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Tres Comunes de Cataluña para niños

Enciclopedia para niños

Los Tres Excelentísimos Comunes de Cataluña era el nombre que se daba a las tres instituciones más importantes de autogobierno de Cataluña durante la Edad Moderna. Estas instituciones funcionaron hasta el año 1714, cuando fueron eliminadas. Eran:

Estas tres instituciones trabajaban juntas para proteger las constituciones catalanas (que eran como las leyes fundamentales de Cataluña en esa época). El virrey de Cataluña, el duque de Villahermosa, llegó a decir que esta unión podía ser un "peligro" para el poder del rey.

En 1705, hubo un levantamiento en Cataluña, dentro de un conflicto mayor conocido como la guerra de sucesión española, que terminó con el Tratado de Utrecht. Un año después, en 1706, el marqués de Gironella, que apoyaba a Felipe V, se refirió a la Conferencia de los Tres Comunes como una "Junta dañina y malintencionada (...) una alianza de tres (...) el centro de decisiones de toda la nación catalana".

Las Tres Instituciones de Gobierno

La Diputación del General de Cataluña

La Diputación del General de Cataluña era la institución que representaba a Cataluña de forma permanente. Cuando se hablaba de "General" o "Generalidad", se referían a toda la comunidad de personas del Principado de Cataluña. Esta institución se formó poco a poco durante unos ochenta años, desde finales del siglo XIII hasta mediados del siglo XIV.

Su creación se hizo necesaria debido a la guerra de los Dos Pedros, un conflicto entre la Corona de Aragón y la Corona de Castilla. Esta larga guerra requirió movilizar muchas tropas y reforzar las murallas de varias ciudades. Por eso, se hizo urgente crear un sistema para recaudar impuestos. Esta decisión se tomó en la Corte de Cervera en 1359, donde se nombró una comisión para recaudar fondos para la guerra. Esta comisión permanente se convirtió en la Diputación del General de Cataluña. Instituciones similares se crearon en Aragón y Valencia.

Después de que la dinastía Trastámara llegara al trono, la Diputación del General de Cataluña tuvo muchos conflictos con los nuevos reyes, que querían tener más poder. Esto llevó a la guerra civil catalana, cuando la Diputación del General de Cataluña se enfrentó al rey Juan II de Aragón.

Cuando la guerra terminó, el hijo de Juan II, el rey Fernando el Católico, se ganó el aprecio de los catalanes al confirmar las Constituciones de Cataluña. La Diputación del General se volvió muy importante en la política catalana durante el siglo XVI.

A mediados del siglo XVII, el conde duque de Olivares intentó unificar las leyes de España, lo que causó la guerra de Cataluña. De nuevo, la Diputación del General se enfrentó al rey, esta vez a Felipe IV de España. Sin embargo, esta guerra terminó con la Diputación del General de Cataluña bajo el control del rey. A pesar de esto, los conflictos políticos en Cataluña continuaron, y el poder de las otras dos instituciones, el Consejo de Ciento de Barcelona y el Brazo militar de Cataluña, creció.

El Consejo de Ciento de Barcelona

El Consejo de Ciento de Barcelona era la institución que gobernaba la ciudad de Barcelona. Se llamaba así porque estaba formado por una asamblea de 100 ciudadanos, llamados jurados, que aconsejaban y supervisaban a los magistrados de la ciudad, conocidos como consellers. Aunque el número original era cien, la cantidad de jurados fue aumentando con el tiempo.

Esta institución se hizo más fuerte durante la Edad Moderna gracias a Fernando II de Aragón, después de la guerra civil catalana (1462-1472). En una reforma de 1510, se igualó el número de representantes de todos los grupos sociales y se permitió que los nobles volvieran a participar en el gobierno municipal después de tres siglos. Durante la guerra de Cataluña (1640-1652), el Consejo de Ciento siguió abriéndose a más grupos sociales, incluyendo al "conseller sexto", que representaba a los artesanos.

El poder de Barcelona se basaba en la participación de diferentes grupos sociales en su gobierno, liderados por los comerciantes de la ciudad. Querían tener más responsabilidades y representar a todas las ciudades de Cataluña. Es importante saber que el poder del Consejo de Ciento no se limitaba solo a Barcelona. Gracias a un privilegio llamado Carreratge, varias ciudades y pueblos catalanes se convirtieron en "Calles de Barcelona". Municipios como Caldas de Montbui, La Roca del Vallés e Igualada se acogieron a este privilegio, extendiendo el poder de los consellers de Barcelona por toda Cataluña.

El sistema de gobierno municipal se basaba en el mérito, permitiendo que nuevas familias de grupos sociales más bajos o del campo catalán se unieran a la clase dirigente de comerciantes. Las leyes de Barcelona (los Usajes) y muchos privilegios dados por los reyes de Aragón habían colocado a Barcelona en una posición única en Cataluña y en toda España. Podían nombrar cónsules en el extranjero, tener sus propios embajadores, acuñar su propia moneda, tener su propia guardia militar (la coronela gremial de Barcelona) y sus consellers tenían el estatus de Grandes de España.

En 1633, Gaspar Sala dijo que "Barcelona es la capital de toda Cataluña, y el ejemplo que las demás ciudades siguen". Más tarde, el conde duque de Olivares concluyó que "tres cuartas partes del Principado dependen de Barcelona". En 1704, antes del inicio de la guerra de sucesión española, el marqués de Mancera dijo al Consejo de Estado que "todo el Principado de Cataluña depende de la posesión de Barcelona".

El Brazo Militar de Cataluña

Mientras que la Diputación del General y el Consejo de Ciento tenían sus orígenes en la Edad Media y en acuerdos con los reyes de Aragón, el Brazo militar de Cataluña fue una institución más reciente, de la época moderna, que ganó mucha importancia en los conflictos catalanes de los XVII y XVIII.

Esta institución fue creada en 1602 por Onofre de Alentorn con el objetivo de reunir a toda la nobleza militar catalana. Sus "Ordinacions" (reglamentos) establecían cómo funcionaría la nueva institución y su deseo de influir en la política de Cataluña. La Junta de Oficiales era el órgano principal del Brazo militar y estaba formada por ocho miembros: el protector, el clavario y seis consejeros, ayudados por un síndico. Todos tenían un mandato de dos años, siendo el Protector la máxima autoridad. La nobleza militar catalana se reunía en el Consejo Plenario, y sus decisiones eran ejecutadas por los oficiales del Brazo.

Después de la guerra de Cataluña (1640-1659), la corona española había logrado controlar la Diputación del General y el Consejo de Ciento. Esto lo hicieron excluyendo de las listas de posibles candidatos a quienes no fueran leales al rey. Pero el Brazo militar escapó de este control porque sus oficiales eran elegidos de forma secreta, impidiendo así cualquier intervención del rey.

Para aumentar su influencia, el Brazo militar aceptó, además de nobles y caballeros, a ciudadanos honrados, aumentando sus miembros con personas cada vez más decididas, ya que no podían acceder a la Diputación del General o al Consejo de Ciento. El estado de guerra constante en el que vivieron los catalanes del siglo XVIIguerra de Cataluña (1640-1659), guerra de Devolución (1667-1668), guerra franco-holandesa (1672-1678) y guerra de los Nueve Años (1688-1697)— favoreció el ascenso del Brazo militar en la política de Cataluña.

A partir de entonces, el Brazo militar catalán impulsó la unión de las tres instituciones a través de la "Conferencia de los Tres Comunes". Con esta conferencia, logró que tanto la Diputación como el Consejo de Ciento se enfrentaran abiertamente a los intentos de Felipe V de tener un poder absoluto. Esto llevó al levantamiento de Cataluña y al inicio de la guerra de Sucesión en España. En 1715, al finalizar la guerra, el intendente José Patiño describió al Brazo militar de Cataluña en su informe al Consejo de Castilla como "un grupo de todos los caballeros de Cataluña que se reunían a su voluntad, fuera de las Cortes, y en cualquier momento". Así, se convirtió en un tercer poder que se oponía a la monarquía, incluso más fuerte que la Generalidad en la defensa del sistema de leyes catalán. Patiño concluyó su informe diciendo: "desde hace algunos años, por descuido o tolerancia de los ministros, se había vuelto formidable, y se metía en todos los asuntos de estado, presentándose como defensores de sus leyes".

La Conferencia de los Tres Comunes

Archivo:1714-04-10-carta-circular-diputados-generalidad
«Padres de la Patria».
Los líderes políticos catalanes que decidieron continuar la guerra en 1713 a menudo se llamaban a sí mismos Pater Patriae (Padres de la Patria). En esta carta del 10 de abril de 1714, los diputados de la Generalidad de Cataluña justifican la "gloriosa decisión" e instan a seguir la guerra "no solo en defensa de la justa causa del rey nuestro señor (que Dios guarde) sino también para conseguir la amada Libertad".

El asedio de Barcelona de 1697 marcó el fin de la guerra de los Nueve Años (1688-1697). Este conflicto estaba relacionado con las intrigas sobre quién sucedería a Carlos II de España, cuya muerte era predecible, y los acuerdos para repartir la monarquía española entre Francia e Inglaterra. La actitud pasiva de las tropas españolas frente a las francesas generó un gran resentimiento hacia la corte de Madrid.

A partir de 1698, el Brazo militar de Cataluña pidió al Consejo de Ciento de Barcelona que se reunieran en conferencia. Más tarde, la Diputación del General se unió a esta alianza. Después de la muerte de Carlos II en noviembre de 1700 y la llegada de un Borbón francés al trono español, el Brazo militar catalán volvió a convocar a las otras dos instituciones para conversar.

La negativa de Felipe V a convocar la vice-regia (una reunión importante), la destitución del virrey de Cataluña Jorge de Darmstadt, y el nombramiento de un nuevo virrey sin el consentimiento de las Cortes catalanas (como era costumbre según las Constituciones de Cataluña), iniciaron un período de conflictos entre las instituciones catalanas y el nuevo rey Borbón.

La tensión disminuyó un poco después de las Cortes de Cataluña de 1701-1702. Pero en 1703, la "Conferencia de los Tres Comunes" volvió a unirse para detener las acciones del virrey que iban en contra de las constituciones catalanas. Enviaron un mensaje a Felipe V diciendo que "en Cataluña no hay nada más establecido y fijo que sus constituciones deben entenderse al pie de la letra", y denunciaron que "se observa una total falta de cumplimiento de las leyes que vuestra majestad y las instituciones establecieron en estas últimas Cortes".

Ante las crecientes tensiones, el virrey de Cataluña intentó calmar a los Tres Comunes prometiendo que se cumplirían las leyes de Cataluña para que "cesaran de una vez las disputas y se restableciera la buena relación entre los ministros del rey y las instituciones". Pero la realidad fue diferente, y el nombramiento de un nuevo virrey, Francisco de Velasco, empeoró aún más la situación hasta hacerla insostenible. En enero, el Brazo militar de Cataluña envió una última advertencia a Felipe V, diciéndole que el virrey trataba a la nobleza catalana con "poco agrado, aceptación y cortesía, dejando a toda la nobleza catalana ofendida".

El intento de desembarco aliado en Barcelona en 1704 alarmó mucho a la corte de Felipe V. A esto le siguió una política de detenciones sin motivo por parte del virrey Velasco, lo que violaba gravemente las Constituciones de Cataluña. Al mismo tiempo que el virrey pedía refuerzos militares a Madrid para controlar la situación en Barcelona, prohibió que se celebrara cualquier otra conferencia entre los Tres Comunes de Cataluña. En febrero de 1705, Felipe V decretó que "viendo las cosas sin sentido que han decidido y que resultan de dichas conferencias contra mi servicio real y la paz pública de ese Principado, he decidido y ordenado que no se realicen ni permitan". Solo tres meses después, en mayo de 1705, estalló el levantamiento en Cataluña, que llevó a toda España a un conflicto interno durante la guerra de sucesión española. Finalmente, en octubre de 1705, las tropas del archiduque Carlos tomaron Barcelona, y tanto la Generalidad de Cataluña como los Consellers de Barcelona y el Brazo militar de Cataluña lo recibieron como un libertador. Días después, el archiduque de Austria fue proclamado legítimo rey Carlos III de España, jurando respetar las Constituciones de Cataluña y convirtiendo a Barcelona en la sede de su corte y un punto clave para los que lo apoyaban durante el resto de la guerra.

El Tribunal de Contrafacciones

Archivo:Tribunal de Contrafacciones Cataluña
Libro I de las Constituciones de Cataluña, Capítulo de corte XXXVI:
«XXIII EL MISMO [en referencia a Felipe V], en la dicha Corte [de 1701-1702]. Capítulo XXXVI. Como la experiencia ha enseñado sobre las demás que la inobservancia de los Usajes de Barcelona, Constituciones, Capítulos y Actos de Corte, usos, prácticas, observancias, y costumbres, Privilegios, exenciones, libertades de Comunes, y particulares del Principado, y demás leyes, y derechos de la Patria, se acostumbra a originar de haberlas cometido, y dejado a declaración de las Contrafacciones, o contra Constituciones, en los mismos Doctores de la Real Audiencia [..]»

El Tribunal de Contrafacciones era una institución de Cataluña que aseguraba que se cumplieran las Constituciones catalanas y tomaba decisiones finales sobre cualquier acción del rey o de sus oficiales que fuera en contra de las leyes catalanas. Los catalanes lucharon durante doscientos años para conseguir su creación.

En las Cortes catalanas de 1533, las instituciones catalanas propusieron al rey Carlos I que lo aprobara, para asegurar que la Corona Española cumpliera con la Constitución de la Observancia, que establecía que el rey debía someterse a las constituciones catalanas. Pero no fue hasta dos siglos después, en las Cortes catalanas de 1701-1702, cuando el rey Felipe V de España aprobó la creación del tribunal.

La oportunidad para lograrlo surgió con la llegada de la nueva dinastía, la Casa de Borbón. Los "defensores de las leyes" pusieron a prueba a esta nueva dinastía. La nueva dinastía necesitaba consolidarse, y el inicio de su reinado era un momento en el que la monarquía estaba en su punto más débil, necesitada de reconocimiento y aprobación. Aun así, solo se consiguió después de una dura lucha contra Felipe V.

El Tribunal de Contrafacciones se estableció como un tribunal que garantizaba las leyes, formado por igual número de representantes del rey y de los Tres Comunes de Cataluña. Esto permitía asegurar el cumplimiento de las leyes catalanas con la participación conjunta de las instituciones del Principado y los oficiales del rey. Asumió la función que hasta entonces había pertenecido solo a la Real Audiencia de Cataluña, que casi siempre había fallado a favor de la Corona. Con la creación del Tribunal de Contrafacciones, la Corona Española permitió la existencia de un tribunal que difícilmente podía controlar y que le exigía cumplir las constituciones aprobadas en las Cortes Catalanas, tanto a él como a sus oficiales.

La amenaza de un poder absoluto parecía así neutralizada, ya que el rey o sus virreyes no podían crear leyes de rango superior a una constitución catalana (ley). Esto significaba que los decretos reales estaban por debajo de las leyes catalanas. Además, si cualquier oficial del rey violaba una constitución catalana (ley), debía ser juzgado por el Tribunal de Contrafacciones.

El Tribunal de Contrafacciones comenzó a funcionar en 1703, a raíz de un decreto de expulsión que Felipe V ordenó contra el comerciante holandés Arnald Jäger. Esta expulsión violaba las constituciones catalanas, lo que hizo que la Conferencia de los Tres Comunes de Cataluña pidiera inmediatamente que se iniciara un proceso por contrafacción. El propio Felipe V se dio cuenta de las limitaciones que el Tribunal de Contrafacciones imponía a su "voluntad real", y poco después reconoció que, tras las Cortes de 1701-1702, los catalanes "habían quedado más como una república que el parlamento inglés".

Abolición de los Tres Comunes de Cataluña

El último acto conjunto de los Tres Comunes de Cataluña ocurrió el 11 de septiembre de 1714, en las ruinas de Barcelona. Los miembros de los Tres Comunes que aún estaban activos se reunieron a las tres de la tarde en el Portal de San Antonio con la Junta de Gobierno para hacer un último llamado antes de negociar la rendición con las tropas del duque de Berwick.

A menudo se ha dicho, de forma incorrecta, que el Conseller en Cap de Barcelona Rafael Casanova fue el autor de este anuncio. La verdad histórica es que Rafael Casanova había sido herido en combate en el Bastión de San Pedro horas antes, y el anuncio fue redactado en la reunión que tuvieron los Tres Comunes en el Portal de San Antonio, como el propio documento lo explica claramente.

Los autores de este importante anuncio fueron:

  • Por «Junta de Gobierno y personas asociadas»: Salvador de Tamarit y de Vilanova, Cristóbal Lledó y Carreras, Francisco Mascaró, Juan Llinàs, José Duran y Mora, y Francisco Monnar
  • Oficiales de guerra: Jacinto Oliver, Fèlix Monjo, Antonio Solá, y Francisco de Castellví y Obando
«Ahora oíd, se hace saber a todos generalmente, de parte de los Tres Excelentísimos Comunes, con la opinión de los Señores de la Junta de Gobierno, personas asociadas, nobles, ciudadanos y oficiales de guerra, que por separado están impidiendo que los enemigos entren en la ciudad; considerando que la triste situación de esta ciudad, donde hoy reside la libertad de todo el Principado y de toda España, está en el último extremo, a punto de caer en una completa falta de libertad.

Notifican, advierten y animan, actuando como Padres de la Patria que sufren por la desgracia irreparable que amenaza por el favor y la injusta ira de las fuerzas franco-españolas, habiendo reflexionado seriamente sobre la situación en que los enemigos del Rey Nuestro Señor, de nuestra libertad y Patria, están posicionados ocupando todas las brechas, cortes y baluartes del Portal Nou, Santa Clara, Llevant y Santa Eulalia. Se hace saber, que si inmediatamente después de escuchar este anuncio, todos los habitantes y demás personas capaces de usar armas no se presentan en las plazas de Junqueras, Born y Plaza de Palacio, para que, unidos con todos los Señores que representan a los Comunes, se pueda rechazar a los enemigos, haciendo el último esfuerzo, esperando que Dios misericordioso mejore nuestra suerte. También se hace saber, que siendo la falta de libertad segura e inevitable, en cumplimiento de sus deberes, explican, declaran y protestan a los presentes, y dan testimonio a los que vendrán, de que han realizado las últimas exhortaciones y esfuerzos, protestando por todos los males, ruinas y desolaciones que sobrevengan a nuestra común y afligida Patria, y la pérdida de todos los honores y privilegios, quedando sin libertad junto con los demás españoles engañados y todos bajo el dominio francés; pero se confía, que todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la Libertad, acudirán a los lugares señalados para derramar gloriosamente su sangre y vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España, y finalmente dicen y hacen saber, que si después de una hora de publicado el anuncio, no aparece gente suficiente para llevar a cabo la empresa planeada, es forzoso, preciso y necesario pedir la rendición a los enemigos, antes de que llegue la noche, para no exponer a la ciudad a la más lamentable ruina, para no exponerla a un saqueo general, la profanación de los Santos Templos, y la pérdida de vidas de niños, mujeres y personas religiosas. Y para que sea conocido por todos, que con voz alta, clara e inteligible sea publicado por todas las calles de la presente ciudad.

Dado en la casa de la Excelentísima Ciudad, estando en el Portal de San Antonio, presentes los mencionados Excelentísimos Señores y personas asociadas, a 11 de Septiembre, a las 3 de la tarde, de 1714».

Tres días después, el 15 de septiembre de 1714, los Tres Comunes de Cataluña fueron eliminados: la Generalidad de Cataluña, el Consejo de Ciento de Barcelona y el Brazo militar de Cataluña. En el informe de José Patiño (1715) al Consejo de Castilla se concluyó que "los Tres Comunes, ruidosos y los más representativos de todo el Principado, fueron quienes mantuvieron los problemas y dirigieron el levantamiento y la resistencia".

Véase también

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Tres Comunes de Cataluña para Niños. Enciclopedia Kiddle.