Emigración chilena luego de la batalla de Rancagua para niños
La emigración chilena después de la Batalla de Rancagua fue un suceso importante durante la Guerra de Independencia de Chile. Este evento ocurrió cuando el período conocido como «Patria Vieja» llegó a su fin. Esto sucedió después de que las fuerzas chilenas que buscaban la independencia fueran derrotadas en la Batalla de Rancagua, que tuvo lugar el 1 y 2 de octubre de 1814.
Muchos de los chilenos que apoyaban la independencia lograron cruzar la Cordillera de los Andes y buscaron refugio en las Provincias Unidas del Río de la Plata (lo que hoy es Argentina). Algunos de ellos regresaron a Chile en 1817 con el Ejército de los Andes, logrando finalmente la Independencia de Chile.
Contenido
- La Campaña de Osorio y la Derrota en Rancagua
- El Fin de la Patria Vieja
- La Emigración a Mendoza
- Tensiones entre los Chilenos y con el Gobierno de Cuyo
- Disolución del Gobierno de Carrera
- Los Chilenos en Buenos Aires
- Incorporación al Ejército de los Andes
- Organización de las Bases del Futuro Ejército de Chile
La Campaña de Osorio y la Derrota en Rancagua

El 20 de agosto de 1814, el general Mariano Osorio, líder del ejército del rey, envió un mensaje a los líderes chilenos. En este mensaje, declaró que el Tratado de Lircay no era válido y les dio diez días para rendirse. Cuando este mensaje llegó el 28 de agosto, más de 4000 soldados realistas, que venían de Perú y del sur de Chile, ya estaban cerca de San Fernando, a unos 120 kilómetros al sur de Santiago.
Ante esta nueva situación, los líderes chilenos dejaron de lado sus diferencias y unieron fuerzas. Bernardo O'Higgins tomó el mando de una división de 900 hombres, mientras que José Miguel Carrera organizaba la defensa en Santiago. Su hermano, Luis Carrera, comandaba otra división de 1500 hombres.
O'Higgins no pudo detener a Osorio en la orilla del Río Cachapoal y tuvo que retroceder hasta Rancagua. Allí, se preparó para la defensa. El plan era que las tropas de Luis Carrera atacaran a los españoles por la espalda. Sin embargo, José Miguel Carrera, quien tomó el mando directo, no intervino. Esto llevó a la derrota de los chilenos en la Batalla de Rancagua.
El Fin de la Patria Vieja
O'Higgins logró escapar con menos de un tercio de sus 900 hombres. Cruzó los Andes por el Paso de Uspallata, protegido por el Batallón de Auxiliares Argentinos al mando de Juan Gregorio de Las Heras. Las Heras encontró a O'Higgins en la cuesta de Chacabuco. Interpretó que Carrera los enviaba a una misión peligrosa para ganar tiempo en su propia huida, por lo que regresó a Mendoza con los chilenos que escapaban.
La derrota en Rancagua causó mucho miedo en Santiago. Los planes para defender Angostura y la propia Santiago fueron abandonados. La gente que apoyaba la independencia y el gobierno dejaron la ciudad para escapar hacia Mendoza.
Carrera llegó a Santiago el 3 de octubre y ordenó que todo lo de valor fuera enviado a la Provincia de Coquimbo, a donde pensaba ir. Luego, partió con su ejército hacia Santa Rosa de los Andes. Desde allí, no pudo ir a Coquimbo porque Osorio lo perseguía. Cruzó la cordillera hacia Mendoza por Uspallata el 13 de octubre. Así terminó el período conocido como «Patria Vieja».

La Emigración a Mendoza
A principios de agosto de 1814, algunos chilenos exiliados llegaron a Mendoza. Habían sido enviados por el gobierno de Carrera en pleno invierno. Entre ellos estaban el general Juan Mackenna y Antonio José de Irisarri. Mackenna informó a José de San Martín y al Gobierno argentino en contra de Carrera, lo que los puso en su contra. El Gobierno de Buenos Aires ordenó que se les permitiera ir a donde quisieran. Llegaron como prisioneros y fueron alojados en la cárcel con delincuentes comunes, chilenos realistas, españoles, sacerdotes y personas confinadas por motivos políticos.
El 8 de septiembre de 1814, José de San Martín asumió el mando de la Provincia de Cuyo. Había sido nombrado para este cargo el 10 de agosto, reemplazando a Marcos Balcarce.
El 9 de octubre, los primeros chilenos refugiados llegaron a Mendoza con la noticia de lo que había pasado en Rancagua. Una comunicación del 8 de octubre de la Junta chilena, refugiada en Santa Rosa, pidió ayuda urgente al gobernador de Cuyo. Afirmaron que contaban con 1000 hombres. San Martín respondió que había enviado a la cordillera todos los recursos que pudo reunir para ayudar a los que escapaban, ya que no tenía tropas. Envió más de 1000 cargas de alimentos y mulas, y el 12 de octubre partió hacia Uspallata para recibirlos.
San Martín explicó en 1818 sobre su conducta:
Yo salí a Uspallata, a treinta leguas de Mendoza, para recibirlos y darles personalmente todo el consuelo posible. Allí vi el desorden más triste que se pueda imaginar. Soldados dispersos, sin jefes ni oficiales, y por lo tanto sin el orden de la disciplina, robando, insultando y cometiendo todo tipo de excesos, incluso dañando los alimentos [...] Un gran número de ciudadanos aseguraban que los Carrera habían sacado de Chile más de un millón de pesos del Estado, y que los traían repartidos en las cargas de sus muchos seguidores, pidiéndome que no permitiera el robo de fondos tan necesarios para recuperar la patria [...] di órdenes para vigilar las cargas que entraban [...] y mandé publicar un anuncio allí mismo, bajo pena de muerte, para que toda la tropa dispersa se reuniera en grupos.Explicación de San Martín sobre su conducta, de 1818
Juan José Paso, representante del Gobierno de Buenos Aires en Chile, escribió el 13 de octubre a su gobierno desde Santa Rosa de los Andes:
Lo que hasta el día sabemos es que, perdida la capital, se ha retirado alguna tropa suelta con algunas armas a la villa de Santa Rosa, y que los Carrera se mantienen con ella en la entrada del valle que lleva a la cordillera, donde se ha abierto un camino y facilitado el paso a un gran número de personas que se calcula en más de dos mil; que la división auxiliar de Las Heras viene marchando hacia esta ciudad con sus armas [...]
Los soldados dispersos fueron reunidos gracias a la colaboración de oficiales como Andrés Alcázar y Ramón Freire. San Martín encargó a O'Higgins que dirigiera estas tropas a Mendoza.
San Martín avanzó a caballo hasta Picheuta, donde recibió un informe de Las Heras que le decía que sus tropas no eran perseguidas. Regresó a Uspallata el día 14. En el camino, se encontró con Carrera, quien no lo saludó. Desde Uspallata, San Martín regresó a Mendoza, seguido por O'Higgins con los 200 o 300 soldados que reunió Alcázar, y luego por los 400 que viajaban con Carrera. Carrera había enviado adelante al teniente coronel de húsares Diego Benavente para reunir a las tropas chilenas. Las Heras y los Auxiliares Argentinos se quedaron en Uspallata por si los realistas avanzaban.
El 15 de octubre, los Carrera se negaron a permitir que revisaran sus equipajes en Villavicencio. San Martín les exigió que lo hicieran y dos días después se sometieron a la revisión. No se encontraron los fondos que se suponía que llevaban. El 17 de octubre, entraron a Mendoza y ocuparon el Cuartel de la Caridad.
Tensiones entre los Chilenos y con el Gobierno de Cuyo
En los días siguientes, Carrera intentó mantener su autoridad sobre las tropas chilenas, negando a San Martín el derecho a darles órdenes. El 18 de octubre, San Martín le envió un mensaje oficial a Carrera para que las tropas chilenas reconocieran al coronel mayor Marcos Balcarce como comandante general de armas, pero Carrera no respondió. Debido a los conflictos entre los chilenos, a que no reconocían su autoridad y al peligro de saqueos, San Martín ordenó el 19 de octubre que los tres hermanos Carrera, y los miembros de la Junta de Chile, Julián Uribe y Manuel Muñoz Ursúa, fueran a San Luis a esperar órdenes de Buenos Aires. San Martín justificó esto diciendo: «he creído conveniente la salida de V.S. no solo por su propia seguridad, sino también por la tranquilidad de este pueblo». Todos ellos rechazaron la orden.
Según un informe de José Miguel Carrera del 22 de octubre de 1814, las fuerzas chilenas que se refugiaron en Mendoza bajo sus órdenes estaban distribuidas así: 105 artilleros, 229 soldados de infantería (169 de varios cuerpos y 60 de la patria e ingenuos) y 374 soldados de caballería (164 de la Gran Guardia Nacional y 210 dragones al mando de Andrés Alcázar).
La enemistad entre las dos facciones chilenas creció. 74 de ellos firmaron un documento escrito por Irisarri pidiendo a San Martín protección contra los Carrera y acusándolos de haber dejado intencionalmente los fondos en manos de Osorio. Entre los que firmaron estaban O'Higgins, Mackenna, Freire, Vial, Bueras y Alcázar. Los seguidores de Carrera respondieron firmando un acta el día 19, con 138 firmas, pidiendo a su gobierno exiliado que los protegiera del Gobierno de Cuyo. Entre los firmantes estaban Luis y Juan José Carrera y los tres hermanos Benavente.
Disolución del Gobierno de Carrera
Después de pedir repetidamente tropas a Buenos Aires para poder imponerse sobre la facción de Carrera que desafiaba su autoridad, San Martín logró reunir unos 1000 soldados el 29 de octubre. Esto lo hizo trasladando a Mendoza las fuerzas de Las Heras que estaban en Uspallata y uniéndolas con los chilenos que obedecían a Alcázar y las milicias provinciales de infantería y caballería.
Al amanecer del 30 de octubre de 1814, San Martín marchó con sus fuerzas y 2 cañones y rodeó el Cuartel de la Caridad, donde se encontraban unos 400 soldados leales a Carrera. San Martín le exigió a Carrera:
Todos los chilenos que han emigrado quedan bajo la protección del gobierno supremo de las provincias unidas, como debieron estarlo desde que llegaron a su territorio. Por lo tanto, las obligaciones y acuerdos que dichos individuos hicieron con aquel gobierno, quedan libres de su cumplimiento en el momento en que entraron en esta jurisdicción. Ya no tiene V.E. ni los miembros que formaban aquel gobierno más representación que la de unos ciudadanos de Chile, sin otra autoridad que la de cualquier otro emigrado. Por esta razón, y no debiendo existir ningún mando sino el del Director Supremo o el que provenga de él, le informo que en el plazo de diez minutos, V.S. entregue al ayudante que lleva esto, la orden para que las tropas que se encuentran en el cuartel de la Caridad, se pongan bajo las órdenes inmediatas del comandante general de armas don Marcos Balcarce. La menor contradicción, excusa o demora a esta orden, me hará considerarlo a V.S. no como enemigo, sino como un infractor de las leyes sagradas de este país. El anuncio adjunto que en estos momentos se está publicando, informará a V.S. de las ideas liberales de este gobierno. Dios guarde a V.S. muchos años. Mendoza, 30 de octubre de 1814. José de San Martín.
Señor don José Miguel Carrera, brigadier del ejército de Chile.
Carrera firmó la orden solicitada y Balcarce entró al cuartel con dos compañías de infantería, donde leyó el anuncio que decía:
Todo individuo emigrado de Chile se encuentra bajo la protección inmediata del Gobierno Supremo de estas provincias.
Todo miembro del Ejército chileno emigrado que quiera seguir sirviendo en el de estas provincias, se presentará al Comandante General de Armas.
Los demás individuos emigrados pueden establecerse sin problema en todo el territorio de este Estado y el Director Supremo les ofrece una garantía completa tanto de sus bienes como de sus personas. (...)
Asimismo, todo aquel que no quiera servir, queda libre desde la publicación de este anuncio para establecerse libremente en el territorio de estas provincias y ejercer tranquilamente sus oficios, pero estos deberán presentarse al muy ilustre Cabildo para obtener el permiso correspondiente.Anuncio de San Martín
El 1 de noviembre, Balcarce comunicó el destino de las tropas de Chile:
Los dragones quedan reunidos a cargo del coronel don Andrés del Alcázar: forman un escuadrón, pero les sobran oficiales: los artilleros forman una compañía, al cuidado del teniente don Ramón Picarte: los infantes de la patria han sido incorporados al batallón de infantería que manda el teniente coronel don Juan Gregorio Las Heras: los auxiliares, ingenuos, infantería de Concepción, nacionales y granaderos, los he puesto a las órdenes del teniente coronel graduado, don Enrique Larenas, con orden de formar dos o más compañías de infantería bajo la estructura de nuestros batallones.Marcos Balcarce, encargado de organizar las tropas chilenas emigradas
Para intentar reunir y guardar los fondos del Estado de Chile, San Martín nombró una comisión formada por el coronel Fernando Urízar, Miguel Zañartu y Francisco Prats, pero encontraron muy poco.
Los Chilenos en Buenos Aires
Mackenna, el guatemalteco Irisarri y el capitán Pablo Vargas partieron el 21 de octubre hacia Buenos Aires para informar sobre la situación interna de los chilenos en Mendoza, llegando el 4 de noviembre. Carrera logró que San Martín autorizara a su hermano Luis y a José María Benavente a partir el día 23 con el mismo objetivo, llegando el 5 de noviembre. El gobierno les informó su decisión de que las tropas chilenas se unieran al Ejército del Norte que luchaba en el Alto Perú.
Mackenna falleció el 21 de noviembre de 1814 en un duelo contra Luis Carrera en Buenos Aires, mientras que Irisarri partió a Europa en 1815. A causa del duelo, Luis Carrera fue encarcelado hasta ser liberado el 15 de diciembre.
San Martín puso bajo arresto en el Cuartel de San Agustín a José Miguel y a Juan José Carrera, a Uribe y a Diego Benavente. El 3 de noviembre partieron hacia San Luis escoltados por 30 dragones chilenos al mando de Agustín López y del alférez Ibáñez. Llegaron el día 11, permanecieron 7 días y continuaron luego hacia Buenos Aires, excepto Juan José Carrera. Llegaron a Buenos Aires el 24 de noviembre, siendo liberados dos días antes en Luján. El 3 de enero, San Martín ordenó que Juan José Carrera saliera para Buenos Aires. En diciembre de 1814, O'Higgins también se dirigió a la capital.
A partir de noviembre, la cordillera de los Andes permitió que muchos soldados chilenos desertaran y regresaran a Chile. Otros chilenos viajaron a Buenos Aires, donde se unieron a los cuerpos del ejército o se dedicaron a diversas actividades. Los Carrera tuvieron un momento de ventaja durante el breve gobierno de Carlos María de Alvear a partir del 10 de enero de 1815, pero al caer este, fueron arrestados por 3 días. Parte de los soldados chilenos que llegaron a Buenos Aires participaron en la expedición de Juan José Viamonte a Santa Fe.
Unos 300 soldados chilenos seguidores de Carrera que no aceptaron unirse al Ejército Argentino fueron enviados a Buenos Aires a fines de noviembre de 1814, para ser incorporados al Ejército del Norte y al del Litoral. San Martín justificó esto al Gobierno diciendo:
[...] no quiero emplear a esos soldados que sirven mejor a su líder que a la Patria.
Viajaron bajo las órdenes de Alcázar, divididos en 2 grupos. A mitad de camino, en Santa Catalina, recibieron la orden del director supremo José Gervasio de Posadas de dirigirse al Alto Perú para ponerse a las órdenes de José Rondeau. La mayoría de los oficiales se opusieron y Alcázar envió a Freire a Buenos Aires para pedir que se les permitiera llegar a la capital. La rebelión del Ejército del Norte contra Alvear hizo que este dispusiera que los chilenos siguieran hacia Buenos Aires, a donde llegaron en enero de 1815.
Incorporación al Ejército de los Andes

Los que sí aceptaron unirse al Ejército Argentino fueron distribuidos entre las unidades y en el Estado Mayor. Hubo 19 oficiales:
- Bernardo O'Higgins (con el grado y sueldo de general de las Provincias Unidas del Río de la Plata, nombrado el 26 de febrero de 1816)
- Sargento mayor Ramón Freire.
- Alférez graduado de teniente Francisco Meneses
- Capitán graduado de teniente coronel Francisco Formas
- Teniente Ramón Picarte
- Capitán graduado de mayor Diego Guzmán e Ibáñez
- Capitán Bernardo Cáceres
- Capitán Juan de Dios Rivera
- Ayudante mayor José Santiago Sánchez
- Teniente 1° Camilo Benavente
- Teniente 1° Manuel Benavente
- Subteniente José Antonio Alemparte
- Subteniente Pablo Cienfuegos
- Abanderado Carlos Formas
- Capitán graduado de teniente coronel Juan Calderón
- Alférez Francisco Fuensalida
- Porta Estandarte Ramón Navarrete
- Porta Estandarte Pedro Antonio Ramírez
- José Ignacio Zenteno (no era militar)
En 1815, Uribe y otros chilenos exiliados lograron comprar la goleta estadounidense Constitución, que pusieron al mando de Guillermo Brown. La campaña naval a las costas del Océano Pacífico que partió en septiembre de 1815 llevó como tripulantes a muchos chilenos que habían emigrado, entre ellos a Uribe, Freire y a Pablo Vargas. A mediados de 1816, regresaron a Buenos Aires y de allí algunos marcharon a Mendoza, entre ellos Ramón Freire.
El 15 de noviembre de 1815, José Miguel Carrera partió hacia los Estados Unidos en busca de ayuda. Para más información sobre las acciones posteriores de los hermanos Carrera, puedes ver: José Miguel Carrera#Carrera en el exilio.
Organización de las Bases del Futuro Ejército de Chile

San Martín organizó en Mendoza las bases del futuro Ejército de Chile con oficiales que habían emigrado. El 25 de abril de 1816, nombró una comisión de seis chilenos (Antonio Merino, José María Benavente, Pedro Villar, Juan de Dios Vial, Bernardo Escanilla y Antonio Hermida, quien renunció) que debía organizar las listas de oficiales para un regimiento de infantería, un batallón de artillería y un regimiento de caballería. Estas unidades servirían como el núcleo del futuro ejército de Chile. San Martín se reservó el derecho de nombrar a los jefes superiores.
Artículo 1°, Se formarán por ahora las listas de oficiales de dos Regimientos llamados 1° de Infantería y 1° de Caballería de Chile y también el de un Batallón de artillería.
2° El de infantería se reduce por ahora a un batallón de ocho compañías, para que de ellas puedan formarse otras. Cada compañía tendrá un capitán, un teniente 1°, un teniente 2° y un subteniente.
6° El batallón de artillería tendrá tres compañías, con un capitán, dos tenientes, sin distinción, y un subteniente. Los oficiales principales serán como en los anteriores, pudiendo la Comisión nombrar un ayudante y un capellán.
3° El Gobierno se reserva nombrar a los oficiales principales a su debido tiempo; pero la Comisión tiene la facultad de elegir dos ayudantes, un abanderado y un capellán.
4° El regimiento de caballería tendrá tres escuadrones: cada uno de dos compañías, y estas contarán con un capitán, dos tenientes, sin distinción de primero ni segundo, y un alférez.
5° Sus oficiales principales se nombrarán a su debido tiempo como los de infantería, facultando a la Comisión para nombrar tres ayudantes, tres porta-estandartes y un capellán.Plan de organización
Los que no se unieron al Ejército Argentino, solo cruzaron la cordillera después de la Batalla de Chacabuco.
Finalmente, como la convocatoria no tuvo el éxito esperado, se organizaron las bases de las siguientes unidades, cuyos jefes fueron nombrados en junio de 1816:
- Regimiento de Infantería N° 1 de Chile, al mando del coronel Juan de Dios Vial Santelices.
- Compañía de Infantería de Línea de Emigrados de Chile, al mando del capitán Juan Manuel Astorga, con 6 oficiales y 38 soldados veteranos, según un informe de noviembre de 1816. Astorga luego pasó al Regimiento de Infantería y el teniente José María de la Cruz quedó al mando.
- Batallón de Artillería de Chile, al mando del teniente coronel Joaquín Prieto.
- Legión Patriótica del Sur, un grupo de dragones a las órdenes del coronel de milicias de Aconcagua José María Portus.
El 17 de julio de 1816, José María Benavente fue nombrado coronel del Regimiento de Caballería, pero luego San Martín lo envió al exilio a Buenos Aires y disolvió la base del regimiento.
Inmediatamente después de que O'Higgins asumió el Gobierno de Chile, Vial recibió el encargo de organizar en la Provincia de Aconcagua el Batallón N° 1 del Ejército de Chile, mientras que Prieto organizaría un cuerpo de artillería. En Santiago, se mandó organizar un cuerpo de caballería, el de Cazadores.
En junio de 1816, agentes chilenos encubiertos de San Martín pasaron a Chile: el teniente de artillería Ramón Picarte y los sargentos mayores Diego Guzmán y Pedro A. de la Fuente, seguidos luego por Pedro Aldunate y otros más. Ellos enviaron informes falsos a los realistas y fomentaron la rebelión. También se presentó a San Martín Manuel Rodríguez, quien regresó a Chile para iniciar una rebelión en el país, contando con el apoyo de José Miguel Neira. San Martín hizo que todos ellos pasaran por juicios falsos con la intención de engañar a los españoles de Chile sobre sus lealtades.