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Andrónico II Paleólogo para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Andrónico II Paleólogo
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Miniatura del emperador Andrónico II

Emperador bizantino
1282-1328
Predecesor Miguel VIII Paleólogo
Sucesor Andrónico III Paleólogo

Información personal
Nombre en griego antiguo Ἀνδρόνικος Παλαιολόγος
Nacimiento 25 de marzo de 1259
Nicea
Fallecimiento 13 de febrero de 1332
Constantinopla (Imperio bizantino)
Religión Cristianismo ortodoxo
Familia
Familia Dinastía Paleólogo
Padres Miguel VIII Paleólogo
Teodora Ducaina Vatatzina
Cónyuge
  • Ana de Hungría (desde 1273)
  • Irene de Montferrato (desde 1285)
Hijos
Información profesional
Ocupación Emperador

Andrónico II Paleólogo (nacido el 25 de marzo de 1259 y fallecido el 13 de febrero de 1332) fue un emperador bizantino. Era el hijo mayor de Miguel VIII Paleólogo, a quien sucedió en el trono en 1282. Su madre fue Teodora Ducaina Vatatzina.

Andrónico II gobernó hasta 1328. Durante su tiempo como emperador, la flota que su padre había creado se debilitó. Esto hizo que el Imperio Bizantino tuviera dificultades para defenderse de las exigencias de ciudades rivales como Venecia y Génova.

En su época, los turcos otomanos, liderados por Osmán I, conquistaron casi toda la región de Bitinia. Los bizantinos fueron derrotados en la batalla de Bafea en 1302. Para combatir a los turcos, Andrónico II pidió ayuda a Roger de Flor, un capitán de mercenarios de Aragón y Cataluña, conocidos como almogávares. Los turcos fueron vencidos, pero Roger de Flor se volvió un problema para el Imperio.

Roger fue asesinado en 1305 por orden del hijo de Andrónico, Miguel IX Paleólogo. En respuesta, los almogávares atacaron el Imperio, devastando Tracia y Macedonia. Luego conquistaron el Ducado de Atenas y Tebas.

Desde 1320, Andrónico II estuvo en conflicto con su nieto, Andrónico III Paleólogo. Finalmente, abdicó en 1328 y falleció en 1332.

Juventud y primeros años de Andrónico II

Andrónico II fue nombrado coemperador en 1272 por su padre, Miguel VIII Paleólogo. Su padre quería asegurar que la Dinastía Paleólogo fuera reconocida como la legítima gobernante. En 1278, Andrónico fue enviado a Asia Menor para luchar contra los turcos que avanzaban en la región del Meandro.

Aunque Andrónico II no fue un mal emperador, no tenía las mismas habilidades de liderazgo que su padre. Esto contribuyó a que el Imperio se debilitara al final de su reinado. Como muchos emperadores antes que él, Andrónico era muy religioso y se involucraba en debates sobre la Iglesia. También era influenciable por sus consejeros.

El Imperio Bizantino en tiempos de Andrónico II

Un imperio recuperado

En 1261, Miguel VIII Paleólogo logró un gran objetivo: recuperar Constantinopla. Así, el Imperio Bizantino volvió a tener su capital tradicional. Durante su reinado, Miguel VIII no expandió mucho las fronteras, pero sí protegió al Imperio de muchas amenazas.

Contuvo a Bulgaria y mantuvo a raya al Despotado de Epiro. Lo más importante fue que evitó el peligro de Carlos I de Anjou, quien quería restaurar el dominio latino en la región. Miguel VIII logró esto con el apoyo de Aragón y un levantamiento en Sicilia, conocido como las Vísperas sicilianas, que debilitó a Carlos I en 1282.

Desafíos y problemas

A pesar de los éxitos de Miguel VIII, el Imperio estaba en una situación difícil. Constantinopla no tenía suficientes recursos para defender todas sus fronteras. Dependía de acuerdos políticos, como el intento de unir las Iglesias Católica y Ortodoxa en el Segundo Concilio de Lyon en 1274. Sin embargo, esta unión no fue bien recibida por gran parte de la población bizantina y causó más tensiones.

Además, los bizantinos no prestaron suficiente atención a la amenaza de los selyúcidas en Anatolia. Estos se dividieron en pequeños estados llamados beylicatos y fueron conquistando poco a poco los territorios asiáticos del Imperio. La pérdida de estas tierras llevó a una crisis económica. La situación empeoró por la competencia entre Venecia y Génova, que querían controlar el comercio.

En 1282, cuando Andrónico II subió al trono, el Imperio estaba restaurado, pero muy debilitado. No había recuperado el prestigio que tuvo antes del saqueo de Constantinopla en 1204.

La política interna de Andrónico II

Archivo:Tornese Andronicus II Palaelologus 1901
Moneda de Andrónico II.

El reinado de Andrónico II se caracterizó por problemas económicos, un gobierno más débil, el fin de la unión con la Iglesia Católica, tensiones dentro de la Iglesia Bizantina, la reducción del ejército y la desaparición de la flota de guerra.

Decisiones religiosas

Andrónico II, como muchos emperadores bizantinos, dio mucha importancia a los asuntos religiosos. Creía que la estabilidad del Imperio dependía de resolver los problemas de la Iglesia bizantina.

El fin de la unión de las Iglesias

Durante el reinado de Miguel VIII, se intentó unir la Iglesia Ortodoxa con la Iglesia Católica para evitar ataques de Occidente. Esta unión se declaró en 1274 en el Segundo Concilio de Lyon. Sin embargo, muchos clérigos griegos se opusieron. Andrónico II, al ver la hostilidad de la gente, decidió apoyar a quienes se oponían a la unión.

Esto se demostró cuando Miguel VIII fue enterrado en un pequeño monasterio y José de Constantinopla regresó como Patriarca. El anterior Patriarca, Juan XI Becco, fue exiliado. Aunque no hubo violencia, los partidarios de la unión fueron perseguidos.

El conflicto de Arsenio

La destitución del patriarca Arsenio Autoriano en 1266 causó una gran división en la Iglesia bizantina. Arsenio había excomulgado a Miguel VIII por haber cegado a Juan IV Lascaris. Aunque Arsenio murió en 1273, sus seguidores, llamados arsenitas, continuaron la división.

Andrónico II intentó poner fin a esta división, pero no lo logró. Los arsenitas a menudo apoyaban a la familia Láscaris, que era rival de los Paleólogo por el trono. Andrónico II incluso visitó a Juan IV Láscaris en prisión para pedirle perdón y ser reconocido como emperador. A pesar de sus esfuerzos, el conflicto de Arsenio solo terminó cuando los turcos invadieron los últimos territorios asiáticos del Imperio.

El Patriarcado de Atanasio I

En 1289, Andrónico II logró que Atanasio I de Constantinopla, un monje conocido por su vida sencilla, fuera elegido Patriarca. Atanasio quería reformar la Iglesia, denunciando el lujo de los sacerdotes y usando las riquezas de los monasterios para ayudar a los pobres.

Estas medidas, apoyadas por el emperador, causaron muchas protestas. Atanasio renunció, pero antes de irse, lanzó una condena contra quienes causaron su renuncia. Fue reemplazado por Juan XII Kosmas. A pesar de los desacuerdos, la Iglesia mantuvo su influencia. Andrónico II incluso puso el Monte Athos bajo la autoridad del Patriarca.

Problemas económicos

Cuando Miguel VIII murió, las finanzas del Imperio estaban muy mal. Andrónico II tuvo que reducir gastos, pero se cree que fue demasiado lejos, debilitando gravemente el poder militar del Imperio. El ejército se redujo mucho en número y calidad. La marina fue desmantelada.

Andrónico II confió en su alianza con Génova, ya que el peligro de invasión desde Italia había disminuido. Sin embargo, Génova solo defendía sus propios intereses, dejando las islas del Egeo desprotegidas. Los marineros bizantinos sin trabajo se unieron a los italianos o turcos. Ante el avance turco en las costas de Asia Menor, Andrónico II intentó reconstruir la armada, pero fue insuficiente.

El objetivo de Andrónico era mantener un ejército de 3.000 jinetes, una fuerza muy pequeña comparada con las tropas de su padre. La economía del Imperio tampoco generaba suficiente riqueza. La tierra estaba en manos de unos pocos grandes propietarios. Esto llevó a que el Imperio dependiera de mercenarios y a que los ingresos fueran a parar a la aristocracia y los monasterios.

Andrónico intentó cobrar impuestos a los propietarios de tierras, pero estos los trasladaron a los campesinos. La situación empeoró con la llegada de refugiados que huían de los turcos. El poder de la aristocracia aumentó, mientras que los campesinos sufrían bajo el peso de los impuestos.

La moneda

Bajo Andrónico II, la moneda bizantina perdió valor, y las monedas de las repúblicas italianas se hicieron más importantes en el comercio internacional. La devaluación de la moneda causó un aumento en los precios de los alimentos, lo que empobreció a la población.

Los ingresos anuales del Imperio cayeron drásticamente. Gran parte del presupuesto se destinaba a pagar tributos, ya que el ejército era muy pequeño y Andrónico no tenía otra forma de asegurar la paz.

Cambios en el gobierno bizantino

El nombramiento de Miguel IX Paleólogo, hijo de Andrónico II, como coemperador en 1294, mostró un cambio en el gobierno. Bajo los Paleólogo, el coemperador tenía mucho poder, casi igual al del emperador. Poco a poco, el poder se compartió entre los miembros de la familia imperial.

Sin embargo, la autoridad del emperador en las provincias se debilitó. Los gobernadores eran a menudo cercanos al emperador y permanecían poco tiempo en el cargo para evitar rebeliones. A veces, esta debilidad permitió a los grandes terratenientes controlar las provincias. La aristocracia aumentó su dominio, y su riqueza contrastaba con la pobreza de los campesinos.

Andrónico II también reformó la justicia. Después de un terremoto en Constantinopla en 1296, que se interpretó como una señal divina, se creó un tribunal de doce jueces para combatir la corrupción. El emperador juró ser imparcial. Aunque fue un éxito, esta institución desapareció durante la guerra civil entre Andrónico II y Andrónico III.

Relaciones con otros estados

El Imperio Bizantino no tenía los recursos para atacar a sus muchos enemigos. Intentaba evitar cada nuevo peligro sin un plan general. Mientras tanto, los turcos se apoderaban de los últimos territorios bizantinos en Asia sin que Constantinopla se diera cuenta de la gravedad de la amenaza.

Las ciudades marítimas italianas

Desde la captura de Constantinopla en 1204, las repúblicas marítimas italianas controlaban gran parte del comercio marítimo bizantino. Génova y Venecia competían entre sí y con Constantinopla. La caída del imperio latino en Constantinopla benefició a Génova.

En julio de 1296, los venecianos atacaron Constantinopla y Galata. Andrónico II arrestó a los ciudadanos venecianos, pero no pudo evitar que saquearan propiedades. Las tensiones entre Venecia y Génova aumentaron. La guerra entre Bizancio y Venecia continuó hasta 1302, cuando Andrónico se vio obligado a pagar una compensación. Génova aprovechó esto para aumentar la autonomía de su colonia en Galata.

Además, los piratas italianos aprovecharon la ausencia de la armada bizantina para establecerse en el Mar Egeo. Los hermanos Zaccaria se expandieron alrededor de Focea, y Benedetto Zaccaria tomó la isla de Chios en 1304.

El peligro de los angevinos

La muerte de Miguel VIII y el regreso a la ortodoxia cambiaron la situación con el despotado de Epiro. Andrónico II intentó asegurar el regreso de Epiro al Imperio, pero no lo logró.

Sin embargo, Andrónico II tuvo que enfrentar el regreso de la amenaza de los angevinos. Carlos II de Nápoles intentó restablecer su control sobre Albania y las costas occidentales de Grecia. En 1294, se casó Felipe I de Tarento con Tamar Ángelina Comneno, lo que formó una fuerte alianza contra el Imperio Bizantino.

La amenaza de Serbia

La expansión de Serbia se volvió cada vez más preocupante para el Imperio bizantino. Los serbios, al igual que los búlgaros, querían hacer de Constantinopla la capital de un imperio eslavo-griego. Desde el saqueo de Constantinopla, los serbios se habían vuelto independientes y ganaban poder.

En 1282, Stefan Uroš II Milutin subió al trono serbio y comenzó a expandirse hacia Macedonia. Skopie y Serres cayeron, y los serbios llegaron al Mar Egeo. Los intentos de Andrónico de detenerlos no tuvieron éxito.

Para lograr la paz, Andrónico ofreció la mano de su hija Simónida, de cinco años, a Stefan Uroš II Milutin. A pesar de las protestas de la Iglesia, el matrimonio se celebró en 1299 en Salónica. La dote incluía los territorios macedonios perdidos por Constantinopla. Esta unión selló la paz entre el Imperio Bizantino y Serbia.

El peligro turco

Miguel VIII Paleólogo había intentado detener el avance turco en Asia Menor. Sin embargo, Andrónico II descuidó Asia Menor al principio de su reinado, a pesar del peligro. Los turcos no solo hacían incursiones, sino que se establecían permanentemente en los territorios conquistados.

No fue hasta 1290 que Andrónico decidió actuar en Asia Menor. Pasó tiempo inspeccionando las defensas, pero descubrió un complot contra él y tuvo que regresar a Constantinopla. Esto demostró la falta de lealtad de la población local. Andrónico intentó restaurar un sistema de soldados-colonos, pero estos se rebelaron.

En 1302, Andrónico contrató a los alanos, que huían de los mongoles. Sin embargo, el hijo de Andrónico, Miguel IX, fue pasivo, y los turcos saquearon la zona. Los alanos y algunos soldados griegos desertaron. Miguel IX abandonó la ciudad de Magnesia, y muchos habitantes fueron masacrados por los turcos.

Al mismo tiempo, los bizantinos fueron derrotados en la Batalla de Bafea. El campo quedó devastado y la población huyó a Europa. En 1304, los bizantinos fueron derrotados de nuevo, confirmando su incapacidad para luchar contra los turcos. Andrónico pidió ayuda a los mongoles, pero no obtuvo resultados.

El problema de los catalanes

Archivo:Entrada de Roger de Flor en Constantinopla (Palacio del Senado de España)
Entrada de Roger de Flor en Constantinopla, de José Moreno Carbonero. 1888. (Palacio del Senado de España).

Después de estos desastres militares, el ejército bizantino se redujo mucho. Andrónico intentó usar los bienes de la Iglesia para la guerra, pero encontró resistencia. La salvación del Imperio parecía depender de un grupo de mercenarios catalanes liderados por Roger de Flor.

Estos mercenarios llegaron a Constantinopla en septiembre de 1303 y fueron enviados a luchar contra los turcos. Sus ataques fueron muy efectivos. Sin embargo, los catalanes se negaron a obedecer a los líderes bizantinos y saquearon tanto a griegos como a turcos. Sus éxitos fueron temporales.

Las relaciones entre griegos y mercenarios empeoraron. Cuando Roger de Flor regresó a Magnesia, encontró las puertas de la ciudad cerradas. Andrónico II lo llamó para luchar contra los búlgaros, que habían invadido parte del Imperio. Las tropas de Miguel IX se negaron a luchar junto a los catalanes.

Finalmente, se llegó a un acuerdo en 1305, y Roger de Flor aceptó regresar a Asia Menor. Pero fue asesinado por los alanos poco antes de partir. Este incidente tuvo grandes consecuencias. Los catalanes abandonaron el servicio del emperador y comenzaron a saquear Tracia, estableciendo su base en Gallipoli.

La presencia catalana en tierras bizantinas revivió los planes de los angevinos de conquistar Constantinopla. Sin embargo, esta amenaza fue solo aparente. El paso de los catalanes dejó el Imperio bizantino en ruinas. No se logró recuperar Asia Menor, y los turcos reanudaron sus conquistas. La provincia de Tracia quedó devastada.

Las finanzas del Imperio estaban agotadas. Se estima que Andrónico pagó casi un millón de hiperperiones a los catalanes, mucho más que los ingresos anuales del Imperio. La moneda bizantina se devaluó de nuevo en 1304. Andrónico aumentó los impuestos a los terratenientes y monasterios. Se creó un nuevo impuesto sobre el trigo y la cebada.

En Constantinopla, la llegada masiva de refugiados y la destrucción de las cosechas por los catalanes causaron escasez de alimentos y un mercado ilegal. Los turcos que se habían unido a los catalanes en Europa continuaron aterrorizando Tracia. Finalmente, con el apoyo de los serbios, las tropas turcas fueron derrotadas en la península de Gallipoli en 1312.

El fin del reinado de Andrónico II

Asia Menor en peligro

Después del episodio catalán, los bizantinos se dieron cuenta de la grave situación en Asia Menor. Varios emiratos turcos se repartían las tierras bizantinas. El Emirato de los Germiyanidas controlaba Frigia, y el emirato de Menteşe se expandía en el suroeste. Este último fue el primero en crear una flota, usando a los antiguos marineros bizantinos.

Más al norte, el emirato de Aydin tomó Éfeso en 1304. En 1317, Mehmed Beg atacó Esmirna. Los emiratos de Saruhan y Karasi también tomaron grandes ciudades como Pérgamo y Magnesia del Meandro. En ese momento, solo Filadelfia seguía siendo bizantina.

Los otomanos estaban confinados al noroeste de Anatolia, pero fueron los que más se beneficiaron del colapso del Imperio Bizantino. En 1307, controlaban las tierras alrededor de Nicea, Nicomedia y Prusa. El Imperio Bizantino estaba indefenso debido a sus problemas internos y con los catalanes.

Guerra por el trono

El inicio del conflicto

A finales de la década de 1310, la situación parecía mejorar para el Imperio. Los catalanes se habían establecido en Grecia, los planes para restaurar el Imperio latino habían desaparecido, y las tensiones en la Iglesia se habían resuelto. Sin embargo, el Imperio pronto se enfrentó a una disputa familiar que lo debilitó.

La sucesión preocupaba a Andrónico II desde hacía tiempo. Había asociado a su hijo Miguel al trono en 1294. Miguel tuvo dos hijos: Andrónico y Manuel. Andrónico III, el futuro emperador, obtuvo el título de déspota. Andrónico II planeaba asociarlo al trono para fortalecer la dinastía.

Pero Andrónico II también tuvo que lidiar con las demandas de su segunda esposa, Yolanda de Montferrato, quien quería dividir el Imperio entre sus tres hijos y Miguel IX. Yolanda fue exiliada a Salónica.

Andrónico III era ambicioso. En un trágico accidente, él y sus hombres mataron sin querer a su hermano Manuel. Este suceso causó la muerte de Miguel IX, el hijo de Andrónico II, en 1320. Andrónico III quedó como el único coemperador. Decepcionado por su nieto, Andrónico II decidió desheredarlo en favor de su hijo menor, Constantino. Esto dio inicio a la primera de las guerras civiles de la era Paleólogo.

La guerra civil estalló debido a la impopularidad de Andrónico II, cuyo reinado había sido una serie de desastres. En 1320, el Imperio estaba en ruinas económicas. Andrónico II intentó solucionar esto con nuevos impuestos que oprimieron aún más a la población. Por lo tanto, Andrónico III fue apoyado por gran parte de la gente.

El desarrollo de la guerra

Andrónico III contó con el apoyo de la aristocracia terrateniente, que abolió impuestos en Tracia para ganar el favor de la población. Entre sus aliados estaban Juan Cantacuceno, Sirgiano Paleólogo y Teodoro Sinadeno. Estos hombres aprovecharon el descontento para ocupar pueblos en Tracia y reunir tropas.

Andrónico II logró arrestar a su nieto, pero en 1321, Andrónico III escapó y se unió a sus partidarios en Adrianópolis. Se declaró emperador y llevó a sus tropas a las puertas de Constantinopla. Andrónico II aceptó firmar un tratado el 6 de junio de 1321, dividiendo el Imperio en dos partes, con los mismos derechos para ambos.

Sin embargo, Sirgiano Paleólogo se unió a Andrónico II, descontento con la preferencia de Andrónico III por Cantacuceno. Esto permitió a Andrónico II reanudar la lucha en diciembre de 1321.

La guerra agotó los recursos de Andrónico III, quien dependió de la ayuda de Juan Cantacuceno. La popularidad de Andrónico III creció, y ciudades como Tesalónica y la isla de Lesbos se unieron a su causa. En julio de 1322, se firmó un nuevo acuerdo que establecía un gobierno de dos emperadores, pero Andrónico II seguía teniendo el poder real.

Andrónico III se encargó de la defensa contra los búlgaros. Después de repelerlos, entró en Bulgaria. Poco después, Andrónico III fue reconocido como heredero y coronado emperador en 1325. Sin embargo, la desconfianza entre los dos emperadores persistía.

La guerra civil tuvo consecuencias negativas para el Imperio, que luchaba por contener a sus enemigos externos. Andrónico II llamó a Alejo Filantropeno para luchar contra los turcos que asediaban Filadelfia. A pesar de su ceguera y edad, logró repelerlos. En el frente europeo, se hizo la paz con los búlgaros.

Sin embargo, en 1326, la ciudad de Prusa cayó en manos de los otomanos. La inestabilidad política del Imperio se confirmó con la revuelta de Juan Paleólogo, sobrino de Andrónico II y gobernador de Salónica, quien murió en 1326.

En el otoño de 1327, la guerra civil estaba a punto de reanudarse. Andrónico III firmó una alianza con el Kan de los búlgaros, Miguel III. En respuesta, Andrónico II se alió con Stefan Uroš III Dečanski, Rey de Serbia.

En el otoño de 1327, los dos emperadores intercambiaron cartas cada vez más agresivas. Andrónico II parecía perder la calma y se negaba a reconocer el derecho de Andrónico III al trono. En junio de 1328, Salónica y la mayor parte de Macedonia bizantina se unieron a Andrónico III.

A pesar de su promesa de intervenir, los serbios permanecieron pasivos. Andrónico II apeló a los búlgaros, pero Andrónico III impidió el paso de su ejército. El último apoyo de Andrónico II había desaparecido. El 23 de mayo de 1328, Andrónico III entró en Constantinopla con el apoyo de sus seguidores. Destronó a su abuelo sin violencia. Andrónico II, casi ciego, se hizo monje y se retiró a un monasterio, donde murió el 13 de febrero de 1332.

Familia de Andrónico II

En 1273, Andrónico II se casó con Ana de Hungría, hija del rey Esteban V de Hungría. Tuvieron dos hijos:

Después de la muerte de Ana en 1281, Andrónico se casó en 1284 con Yolanda, hija de Guillermo VII de Montferrato. Ella tomó el nombre de Irene y tuvieron cuatro hijos:

  • Juan (c. 1286 – 1308)
  • Teodoro I, marqués de Montferrato (1291 – 1338)
  • Demetrio (fallecido después de 1343)
  • Simónida (1294 – después de 1336), quien se casó con el rey de Serbia, Stefan Uroš II Milutin
  • Asporsha (1300 - 1362), quien se casó con el bey otomano Orhan

También tuvo al menos dos hijas:

  • Irene, esposa de Juan II, déspota de Tesalia
  • María, esposa de Tokhta o Tojta, kan de la Horda de Oro

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Andronikos II Palaiologos Facts for Kids

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