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María Zambrano para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
María Zambrano
María Zambrano ca. 1918.JPG
Información personal
Nombre de nacimiento María Zambrano Alarcón
Nacimiento 22 de abril de 1904
Vélez-Málaga (España)
Fallecimiento 6 de febrero de 1991
Madrid (España)
Nacionalidad Española
Familia
Padres Araceli Alarcón Delgado
Blas Zambrano
Cónyuge Alfonso Rodríguez Aldave (1936-1948)
Educación
Educada en
  • Universidad Central
  • Instituto Mariano Quintanilla
Información profesional
Ocupación Filósofa, escritora y poetisa
Área Poesía, ensayo y filosofía
Empleador
  • Instituto-Escuela
  • Universidad Central
  • Residencia de Señoritas
  • Instituto de Bachillerato Cervantes
  • Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Movimiento Generación del 27
Género Ensayo y poesía
Distinciones Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (1981)
Premio Cervantes 1988
Firma
Firma de Maria Zambrano.jpg

María Zambrano Alarcón (nacida en Vélez-Málaga, Málaga, el 22 de abril de 1904 y fallecida en Madrid el 6 de febrero de 1991) fue una importante filósofa y ensayista española. Escribió mucho sobre temas profundos y poéticos. Su trabajo no fue muy conocido en España hasta finales del siglo XX, después de que ella viviera muchos años fuera del país.

Cuando ya era mayor, recibió los dos premios literarios más importantes de España: el Premio Príncipe de Asturias en 1981 y el Premio Cervantes en 1988. Fue la primera mujer en recibir el Premio Cervantes.

Biografía de María Zambrano

Sus primeros años de vida

María Zambrano nació en Vélez-Málaga el 22 de abril de 1904. Sus padres, Araceli Alarcón Delgado y Blas Zambrano, eran maestros, al igual que su abuelo. Creció en una familia de personas dedicadas al estudio y a profesiones importantes, lo que influyó mucho en su desarrollo.

Cuando era niña, María tuvo problemas de salud. Una vez, mientras estaba de vacaciones, se puso tan mal que pensaron que había fallecido. Después de varias horas, se recuperó, pero tuvo una larga convalecencia.

En 1908, su familia se mudó a Madrid y, al año siguiente, a Segovia. Allí, su padre consiguió un puesto como profesor. María pasó su adolescencia en Segovia, y allí nació su hermana Araceli, a quien María consideró "la alegría más grande de su vida". En 1913, María empezó el bachillerato en el Instituto de Segovia, siendo una de las pocas alumnas.

Su formación académica

En 1924, su familia regresó a Madrid. María se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid, estudiando por libre debido a su salud. Entre 1924 y 1926, asistió a clases de importantes profesores como García Morente y José Ortega y Gasset.

En 1927, fue invitada a las reuniones de la Revista de Occidente, un grupo de intelectuales. A pesar de ser joven, María ayudó a conectar a Ortega y Gasset con escritores más jóvenes, como Antonio Sánchez Barbudo. También conoció a otros artistas y escritores famosos, como Federico García Lorca y Miguel Hernández.

A partir de 1928, María comenzó su doctorado y se unió a la Federación Universitaria Escolar (FUE). Colaboró en el periódico El Liberal y ayudó a fundar la Liga de Educación Social. También dio clases de filosofía en el Instituto Escuela, aunque tuvo que interrumpirlas por una enfermedad (tuberculosis). A pesar de esto, siguió escribiendo y colaborando. En esta etapa, empezó a escribir sus primeros ensayos, mostrando su interés por la filosofía, la literatura y el arte.

En 1931, fue nombrada profesora auxiliar de Historia de la Filosofía en la Universidad Central. En esa época, empezó su tesis doctoral, que no llegó a terminar. Participó en la proclamación de la Segunda República Española en la Puerta del Sol en 1931. Aunque le ofrecieron ser diputada, ella prefirió dedicarse a la filosofía.

Su visión política

En 1932, María Zambrano se unió a un grupo llamado Frente Español. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no estaba de acuerdo con algunas ideas. Ella se opuso a que ciertas personas con ideas autoritarias se unieran al grupo. Por eso, decidió disolver el movimiento.

Después de esta experiencia, María se desilusionó con la política de partidos. Sin embargo, siempre fue leal a la República durante el conflicto que vivió España. A partir de entonces, su interés por la política se centró en el pensamiento. Criticó las ideas que no permitían la libertad y propuso una "razón poética", una forma de pensar más completa y abierta.

Las Misiones Pedagógicas

En 1932, María conoció a Rafael Dieste y otros jóvenes escritores como Luis Cernuda y Miguel Hernández. Con ellos, participó en las Misiones Pedagógicas en lugares como Cáceres y Cuenca. Estas misiones eran proyectos para llevar la cultura y la educación a zonas rurales de España. Esta experiencia la ayudó a superar sus preocupaciones personales y a enfocarse en una "tarea española" importante.

Entre 1932 y 1934, María colaboró con varias revistas literarias importantes. En las reuniones de la revista Cruz y Raya, conoció a Miguel Hernández, con quien compartió momentos de tristeza.

En 1935, María empezó a dar clases de Filosofía en la Residencia de Señoritas y en el Instituto Cervantes, donde también enseñaba Antonio Machado.

El conflicto en España y el exilio

El 18 de julio de 1936, tras un importante evento político en España que llevó a un conflicto, María Zambrano se unió a un grupo de intelectuales para defender la cultura. Ella creía en la libertad de los pensadores y apoyó al pueblo. Este compromiso se reflejó en su obra, especialmente en su idea de la "razón poética".

El 14 de septiembre de 1936, se casó con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave. Él fue nombrado secretario de la Embajada de España en Chile, y viajaron allí en octubre. Hicieron una parada en La Habana, donde María dio una conferencia y conoció a José Lezama Lima, quien se convertiría en un gran amigo.

Ocho meses después, en medio del conflicto en España, regresaron. Cuando les preguntaron por qué volvían si la situación era difícil, respondieron: "Pues por esto, por esto mismo". Su esposo se unió al ejército y ella colaboró en la revista Hora de España. Participó en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura en Valencia en 1937, donde conoció a Octavio Paz y Simone Weil. Fue nombrada Consejera de Propaganda y Consejera Nacional de la Infancia Evacuada.

A principios de 1938, se mudó con su familia a Barcelona, donde dio un curso en la universidad. El 29 de octubre de ese año, falleció su padre. El 23 de diciembre, la situación en Cataluña se volvió muy difícil, y el 25 de enero, Barcelona cayó. María decidió irse de España.

Su vida fuera de España

El 28 de enero de 1939, María cruzó la frontera francesa con su madre, su hermana Araceli y otros familiares. Después de una breve estancia en París, viajaron a México, invitados por la Casa de España. Antes de llegar a México, pasaron por Nueva York y La Habana, donde María fue profesora.

De Cuba, María fue a México. Allí, fue nombrada profesora en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en Morelia. Esta experiencia fue como un pequeño exilio dentro de su gran exilio, y la llevó a dejar México para vivir unos años entre Puerto Rico y Cuba. En México, publicó sus libros Filosofía y poesía y Pensamiento y poesía en la vida española.

Entre 1940 y 1945, trabajó mucho dando seminarios y conferencias en Cuba y Puerto Rico. También siguió publicando artículos y libros como La Confesión: Género Literario y Método. El conflicto mundial le impidió reunirse con su madre y su hermana Araceli, que estaban en París. Su hermana Araceli quedó viuda y con problemas de salud mental, ya que su esposo había sido detenido y falleció.

Regreso a Europa

Cuando París fue liberada, María pudo viajar, pero su madre ya había fallecido. Su hermana Araceli estaba muy afectada, y María decidió no separarse más de ella. En 1947, las hermanas Zambrano se instalaron en París. En marzo de ese año, el esposo de María se unió a ellas, pero la convivencia fue difícil.

En 1948, María y Araceli se mudaron a La Habana, luego a México y de nuevo a La Habana. La situación económica era complicada, así que decidieron volver a Europa. En 1949, se instalaron en Roma hasta 1950, cuando el gobierno italiano no les permitió quedarse más tiempo. Fueron a París, donde María se reencontró brevemente con su esposo.

Durante ese tiempo, María Zambrano se hizo amiga del intelectual francés Albert Camus. Él la apoyó para publicar una traducción de su obra El hombre y lo divino, pero el proyecto no se concretó debido a la muerte de Camus en 1960.

Las hermanas Zambrano vivieron en París hasta 1953, cuando regresaron a La Habana. Pero la situación política en Cuba era difícil, y en junio de 1953, volvieron a Roma.

El periodo más largo de las Zambrano en Roma fue de 1953 a 1959. Allí, María tuvo una gran amistad con intelectuales italianos y se reencontró con viejos amigos. A pesar de su salud y economía débiles, siguió escribiendo sin parar. De este periodo surgieron obras importantes como España, sueño y verdad.

En 1957, María recibió la noticia de su divorcio. Ese mismo otoño, conoció a la poeta venezolana Reyna Rivas, quien, junto a su esposo, se convirtieron en sus grandes amigos y protectores. Su casa en Roma era famosa por las reuniones y por la gran cantidad de gatos que Araceli cuidaba.

Después de vivir unos meses en Trèlex-sur-Nyon (Suiza), las hermanas Zambrano regresaron a Roma en 1960. En 1962, Araceli viajó a México para intentar conseguir una pensión para María, pero no tuvo éxito. Otro problema fue una orden de expulsión de Roma en 1963, debido a los gatos. A pesar de la intervención de ministros, el 14 de septiembre de 1964, las Zambrano y trece gatos tuvieron que dejar Roma y viajar a Francia.

«La Pièce»

Cuando María vio por primera vez la casa de «La Pièce», en el Jura francés, dijo: "Parece un convento abandonado, pero tiene gracia". Vivió allí hasta 1977. La soledad de la casa en el bosque se animaba con las visitas de amigos y familiares. Allí, María terminó o amplió obras como La tumba de Antígona y Claros del bosque.

Fue en este periodo cuando su obra empezó a ser valorada en España. En 1966, se publicó un artículo sobre ella en la Revista de Occidente, y luego otros trabajos.

A principios de los años 70, un proyecto para mudarse a Nápoles no prosperó debido a problemas de salud de Araceli, quien falleció el 20 de febrero de 1972. La muerte de su hermana hizo que María dejara la casa del bosque por un tiempo. Viajó a Roma y Grecia con la ayuda de su amigo Timothy Osborne. En 1974, regresó a «La Pièce».

En 1975, José Lezama Lima le dedicó un poema. Pero la salud de María seguía empeorando. En 1978, se mudó a Ferney-Voltaire, y en 1981, a Ginebra. Allí, la comunidad asturiana la nombró Hija Adoptiva del Principado de Asturias, el primero de muchos reconocimientos.

Últimos años y reconocimientos

Archivo:Placamariazambrano
Placa puesta en enero de 2004 en la última casa que María Zambrano habitó en Madrid, entre 1984 y 1991. En ella puede leerse una cita de la pensadora española: «Solamente se es de verdad libre cuando no se pesa sobre nadie; cuando no se humilla a nadie. En cada hombre están todos los hombres».

En 1981, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, en su primera edición. El ayuntamiento de Vélez-Málaga, su ciudad natal, la nombró Hija Predilecta. Al año siguiente, la Universidad de Málaga la nombró Doctora honoris causa.

Después de una recaída en su salud, María se recuperó y el 20 de noviembre de 1984, regresó a España después de casi cuarenta años viviendo fuera. Se instaló en Madrid, y ya no salió mucho de la ciudad.

En esta última etapa, su actividad intelectual fue muy intensa. Quería participar activamente en la cultura y la academia de su país. Se dedicó a escribir y a reflexionar sobre temas importantes de su carrera, como la memoria y el tiempo. Entre sus obras más destacadas de este periodo está Claros del bosque (1977), que muestra su pensamiento maduro.

En España, recibió otros reconocimientos: Hija Predilecta de Andalucía en 1985. En 1987, se creó en Vélez-Málaga la fundación que lleva su nombre, para difundir su pensamiento y obra. Finalmente, en 1988, se le concedió el Premio Cervantes.

María Zambrano falleció en Madrid el 6 de febrero de 1991. Fue enterrada en el cementerio de Vélez-Málaga, donde más tarde también se trasladaron los restos de su madre y su hermana. En su lápida se puede leer un verso: «Surge amica mea et veni» (Levántate, amiga mía, y ven).

Desde 1990, la Fundación María Zambrano organiza Congresos Internacionales sobre su vida y obra. En 2024, coincidiendo con el 120º aniversario de su nacimiento, se encontraron nuevos textos y datos sobre ella.

Entre los reconocimientos póstumos, fue nombrada Hija Predilecta de la Provincia de Málaga en 2002. El 27 de noviembre de 2006, la estación central de ferrocarril de Málaga fue nombrada en su honor. En 2008, se botó un barco de salvamento marítimo llamado María Zambrano (BS-22). También lleva su nombre la biblioteca central de Filosofía y Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, donde ella estudió.

El 28 de abril de 2017, el Ayuntamiento de Segovia la nombró Hija Adoptiva y Predilecta. El campus universitario de la ciudad también lleva su nombre.

El pensamiento de María Zambrano

Para María Zambrano, la filosofía comienza con lo divino, con la explicación de las cosas de cada día. Pero luego, alguien se pregunta: "¿Qué son las cosas?". Ahí nace la actitud filosófica. Ella creía que hay dos actitudes: la filosófica, que surge de la curiosidad y la falta de conocimiento, y la poética, que es la respuesta, la calma, y donde encontramos el sentido a todo. Su forma de pensar era muy creativa y se convirtió en lo que ella llamó su "método".

Sus ideas principales

María Zambrano se centró en dos grandes temas: la creación de la persona y la razón poética.

La creación de la persona se refiere a que el ser humano es un problema para sí mismo. Nuestro ser se presenta como un deseo, una nostalgia, una esperanza y a veces una tragedia. Si todo fuera fácil, no nos preguntaríamos sobre nuestra propia existencia.

La razón poética, aunque no la explicó de forma sistemática en un solo libro, está presente en todas sus obras. Es el centro de su pensamiento. La razón poética es el camino para lograr el objetivo de "crear la persona". Ambos temas se relacionan con otras cuestiones, como lo divino, la historia y los sueños.

Su visión de la política

Toda la obra de María Zambrano tiene un espíritu político. Su participación política fue más directa antes y durante el conflicto en España. Sin embargo, ella no quiso participar en la política de partidos. Rechazó ser diputada porque prefería su vocación filosófica.

Pero esto no significa que abandonara la política. Ella eligió hacer política desde el pensamiento. En su primer libro, Horizonte del liberalismo (1930), explicó que "se hace política siempre que se piensa en dirigir la vida". Esto es lo que ella buscaba con su razón poética y su crítica a cualquier movimiento autoritario.

La relación con lo divino

María Zambrano decía que "el hombre y lo divino" podría ser el título de toda su obra. La relación del ser humano con lo "sagrado", con esa parte profunda y misteriosa dentro y fuera de nosotros, es una constante en sus escritos. Ella buscaba desvelar "lo que aparece", lo que nos muestra lo que somos.

Desde el principio de la historia, el ser humano se sentía rodeado de un universo sagrado. Con el tiempo, fue ordenando la realidad y asumiendo la responsabilidad de su propia existencia. María Zambrano describe este proceso como el paso de una actitud poética a una filosófica. La poesía, para ella, es una respuesta, mientras que la filosofía es una pregunta. La pregunta surge del caos y la desesperanza, cuando las respuestas anteriores ya no sirven. La respuesta, en cambio, ordena el caos y hace el mundo más comprensible.

Al principio, el ser humano se sentía observado sin ver. La realidad estaba oculta y llena de "dioses" que podían poseerlo. El miedo y la esperanza eran sentimientos comunes. Los dioses míticos fueron una primera forma de ordenar la realidad. Nombrarlos ayudaba a calmar el miedo.

Pero la poesía y los dioses no eran suficientes. En Grecia, la gente empezó a buscar la unidad. La pregunta "¿Qué son las cosas?" marcó el nacimiento de la filosofía. Para Zambrano, toda pregunta importante es un acto profundo, porque surge de una necesidad. Preguntamos porque no sabemos, porque algo nos falta.

Con el tiempo, lo divino se hizo más interno, y el individuo se descubrió a sí mismo. El dios que Nietzsche dijo que había "muerto" era el dios de la filosofía, creado por la razón. Nietzsche, según Zambrano, quiso volver al origen, a la naturaleza humana, para encontrar lo divino. Él recuperó todas las dimensiones del ser humano, incluyendo sus pasiones.

La "nada", aunque amenazante, también es una posibilidad. Si sentimos la ausencia de algo, es porque ese algo puede existir. La "nada" del principio, ese lugar sin espacio ni tiempo, es la pura posibilidad de ser. A partir de esa "nada", el ser humano debe crear su propio ser, no solo conceptual, sino histórico. Debe crearse a sí mismo con la libertad que le da la conciencia. Así comienza el proceso de la creación de la persona.

Racionalismo e historia

El racionalismo es una forma de pensar que busca establecer el poder basándose en la idea de que la realidad debe ser clara y comprensible para la razón. Para Zambrano, el racionalismo, al igual que cualquier sistema absoluto, detiene la historia porque ignora el paso del tiempo. Si el hombre se queda en verdades fijas, deja de sentir el cambio y la lucha contra el tiempo.

El problema para Zambrano es "humanizar la historia y la vida personal". Quiere que la razón sea una herramienta para entender la realidad, especialmente la realidad de uno mismo. Humanizar la historia significa asumir la propia libertad, despertando la conciencia personal y aceptando los diferentes tiempos de la persona.

La creación de la persona

María Zambrano aplica las mismas ideas sobre la historia social a la historia personal. Las dificultades sociales son el resultado de las dificultades personales.

El ser humano como un ser que experimenta su trascendencia

El ser humano no es solo un ser histórico. Es un ser destinado a ir más allá de sí mismo, a trascender. Es un ser en constante cambio, que no solo pasa por la vida, sino que va más allá de los personajes que se imagina ser. Que el ser humano sea trascendente significa que no está terminado, que debe crearse a sí mismo a medida que vive. Si nacer es salir de un sueño inicial, vivir es salir de otros sueños, despertando una y otra vez.

La fenomenología del tiempo

La persona se forma, como la historia, sobre una estructura temporal. Aunque la historia tiene muchos tiempos, estos siempre están dentro del tiempo histórico: el sucesivo. Los tiempos del individuo son más complejos:

  • Tiempo sucesivo: Es el tiempo de la conciencia y la libertad, que se puede medir (pasado, presente, futuro).
  • Tiempo de la psique: Es un tiempo sin tiempo, el tiempo de los sueños, donde el pensamiento y la libertad no existen. Aquí, el individuo es movido por las circunstancias.
  • Tiempo de creación: Es otro tipo de tiempo sin tiempo, pero este es creativo. El individuo no está "bajo" el tiempo, sino "sobre" él. Estos momentos de lucidez pueden llevar a descubrimientos en el arte o el pensamiento, y a la "creación de la persona". Son los momentos en que se producen los "despertares".

La forma sueño

María Zambrano estudió los sueños no por su contenido (como el psicoanálisis), sino por cómo se presentan. Distinguió dos tipos de sueños:

  • Sueños de la psique: Corresponden al tiempo sin tiempo de la psique, como los sueños de deseo o de obstáculos.
  • Sueños de la persona: También llamados "sueños de despertar" o "sueños de finalidad". Estos dan a la persona la visión necesaria para crecer. Cuando aparecen mientras estamos despiertos, se llaman "sueños reales" y deben ser interpretados.

La acción esencial

Los sueños de la persona requieren una "acción", y la única acción posible, bajo el sueño, es despertar. La acción es diferente de la "actividad". La acción es un acto libre de la persona, mientras que la actividad es el movimiento automático. La acción de la persona siempre es esencial: busca cumplir su propósito, lo que significa que, al actuar, la persona se realiza.

La acción viene de la voluntad del individuo. La conciencia a menudo se opone a cualquier tipo de despertar. El "yo", al sentirse vulnerable, se defiende, creando barreras que lo aíslan de lo desconocido. Pero Zambrano advierte: "si una tal vigilia se cumpliera a la perfección, el sujeto soberano pasaría su vida en estado de sueño". Afortunadamente, no es así; el "yo" es vulnerable, y pueden abrirse brechas que permitan el paso de lo nuevo, algo que transformará a la persona.

Razón poética

María Zambrano propuso la razón poética, diferente de otras ideas de razón. Su razón busca penetrar en lo más profundo del alma para descubrir lo sagrado, que se revela de forma poética. La razón poética es un nuevo método para lograr la "creación de la persona".

Para Zambrano, el ser humano tiene una esencia en su interior, que son sus sentimientos y sus ideas más profundas. Esto es lo más sagrado del "yo" y de la conciencia. A través de estas esencias, debe buscar su unidad como persona. La esencia es innata; la conciencia se va formando a medida que surgen las dudas.

La esencia está codificada por la palabra poética. Esta palabra debe ser descifrada por la conciencia, y la conciencia lo logra a través del pensamiento poético. Una vez descifrada, la palabra poética llega a la conciencia y se convierte en palabra verbal, que es la que el ser humano puede usar para comunicarse. Al poder comunicar su esencia, el ser humano se ha creado como una unidad, uniendo su conciencia con su esencia.

Por ejemplo, un niño pequeño quiere, ama, siente dolor, pero no es consciente de ello al principio. Poco a poco, se da cuenta de lo que es cada cosa y logra descifrarla, desarrollando su conciencia y uniendo su esencia con su entendimiento.

El método: La razón-poética

Un método es un camino. Lo interesante aquí es que descubrir este camino es lo mismo que la acción que lleva a la persona a realizarse. Lo propio del ser humano es abrir caminos, dice Zambrano, porque al hacerlo, pone en práctica su ser. El propio ser humano es un camino.

La acción más importante es abrir camino, lo que significa dar una forma de ver. Lo humano no es tanto ver, sino hacer que se vea, establecer un marco para que una visión sea posible. Es una acción importante y también un conocimiento, porque al trazar un marco, se abre un horizonte, y un horizonte claro permite ver mejor.

El pensamiento de María Zambrano es una filosofía que busca el conocimiento que nace de la "luz interior", como el amanecer. Es una filosofía de la luz de la aurora. La luz del entendimiento, para Zambrano, es el despertar de la conciencia, que no siempre es solo la razón. La razón debe ser ayudada por el corazón para que la persona esté completa. La visión depende de la presencia, y el que debe estar presente es el individuo, con su conciencia y su voluntad unidas.

La razón poética, el método, comienza como un conocimiento del amanecer: una visión poética, una atención abierta a recibir, a una visión que revela. La atención ya no rechaza lo que viene de fuera, sino que permanece abierta. En su inicio, la razón poética es como el amanecer, revelando las formas antes de las palabras. Luego, la razón actuará revelando; la palabra se usará para crear símbolos. Entonces, la razón poética se manifestará plenamente, creando realidades y, sobre todo, la realidad de la propia persona que se transforma, perdiéndose a sí misma para ganar su ser.

Es una razón que no se queda solo en análisis y deducciones. Es una razón que encuentra su equilibrio en su actividad, siguiendo el ritmo interior. Este tipo de razón, que Zambrano llamó "método", no busca crear un sistema cerrado. Busca abrir un espacio, como un claro en medio del bosque, ese bosque que es el espíritu y el cuerpo de quien se realiza con este método.

La razón poética, que usa metáforas, se acerca al lugar donde la visión aún no está formada por conceptos o juicios. De forma rítmica, la acción metafórica crea una red de comprensión que será el espacio donde la razón construya poéticamente. La realidad se presentará entonces como una red, porque este es el único orden posible para una razón que busca la máxima amplitud y la mínima violencia.

Verdad, realidad y lenguaje

La idea de conocimiento poético o de razón poética implica una forma particular de entender la verdad, la realidad y el lenguaje.

La realidad que se presenta al conocimiento poético es ese fondo donde reside lo enigmático, lo misterioso, lo sagrado. María Zambrano escribió que "la realidad... es algo anterior a las cosas, es una irradiación de la vida que emana de un fondo de misterio; es la realidad oculta, escondida; correspondiente en suma a lo que hoy llamamos sagrado" (El hombre y lo divino).

La palabra "realidad", en el contexto del conocimiento poético, se refiere a todo lo que el ser humano experimenta poéticamente como fundamental (la vida, el ser). Por eso, Zambrano usa metáforas como la raíz o el corazón.

El pensamiento de María Zambrano es filosófico y profundo, pero al estar en el límite de lo que la razón común puede entender, se acerca a la mística.

La realidad solo es accesible con una actitud no violenta, de respeto y receptividad, de quien sabe esperar y escuchar. Por eso, la verdad se entiende como un regalo que se recibe "pasivamente", y fundamentalmente como una revelación.

Esta verdad no se revela en cualquier tipo de lenguaje, sino en la palabra poética. Esta no es una palabra para dominar o controlar las cosas. Tampoco se considera solo un instrumento de comunicación.

En la palabra auténtica, más que comunicación, hay una "unión" entre quienes la escuchan y la entienden. En Claros del bosque, su obra más importante, esta filósofa señala que "la palabra no destinada al consumo es la que nos constituye: la palabra que no hablamos, la que habla en nosotros y nosotros, a veces, trasladamos en decir".

Todas estas reflexiones de María Zambrano buscan establecer un "pensamiento poético", un pensamiento capaz de unir la filosofía y la poesía (esta era su gran preocupación). Este intento hace que en su discurso se mezclen dos niveles:

  • La reflexión filosófica sobre las limitaciones del racionalismo.
  • El nivel de "trasladar al decir", que es filosófico y también místico-poético. Esta mezcla hace que la lectura de su obra Claros del bosque sea muy interesante.

Obras destacadas

Archivo:María Zambrano 1930 Horizonte del Liberalismo
Cubierta de Horizonte del Liberalismo, de María Zambrano. Portada original de la primera edición de 1930.
  • Horizonte del liberalismo (1930)
  • Hacia un saber del alma (1934)
  • Filosofía y poesía (1939)
  • La confesión, género literario y método (1943)
  • El pensamiento vivo de Séneca (1944)
  • La agonía de Europa (1945)
  • Delirio y destino (escrito en 1953; publicado en 1989)
  • El hombre y lo divino (1.ª edición: 1955. 2.ª, aumentada: 1973)
  • Claros del bosque (1977)
  • La tumba de Antígona (1967)
  • De la aurora (1986)
  • El reposo de la luz (1986)

Obras completas

A finales de 2011, se comenzó a publicar su obra completa. Esta colección incluye sus libros publicados, artículos no publicados en libros y muchos escritos inéditos que se guardan en el Archivo de la Fundación María Zambrano. En total, serán ocho volúmenes.

Su lugar en la literatura

La obra de María Zambrano, que fue poco conocida durante gran parte de su vida, ha sido reconocida poco a poco. Se ha intentado clasificarla en diferentes grupos literarios, como la Generación del 98, la Generación del 27 y la Generación del 36. Sin embargo, la propia autora no estaba de acuerdo con estas clasificaciones.

Estilo y temas de sus obras

Las obras de María Zambrano tienen un estilo filosófico y literario. En ellas, la autora explora temas universales a través de la reflexión y el ensayo. Usa una prosa poética para analizar la libertad, la justicia, la identidad y la existencia humana. Muchas de sus obras también tienen un fuerte mensaje político y social. En ellas, reflexiona sobre el papel de la mujer, el hecho de vivir fuera de su país y la defensa de la democracia.

  • La obra Carta sobre el exilio fue escrita por María Zambrano en 1961, cuando vivía en Roma. En ella, la autora reflexiona sobre su experiencia de vivir fuera de España y la situación política de su país. La obra es como una carta a un amigo imaginario, donde Zambrano expresa sus sentimientos de nostalgia, soledad e incertidumbre. También analiza la importancia de la libertad y la democracia.
  • La obra La tumba de Antígona fue escrita en 1967, durante su estancia en Francia. En ella, María Zambrano usa la figura mítica de Antígona para reflexionar sobre la libertad, la justicia y la dignidad humana. También critica los gobiernos autoritarios.
  • La obra Eloísa o la existencia de la mujer fue escrita en 1945. En ella, la autora reflexiona sobre el papel de la mujer en la sociedad. Cuestiona la idea de que la mujer debe estar subordinada al hombre y defiende su libertad. La protagonista, Eloísa, representa a una mujer que se rebela contra los roles impuestos y busca su propia identidad. Esta obra es importante para el feminismo en la literatura española.
  • En Los bienaventurados, Zambrano reflexiona sobre la condición femenina a través de personajes como la Madre del Héroe, que representa el sacrificio que se esperaba de las mujeres. La obra también aborda la maternidad y la familia, mostrando cómo estos conceptos pueden limitar la libertad de las mujeres.

En resumen, en la obra de María Zambrano encontramos una reflexión constante sobre el papel de la mujer en la sociedad, la necesidad de liberarla de los estereotipos y la importancia de luchar por la igualdad.

Reconocimientos y homenajes

Archivo:Mural feminista Gandia - Maria Zambrano
Mural en Gandía.

En julio de 2018, la Asociación “Herstóricas. Historia, Mujeres y Género” y el Colectivo “Autoras de Cómic” crearon un juego de cartas para dar a conocer la contribución histórica de las mujeres. Una de estas cartas está dedicada a María Zambrano.

En Vélez-Málaga, su ciudad natal, existe un parque llamado María Zambrano, inaugurado en 2003. Es el espacio verde más grande de la localidad. También allí se encuentra la Fundación María Zambrano, en el Palacio de Beniel, dedicada a difundir su pensamiento.

En 2004, por el centenario de su nacimiento, fue reconocida como Autora del Año en Andalucía. El Centro Andaluz de las Letras organizó actividades y una exposición sobre ella. También publicó una antología y un cuaderno didáctico para escuelas.

En la ciudad de Málaga, la estación central de ferrocarril lleva su nombre desde 2006.

La biblioteca de filología de la Universidad Complutense de Madrid, donde ella estudió, también lleva su nombre.

La Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima tiene un barco llamado María Zambrano (BS-22).

Entre octubre de 2022 y enero de 2023, se organizó una exposición sobre "Las Sin Sombrero" en Madrid. Esta exposición buscaba mostrar a las mujeres artistas y pensadoras de la Generación del 27, entre las que se incluye a Zambrano.

Algunas frases célebres

  • La actitud de preguntar supone la aparición de la conciencia.
  • La pregunta, que es el despertar del hombre.
  • Filosófico es el preguntar y poético el hallazgo.
  • La filosofía es una preparación para la muerte y el filósofo el hombre que está maduro para ella.
  • Quien tiene la unidad, lo tiene todo.


Predecesor:
-
Princess of Asturias Foundation Emblem.svg
1.º Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades

1981
Sucesor:
Mario Bunge
Predecesor:
Carlos Fuentes
Medal of the Miguel de Cervantes Prize.svg
Premio Miguel de Cervantes

1988
Sucesor:
Augusto Roa Bastos

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: María Zambrano Facts for Kids

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María Zambrano para Niños. Enciclopedia Kiddle.