Ana Catalina Emmerick para niños
Datos para niños Beata Ana Catalina Emmerick |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Anna Katharina Emmerick | |
Nacimiento | 8 de septiembre de 1774 Coesfeld, ![]() |
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Fallecimiento | 9 de febrero de 1824 Dülmen, ![]() |
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Sepultura | Heilig-Kreuz-Kirche (Dülmen) | |
Religión | Iglesia católica | |
Información profesional | ||
Ocupación | Monja, místico y escritora | |
Información religiosa | ||
Beatificación | 3 de octubre de 2004 por Juan Pablo II | |
Festividad | 9 de febrero | |
Orden religiosa | Monjas de la Orden de San Agustín | |
La Beata Ana Catalina Emmerick (nacida en Coesfeld el 8 de septiembre de 1774 y fallecida en Dülmen el 9 de febrero de 1824) fue una monja agustina, conocida por sus experiencias espirituales y sus escritos. Nació en Flamske, una zona rural de lo que hoy es la diócesis de Münster, en Westfalia, Alemania. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 3 de octubre de 2004.
Desde muy joven, Ana Catalina decía tener visiones, principalmente de Jesucristo. A los 24 años, comenzó a experimentar la aparición de marcas en su cuerpo, que se hacían visibles en épocas como Navidad y Año Nuevo. Durante sus últimos años, se dice que su único alimento era la Eucaristía. Sus visiones fueron registradas por Clemens Brentano, un famoso poeta alemán.
Contenido
Los primeros años de Ana Catalina Emmerick
Ana Catalina Emmerick nació el 8 de septiembre de 1774 en Flamske. Fue la quinta de nueve hermanos. Sus padres, Bernardo Emmerich y Ana Hillers, eran personas muy humildes y de profunda fe cristiana. Fue bautizada en la iglesia de Santiago en Koesfeld.
Durante varios años, trabajó como costurera. Más tarde, fue a estudiar música en casa de un organista llamado Stöntgen. Allí, entregó todos sus ahorros, que había guardado para entrar en un convento, y esperó varios años sirviendo en esa casa.
Su vida como religiosa
En 1802, a los 28 años, Ana Catalina ingresó en el convento agustino de Agnetemberg, en Dülmen. Sus compañeras del convento creían que tenía habilidades especiales debido a sus profundas experiencias espirituales.
Cuando el convento fue cerrado en 1812 por orden de Jerónimo Bonaparte, rey de Westfalia, ella fue la última en irse. Encontró refugio en casa de una viuda, que era hermana de su confesor, el sacerdote dominico Joseph Aloys Limberg. Muchas personas enfermas y necesitadas acudían a ella en busca de ayuda. Sus contemporáneos decían que ella conocía sus enfermedades y les ofrecía consuelo.
Marcas en su cuerpo
En 1813, mientras estaba enferma en cama, aparecieron marcas en su cuerpo. Una comisión de la iglesia fue encargada de investigar su vida y examinar estas señales. El vicario general Orvergerg y tres médicos, uno de ellos protestante, llevaron a cabo la investigación. Este proceso duró más de tres meses. Al parecer, se convencieron de su santidad y de que las marcas eran auténticas.
A finales de 1818, Ana Catalina dijo que Dios le concedía, a través de la oración, que las marcas de sus manos y pies se cerraran. Sin embargo, las demás marcas permanecieron, y cada Viernes Santo todas volvían a abrirse.
En 1819, Ana Catalina fue investigada de nuevo. Fue trasladada a otra casa y vigilada de cerca día y noche durante tres semanas, lejos de todos sus amigos, excepto su confesor.
Sus visiones y escritos
Ana Catalina Emmerick describía así las visiones que tenía desde niña:
Cuando, a los cinco o seis años, pensaba en la primera parte del Credo de los Apóstoles, 'Creo en Dios Padre, Dios Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra', mi mente se llenaba de imágenes sobre la creación del cielo y la tierra. Vi la caída de los ángeles, la Creación de la Tierra y del Paraíso, Adán y Eva, y la Caída del Hombre. Creía que todos veían esto, como otras cosas a nuestro alrededor. Se lo contaba a mis padres, hermanos y amigos, de forma sencilla, hasta que me di cuenta de que se reían de mí, preguntándome si tenía un libro donde todo eso estuviera escrito. Así, poco a poco, empecé a guardar silencio sobre estas cosas, pensando que no era adecuado hablar de ellas; sin embargo, no me preocupé mucho por ello.
Durante la segunda investigación de la iglesia en 1819, el famoso poeta Clemens Brentano y su médico Guillermo Wesener la visitaron. Para sorpresa de Wesener, Ana Catalina le dijo a Brentano que había sido elegida por inspiración divina para escribir sus revelaciones. Clemente Brentano, un escritor romántico, se convirtió al catolicismo después de conocerla. A Guillermo Wesener le contó secretos de su vida personal que nadie más podía saber, lo que lo convenció de la gran espiritualidad de Ana Catalina.
Desde 1819 hasta la muerte de Ana Catalina en 1824, Brentano registró sus visiones. Llenó cuarenta volúmenes con escenas detalladas del Nuevo Testamento y de la vida de la Virgen María. Brentano tomaba notas rápidas y luego reescribía lo que ella decía en alemán estándar, ya que ella hablaba un dialecto. Luego se lo leía en voz alta, y ella hacía cambios hasta que lo aprobaba por completo.
Después de 1824, Brentano preparó los escritos para su publicación. En 1833, publicó el primer volumen, La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, basado en las visiones de Ana Catalina Emmerick. Brentano también preparó la Vida de la Bienaventurada Virgen María, pero falleció en 1842. Este libro fue publicado después de su muerte en 1852 en Múnich.
El sacerdote católico Karl Schmöger editó los escritos de Brentano. Entre 1858 y 1880, publicó tres volúmenes de La vida pública de Nuestro Señor. Estos libros describen hechos muy detallados de la vida de Jesús. Lo que se lee en los Evangelios en minutos, en las visiones de Ana Catalina podía tomar horas.
Las visiones de Emmerick fueron útiles para el descubrimiento de la casa de la Virgen María en una colina cerca de la ciudad de Éfeso. Ni Emmerick ni Brentano habían estado en Éfeso, y la ciudad aún no había sido excavada. Sin embargo, las descripciones de las visiones de la mística se usaron en su descubrimiento. La Santa Sede no ha dado una posición oficial sobre la autenticidad del lugar, pero en 1896 el papa León XIII lo visitó. En 1951, el papa Pío XII lo declaró lugar sagrado, y el papa Juan XXIII hizo esta declaración permanente. Los papas Pablo VI en 1967, Juan Pablo II en 1979 y Benedicto XVI en 2006 también visitaron la casa, que ahora es un santuario.
Ana Catalina también tuvo visiones de la Santísima Trinidad como tres esferas concéntricas: la más grande representaba al Padre, la del medio al Hijo, y la más pequeña y brillante al Espíritu Santo.
Tuvo visiones de muchos santos importantes, como San Antonio de Padua, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Luis Gonzaga, San Estanislao de Kostka, San Agustín, San Francisco de Asís, Santo Tomás de Aquino, Santa Lutgarda, Santa Rita de Casia y Santa Clara de Montefalco.
Enfermedad y fallecimiento
Desde 1812, cuando aparecieron las marcas en su cuerpo, Ana Catalina permaneció en cama. Falleció el 9 de febrero de 1824 en Dülmen y fue enterrada en el cementerio de la ciudad cuatro días después. En 1975, cuando se reanudó el proceso para su beatificación, sus restos fueron trasladados a la cripta de la cercana Iglesia de la Santa Cruz.
Su beatificación
El proceso para su beatificación comenzó en 1892, pero se detuvo varias veces debido a diferentes interpretaciones de sus visiones y testimonios, que fueron escritos por Clemens Brentano. El proceso se suspendió en 1928, pero se reabrió en 1973 y finalizó en 2004. Una curación milagrosa ocurrida en Alemania en 1880 fue atribuida a su intercesión. El 3 de octubre de 2004, Ana Catalina Emmerick fue beatificada por el papa Juan Pablo II. En estos casos, la cuestión de sus visiones se considera aparte, y su beatificación se basó en su propia santidad y sus virtudes personales.
Su legado e influencia
Hoy en día, Ana Catalina Emmerick es muy valorada por sus visiones entre los cristianos católicos. También ha sido reconocida por grupos ortodoxos y protestantes, en parte gracias a la película La Pasión de Cristo. En 2003, el actor Mel Gibson, que es católico, usó las visiones de Emmerick como una fuente adicional a los Evangelios para crear su película La Pasión de Cristo.
Quienes apoyan a Emmerick han señalado que Clemens Brentano, al escribir sus visiones, pudo haber añadido algunos detalles propios al texto.
Por esta razón, la Santa Sede no consideró la obra Dolorosa Pasión para su beatificación, pero sí la promueve con la siguiente cita:
"Sus palabras, que han llegado a muchísimas personas en muchos idiomas desde su sencilla habitación en Dülmen a través de los escritos de Clemente Brentano, son una buena forma de anunciar el Evangelio y ayudar a la salvación hasta el día de hoy".
Véase también
En inglés: Anne Catherine Emmerich Facts for Kids