Cristiano nuevo para niños
Cristiano nuevo es el nombre que se usó en España y Portugal para referirse a las personas que se convirtieron al cristianismo desde el judaísmo o el islam. También se aplicaba a sus descendientes, incluso varias generaciones después de la conversión original.
Este término se diferenciaba de cristiano viejo, que se usaba para quienes se consideraba que tenían antepasados cristianos desde hacía mucho tiempo. En la práctica, ser cristiano viejo significaba que tus padres y abuelos eran cristianos.
La idea de "cristiano nuevo" se aplicó principalmente a las familias judías que se vieron obligadas a convertirse al cristianismo después de los conflictos sociales de 1391. A estos conversos de origen judío se les llamaba a veces "marranos", un término despectivo. Se sospechaba que seguían practicando su antigua religión en secreto, lo que se conocía como "judaizar" o criptojudaísmo. Aunque esto pudo ser cierto en las primeras generaciones, con el tiempo la mayoría de sus descendientes ya no lo hacían. Sin embargo, la discriminación social y legal contra ellos continuó durante mucho tiempo.
En el caso de los conversos de origen musulmán, llamados moriscos, su situación era diferente. Vivían en comunidades rurales y a menudo se resistían a la conversión. Esto llevó a varias soluciones, desde la tolerancia hasta la expulsión masiva entre 1609 y 1614. Es importante saber que la expulsión de 1492 solo afectó a los judíos que no se convirtieron, no a los conversos.
La idea de "limpieza de sangre" o "sangre sin mezcla", que se atribuía a los cristianos viejos, era más una creencia que una realidad. En la Edad Media en España, la gente se movía mucho y se casaba entre diferentes grupos, por lo que era difícil que alguien no tuviera algún antepasado musulmán o judío.
Paradójicamente, la conversión al cristianismo, fuera forzada o no, permitía que la Inquisición española actuara. La Inquisición, establecida en 1478, investigaba a los cristianos que se desviaban de la fe católica. Así, los cristianos nuevos no eran juzgados por ser de otra religión, sino por no practicar la fe cristiana de forma "correcta".
Algunos historiadores han debatido si la discriminación contra los cristianos nuevos contribuyó a problemas en la sociedad y la economía de España. Se argumenta que afectó a personas productivas y desmotivó el desarrollo económico, ya que las actividades financieras, a menudo asociadas con los conversos, eran vistas con sospecha.
Contenido
Judeoconversos: Origen y Desafíos
Los judeoconversos fueron el primer grupo grande de cristianos nuevos. A principios del siglo XVI, se calcula que eran unos 300.000, lo que representaba un 5% de la población, pero un porcentaje mucho mayor en algunas ciudades. Su número creció significativamente después de las conversiones forzadas de 1391.
Muchos cristianos viejos no aceptaban la integración social de los judeoconversos. Veían el éxito social de algunos conversos, especialmente banqueros y funcionarios del rey, como una amenaza al orden social establecido. Este orden justificaba la posición de cada persona por su nacimiento o "sangre".
A pesar de la conversión, los judíos y conversos a menudo mantenían lazos familiares y económicos. Aunque se les obligó a vivir en barrios separados, llamados juderías, los contactos persistían.
Conflictos y Revueltas
Hubo varios conflictos contra los conversos. Un ejemplo fue la revuelta anticonversa de Toledo de 1449, que llevó a la exigencia de "estatutos de limpieza de sangre" para acceder a muchas instituciones. Estos estatutos requerían demostrar que no se tenían antepasados judíos o musulmanes.
En Córdoba, en 1473, hubo un ataque contra cristianos nuevos. La situación se extendió a otras ciudades como Carmona, Andújar y Valladolid, con episodios de violencia y saqueos.
La Inquisición y la Resistencia
La llegada de la Inquisición generó resistencia, especialmente entre los conversos. En Sevilla, en 1480, se descubrió una conspiración de conversos. En Zaragoza, en 1485, el inquisidor Pedro Arbués fue asesinado, y se culpó a un grupo de influyentes conversos. Estos eventos llevaron a una fuerte represión.
La Expulsión de los Judíos en 1492
Los Reyes Católicos, buscando la unidad religiosa, decidieron expulsar a los judíos de España en 1492. Querían evitar que los conversos fueran influenciados por el criptojudaísmo y animar a más judíos a convertirse.
Algunos judíos importantes, como el rabino mayor de Castilla, Abraham Senior, se bautizaron. Otros, como Isaac Abravanel, eligieron el exilio y formaron comunidades sefarditas en otros países. Se estima que entre 50.000 y 150.000 judíos salieron de España, de un total de unos 200.000. Muchos de los expulsados regresaron a España después de bautizarse.
La Discriminación Continúa
La discriminación contra los conversos no terminó con la expulsión de los judíos. Continuó durante toda la Edad Moderna, afectando a importantes pensadores y artistas de los Siglos de Oro, como Luis Vives, Santa Teresa de Jesús y Fray Luis de León.
La Inquisición siguió actuando, con procesos importantes hasta mediados del siglo XVIII. La necesidad de ocultar el origen judío o de demostrar ser "cristiano viejo" marcó la vida social de la España de esa época. El miedo a la Inquisición era constante.
La presencia de antepasados judíos se extendía a todas las clases sociales, incluso a la nobleza y la familia real. Esto dio lugar a escritos que revelaban los orígenes de algunas familias, como el Tizón de la nobleza.
La sospecha de ascendencia judeoconversa era muy común. Incluso en tiempos más recientes, se ha investigado el origen de muchos personajes históricos. Aunque se prohibió a los cristianos nuevos viajar al Nuevo Mundo, algunos lo hicieron, e incluso se formaron comunidades de conversos en lugares como Monterrey (actual México).
- Ciudades destacadas en la historia de los judeoconversos
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Sevilla a mediados del siglo XVI, por Alonso Sánchez Coello.
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Toledo a principios del siglo XVII, por Doménico Teotocópuli "el Greco".
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Zaragoza a mediados del siglo XVII, por Juan Bautista Martínez del Mazo.
Marranos y "Judíos Nuevos"
El término "marrano" se usaba para los judeoconversos que secretamente seguían practicando el judaísmo. Con el tiempo, se convirtió en un término despectivo para todos ellos.
Cuando los conversos emigraban fuera de España, especialmente al norte de Europa o al Imperio otomano, se encontraban con comunidades judías ya establecidas. A menudo, la convivencia no era fácil, ya que los consideraban "conversos a la fuerza" (anusim) o incluso "herejes" (minim).
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La novia judía, de Rembrandt.
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Interior de la sinagoga portuguesa de Ámsterdam, de Emanuel de Witte, ca. 1680.
Los Chuetas
En Mallorca, la comunidad chueta se formó por matrimonios entre ellos y porque el resto de la sociedad los identificaba como "judíos", aunque la mayoría profesaba la fe católica. A pesar de esto, también había prácticas secretas o mezcladas de religiones.
Moriscos: Conversos de Origen Musulmán
El segundo gran grupo de cristianos nuevos fueron los moriscos, que eran musulmanes convertidos a la fuerza. A principios del siglo XVII, se estimaba que eran unos 325.000. Su situación social era muy diferente a la de los judeoconversos: estaban concentrados en comunidades rurales y vivían bajo un sistema de señorío.
Aunque había moriscos nobles o intelectuales, la mayoría permanecía discriminada y en una posición social inferior. Vivían en pueblos y regiones enteras, como la huerta de Valencia y las Alpujarras andaluzas.
La conversión al cristianismo entre los moriscos no fue muy efectiva. Muchos no recibieron instrucción religiosa y no accedían a los servicios de la iglesia. Incluso algunos que se habían convertido sinceramente, como Abén Humeya, volvieron a sus antiguas creencias debido al maltrato de las autoridades. Esto llevó a su dispersión por la península y, finalmente, a la expulsión de los moriscos en 1610. Muchos de los expulsados, al llegar a tierras islámicas, tuvieron que convertirse al islam para poder integrarse.
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La expulsión de los moriscos, boceto de Vicente Carducho.
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La Casa de los Tiros, palacio de los Granada-Venegas.
La Huella de los Cristianos Nuevos en la Historia de España
Ser cristiano nuevo era un estigma social. Muchos intentaban ocultar sus orígenes o incluso entraban en la iglesia o la Inquisición para mejorar su posición. Este estigma se mantuvo en algunas zonas hasta bien entrado el siglo XX. Por ejemplo, a finales del siglo XIX, a un seminarista chueta se le prohibió ser sacerdote por ser cristiano nuevo.
La idea de que la identidad española estaba ligada a ser "cristiano viejo" ha sido una constante histórica. Esto se ha reflejado en la heráldica (escudos con cabezas de moros), la toponimia (nombres de lugares como Castrillo Mota de Judíos) y muchas fiestas populares como las de moros y cristianos.
Algunos grupos sociales con orígenes poco claros, como los vaqueiros o los gitanos, también han sido históricamente asociados con la idea de cristianos nuevos, lo que ha contribuido a la discriminación que han sufrido.
Véase también
En inglés: New Christian Facts for Kids
- Cristiano viejo
- Marrano
- Morisco
- Cripto-judaísmo
- Cristiano converso