Teresa de Lisieux para niños
Datos para niños Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz |
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![]() Detalle de una fotografía tomada a Teresa de Lisieux en el patio de su monasterio en 1895
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Doctora de la Iglesia proclamada el 19 de octubre de 1997 por el papa Juan Pablo II |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Marie-Françoise-Thérèse Martin | |
Nombre en francés | Thérèse de Lisieux | |
Nombre religioso | Soeur Thérèse de L'Enfant Jésus et de la Sainte Face | |
Apodo | La Petit Thérèse, The Little Flower, Santa Teresita, Święta Tereeiojncs pt y Tereska od Dzieciątka Jezus | |
Nacimiento | 2 de enero de 1873![]() |
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Fallecimiento | 30 de septiembre de 1897![]() |
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Causa de muerte | Tuberculosis | |
Sepultura | Lisieux | |
Nacionalidad | Francesa | |
Religión | Catolicismo | |
Lengua materna | Francés | |
Familia | ||
Padres | San Luis Martin y santa María Celia Guérin | |
Información profesional | ||
Ocupación | Teóloga, dramaturga, escritora, maestro de novicios y misionera | |
Información religiosa | ||
Beatificación | 29 de abril de 1923 por Pío XI | |
Canonización | 17 de mayo de 1925 por Pío XI | |
Festividad | 1 de octubre (rito romano) | |
Atributos | es representada como religiosa carmelita, abrazando un crucifijo envuelto en rosas | |
Venerada en | Iglesia católica Comunión anglicana |
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Patronazgo |
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Obras notables | Historia de un Alma | |
Orden religiosa | Orden de Monjas Descalzas de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo | |
Teresa de Lisieux, cuyo nombre de nacimiento fue María Francisca Teresa Martin, nació en Alenzón, Francia, el 2 de enero de 1873. Más tarde, se hizo religiosa carmelita descalza y fue conocida como Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, o simplemente santa Teresita del Niño Jesús. Falleció en Lisieux, Francia, el 30 de septiembre de 1897.
Fue declarada santa en 1925. En 1997, el papa Juan Pablo II la nombró Doctora de la Iglesia, un título especial que se da a quienes han enseñado verdades importantes sobre la fe. El papa Pío X la consideró «la santa más grande de los tiempos modernos».
Contenido
- Biografía de Santa Teresita
- ¿Cómo fue la infancia de Teresa de Lisieux?
- La vida de Teresa en Lisieux y sus primeros desafíos
- La enfermedad de Teresa y un momento especial
- Primeras Comuniones y desafíos espirituales
- Un cambio importante en la vida de Teresa
- El deseo de ser religiosa y los obstáculos
- El viaje a Roma y el encuentro con el Papa
- La entrada al convento
- La vida en el convento y el "Caminito"
- La ofrenda al Amor Misericordioso y la enfermedad
- Últimos días y fallecimiento
- El camino a la santidad: Beatificación y Canonización
- Escritos de Santa Teresita
- La enseñanza de Santa Teresita: El "Caminito"
- Símbolos y representaciones de Santa Teresita
- Lugares de devoción a Santa Teresita
- Influencia de Santa Teresita
- Santa Teresita en el cine y la televisión
- Galería de imágenes
- Véase también
Biografía de Santa Teresita
¿Cómo fue la infancia de Teresa de Lisieux?
María Francisca Teresa Martin nació en Alenzón, Francia. Sus padres fueron Luis Martin y María Celia Guérin, quienes son considerados santos. Tuvieron nueve hijos, pero solo cinco niñas sobrevivieron: María, Paulina, Leonia, Celina y Teresa, que fue la menor. Todas ellas se hicieron religiosas más tarde.
Teresa fue bautizada el 4 de enero de 1873. Cuando tenía dos meses, estuvo muy enferma, pero se recuperó rápidamente. Su madre la describía como una niña muy inteligente, pero también muy decidida y a veces llorona. Teresa siempre recordó esta etapa como la más feliz de su vida.
Su familia era muy unida y vivían su fe cristiana con mucha devoción. Iban a misa todos los días y rezaban el rosario en casa. También ayudaban a los necesitados, visitando a enfermos y ancianos. Sus padres fueron un gran ejemplo de vida espiritual para sus hijas.
En 1877, la madre de Teresa, Celia Martin, falleció debido a una enfermedad. Teresa tenía solo cuatro años. Después de esto, su padre decidió mudarse con sus hijas a Lisieux, cerca de la familia de su esposa, quienes prometieron cuidar de las niñas.
La vida de Teresa en Lisieux y sus primeros desafíos
La familia Martin se instaló en una casa llamada "Los Buissonnets". Teresa sintió mucho la ausencia de su madre. Aunque su padre y su hermana Paulina la cuidaban con mucho amor, ella se volvió más tímida y sensible.
A los siete años, Teresa se confesó por primera vez y sintió mucha alegría. A los ocho años, en 1881, entró a un colegio de monjas. Aunque era buena estudiante, le costó adaptarse a la vida con otras niñas y a veces se sentía triste. Encontró consuelo en su hermana Celina.
En esta época, le gustaba leer historias de caballeros y sentía una gran admiración por Juana de Arco. Pensaba que, aunque su vida no fuera famosa, podía llegar a ser una gran santa.
En 1882, Teresa descubrió que su hermana Paulina quería ser monja carmelita. Esto le causó mucha tristeza al principio, pero luego sintió que ella también estaba llamada a esa vida. Visitó el convento y la Madre Superiora le dijo que se llamaría "Teresa del Niño Jesús" si entraba, pero que debía esperar hasta los dieciséis años.
El 2 de octubre de 1882, Paulina entró al Carmelo. Fue un día difícil para Teresa, quien regresó a la escuela para prepararse para su Primera Comunión.
La enfermedad de Teresa y un momento especial
A finales de 1882, Teresa comenzó a sentirse mal. Tenía dolores de cabeza y otros síntomas extraños. Su carácter también cambió, y a veces se enojaba. Un médico pensó que era una reacción a la tristeza por la partida de su hermana Paulina.
En marzo de 1883, su estado empeoró mucho. Su familia estaba muy preocupada. Teresa sufría de temblores y miedos. Su padre y hermanas rezaron mucho por ella.
El 13 de mayo de 1883, mientras su familia rezaba frente a una imagen de la Virgen María, Teresa sintió que la Virgen le sonreía. En ese instante, todos sus síntomas desaparecieron. Fue un momento muy especial para ella, que la llenó de alegría y paz.
Primeras Comuniones y desafíos espirituales
Después de recuperarse, Teresa regresó al colegio y se preparó para su Primera Comunión. Su hermana Paulina, desde el convento, le enviaba consejos para ofrecer pequeños sacrificios a Jesús.
El 8 de mayo de 1884, Teresa hizo su Primera Comunión. Fue un día de gran alegría espiritual para ella. Sintió que Jesús la amaba mucho y se entregó a Él para siempre.
El 14 de junio de 1884, recibió el sacramento de la Confirmación. Sintió que este sacramento le daría la fuerza para enfrentar las dificultades.
En 1885, Teresa comenzó a sufrir de "escrúpulos", una dificultad espiritual donde se sentía culpable por cosas pequeñas. Esto la hacía sentir muy triste. Su hermana María la ayudó a superar estos miedos.
En 1886, su hermana María también entró al Carmelo. Teresa se sintió sola, pero encontró consuelo al rezar a sus hermanos que habían fallecido de pequeños. Sintió que era amada tanto en la tierra como en el cielo.
Un cambio importante en la vida de Teresa
Una noche de Navidad de 1886, Teresa experimentó un cambio profundo en su corazón. Al regresar de la misa, escuchó a su padre decir que ya era hora de que dejara las costumbres de niña pequeña. En lugar de llorar, como solía hacer, sintió una gran fortaleza y alegría.
Ella lo llamó su "noche de conversión". A partir de ese momento, se sintió libre de sus debilidades de la infancia y llena de caridad. Este fue el comienzo de la tercera y más hermosa etapa de su vida.
El deseo de ser religiosa y los obstáculos
Poco después de su conversión, Teresa se enteró de un hombre llamado Enrique Pranzini, que había cometido crímenes y sería ejecutado. Ella decidió rezar y ofrecer sacrificios por él, pidiendo que se arrepintiera. Cuando supo que Pranzini había besado un crucifijo antes de morir, sintió que sus oraciones habían sido escuchadas. Esto la animó aún más a querer ser religiosa para rezar por todos los pecadores.
A los 14 años, Teresa decidió que quería entrar al Carmelo. Su padre la apoyó con alegría, pero su tío, que era su tutor, le pidió que esperara. Finalmente, su tío aceptó.
Sin embargo, el superior del Carmelo de Lisieux se negó a aceptarla por ser muy joven. Solo el obispo podía dar permiso. Teresa y su padre fueron a hablar con el obispo, pero él también aplazó su decisión.
La última esperanza era hablar directamente con el Papa. Su padre organizó un viaje a Roma para ver al papa León XIII. Teresa y Celina viajaron con él.
El viaje a Roma y el encuentro con el Papa
El viaje a Roma fue una gran aventura para Teresa. Visitó muchos lugares importantes en Italia. Durante este viaje, se dio cuenta de que los sacerdotes también tenían defectos, lo que la motivó aún más a ofrecer su vida en el convento para rezar por ellos.
En el Coliseo de Roma, Teresa sintió un fuerte deseo de dar su vida por Jesús. Finalmente, llegó el día de la audiencia con el Papa. A pesar de que estaba prohibido hablarle, Teresa se arrodilló y le pidió permiso para entrar al Carmelo. El Papa le dijo que hiciera lo que sus superiores le indicaran. Teresa insistió, pero fue retirada suavemente por los guardias.
Aunque el encuentro no salió como esperaba, Teresa no perdió la esperanza. El viaje terminó y regresaron a Lisieux.
La entrada al convento
Al regresar a Lisieux, Teresa siguió luchando por su vocación. Finalmente, el 1 de enero de 1888, recibió la noticia de que el obispo había cambiado de opinión y le permitía entrar al convento.
El 9 de abril de 1888, Teresa ingresó al monasterio de las carmelitas descalzas de Lisieux. Tenía quince años y tres meses. Sus hermanas Paulina y María ya estaban allí.
Los primeros meses fueron difíciles, con trabajos que no conocía. Pero Teresa se adaptó bien. La Madre Superiora, aunque a veces la trataba con exigencia, lo hacía para ayudarla a crecer espiritualmente. Teresa siempre le estuvo agradecida.
El 10 de enero de 1889, Teresa tomó los hábitos de la orden y cambió su nombre a Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz. En este tiempo, se dedicó a practicar pequeñas virtudes y a ofrecer sus sufrimientos por los sacerdotes.
En 1890, leyó las obras de San Juan de la Cruz y lo tomó como su guía espiritual. Meditó sobre el sufrimiento de Jesús, lo que también la ayudó a entender la difícil situación de su padre, cuya salud mental se había deteriorado.
El 8 de septiembre de 1890, hizo sus votos religiosos. Dijo: «Yo he venido para salvar almas y, especialmente, para orar por los sacerdotes». Su padre no pudo asistir, lo que la entristeció.
En 1894, su padre falleció. Poco después, su hermana Celina también ingresó al Carmelo. Así, cuatro hermanas Martin estaban juntas en el mismo convento.
La vida en el convento y el "Caminito"
Los años siguientes fueron de crecimiento espiritual para Teresa. Rezaba con fidelidad, ayudaba a las demás hermanas en silencio y aceptaba las críticas. Se esforzaba por hacer todo con amor, incluso las cosas más pequeñas.
Durante una epidemia de gripe en 1891-1892, Teresa cuidó a sus hermanas enfermas, mostrando gran valentía. Su vida espiritual se nutría de los Evangelios, que siempre llevaba consigo.
En 1893, su hermana Paulina fue elegida priora y nombró a Teresa como maestra de novicias. Teresa les enseñó su doctrina sobre el «caminito», que fue conocida por primera vez por sus alumnas.
En 1894, Teresa escribió pequeñas obras de teatro para las festividades del convento, incluyendo una sobre Juana de Arco. Su talento para escribir fue reconocido.
A finales de 1894, Teresa se dio cuenta de que no podía alcanzar la santidad haciendo grandes cosas, porque se sentía muy pequeña. Leyendo la Biblia, comprendió que Dios quería que ella se abandonara a Él como un niño pequeño.
Descubrió que el «caminito» era el camino de la confianza y el amor, donde Jesús mismo la llevaría a la santidad. Ella escribió: «El ascensor que me debe elevar al cielo son tus brazos, ¡Oh Jesús! Por esto, yo no necesito crecer, por el contrario, tengo que seguir siendo pequeña, cada vez más y más».
La ofrenda al Amor Misericordioso y la enfermedad
El 9 de junio de 1895, Teresa se ofreció a sí misma al "amor misericordioso" de Dios. Quería sufrir, como Jesús, para reparar las ofensas contra Dios y ofrecer sacrificios por los pecadores.
En octubre de 1895, comenzó a rezar y ofrecer sacrificios por un joven seminarista que quería ser misionero. En febrero de 1896, su hermana Celina también hizo sus votos religiosos, lo que fue una gran alegría para Teresa.
Durante la Cuaresma de 1896, Teresa comenzó a tener problemas de salud. Sufrió hemorragias y dolores. Aunque sabía que su enfermedad era grave, no tenía miedo. Al contrario, sentía alegría porque pronto iría al cielo.
En esta época, también experimentó un período de oscuridad espiritual, que llamó la «noche de la fe». Dudaba sobre la vida eterna, pero se aferró a su fe y siguió creyendo. Multiplicó sus actos de sacrificio y compartió su deseo de seguir haciendo el bien después de su muerte.
En septiembre de 1896, leyendo las cartas de San Pablo, Teresa descubrió que su vocación era el amor. Comprendió que el amor lo abarca todo y que era la clave de su vida.
Últimos días y fallecimiento
En enero de 1897, Teresa, con 24 años, sentía que su vida no duraría mucho. Su enfermedad empeoró, con vómitos y dolores constantes.
En junio, le pidieron que siguiera escribiendo sus memorias. El 8 de julio de 1897, fue trasladada a la enfermería, donde permaneció hasta su muerte.
A pesar de su sufrimiento y la "noche de la fe", Teresa tenía una certeza interior sobre la vida después de la muerte. El 17 de julio, dijo: «Siento que pronto va a empezar mi misión de hacer amar a Dios como yo le amo, y de enseñar a muchos el camino espiritual de la sencillez y de la infancia espiritual. El deseo que le he expresado al buen Dios es el de pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra, hasta el fin del mundo. Sí, quiero pasar mi cielo haciendo el bien sobre la tierra».
El 17 de agosto, el médico confirmó que su enfermedad estaba muy avanzada. Sufría mucho, pero a veces encontraba humor. Sus hermanas anotaron sus últimas palabras y conversaciones.
El 29 de septiembre de 1897, comenzó su agonía. Pasó una noche muy difícil. Por la mañana, dijo: «Todo es pura agonía sin mezcla de consuelo». A las 7:20 de la noche del 30 de septiembre de 1897, mientras apretaba un crucifijo, dijo sus últimas palabras: «¡Oh!, ¡le amo! ... Dios mío... te amo...». Falleció en ese momento, con los ojos fijos en una imagen de la Virgen María.
Su cuerpo fue velado en el monasterio y muchas personas pidieron que se frotaran objetos de devoción en su ataúd. Fue sepultada el 4 de octubre de 1897.
El camino a la santidad: Beatificación y Canonización
Después de la publicación de sus escritos en 1898, la devoción a Teresa creció rápidamente. Cientos de personas comenzaron a visitar Lisieux para rezar en su tumba.
Durante la Primera Guerra Mundial, muchos soldados franceses llevaban estampas y medallas de Teresa. Después de la guerra, los soldados que sobrevivieron peregrinaron a Lisieux para agradecerle. El Carmelo de Lisieux recibía cientos de cartas al día.
El papa Pío X decidió iniciar el proceso para declararla santa. El 14 de junio de 1914, se abrió oficialmente su causa. El papa Benedicto XV permitió que el proceso avanzara más rápido de lo usual.
Para ser beatificada, se necesitaban dos milagros. El primero fue la curación de un joven seminarista con una enfermedad grave. El segundo fue la curación de una religiosa con una afección estomacal.
Teresa fue beatificada el 29 de abril de 1923 por el papa Pío XI.
Después de la beatificación, ocurrieron más milagros. Dos de ellos fueron presentados para su canonización: la curación de una joven belga con una enfermedad pulmonar e intestinal, y la curación de una religiosa italiana con problemas en la rodilla y la columna.
El papa Pío XI ordenó que la canonización de Teresa se celebrara con grandes honores. La fachada de la basílica de San Pedro en el Vaticano fue iluminada con miles de antorchas, algo que no se hacía en muchos años.
Teresa del Niño Jesús fue canonizada el 17 de mayo de 1925 por el mismo papa. A la ceremonia asistieron muchísimas personas. El papa Pío XI la llamó «la estrella de su pontificado».
En 1927, fue proclamada patrona de las misiones, a pesar de no haber salido nunca del convento, porque siempre rezó por los misioneros. En 1944, fue nombrada copatrona de Francia junto a Juana de Arco.
En su honor, se construyó la Basílica de Santa Teresa en Lisieux, uno de los edificios religiosos más grandes de Francia y un importante lugar de peregrinación.
Doctora de la Iglesia Universal: Un reconocimiento especial
El 19 de octubre de 1997, el papa Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia Universal. Fue la tercera mujer en recibir este título, después de Teresa de Ávila y Catalina de Siena.
Durante la ceremonia, el Papa la llamó «Doctora del Amor». Dijo que sus enseñanzas, aunque no eran complicadas, mostraban una gran sabiduría sobre la fe y el camino a la santidad. Su mensaje ha llegado a muchas personas en todo el mundo.
Escritos de Santa Teresita
Historia de un Alma: Su autobiografía
Historia de un Alma es el libro más famoso de Teresa, publicado por primera vez en 1898, un año después de su muerte. Ha sido traducido a 42 idiomas y ha inspirado a millones de personas. En este libro, se puede conocer su vida y su profunda vida espiritual. Contiene más de mil citas de la Biblia.
El libro está compuesto por tres manuscritos (A, B y C) que Teresa escribió por orden de sus superioras. Después de su muerte, estos manuscritos se unieron y publicaron como una sola obra.
- El manuscrito A lo escribió en 1895, contando los recuerdos de su infancia y la historia de su alma.
- El manuscrito B es un conjunto de cartas donde explica gran parte de su enseñanza espiritual, especialmente su descubrimiento de que el amor era su vocación.
- El manuscrito C lo escribió en 1897, describiendo las gracias que recibió y sus descubrimientos espirituales, incluyendo el «caminito».
Otros escritos importantes
- Cartas: Escribió más de 250 cartas a familiares, amigos y a sus "hermanos espirituales" (sacerdotes misioneros por quienes rezaba). Estas cartas muestran el desarrollo de su espiritualidad.
- Poemas: Escribió 62 poemas, donde expresaba sus sentimientos más profundos sobre Dios y su fe.
- Oraciones: Dejó 21 oraciones que muestran su gran entrega a Dios y su deseo de ayudar a salvar almas. La más conocida es La ofrenda como holocausto al amor misericordioso.
- Recreaciones piadosas: Escribió 8 obras de teatro cortas para que las religiosas las representaran en el convento. En ellas, expresaba sus deseos y su amor por Jesús. En una de ellas, interpretó a Juana de Arco.
La enseñanza de Santa Teresita: El "Caminito"
La enseñanza de Teresa se centra en cómo alcanzar la santidad en la vida diaria. Ella animaba a todos a buscar la santidad, incluso a quienes se sentían pequeños e incapaces.
En su época, muchos pensaban que la santidad era solo para unos pocos que hacían cosas extraordinarias. Teresa, sin embargo, creía que no era necesario hacer grandes obras para amar a Dios y ser santo. Ella escribió:
El amor en sí se demuestra con hechos, así que ¿cómo yo hago para mostrar mi amor?, las grandes obras me son imposibles. La única manera en que puedo demostrar mi amor es por la dispersión de flores y estas flores son cada pequeño sacrificio, cada mirada, cada palabra, y el hacer por amor hasta los actos más pequeños.
Entre 1893 y 1894, Teresa descubrió el caminito o pequeña vía. Se dio cuenta de que, al reconocer su propia pequeñez y debilidad, podía confiar totalmente en Dios. Ella escribió: «Siempre siento la misma confianza audaz para convertirme en una gran santa, porque no dependo de mis méritos, ya que no tengo ninguno, solo espero en Aquel que es la virtud, incluso la santidad misma. Es sólo Él, contentándose de mis débiles esfuerzos, quien me va a levantar hacia Él mismo y, cubriéndome con sus infinitos méritos, podré ser santa».
El abandono es un punto clave en su enseñanza. Para Teresa, abandonarse significa entregarse por completo a Dios, como un niño pequeño en los brazos de su padre. Es dejar de lado el orgullo y las preocupaciones, confiando solo en la voluntad de Dios.
Otro punto importante es la confianza en la misericordia y el amor de Dios. Teresa siempre puso la misericordia divina por encima de todo, creyendo que no hay nada que temer si se confía en Dios. Ella decía: «La confianza, y nada más que la confianza, es la que debe conducirnos al amor de Dios».
Incluso durante su "noche de la fe", cuando sentía dudas, Teresa siguió creyendo en la infinita misericordia de Dios. Ella enseñó que la santidad es para todos, no solo para unos pocos elegidos.
Símbolos y representaciones de Santa Teresita
La rosa es el símbolo más conocido de Teresa de Lisieux. A menudo se la representa con rosas en las manos o rodeada de ellas. En sus escritos, Teresa usaba las flores como metáforas para describir sus actos de amor a Dios. Se llamaba a sí misma "la pequeña flor de Jesús".
Según las monjas del convento, Teresa dijo que después de su muerte enviaría una "lluvia de rosas" a la tierra, lo que significa que enviaría gracias y bendiciones desde el cielo a quienes pidieran su ayuda.
Su hermana Celina, que era artista, pintó varios retratos de Teresa y tomó fotografías de ella. El retrato más famoso de Teresa, pintado por Celina en 1912, la muestra con un crucifijo cubierto de rosas. Este retrato se hizo muy popular y ayudó a establecer la forma tradicional de representarla. Se han distribuido muchísimas estatuas de Teresa inspiradas en este retrato.
Lugares de devoción a Santa Teresita
En Lisieux
Muchos peregrinos visitan Lisieux, donde pueden conocer:
- Los Buissonnets: La casa donde vivió Teresa con su familia.
- El Carmelo: El convento donde vivió como religiosa y donde se encuentran la mayoría de sus reliquias.
- La Basílica de Santa Teresa: Una iglesia muy grande construida en su honor, que es el segundo lugar de peregrinación más importante de Francia.
- El cementerio: Donde sus restos estuvieron por 26 años.
En el mundo
Muchos edificios religiosos en todo el mundo llevan el nombre de Santa Teresita, como:
- Catedral de Santa Teresa del Niño Jesús (Saitama) en Japón
- Catedral de Santa Teresa (Bacabal) en Brasil
- Catedral de Santa Teresa (Changchun) en China
- Concatedral de Santa Teresa (Savannakhet) en Tailandia
- Basílica de Santa Teresa del Niño Jesús en El Cairo
- Catedral de Santa Teresa de Lisieux en las Bermudas
- Basílica del Santuario Nacional de la Pequeña Flor (Royal Oak) en Royal Oak, en Estados Unidos
- Basílica del Santuario Nacional de la Pequeña Flor (San Antonio) en San Antonio, Estados Unidos
- Iglesia de Santa Teresita en Quito.
Influencia de Santa Teresita
A lo largo de los años, miles de personas, creyentes y no creyentes, se han sentido inspiradas por la vida y las enseñanzas de Teresa. Su obra ha sido traducida a muchos idiomas y ha sido una fuente de inspiración para muchos. Se le considera una de las figuras más importantes en la historia del catolicismo.
Entre las personas famosas que han sido influenciadas por Santa Teresita se encuentran:
- Papa Francisco
- Pío de Pietrelcina
- Maximiliano Kolbe
- Teresa de los Andes
- Juan Pablo II
- Teresa de Calcuta (quien cambió su nombre a Teresa después de leer Historia de un Alma)
- María Faustina Kowalska
Santa Teresita en el cine y la televisión
La vida de Santa Teresita del Niño Jesús ha sido llevada a la pantalla en varias ocasiones:
Cine
- 1929 - La vie miraculeuse de Thérèse Martin (Francia)
- 1938 - Thérèse Martin /Teresa Martin (Francia)
- 1952 - Procès au Vatican /La vie de Sainte Thérèse de Lisieux (Francia)
- 1964 - Le vrai visage de Thérèse de Lisieux (Francia) [Cortometraje]
- 1986 - Thérèse /Teresa (Francia). Esta película ganó varios premios importantes.
- 2004 - Thérèse: The Story of Saint Thérèse of Lisieux (EUA)
Televisión
- 2011 - Histoire d'une âme, Sainte Thérèse de Lisieux (Francia) (película para televisión)
- 2013 - Santa Teresita del niño Jesús - Mi familia católica (España) (serie animada infantil)
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Thérèse of Lisieux Facts for Kids