Rebelión de los comuneros para niños
Datos para niños Rebelión de los comuneros |
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![]() Xilografía del comunero Francisco de Medina por Alberto Urdaneta y Antonio Rodríguez en "Centenario de Los Comuneros", extracto del libro Los Comuneros de Manuel Briceño (1881).
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Fecha | 16 de marzo-8 de junio de 1781 | |||
Lugar | Socorro y luego se extendió a las provincias Casanare, Pamplona y Tunja | |||
Casus belli | Implementación de reformas fiscales y económicas, impuestos de Alcabala, Armada de Barlovento, pulperías, tiendas de mercaderes, carnicerías, fincas heredadas, monopolios de sal, aguardiente, tabaco y barajas que volvían insoportable la vida | |||
Resultado | Las Capitulaciones de Zipaquirá | |||
Consecuencias | El virrey Manuel Antonio Flórez Maldonado desconoce las capitulaciones de Zipaquirá. | |||
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La Rebelión de los Comuneros fue un importante movimiento de protesta que ocurrió en el Virreinato de la Nueva Granada (lo que hoy es Colombia) en 1781. Esta rebelión surgió debido a nuevas leyes e impuestos que el gobierno español impuso a la población.
El movimiento no buscaba la independencia de España, sino que quería que se eliminaran los impuestos excesivos y que el gobierno mejorara su forma de administrar. Los participantes gritaban: «¡Viva el Rey y muera el mal gobierno!». Aunque no era un movimiento independentista, mostró el gran descontento que existía en América contra el dominio español a finales del siglo XVIII.
Contenido
¿Qué causó la Rebelión de los Comuneros?
La rebelión comenzó en la localidad de El Socorro, en lo que hoy es el departamento de Santander.
La causa principal fue la implementación de nuevas leyes de impuestos y economía por parte de Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, un funcionario enviado por el rey Carlos III. Estas medidas se tomaron en España, junto al ministro José de Gálvez, para ayudar a financiar la guerra de España contra Gran Bretaña.
En el Virreinato, estas leyes significaron más impuestos para la gente. También afectaron a los productores locales al restringir el cultivo de tabaco y la producción de una bebida especial, favoreciendo los productos de España. Todo esto generó un gran descontento que llevó a la rebelión, dirigida especialmente contra las autoridades locales que aplicaban estas reformas.
Para asegurar el cobro de los impuestos, se creó la figura del Visitador Regente. Este funcionario, como Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, tenía mucho poder y su búsqueda de ingresos fiscales fue lo que provocó la rebelión de los Comuneros en 1781.
El inicio de la insurrección en 1781
Aunque ya había habido protestas antes, las medidas de finales de la década de 1770 hicieron que este levantamiento fuera mucho más grande. En 1779, un grupo de 1500 indígenas se rebeló, pero fueron dispersados.
En los últimos meses de 1780, hubo protestas contra los cobradores de impuestos del tabaco en Simacota, Mogotes y Charalá. Sin embargo, el centro del movimiento fue la ciudad de El Socorro. El 16 de marzo de 1781, día de mercado, varias personas, como José Delgadillo y Manuela Beltrán, se reunieron frente a la casa del alcalde. Al ritmo de un tambor, gritaban que no pagarían los nuevos impuestos.
Fue entonces cuando Manuela Beltrán se acercó a la puerta de la residencia, donde estaba pegado el edicto con las nuevas leyes, y lo arrancó. Ella gritó: «¡Viva el Rey y muera el mal gobierno! ¡No queremos pagar la armada de Barlovento!». Los Comuneros de El Socorro recibieron un documento llamado Manifiesto Comunero, que llegó de Simacota y fue escrito por Fray Ciriaco de Archila.

Al principio, los protagonistas de las protestas eran personas de bajos recursos. Luego, la rebelión fue dirigida por personas con una mejor posición social y económica, como comerciantes y agricultores. La presión fue tan grande que algunos hombres importantes se unieron al movimiento.
Juan Francisco Berbeo, un terrateniente y líder local, fue elegido como el general de los rebeldes. Junto a Salvador Plata, Antonio Monsalve y Francisco Rosillo, formaron una junta llamada “El Común”, de donde viene el nombre “Comuneros”. Cerca de 4000 hombres de la Provincia de Tunja se reunieron en El Socorro y marcharon hacia Santafé (hoy Bogotá). Sus primeras demandas eran reducir los impuestos y dar más participación a los criollos (personas nacidas en América de padres españoles) en el gobierno.
En el camino, se unieron voluntarios de otros pueblos, formando un grupo de entre 18.000 y 20.000 hombres. En el Puente Real (hoy Puente Nacional), se encontraron con una pequeña tropa enviada desde Santafé, pero no pudieron detener el avance de los Comuneros. En Santafé, el regente Gutiérrez de Piñeres, al ver la situación, huyó hacia Cartagena de Indias.
Las Capitulaciones de Zipaquirá
El 13 de mayo, la junta de tribunales de Santafé envió al arzobispo de Santa Fe y a dos comisionados para negociar con los Comuneros. Estos fueron:
- Antonio Caballero y Góngora, Arzobispo de Santa Fe.
- Joaquín Basco y Vargas, Oidor de Santa Fe.
- Eustaquio Galavís, el alcalde de Santa Fe.
El 25 de mayo, Juan Francisco Berbeo fue recibido en Zipaquirá. Al enterarse de la huida del visitador Gutiérrez de Piñeres, ordenó a su comandante José Antonio Galán que lo persiguiera. Galán, quien no estaba de acuerdo con firmar un acuerdo, se separó con un pequeño grupo y atacó los envíos de armas del virrey, lo que hizo que Gutiérrez se fuera a Cartagena.
El 27 de mayo, unos 20.000 Comuneros acamparon alrededor de Zipaquirá, organizados por capitanes de diferentes pueblos.
Berbeo iba acompañado de sus capitanes Monsalve, Rosillo y Molina, y de un consejo de ocho miembros.
También se unió Ambrosio Pisco, descendiente de los Zipas, junto a varios indígenas. Fue recibido con música y celebraciones en Nemocón. Otros pueblos indígenas se unieron y lo declararon, en contra de su voluntad, como Señor de Chia y Príncipe de Bogotá. Después de algunas discusiones, se puso a disposición de Berbeo.
En junio, el gobierno virreinal y la Real Audiencia de Santafé acordaron enviar representantes a Zipaquirá. El arzobispo Antonio Caballero y Góngora ayudó en las negociaciones con su presencia y sus discursos. Juan Francisco Berbeo pidió que los representantes de Tunja lideraran las negociaciones por parte de los rebeldes.
Capitanes de Santa Fe | |||
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Francisco de Vergara Azcárate (Capitán General)
Fiscal y Regente del Tribunal de Cuentas |
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Ignacio de Arce
Fiscal y Contador Mayor de la Real Audiencia |
Francisco Sanz de Santamaría
Abogado de la Real Audiencia |
Jorge Miguel Lozano
Marqués de San Jorge |
Nicolás Bernal Rigueiro
Abogado de la Real Audiencia |
Oficiales Reales | |||
Joaquín Basco de Vargas
Oidor de Santa Fe |
Juan Francisco Pey Ruiz | Manuel Revilla | Pedro de Ugarte |
Pedro Catani
Oidor decano de Santo Domingo |
José Groot de Vargas
Exalcalde de Santa Fe |
Juan Manuel de Zornosa | Manuel Silvestre Martínez |
Eustaquio Galavís
Alcalde de Santa Fe |
Juan Manuel de Sarratea | Juan de Mora | Nicolás de Lastra |
Nicolás Prieto Dávila | Manuel Aranzazuguitis
Escribano Real |
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Ayudantes de la comisión | |||
Francisco de Tordecillas | José de Balaguera | Felipe Miguel de Céspedes | 21 personas, 27 cargas de equipaje. |
A mediados de mayo de 1781, el arzobispo Caballero y Góngora aceptó la firma del documento, que se llamó las Capitulaciones de Zipaquirá. Este documento tenía 35 puntos, de los cuales 25 trataban sobre la eliminación o reducción de impuestos.
Entre los puntos más importantes del documento estaban:
- La eliminación o disminución de impuestos que no habían sido consultados con la población. Se exigió la eliminación del impuesto de la Armada de Barlovento y la reducción de las tarifas sobre el tabaco y la bebida especial.
- La devolución de algunas tierras y minas de sal a los pueblos indígenas, la reducción de sus impuestos y la eliminación del diezmo (un impuesto religioso).
- La restitución de los criollos en algunos cargos públicos que habían sido ocupados por españoles, y que se les permitiera mantener milicias comuneras.
- La eliminación del impuesto que debían pagar las personas que habían sido esclavizadas y ahora eran libres.

Las capitulaciones fueron enviadas a Santa Fe para que se hicieran cambios. La gente se reunía en la plaza de la capital por rumores de traición. Los Comuneros enviaron al capitán Ignacio Tavera para que presenciara el juramento de la junta de tribunales de Santa Fe y así calmar a la gente.
Todo el movimiento aceptó las capitulaciones y la mayoría regresó a sus casas. Su líder, Juan Francisco Berbeo, fue nombrado Justicia Mayor y Regidor de El Socorro, como se había acordado. Sin embargo, un pequeño grupo, liderado por José Antonio Galán, desconfió de la rapidez con la que se aceptaron las condiciones y continuó la lucha. Otro grupo de Comuneros se declaró leal a Tupac-Amaru, desconociendo al Rey de España.
El 7 de junio, la junta general de tribunales se reunió de nuevo en Santa Fe y aprobó las capitulaciones.
El 8 de junio, se realizó una misa y un juramento solemne ante los evangelios y la Real Audiencia, presidida por el arzobispo Caballero y Góngora. Se hicieron varias copias del documento y se convenció a la gente de regresar a sus hogares y difundir las capitulaciones por todo el reino.
El 18 de junio, Francisco Berbeo fue nombrado Corregidor y Justicia Mayor de El Socorro y San Gil, según lo acordado. El 22 de junio, compareció ante los tribunales del reino.
Mientras tanto, el Arzobispo envió a algunos religiosos a las villas del norte para difundir la palabra y recordar a la gente que debían respetar al rey español, restableciendo el control.
Meses después, el 10 de agosto de 1781, algunos criollos en Santa Fe, insatisfechos, decidieron conspirar para atacar la Real Audiencia. Sin embargo, fueron descubiertos y emboscados por el alcalde Eustaquio Galavís. Muchos fueron arrestados, incluyendo a Jorge Tadeo Lozano y Francisco de Vergara Azcárate. Algunos fueron desterrados y otros enviados a prisión.
En una reunión posterior, las autoridades de Santa Fe declararon nulas las Capitulaciones. El Virrey, desde Cartagena, ordenó la captura de José Antonio Galán y de los demás Comuneros que seguían con el movimiento. En febrero de 1782, Galán fue apresado y recibió castigos muy severos junto a Lorenzo Alcantuz y otros Comuneros. Sus descendientes fueron declarados sin honor, sus bienes fueron quitados y sus hogares destruidos. El líder indígena Ambrosio Pisco fue encarcelado en Cartagena. Otros líderes fueron castigados con latigazos y prisión. Muchos campesinos fueron enviados a Panamá, donde sufrieron por el clima. Las penas para los participantes más ricos fueron menos duras; algunos solo fueron encarcelados y luego perdonados. Mucha gente se dispersó por miedo a las represalias.
Levantamientos en otros lugares

En junio de 1781, en Pasto, un levantamiento causado por un nuevo impuesto llevó a la muerte de don José Ignacio Paredo, teniente gobernador de Popayán. También hubo levantamientos en Neiva, Guarne, Tumaco, Hato de Lemos, Casanare y Mérida con los Comuneros de Los Andes, como un reflejo del movimiento de El Socorro.
La revuelta también se extendió a la región de Antioquia con los Comuneros de Guarne, Sopetrán y Sacaojal, quienes también pedían la libertad para cultivar tabaco. Los de Guarne también solicitaban el derecho de lavar oro en las arenas de los ríos y que en el valle de San Nicolás de Rionegro no gobernaran personas de fuera. Es importante notar que, casi al mismo tiempo, surgieron movimientos con demandas similares en casi toda la Sudamérica española, incluyendo el movimiento de Túpac Amaru II, que fue controlado por las autoridades españolas en marzo de 1783.
Consecuencias del movimiento
Además de la lucha contra los impuestos, la revuelta de los Comuneros también tuvo aspectos sociales y políticos. Una de las condiciones del acuerdo era que los americanos tuvieran preferencia para ocupar ciertos empleos, lo que significaba un cambio importante en el sistema colonial. También se buscó mejorar la situación de los pueblos indígenas, y Galán proclamó la libertad de las personas esclavizadas en las minas cerca de Mariquita. Este último punto fue una de las razones por las que se condenó a muerte a los rebeldes.
A pesar de que los Comuneros no buscaban la independencia (ya que la Revolución francesa aún no había ocurrido), su movimiento ha sido visto por muchos como un adelanto de la Independencia americana. Fue una expresión de enojo contra los funcionarios españoles y un deseo de tener gobiernos con participación de los criollos. Aunque los Comuneros solo se oponían a las reformas del gobierno español, este movimiento sirvió de base para que, años más tarde, los criollos intentaran levantar al pueblo y lograr la independencia definitiva de la monarquía.
Véase también
En inglés: Revolt of the Comuneros (New Granada) Facts for Kids
- Guerra de las Comunidades de Castilla
- Revolución comunera de Paraguay
- Comuneros de Los Andes