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Francisco de los Cobos y Molina para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Francisco de los Cobos

Secretario del Consejo de Estado de Carlos I de España

Comendador Mayor de León, Adelantado de Cazorla
Jan Gossaert (called Mabuse) (Netherlandish - Portrait of Francisco de los Cobos y Molina - Google Art Project.jpg
Retrato de Francisco de los Cobos por Jan Gossaert, ca.1530, The Getty Center, Los Ángeles.
Ejercicio
24 de octubre de 1529 - febrero de 1547
Predecesor Lope de Conchillos
Sucesor Gonzalo Pérez
Información personal
Nombre completo Francisco de los Cobos y Molina
Nacimiento ca. 1477
Banner of arms crown of Castille Habsbourg style.svg Úbeda,
Fallecimiento 11 de mayo de 1547
Banner of arms crown of Castille Habsbourg style.svg Úbeda
Sepultura Sacra Capilla del Salvador de Úbeda
Familia
Casa real Casa de los Cobos
Padre Diego de los Cobos y Tavilla
Madre Catalina de Molina
Consorte María de Mendoza y Sarmiento
Hijos Diego de los Cobos y Mendoza, I Marqués de Camarasa,

Francisco de los Cobos y Molina (nacido en Úbeda alrededor de 1477 y fallecido en la misma ciudad el 11 de mayo de 1547) fue una figura muy importante en la historia de España. Fue un caballero de la Orden de Santiago, un alto cargo en esa orden, y también Secretario de Estado del emperador Carlos I. Además, fue señor de varias villas como Sabiote y Jimena. Se le considera una de las personas más influyentes y poderosas de su tiempo.

La vida de Francisco de los Cobos: Un ascenso sorprendente

Francisco de los Cobos nació en una familia noble de Úbeda. Su padre, Diego de los Cobos, era regente de la ciudad, y su madre era Catalina de Molina. A lo largo de su vida, Francisco tuvo un crecimiento personal, político y económico realmente asombroso.

Sus primeros pasos en la administración

Cuando era joven, Francisco se benefició de la posición de su tío, Diego Vela y Viedma, quien era contador y secretario de la reina Isabel la Católica. Su tío le ofreció un puesto como ayudante en su oficina. Allí, Francisco tuvo su primer contacto con la forma en que funcionaba el gobierno del entonces naciente imperio.

Poco después, pasó a trabajar con Hernando de Zafra, uno de los secretarios más experimentados de la Reina. Zafra le ayudó a avanzar en la administración. En 1503, Francisco fue nombrado escribano de cámara. Después de la muerte de Zafra en 1507, comenzó a trabajar con otro secretario real, Lope de Conchillos. Fue entonces cuando su carrera política despegó rápidamente.

Ascenso político y cargos importantes

En 1508, Francisco de los Cobos fue nombrado Contador Mayor de Granada y Regidor de Úbeda. En 1510, el rey Fernando el Católico le encargó directamente el registro de concesiones y pagos. En 1511, se convirtió en Regidor de Granada, y en 1513, escribano del crimen de Úbeda.

Cuando el rey Fernando falleció en 1516, el Cardenal Cisneros quedó como regente de Castilla. Él decidió reorganizar la administración. Para asegurarse su puesto, Cobos viajó a Flandes para ganarse la confianza de los consejeros del nuevo monarca, Carlos I. Su viaje fue un éxito, y el 12 de diciembre de 1516, fue nombrado secretario del rey.

En 1519, se unió a la Orden de Santiago. Diez años después, fue nombrado Comendador Mayor de León en esta orden, el cargo más alto que podía alcanzar.

El hombre de confianza del emperador

En 1520, Francisco de los Cobos acompañó al emperador Carlos I en sus viajes por Flandes y Alemania. Se convirtió en el mejor consejero del rey en asuntos relacionados con España. Finalmente, en 1522, fue nombrado miembro del Consejo Real.

Ese mismo año, a sus casi cuarenta años, se casó con María de Mendoza y Sarmiento, quien tenía catorce años. Ella era hija de los Condes de Rivadavia. Con este matrimonio, Francisco se unió a una de las familias más poderosas de Castilla, los Mendoza, que tenían fuertes lazos con la monarquía.

A partir de 1528, Francisco de los Cobos se convirtió en la persona de mayor confianza del emperador. Su carrera política alcanzó su punto más alto en 1529, cuando fue nombrado consejero y secretario del Consejo de Estado. Su opinión era esencial tanto para la política de España como para las relaciones internacionales. Desde 1530 y durante los siguientes ocho años, él y su colega, el consejero Granvela, acompañaron al emperador en todos sus viajes dentro y fuera del imperio.

¿Qué decían de él?

El propio emperador Carlos I escribió sobre Francisco de los Cobos:

"[...] porque veis la confianza que yo tengo en Cobos y la experiencia que él tiene de mis asuntos, que está más informado y tiene más práctica que nadie, también en ellos y en las cosas que os parezca tomar su información y consejo, lo toméis."

El embajador de Venecia también dejó escrito sobre Cobos:

"[...] que conoce la forma de ser del César; quizá a ello se debe la buena relación que tiene con su Majestad y que este jamás rechace lo que le pide. Cuando se encuentra con el Emperador, todo pasa por sus manos, y cuando aquel está ausente, él es quien dirige todos los asuntos importantes a través del consejo y por su propio juicio."

Antonio Guevara le dedicó estas palabras:

"Me parece, señor, que debéis mirar y considerar lo que sois, lo que podéis y lo que tenéis y lo que valéis, y hallaréis que entre los consejeros sois el mayor, entre los ricos el mayor, entre los que tienen mérito el mayor, entre los afortunados el mayor, entre los de vuestra patria el mayor, entre los secretarios el mayor, entre los comendadores el mayor..."

Como consejero de Estado, Francisco de los Cobos acompañó al emperador en su coronación en Bolonia en 1530 y en la campaña militar de Túnez en 1535.

Acumulación de riqueza y títulos

Francisco de los Cobos tenía un gran deseo de acumular riqueza y títulos. Fue nombrado Adelantado de Cazorla de por vida y de forma hereditaria. También compró las villas de Sabiote en 1537 y Torres en 1538 por una gran suma de dinero (unos 100.000 ducados). Estas compras le dieron muchos privilegios, como la posibilidad de vender partes de esos territorios si lo necesitaba.

También recibió como regalo la explotación de salinas en Nicaragua. Adquirió minas en lugares como Vera, Azuaga, Toledo, Navarra, Cartagena y Lorca. Además, obtuvo un título muy lucrativo: "Ensayador mayor de los metales preciosos de la Casa de Contratación de las Indias". Este cargo le dio una riqueza inmensa. Por ejemplo, de Nueva España obtuvo en dos años y medio más de ocho millones de maravedíes (un ducado equivalía a 375 maravedíes).

Además de su salario como secretario real, y los ingresos de sus propiedades y cargos públicos (solo como Comendador Mayor de la Orden de Santiago recibía 55.000 ducados al año), el emperador le dio el poder de cobrar impuestos sobre la carne en Úbeda y sobre el tabaco en toda Andalucía.

A partir del siglo XVI, Cobos empezó a enfrentar problemas económicos debido a las costosas guerras que Carlos I mantenía en Europa. Estas dificultades aumentaron hasta el final de su carrera y no se resolvieron, pasando el problema al siguiente emperador.

En 1539 y 1545, el emperador dejó a su hijo, el futuro Felipe II, a cargo de las posesiones en la península. Entre sus recomendaciones, le dijo que siguiera los consejos de Francisco de los Cobos.

En febrero de 1547, Francisco de los Cobos se retiró a su ciudad natal, Úbeda, debido a una enfermedad. Falleció allí el 10 de mayo de ese mismo año. Su hijo, Diego de los Cobos Mendoza, heredó sus bienes y recibió el título de Marqués de Camarasa en 1543.

Francisco de los Cobos: Un mecenas del arte

Francisco de los Cobos también fue un gran mecenas y coleccionista de arte. Aunque su interés principal no era la devoción artística, sino acumular obras valiosas, su influencia fue muy importante, especialmente por sus contactos en Italia.

Su relación con el arte italiano

En 1529, Cobos acompañó a Carlos V en su viaje a Italia para ser coronado por el Papa. Este viaje lo inspiró a patrocinar el arte. En enero de 1530, el Papa Clemente VII aprobó la fundación de una capilla en Úbeda. Impresionado por los frescos de un monasterio en Bolonia, Cobos quiso contratar a los pintores Bartolomeo da Bagnacavallo y Biagio Pupini para su casa en Valladolid, aunque el acuerdo nunca se concretó. Más tarde, encargaría a otros pintores que embellecieran sus casas en Valladolid y Úbeda.

En 1530, se encontró por primera vez con el famoso pintor Tiziano. En ese momento, no le prestó mucha atención. Tiziano pintó un retrato de Carlos V, el primero que el artista italiano haría del emperador, pero al emperador no le gustó del todo. Este retrato original se perdió en un incendio en el Alcázar de Madrid en 1734. Solo se conoce por grabados y una copia de Rubens.

A finales de 1532, Cobos se reunió de nuevo con Tiziano en Italia. Después de este encuentro, Cobos intercedió por el artista ante el Emperador. Gracias a esta mediación, Tiziano pintó el famoso cuadro Carlos V con perro.

Archivo:Tizian 081
Carlos V con perro. Tiziano, 1532/33, Museo del Prado.

Este segundo retrato causó una muy buena impresión. Como resultado, Tiziano fue nombrado Caballero de la Espuela de Oro y Conde Palatino, y se convirtió en el pintor favorito del Emperador.

Una colección impresionante

Desde 1521, cuando recibió su primer regalo del Emperador (cuatro cabezas de vírgenes con certificados de autenticidad, que irían a la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda), Francisco de los Cobos acumuló una colección artística impresionante. Recibió muchísimos regalos debido a su cargo, además de las obras que él mismo compraba.

En 1533, Ferrante Gonzaga, duque de Mantua, encargó a Sebastiano del Piombo un cuadro para Cobos, una Madonna inspirada en una obra de Miguel Ángel. Esta obra, conocida hoy como la Piedad de Úbeda, no fue terminada ni entregada a Cobos hasta 1539. Actualmente, pertenece a la casa de Medinaceli y se exhibe en el Museo del Prado. Esta obra fue hecha sobre una gran plancha de pizarra, lo que dificultó su transporte. Fue necesario fletar un barco especial para llevarla a España.

En 1536, el Consejo Municipal de Lucca le regaló, además de ropa y dinero, una serie de pinturas que Cobos apreció mucho. Sin embargo, estas obras se perdieron en el mar cuando el barco que las transportaba naufragó. La lista de obras que poseía sería interminable, y su valor, incalculable.

Su colección incluía retratos de miembros de las familias reales europeas y de los antepasados de su esposa. También tenía objetos exóticos, regalos de Hernán Cortés y Pizarro, traídos de los tesoros de los reinos recién conquistados en América. Por ejemplo, un manuscrito azteca encuadernado en piel de tigre que Cobos entregó al historiador Giovio en su visita a Nápoles.

A pesar de su gran colección, Francisco de los Cobos no le dio mucha importancia al arte en su testamento. En el inventario de los bienes que dejó a su hijo, Diego de los Cobos y Mendoza, no se menciona ni una sola obra de arte, a pesar de tener una colección enorme que podría haber incluido cuadros de Tiziano. Como curiosidad, después de una larga lista de títulos y propiedades, lo primero que aparece es una "cama de estado" con una descripción detallada, ocho tapices y tres alfombras que habían pertenecido a Barbarroja, posiblemente un regalo del Emperador.

Después de la muerte de Francisco de los Cobos, se hicieron varios inventarios de su colección de arte, como los de 1563, 1568 y 1586, solo para registrar los bienes de la Sacra Capilla del Salvador en Úbeda. Lamentablemente, aunque se registraron muchas obras, las descripciones eran muy breves. Como a la capilla solo se donaban objetos religiosos, podemos imaginar la magnificencia de la colección privada que decoraba sus palacios en Úbeda, Valladolid y otras propiedades de la familia Cobos.

Entre los objetos litúrgicos de la capilla, además de obras de orfebrería de oro y plata de gran tamaño y valor, se encontraba la mencionada Piedad de Sebastiano del Piombo. También había una pieza «donde se ve en el altar mayor un San Juan niño de alabastro (que dicen le presentó el Senado Veneciano) joya de excelente escultura», según Gonzalo Argote de Molina alrededor de 1570. Esta pieza, el San Juan niño, fue atribuida en 1930 por Manuel Gómez-Moreno al artista florentino Miguel Ángel. Se sabe que Miguel Ángel realizó una imagen similar alrededor de 1495. Aunque su autoría no era segura, su estilo era muy parecido.

Lamentablemente, esta pieza sufrió graves daños durante la guerra civil española, perdiéndose algunos fragmentos. Sin embargo, las partes conservadas fueron enviadas a Florencia en 1995 para intentar su restauración. Finalmente, la obra, cuya autoría a Miguel Ángel fue confirmada, fue reconstruida en 2013 después de un complejo trabajo. Actualmente, se está preparando su lugar definitivo en la Sacra Capilla del Salvador para ser expuesta de nuevo.

Como se puede ver, la riqueza de los objetos de la capilla-panteón de Úbeda era inmensa, y el resto de la colección personal de Francisco de los Cobos estaba al mismo nivel.

Familia y descendencia

Francisco de los Cobos se casó en Valladolid el 20 de octubre de 1522 con doña María Hurtado de Mendoza y Sarmiento. Ella nació en Castrojeriz (Burgos) alrededor de 1508 y falleció en Valladolid el 10 de febrero de 1587. Era condesa de Castrojeriz y VII condesa de Ribadavia. Tuvieron los siguientes hijos:

  • Diego de los Cobos y Mendoza, quien fue el primer marqués de Camarasa. Se casó dos veces:
  1. En 1543 con Francisca Luisa de Luna.
  2. En 1579 con Leonor Sarmiento de Mendoza, VI condesa de Ribadavia, que era hija de un primo.


Predecesor:
Jean Lallemand
Secretario del Consejo de Estado
1529-1547
Sucesor:
Juan Vázquez de Molina
Predecesor:
Lope de Conchillos
Secretario del Consejo de Indias
1519-1539
Sucesor:
Juan de Samano
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