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Odio para niños

Enciclopedia para niños

El odio es un sentimiento muy fuerte de rechazo hacia algo o alguien. Es como sentir una profunda aversión, disgusto o enemistad que te hace querer evitar o incluso eliminar aquello que te molesta.

Este sentimiento puede surgir por resentimiento, envidia, o la necesidad de llamar la atención. A veces, también puede ser el resultado de experiencias difíciles o de la desconfianza. El odio a menudo se considera lo opuesto al amor o al afecto.

Cuando alguien siente odio, puede experimentar aversión y, en ocasiones, deseos de destruir el equilibrio o incluso de hacerse daño a sí mismo. Sin embargo, la mayoría de las personas pueden sentir odio en algún momento sin que esto les cause efectos tan extremos, ya que sus actitudes y opiniones son variadas.

El odio no es una forma lógica de pensar, porque impide el diálogo y la construcción de cosas en común. A veces, las personas pueden sentir aversión hacia otras personas, grupos o ideas, como si su propia opinión fuera la única válida.

El odio es una sensación intensa de desagrado que puede aparecer en muchos contextos. Puedes sentir odio hacia objetos, animales, hacia ti mismo, hacia otras personas, grupos enteros, la sociedad o incluso la existencia en general. Aunque no siempre, el odio suele ir acompañado de sentimientos de enojo, ira, angustia o frustración.

El odio como emoción

Como emoción, el odio puede ser algo que sientes por un corto tiempo o algo que dura mucho. Puede ser de baja intensidad, como decir "Odio el brócoli", o de muy alta intensidad, como "Odio al mundo entero".

En algunos casos, el odio puede ser una respuesta que aprendemos debido a influencias externas, por ejemplo, si alguien ha sido tratado mal, engañado o manipulado. Generalmente, el odio es una reacción psicológica profunda cuando una persona se siente atrapada o no puede entender ciertas situaciones sociales.

El psicólogo Robert Sternberg identificó tres partes principales en el odio:

  • Negar la cercanía, creando distancia cuando la cercanía se siente como una amenaza.
  • Una fuerte emoción, como el miedo o la ira.
  • La decisión de quitarle valor a algo que antes se valoraba.

La función de protegerse a sí mismo que tiene el odio se puede ver en el análisis de Steinberg sobre el odio "rebelde", donde se rechaza una relación de dependencia para buscar la autonomía.

Puntos de vista de filósofos

Algunos filósofos han dado muchas definiciones importantes sobre el odio. René Descartes pensaba que el odio es darse cuenta de que algo está mal y querer alejarse de ello. Baruch Spinoza definió el odio como un tipo de dolor causado por algo externo. Aristóteles veía el odio como el deseo de destruir algo, un deseo que el tiempo no puede curar. Finalmente, David Hume creía que el odio es un sentimiento tan básico que no se puede definir. Todos ellos consideraban el odio como lo opuesto al amor o la amistad.

Puntos de vista psicoanalíticos

En el psicoanálisis, Sigmund Freud definió el odio como un estado en el que la persona desea destruir aquello que le causa infelicidad. La psicología describe el odio como un sentimiento "profundo y duradero, una intensa expresión de animosidad, ira y hostilidad hacia una persona, grupo u objeto". Como se cree que el odio dura mucho tiempo, muchos psicólogos lo consideran más una actitud o una forma de ser que un estado emocional pasajero.

La psicoanalista Marie-Claude Defores ve el odio como una fuerza que busca desorganizar y deshumanizar, siendo la principal herramienta de la perversión. Ella dice: "Es importante diferenciar la agresividad, que es un impulso de vida, del odio, que es una fuerza de despersonalización... El odio puede tomar formas más sociales; rechaza lo nuevo, mira hacia el pasado, produce repetición y despersonaliza."

Heitor de Macedo añade: "El odio no busca la verdad, la encierra en un pensamiento fijo donde nada puede cambiar, donde todo es inmutable para siempre: quien odia vive en un universo de certezas."

Para el psicoanalista Pierre Delaunay, "quien odia niega toda existencia al objeto de su odio; hasta el punto de reprimirlo si se manifiesta lo más mínimo. [...] Petrifican al otro para que apenas exista y, por si fuera poco, lo matan. No quieren tener nada que ver con la existencia del otro."

Saverio Tomasella confirma estas observaciones. Él relaciona el odio con la fantasía, especialmente con las fantasías sociales de "normalidad". El odio es un motor poderoso para el "éxito social" y la toma de poder, actuando tanto en empresas como en instituciones y grupos. "Una de las principales palancas del odio es la condena sin posibilidad de defensa, como una asignación de identidad. La acusación que anula al otro implica: sé quién eres; yo digo que no vales nada, no vales nada." El discurso de odio es destructivo; no es solo una palabra, sino un acto dañino.

Un pretexto común para el odio es acusar al oponente de estar motivado por el odio mismo. Como acusación, es una herramienta de manipulación masiva. George Orwell muestra un ejemplo de esto con el personaje de Goldstein en su novela 1984, a quien el régimen usa para desviar el descontento de su gente hacia un objetivo diferente a ellos mismos.

Distinción según Fromm

En su teoría de los instintos, Sigmund Freud clasificó el odio (como una "relación agresiva y destructiva con el objeto") dentro de los "instintos de autoconservación" y más tarde como parte del "instinto de vida". Las personas, los grupos, las poblaciones, las condiciones sociales y las relaciones sirven como objetos de estos impulsos. El psicólogo Erich Fromm distinguió dos tipos de odio:

Odio reactivo Este tipo de odio siempre es el resultado de un daño profundo o de una situación dolorosa que no se puede manejar porque no se puede cambiar por uno mismo.

Fromm explica: "Por odio reactivo me refiero a una reacción de odio que ocurre como consecuencia de un ataque a mi vida, a mi seguridad, a mis ideales o a otra persona que amo o con quien me identifico. El odio reactivo siempre requiere que alguien tenga una actitud positiva hacia la vida, las demás personas y los ideales. Cualquiera que defienda firmemente la vida reaccionará de esta manera si su vida se ve amenazada."

Odio basado en el carácter Aunque se activa de manera similar al odio reactivo, este tipo de odio requiere una forma de ser fundamentalmente diferente en la persona que lo siente. En este caso, el odio es una característica de la personalidad, y una reacción de odio es simplemente una expresión del odio que ya existe en la persona. La principal diferencia con el "odio reactivo" es una tendencia general a odiar, una hostilidad que se nota y que se manifiesta en explosiones de odio. "Pero el odio se convierte entonces en una característica del carácter de la persona en cuestión, de modo que ahora es hostil. ...En el caso del odio reactivo, es la situación la que crea el odio; sin embargo, en el caso del odio relacionado con el carácter, la situación activa la hostilidad que no estaba activa. ... Una persona así muestra, cuando odia, un tipo especial de satisfacción y diversión, algo que falta en el odio reactivo." Fromm describe la activación del odio relacionado con el carácter en la población como uno de los medios más importantes para preparar una guerra de agresión.

Investigación neurológica

Los efectos del odio en el cerebro han sido estudiados usando un procedimiento llamado fMRI. Este método mide los cambios en el flujo sanguíneo que ocurren con la actividad cerebral. En un experimento, se escanearon los cerebros de participantes mientras veían fotos de personas que odiaban. Los resultados mostraron mayor actividad en varias áreas del cerebro humano, como la circunvolución frontal medial, el putamen derecho, la corteza premotora y la ínsula media. Los investigadores concluyeron que existe un patrón claro de actividad cerebral cuando las personas experimentan odio.

Además, aunque el sentimiento de odio tiene su propio patrón de actividad cerebral, comparte dos áreas del cerebro con el sentimiento de amor romántico: el putamen y la ínsula.

Aspectos legales

Un delito de odio (también conocido como "delito motivado por prejuicios") se refiere a actos criminales que se considera que fueron motivados por el odio hacia una o más características de las personas. Estos incidentes pueden incluir ataques físicos, destrucción de propiedades, intimidación, acoso, abuso verbal o insultos, o mensajes ofensivos.

Quienes cometen delitos de odio atacan a las víctimas por su pertenencia percibida a un determinado grupo social, normalmente definido por características como la raza, el género, la religión, la etnia, la nacionalidad o la discapacidad.

El Discurso de odio es un tipo de comunicación que busca menospreciar a una persona o grupo de personas basándose en sus características sociales o étnicas, como la raza, el sexo, la etnia, la nacionalidad, la religión o la discapacidad. Este término incluye tanto la comunicación escrita como la oral, y algunas formas de comportamiento en público. A veces también se le llama antilocución y es el primer punto de la escala de Allport, que mide el prejuicio en una sociedad. En muchos países, el uso intencional del discurso de odio es un delito penal prohibido por las leyes de incitación al odio. A menudo se discute si la penalización de la incitación al odio se usa a veces para evitar debates legítimos sobre aspectos negativos de ciertos comportamientos. También se cuestiona si la incitación al odio está protegida por la libertad de expresión en algunos países.

Ambas clasificaciones han generado debate, con argumentos en contra como la dificultad para distinguir el motivo y la intención de los delitos. También existe un debate filosófico sobre si es válido considerar el odio selectivo como un delito más grave que la misantropía general (desprecio por la humanidad) o el desprecio por la humanidad en sí mismo.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Hatred Facts for Kids

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