Octava cruzada para niños
La octava cruzada fue la fallida campaña militar que el rey francés Luis IX llevó a cabo en Túnez en 1270. El objetivo, que no se alcanzó, era la conversión al cristianismo del emir de la ciudad y la extensión de esta religión por el territorio limítrofe. La expedición militar fracasó y en ella falleció el monarca francés.
Antecedentes
Entre los años 1265 y 1268, los mamelucos egipcios acaudillados por el sultán Baibars conquistaron gran parte de los territorios de los Estados cruzados de Levante. Si al principio del reinado del sultán (1260) los cruzados dominaban la costa levantina entre Gaza y Cilicia, y contaban con imponentes fortalezas en el interior para proteger el territorio, cuando falleció en 1277 apenas se sostenían en Acre, Tiro, Sidón, Trípoli, Gibelet, Tortosa y Latakia y en las fortalezas de Marqab y Atlit. Baibars resultó el mayor azote de los cruzados desde los tiempos de Saladino y selló su eliminación del Levante. El Oriente Próximo cristiano vivía una época de anarquía entre las órdenes religiosas que debían defenderlo, así como entre comerciantes genoveses y venecianos.
Luis IX partió inicialmente para Egipto, donde gobernaba la nueva dinastía mameluca con el sultán Baibars. Pese a la grave situación del Levante cristiano, Carlos de Anjou, hermano del rey Luis, convenció a este para dirigir su nueva cruzada no al Levante, sino a Túnez, donde afirmó que el emir local estaba dispuesto a abandonar el islam y convertirse al cristianismo. A pesar de la oposición de algunos estrechos colaboradores del rey a la empresa propuesta por su hermano, este la aceptó.
La cruzada
La inmensa expedición partió de Aigues-Mortes el 1 de julio de 1270. Acompañaban al rey sus tres hijos, su yerno Teobaldo II de Navarra, su sobrino Roberto de Artois y varios condes. La escuadra arribó frente a Cartago el 18 de julio, en pleno verano magrebí. En contra de lo esperado, el emir no se convirtió, sino que se aprestó para defenderse de la invasión. El clima y las epidemias diezmaron pronto las huestes de Luis. Cuando Carlos llegó con refuerzos el 25 de agosto, se enteró de que el rey acababa de fallecer. Dos hijos del rey yacían también moribundos.
El vigor de Carlos al mando de la expedición permitió que en otoño se realizase la evacuación, tras el pago de un oneroso rescate por parte del emir. El hijo del rey, Felipe el Audaz, firmó un tratado de paz con el sultán y volvió a Europa. La fracasada campaña fue la última cruzada.
Entre 1271-1272 tuvo lugar la Novena Cruzada, que a veces se la agrupa con la octava; es comúnmente considerada como la última gran cruzada medieval a la Tierra Santa.