Disputa de Curupayty y Lomas de Pedro González para niños
El territorio conocido como Lomas de Pedro González o Curupayty, que hoy forma parte del departamento de Ñeembucú en Paraguay, fue un lugar de disputa. Durante la época colonial española, la tenencia de gobierno de Corrientes y la gobernación del Paraguay (más tarde intendencia del Paraguay) reclamaban su posesión.
Este territorio está rodeado por los ríos Tebicuary, Paraguay y Paraná. También lo delimitan los esteros que se encuentran entre estos ríos y los pueblos y estancias más al oeste de las Misiones guaraníes, hasta el arroyo Yabebirí.
Después de que el Virreinato del Río de la Plata se disolviera en 1810, las juntas de gobierno de Buenos Aires y Asunción llegaron a un acuerdo. El 12 de octubre de 1811, decidieron que el territorio quedaría temporalmente bajo el control de Paraguay. A partir de 1841, la provincia de Corrientes dejó de reclamar esta zona. Sin embargo, los límites definitivos no se establecieron hasta el final de la Guerra de la Triple Alianza. Esto ocurrió con la firma del Tratado de Límites entre Argentina y Paraguay el 3 de febrero de 1876.

Contenido
- ¿Por qué se disputaba el territorio de Lomas de Pedro González?
- Primeros asentamientos de Corrientes
- El inicio de la disputa por el territorio
- Decisiones del virrey
- Conflictos entre pobladores de Corrientes y Paraguay
- La Revolución de Mayo y sus consecuencias
- Corrientes deja de reclamar
- La solución final de la disputa
¿Por qué se disputaba el territorio de Lomas de Pedro González?
La ciudad de Corrientes afirmaba que el Partido de Pedro González era parte de su jurisdicción. Decían que esto era así desde la fundación de la ciudad el 3 de abril de 1588. El fundador fue Juan Torres de Vera y Aragón. La zona asignada a Corrientes en su fundación estaba entre varias ciudades ya existentes. Estas eran Asunción, Concepción de la Buena Esperanza, Santa Fe de la Vera Cruz, ciudad Zaratina del San Salvador, ciudad Real del Guayrá, Villa Rica del Espíritu Santo y San Francisco de Mbiaza.
Los límites entre estas ciudades no estaban claros. Muchas de ellas desaparecieron o se movieron. El documento de fundación de Asunción se perdió en un incendio. Sin embargo, sus autoridades decían que sus límites cruzaban el río Paraná. Cuando los reyes de España crearon o dividieron las gobernaciones en la región del Río de la Plata, no definieron bien sus fronteras. Estas se fueron formando por la conquista, la ocupación y acuerdos entre las autoridades locales. Las autoridades de Corrientes sostenían que los pueblos misioneros se habían establecido dentro de su territorio. Afirmaban que su jurisdicción llegaba hasta el río Tebicuary.
Las misiones jesuíticas guaraníes y los límites
El 9 de febrero de 1604, se creó la Provincia Jesuítica del Paraguay. El sacerdote Marcial de Lorenzana fundó San Ignacio Guazú a principios de 1610. Fue la primera reducción guaraní en la zona del Paraná. Estaba entre los ríos Paraná, Paraguay y Tebicuary. Cuando los jesuitas fueron expulsados por orden del rey Carlos III en 1767, había 8 reducciones en esa área. Pero estos pueblos no habían ocupado las orillas del río Paraguay. Se mantenían lejos de los indígenas del Gran Chaco, que eran enemigos de los guaraníes.
En 1617, el rey dividió la gobernación del Río de la Plata y del Paraguay. Asunción y Corrientes quedaron en gobernaciones distintas, sin límites claros. Las tres reducciones del Paraná (San Ignacio Guazú, Yaguapohá e Itapúa) siguieron bajo el control nominal de Paraguay.
A pedido del rey Felipe III, en 1620 el papa Paulo V creó el Obispado de Buenos Aires. Lo separó del de Asunción. El papa encargó al nuevo obispo de Buenos Aires, Pedro Carranza, que fijara los límites entre ambos obispados. El 6 de marzo de 1723, el obispo de Buenos Aires, Pedro Fajardo, informó al rey sobre los problemas de límites con el obispo de Asunción en los pueblos de Misiones. El rey respondió el 11 de febrero de 1724. Ordenó al obispo de Asunción, José Palos, que se pusiera de acuerdo con el de Buenos Aires. Debían basarse en la creación de las iglesias y en la costumbre. Luego, la Real Audiencia de Charcas debía aprobar lo decidido. Así, el obispo de Asunción se quedó con las tierras que desembocaban en el río Paraná, al sur, hasta la jurisdicción de Corrientes. El obispo de Buenos Aires mantuvo el Partido de Pedro González al norte del Paraná.
Desde su fundación, los pueblos jesuíticos tuvieron una gran autonomía de los gobernadores españoles. El río Tebicuary se convirtió en el límite real con las autoridades de Asunción. El rey Felipe III, en 1726, dispuso que los treinta pueblos de las Misiones guaraníes dependieran del gobernador de Buenos Aires. Esto hizo que el río Tebicuary fuera el límite entre la gobernación del Paraguay y la del Río de la Plata.
Los gobernadores de Paraguay decían que habían cedido a Buenos Aires solo el territorio ocupado por las reducciones jesuitas. Pero afirmaban que las otras tierras entre los ríos Paraguay, Tebicuary y Paraná, que no estaban ocupadas, nunca fueron cedidas.
Después de expulsar a los jesuitas, el gobernador de Buenos Aires Francisco de Paula Bucarelli dictó nuevas reglas en 1768. Los pueblos misioneros pasaron a tener gobernadores temporales. Desde entonces, las reclamaciones de Corrientes y Asunción se centraron en las Lomas de Pedro González, que quedaron fuera del territorio misionero.
Primeros asentamientos de Corrientes
La mención más antigua de la presencia de Corrientes en la zona en disputa es de 1593. Un acuerdo del Cabildo de Corrientes decidió usar carretas de la "Tierra de los Mares" (por los esteros y ríos) para cruzar el río Paraná. Llevaban palmas para la iglesia de la ciudad. Otro acuerdo de 1604 ordenó usar los graneros que el fundador de la ciudad tenía en las tierras de "Pedro González" al otro lado del río. Esto fue para enfrentar la escasez. Pedro González era un vecino de Corrientes con propiedades en la zona.
Otro acuerdo de 1673 también muestra la ocupación de Corrientes en ese territorio. En 1706, el teniente gobernador de Corrientes, Gabriel de Toledo, prohibió la caza de ganado en esa zona.
En 1720, el gobernador de Paraguay pidió al teniente gobernador de Corrientes que impidiera a sus vecinos cazar en los campos del río Paraguay y arroyo Ñeembucú. Los misioneros se quejaban de que robaban animales y dejaban caminos que los indígenas chaqueños usaban para atacar.
La ocupación de Pedro González por pobladores de Corrientes terminó a principios del siglo XVIII. La zona fue atacada constantemente por indígenas guaycurúes y payaguás. Esto, junto con ataques de charrúas al sur de Corrientes, obligó a la gente a concentrarse cerca de la ciudad. En 1738 y 1739, Corrientes sufrió ataques de abipones y mocovíes. Esto probablemente llevó a la evacuación del territorio de Pedro González. Los indígenas del Gran Chaco usaban los pasos de Curupayty y Humaitá en el río Paraguay. Así llegaban a las estancias y pueblos misioneros entre el Paraná y el Tebicuary. Luego, cruzaban el Tebicuary para atacar poblaciones paraguayas. La zona fue un refugio para los indígenas chaqueños. Paraguay no hizo expediciones militares allí. Las expediciones de Corrientes causaron quejas de los jesuitas. Decían que los caminos que abrían eran usados por los indígenas para atacar las estancias misioneras. A pesar de esto, en 1763, Manuel de Orduña pudo llevar una caravana comercial a Paraguay por esa zona.
El inicio de la disputa por el territorio
En 1778, el gobernador de Paraguay, Pedro de Melo de Portugal y Villena, viajó a Buenos Aires. Quería acordar con el primer virrey del Río de la Plata, Pedro de Cevallos, cómo enfrentar los ataques indígenas y definir los límites de la provincia. Sobre la zona al sur del río Tebicuary, el virrey le dijo que hablara con Juan García de Cossio, teniente gobernador de Corrientes.
De regreso a Paraguay, Melo de Portugal acordó verbalmente con García de Cossio atacar juntos el partido de Pedro González. Se comprometieron a poblar y proteger el territorio. El paso de Curupayty sería el límite. Melo de Portugal prometió avisar a Corrientes sobre los planes con el Cabildo de Asunción. Pero no hubo noticias. El 18 de enero de 1779, el síndico procurador del Cabildo de Corrientes, Francisco Quevedo, propuso reclamar los derechos de la ciudad en Pedro González. También propuso hacer una expedición de exploración.
La expedición de Quevedo llegó hasta el Tebicuary con 50 milicianos y 12 indígenas baqueanos de Itatí. Solo encontraron indígenas chaqueños. En abril, el Cabildo de Corrientes envió 200 milicianos al mando de Juan Benítez de Arriola. Iban con pobladores para asentarse en Pedro González y proteger los pasos de Curupayty y Humaitá. En Humaitá, se estableció un puesto de aduana. El alcalde Antonio Idalgo fue encargado de informar al virrey. La expedición salió de Itatí, cruzando el Paraná por el paso de Itatí.
El 16 de febrero de 1779, el gobernador de Paraguay pidió voluntarios para poblar Curupayty y Humaitá. Les darían tierras. Melo de Portugal envió una expedición que regresó a Asunción con la noticia de que Curupayty ya estaba poblado por gente de Corrientes. El 31 de marzo, envió un mensaje a García de Cossio. Dijo que había informado al virrey sobre el acuerdo, pero no tenía respuesta.
Melo de Portugal dijo que no había poblado la zona antes por otros asuntos urgentes. Cuando envió una expedición, ya encontró gente de Corrientes estableciéndose y marcando tierras. También se quejó de que se llevaban animales. Concluyó que la acción de Corrientes era extraña y pidió que retiraran a la gente de Curupayty hasta que el virrey respondiera.
En una carta al virrey el 20 de marzo de 1779, Melo de Portugal dijo que cedía la mitad sur de Pedro González. A cambio, Corrientes debía expulsar a los indígenas y proteger el territorio. Corrientes decía lo mismo y pensaba que había cedido una parte a Paraguay. El Cabildo de Corrientes escribió al virrey el 15 de marzo. Explicó que Curupayty o Lomas de Pedro González era su territorio. Había sido poblado por sus vecinos, como Pedro González. Pero por ataques indígenas, tuvieron que despoblarlo. Ahora, necesitaban tierras y querían repoblarlo.
El 13 de abril, el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo respondió a ambos. Dijo que Corrientes pedía ayuda para su destacamento de 200 hombres y aprobación para fundar la villa de Curupayty. Resolvería más tarde.
El 24 de abril de 1779, el Cabildo de Corrientes discutió el mensaje de Melo de Portugal. Declaró que Curupayty estaba dentro de los límites acordados. Habían informado al virrey y no podían retirar a la gente ni a las milicias hasta que él decidiera. Al saber esto, Melo de Portugal envió otro mensaje el 13 de mayo. Dijo que se había acordado que Curupayty y Lomas de Pedro González serían para Paraguay. Enviarían colonos. Ese mismo día, el virrey pidió al gobernador de Paraguay que evitara conflictos con Corrientes. Dijo que había pasado el caso a un asesor. Envió un mensaje similar a Corrientes.
El 20 de mayo, Melo de Portugal envió un mensaje al virrey. Enumeró los derechos de Paraguay sobre todo el territorio. Se basó en la división de la antigua Gobernación del Río de la Plata. Dijo que la cédula real de 1726 no puso todo el territorio de las Misiones bajo Buenos Aires, solo lo que los pueblos ocupaban. Pidió al virrey que desalojara a los de Corrientes. Melo de Portugal envió gente a poblar y fortificar Curupayty. Las comunicaciones entre ambos gobiernos continuaron. El 8 de junio de 1779, el teniente gobernador de Corrientes dijo que el gobernador de Paraguay había roto el acuerdo verbal. Por eso, Corrientes anulaba el acuerdo y volvía a reclamar hasta el río Tebicuary.
Decisiones del virrey
El 13 de junio de 1779, por queja de Corrientes, el virrey regañó al gobernador de Paraguay. Le ordenó retirar a sus enviados, milicias y pobladores hasta que él resolviera el caso. El 25 de agosto, Melo de Portugal se disculpó. Avisó que había retirado a las milicias. Pidió permiso para poblar la desembocadura del arroyo Ñeembucú. Ya había empezado a poblar allí, y estaba en la mitad acordada a Paraguay. El 13 de septiembre, el virrey autorizó la construcción de la población de Ñeembucú. Envió mensajes a Asunción y Corrientes.
El 9 de noviembre, el virrey decidió provisionalmente:
El territorio se dividiría en dos partes iguales. Cada una se adjudicaría a la provincia más cercana. El gobernador interino de las Misiones se encargaría de esta división. Los costos serían pagados por Corrientes y Paraguay. Se entendía que no se perjudicaría a los pueblos misioneros en las tierras que necesitaran para crecer, estancias, cultivos y bosques.
El gobernador Soria de Misiones fue encargado, pero no hizo la división. Por eso, las partes acordaron establecer el límite en el arroyo Hondo. En la parte de Corrientes, se estableció una comandancia militar. Incluía Lomas de Pedro González, el paso y guardia de Curupayty, el puesto de aduana de Humaitá, y los lugares Laureles, Curuzú Cuatiá, Costa del Paraná y Estero Bellaco. En lo religioso, formó una viceparroquia de la iglesia de Corrientes. La parte paraguaya formó el Partido de Ñeembucú o Pilar, con una comandancia militar y una iglesia.
Conflictos entre pobladores de Corrientes y Paraguay
El 22 de agosto de 1783, el rey nombró a Melo de Portugal como gobernador intendente de Paraguay. Su jurisdicción incluía "todo el territorio de su obispado".
Como la parte de Corrientes no tenía iglesia, los fieles iban a la de Villa del Pilar. Esto llevó al gobernador de Paraguay a enviar un mensaje el 13 de enero de 1784 al teniente gobernador de Corrientes, Alonso de Quesada. Le dijo que la Real Ordenanza de Intendentes de Ejército y Provincia de 1782 había establecido que la Intendencia del Paraguay incluía los límites de su obispado. Por lo tanto, debía evacuar Curupayty, llevándose armas, municiones y gente, ya que estaba en su territorio. La petición fue rechazada y se informó al virrey.
Aunque el Gobierno de los Treinta Pueblos de las Misiones Guaraníes siguió existiendo, su gobernador solo tenía el mando militar y la justicia. Los intendentes de Asunción y Buenos Aires tenían las demás responsabilidades en sus obispados.
En 1786, el comandante de Ñeembucú, Juan de Xara, hizo mediciones hasta el Paraná. Esto provocó una queja de Corrientes el 10 de enero de 1786. La respuesta fue conciliadora, diciendo que la demarcación estaba pendiente. Sin embargo, Melo de Portugal aclaró que Xara había excedido sus órdenes de demarcar solo en los límites de su provincia. El 3 de noviembre de 1788, el virrey Marqués de Loreto respondió a una carta del teniente gobernador de Corrientes, José Ponciano Rolón. Dijo que había pasado a asesoría las quejas de los pobladores de Curupayty sobre usurpaciones de los paraguayos.
En 1789, el nuevo gobernador de Paraguay, Joaquín Alós y Brú, envió a Pedro José Robledo a Buenos Aires. Quería reclamar ante el virrey los derechos de su provincia sobre el territorio. El Cabildo de Corrientes respondió con un documento extenso, pero el virrey no tomó ninguna decisión. El virrey Nicolás de Arredondo dispuso el 5 de noviembre de 1792 que la población de Ñeembucú se convirtiera en villa, con el nombre de Villa del Pilar. El 19 de marzo de 1797, el virrey Pedro Melo de Portugal confirmó a Pablo Antonio González de Guzmán como comandante del partido de Curupayty. El 3 de enero de 1798, el virrey Antonio Olaguer Feliú autorizó a las autoridades de Corrientes a cubrir con milicias el nuevo paso de Tayí. Este paso había sido abierto por indígenas del Chaco frente a la boca del río Bermejo, y el comandante de Ñeembucú no lo cubría. En 1802, hubo quejas de las autoridades religiosas de Corrientes. El cura de Ñeembucú ejercía control sobre los paraguayos que vivían en Curupayty y Lomas de Pedro González. Les exigía ir a su iglesia. En 1803, también hubo intercambio de notas entre el comandante de Ñeembucú, Sebastián Esteche, y el teniente gobernador de Corrientes. El primero decía tener autoridad sobre los paraguayos en la zona en disputa.
El gobernador de Paraguay Lázaro de Rivera y Espinosa, el Cabildo de Asunción y el Cabildo religioso de ese obispado hicieron una nueva reclamación en 1803. Las autoridades civiles y religiosas de Corrientes respondieron, pero no hubo cambios. El Cabildo de Corrientes pidió al exgobernador intendente Juan García de Cossio que informara. Él lo hizo el 11 de febrero de 1803. Dijo que el territorio estaba habitado por indígenas. Por órdenes superiores, envió doscientos milicianos para expulsarlos y poblar la zona. También construyeron un fuerte con cincuenta soldados para asegurar la conquista y la población.
De 1806 a 1809, el gobierno de Paraguay se quejó a los virreyes. Decían que había indígenas chaqueños en Curupayty que robaban en territorio paraguayo. No lograron que los virreyes ordenaran su desalojo. El 18 de octubre de 1809, el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros ordenó al teniente gobernador de Corrientes que obligara a los paraguayos que vivían en Curupayty a servir en las milicias.
La Revolución de Mayo y sus consecuencias
El 25 de mayo de 1810, se formó en Buenos Aires una Junta Provisional de Gobierno. Esto ocurrió después de que el virrey Cisneros fuera depuesto, un evento conocido como Revolución de Mayo. La Junta de Buenos Aires quería gobernar el Virreinato del Río de la Plata en nombre del rey Fernando VII. Esto sería hasta que la situación en España se aclarara. Por eso, la Junta y el Cabildo de Buenos Aires enviaron mensajes a otras ciudades del virreinato. Explicaron sus razones para gobernar y pidieron reconocimiento. También pidieron el envío de representantes para formar un gobierno.
El coronel José de Espínola y Peña llevó los mensajes a Asunción. El 15 de junio, Espínola entregó los documentos al teniente gobernador de Corrientes, Pedro Fondevila. Logró que Corrientes apoyara a la Junta y partió al día siguiente. Al llegar a la villa del Pilar, reunió al cabildo. Los presionó para reconocer a la Junta de Buenos Aires. También ordenó el reclutamiento de tropas para enviar a Buenos Aires y tener apoyo militar en Paraguay. El 21 de junio, llegó a Asunción y entregó los documentos al gobernador Bernardo de Velasco. El gobernador reunió un congreso provincial el 24 de julio. Decidieron no obedecer a la Junta de Buenos Aires. Velasco comenzó a preparar la guerra. El 11 de agosto, el comandante de Curupayty, José Piris, ordenó el reclutamiento de milicianos. El 27 de agosto, avisó a Fondevila sobre los preparativos militares en Villa del Pilar.
Paraguay toma el control del área en disputa

Para permitir el paso de los barcos a Paraguay que estaban retenidos en Corrientes, Velasco ordenó a Pedro Gracia el 15 de septiembre. Debía enviar una flotilla naval para liberar el paso y ocupar toda la zona desde el arroyo Hondo hasta el río Paraná. La flotilla, al mando de José Antonio Zavala y Delgadillo, tenía 3 barcos mercantes armados, una cañonera vieja y dos polacras. Llevaba 38 artilleros, 40 milicianos de San Isidro del Curuguaty, 10 fusileros, 49 soldados y 69 milicianos de Asunción. Sus órdenes eran negociar con el cabildo de Corrientes la entrega de los barcos. Si no, debían usar la fuerza. También tenían instrucciones de expulsar a los correntinos con propiedades en la zona si no juraban obediencia a Asunción. La flotilla partió el 21 de septiembre de 1810. El 1 de octubre, rescató 8 barcos que encontró cerca de Corrientes, cumpliendo su misión.
El 27 de septiembre, el segundo comandante de Pilar, Juan José Rojas, ocupó Curupayty sin luchar. El 28 de septiembre, Ferrer comunicó que Fulgencio Yegros había tomado prisionero al comandante Juan Manuel Piris de Ávila en el Paso de Itatí. El alcalde del Cabildo se uniría a Yegros con 40 hombres de Curupayty para ocupar los dos pasos restantes.
Reconocimiento temporal del control paraguayo
El Tratado de Amistad, Auxilio y Comercio se firmó el 12 de octubre de 1811. Fue entre la Junta Grande de Buenos Aires y la Junta Gubernativa de Asunción. El gobierno de Buenos Aires reconoció la autonomía de la provincia del Paraguay. Esto sería hasta que un Congreso General decidiera la forma de gobierno. Así, Paraguay obtuvo su independencia de hecho.
El artículo 4 establecía que los límites entre Buenos Aires y Paraguay se mantendrían como estaban. Esto sería hasta que un Congreso General los definiera. Así, el Partido de Pedro González quedó en posesión paraguaya. Se debía acordar con el obispo de Buenos Aires esta solución temporal para que no interfiriera en el partido en disputa.
Corrientes deja de reclamar
El 31 de julio de 1841, el gobierno de la Provincia de Corrientes firmó un Tratado Provisorio de Límites con los cónsules de Paraguay, Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso. El gobernador de Corrientes, Pedro Ferré, lo ratificó el 12 de agosto de ese año. Pero su validez sería temporal porque no fue firmado por un gobierno nacional argentino.
La Provincia de Corrientes reconoció así que Paraguay era dueño del área en disputa. El interés de Argentina por recuperar esa zona casi desapareció.
La solución final de la disputa
Las batallas más importantes de la Guerra de la Triple Alianza se libraron en las Lomas de Pedro González. Allí estaban las fortalezas paraguayas de Curupayty, Humaitá, Curuzú e Itapirú. Con el Tratado Secreto de la Triple Alianza, el gobierno argentino aceptó reconocer a Paraguay el área que la provincia de Corrientes ya no reclamaba.
Al finalizar la guerra, los gobiernos de Argentina y Paraguay firmaron un Tratado de Límites el 3 de febrero de 1876. Este tratado reconoció definitivamente que el área de Curupayty y Pedro González pertenecía a Paraguay.