpula en el centro que daba acceso a cuatro habitaciones diferentes y cuatro patios interiores que daban luz a las salas centrales.
Ninguno de estos proyectos se construyó. Esto se debió en parte a la falta de dinero de la realeza después de la Guerra de Sucesión Española, y también porque la llegada de la nueva esposa del rey, la italiana Isabel de Farnesio, hizo que la influencia francesa en la corte disminuyera.
Residencia Oficial
Felipe V y su esposa se conformaron con hacer cambios y redecoraciones en el interior del edificio. La única imagen interior que se conserva, la pintura El bautizo de la infanta Isabel de Antonio González Ruiz, nos ayuda a imaginar cómo estaba decorado el palacio en esa época.
Debido a las obras de redecoración que también se estaban haciendo en el viejo alcázar de los Austrias, parte de la colección de arte fue trasladada al Buen Retiro. Esto permitió que muchas obras de arte se salvaran del terrible incendio que destruyó el Real Alcázar en la Nochebuena de 1734.
A partir de entonces, el Palacio del Buen Retiro se convirtió en la residencia oficial de los reyes de España en la capital. Se realizaron varias reformas importantes.
En 1739, Santiago Bonavia reemplazó el antiguo Coliseo de los Austrias por un nuevo teatro, adecuado para óperas.
En 1742, se encargó al arquitecto italiano Virgilio Rabaglio la construcción de un nuevo "cuarto" para el infante cardenal Luis Antonio. Este nuevo edificio, anexo al palacio y mirando hacia el Paseo del Prado, se abría a un jardín particular conocido como "Jardín de Francia". Su fachada barroca y blanca contrastaba con la fachada de ladrillo rojo del resto del palacio. Este contraste se puede ver en el cuadro "Vista de la calle de Alcalá" (circa 1750) de Antonio Joli.
Apenas terminadas las obras en el cuarto del infante Luis Antonio, Felipe V e Isabel de Farnesio decidieron reformar por completo sus propias habitaciones. Esto obligó a los reyes a mudarse temporalmente al cuarto del infante. El nuevo proyecto de Bonavia para las habitaciones de los reyes incluía, como era costumbre en los palacios españoles, dos filas de estancias: las que daban al sur para el invierno y las que daban al norte para el verano. Su decoración seguía el estilo rococó, con muchos espejos y consolas.
Felipe V no llegó a ver terminadas estas nuevas habitaciones, ya que falleció el 9 de julio de 1746 en el "cuarto del Infante". Se cree que Fernando VI terminó las obras y vivió en ellas hasta poco antes de su muerte en 1759.
Declive del Palacio
La llegada al trono de Carlos III marcó el principio del fin del Buen Retiro como residencia real. El rey vivió en el palacio desde su llegada a Madrid en 1759 hasta que se mudó al Palacio Real Nuevo en 1764. Sin embargo, no parece que al monarca le gustara mucho el Buen Retiro: en cinco años, Carlos III apenas residió en el palacio poco más de dos meses, prefiriendo vivir en otros lugares reales alrededor de Madrid.
El Buen Retiro fue perdiendo poco a poco sus funciones de corte. En 1766, después del Motín de Esquilache, se convirtió en cuartel para los regimientos de Aragón y los Suizos de Reding. Las tropas no abandonaron el palacio hasta 1787.

En 1767, los jardines del Buen Retiro se abrieron por primera vez al público, convirtiéndose en uno de los lugares favoritos de los madrileños para pasear.
Después de que las tropas se fueran en 1787, el arquitecto Juan de Villanueva realizó trabajos de mantenimiento en varias zonas del palacio. En esa época, el palacio se había convertido en un gran almacén de obras de arte de la colección real. Desde el Buen Retiro se enviaban (o llegaban) cuadros a otros lugares reales según los gustos del rey y la familia real. En 1789, en el inventario hecho tras la muerte de Carlos III, se contaron un total de 1383 obras.
Al mismo tiempo que el viejo palacio decaía, se hicieron importantes cambios en sus alrededores. Se creó el "Salón del Prado" y se fundaron varias instituciones científicas como el Real Jardín Botánico (1781), el Real Gabinete de Historia Natural (1785, actual Museo del Prado) o el Real Observatorio (1790). El propio palacio había empezado a albergar el Real Gabinete de Máquinas en 1792 y el Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos en 1796.
El Palacio en el Siglo XIX
A principios del siglo XIX, el Palacio del Buen Retiro (como muchas otras residencias reales europeas desocupadas) podía visitarse pagando una entrada. Varios viajeros pudieron visitar el Buen Retiro. En 1803, Lady Elizabeth Holland escribió que "el palacio carece de magnificencia tanto por fuera como por dentro; las estancias reales no están amuebladas. Tan sólo quedan unas pocas y excelentes pinturas". Dos años después, los profesores Moulignier y Ligier recibieron permiso del rey para visitar el palacio y hacer dibujos y tomar notas que luego se incluyeron en el Voyage pittoresque et historique de l'Espagne (1806-1820) de Alexandre de Laborde.
La Guerra de Independencia
Cuando las tropas de Napoleón entraron en Madrid en marzo de 1808, Fernando VII dispuso que el Buen Retiro se convirtiera en el cuartel general francés y la residencia del general Murat. Sin embargo, este prefirió la comodidad de la antigua residencia de Manuel de Godoy.
Aun así, las tropas sí se instalaron en el Buen Retiro. Por insistencia de Napoleón, el general Savary (sustituto de Murat) y luego José I comenzaron a fortificar el lugar.
El Buen Retiro ofrecía varias ventajas: estaba separado del centro de la ciudad y se encontraba en una posición elevada. Se construyeron tres recintos amurallados concéntricos con fosos: el primero rodeaba el palacio, el Gabinete de Historia Natural y la tapia del jardín; el segundo tenía forma de cuña detrás del palacio; y el último, un pequeño fuerte en forma de estrella, rodeaba la Fábrica de Porcelana en la cima de la colina.
Después de su derrota en la batalla de los Arapiles, las tropas napoleónicas comenzaron a abandonar la capital, aunque un grupo importante permaneció en el Buen Retiro. El 12 de agosto de 1812, el general Pakenham entró en la ciudad y ordenó bombardear el Retiro. A pesar de las fortificaciones, los franceses ofrecieron poca resistencia y los ingleses tomaron el lugar, capturando a 2000 soldados. Después, el lugar sufrió saqueos y destrozos por parte de la gente.
En 1812, el Buen Retiro estaba muy dañado pero no completamente destruido. Gran parte de los árboles del parque y los jardines ornamentales habían desaparecido, los huertos habían crecido por todas partes y las fuentes estaban rotas. El palacio tenía agujeros y goteras en los techos, faltaban puertas y la mayoría de las ventanas no tenían cristales. Los interiores estaban muy sucios. Se había instalado un molino de harina dentro del Casón y el Salón de Reinos servía de almacén de tinajas de aceite o aguardiente.
La destrucción final del lugar llegó cuando, antes de abandonar Madrid, el general inglés Hill, siguiendo las órdenes de Wellington, dinamitó la fábrica de porcelana y su fuerte, e incendió los almacenes de alimentos del palacio, a pesar de que el ayuntamiento de Madrid pedía que esos alimentos se dieran a la población.
Cuando Fernando VII llegó a Madrid en 1814, el arquitecto Isidro González Velázquez recomendó conservar el gran patio cuadrado (o "Plaza Grande") del palacio (incluyendo el Casón y el Salón de Reinos) y demoler el resto.
Demolición del Palacio

Siguiendo las recomendaciones de Isidro González Velázquez, en 1816 se demolieron las partes más afectadas del Palacio del Buen Retiro. Sin embargo, como el Patrimonio de la Corona no tenía dinero, no se pudieron restaurar las partes que se había decidido conservar.
Las demoliciones duraron hasta 1819. Las construcciones que sobrevivieron del patio cuadrado o "Plaza Grande" siguieron deteriorándose hasta que, en 1865, la reina Isabel II decidió vender el terreno del antiguo palacio al Estado. Cuatro años más tarde, el Gobierno provisional comenzó a demoler los edificios de la "Plaza Grande", conservándose solo el Casón y el Salón de Reinos, a los que se les añadieron nuevas fachadas de estilo historicista.
En el lugar del antiguo Palacio del Buen Retiro se construyó el barrio de los Jerónimos, llamado así por la Iglesia de san Jerónimo el Real, que fue el origen del palacio y también sobrevivió a la demolición.
El Palacio del Buen Retiro, hoy

Es curioso que el principal resto de aquel gran complejo palaciego sea hoy el jardín. Aunque el actual Parque del Retiro ya no tiene nada que ver con el diseño original del jardín del palacio y su tamaño se ha reducido casi a la mitad.
Además de los jardines, quedan en pie dos partes del palacio. Actualmente se están adaptando para ser futuras sedes complementarias del Museo del Prado:
- El Salón de Reinos (la sala principal para las recepciones del rey) albergó desde 1847 el Museo de Artillería, luego Museo del Ejército, que se trasladó al Alcázar de Toledo en 2010. Después de que el museo se fuera, se pensó en recuperar el significado original del edificio. En noviembre de 2016, los arquitectos Norman Foster y Carlos Rubio Carvajal ganaron el concurso para rehabilitar el Salón de Reinos. Su proyecto planea quitar parte de la fachada del siglo XIX para mostrar la antigua fachada de los Austrias, y añadir una planta más, en voladizo, sobre el edificio original.
- El Salón de Baile, que hoy se conoce como Casón del Buen Retiro, sirvió como lugar de reunión del Estamento de Próceres en 1834. Desde 1841, albergó el Real Gabinete de Estudios Topográficos. A partir de los años 70, alojó la creciente colección de arte del siglo XIX del Museo del Prado. Tras la ampliación en 2007 de la sede principal del Prado (el "Edificio Villanueva") diseñada por Rafael Moneo, las obras del siglo XIX se trasladaron del Casón. Este fue reformado y adaptado como Centro de Estudios del museo.
Ambos edificios han sido profundamente reformados respecto a su diseño original.
Véase también
En inglés: Buen Retiro Palace Facts for Kids
- Historia del Buen Retiro
- Casón del Buen Retiro
- Salón de Reinos
- Museo del Prado
- Montaña Artificial del Buen Retiro
- Ahuehuete del Buen Retiro
- Retiro (Madrid)