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Hiyab para niños

Enciclopedia para niños
Archivo:Women in Islam
Mujeres en Estambul portando diferentes tipos de velos islámicos o hiyab: las tres de la izquierda llevan uno de estilo genérico y la de la derecha un niqab.
Archivo:Irán (RPS 16-10-2019) comprando en el bazar
Mujeres con chador comprando en el bazar de Shiraz.

El hiyab (pronunciado con “h” aspirada; en árabe, حجاب‎, romanizado: ḥiǧāb) es un velo que cubre la cabeza y el pecho que las mujeres musulmanas usan en presencia de personas que no sean de su familia inmediata. El hiyab puede denotar además cualquier cobertura de cabeza, cara o cuerpo empleada por las mujeres musulmanas que de manera similar concuerda con una cierta norma de modestia. Asimismo puede referirse a la reclusión de las mujeres de los hombres en la esfera pública, o puede encarnar una dimensión metafísica: Al-hiyab se refiere a “el velo que separa al hombre o el mundo de Dios”.

El hiyab es un código de vestimenta femenina islámica que establece que debe cubrirse la mayor parte del cuerpo y que en la práctica se manifiesta con distintos tipos de prendas, según zonas y épocas. En sentido restringido, suele usarse para designar una prenda específica moderna, llamada también velo islámico.

Muy a menudo, el hiyab es utilizado por las mujeres musulmanas como un símbolo de modestia y privacidad. La mayoría de los sistemas jurídicos islámicos definen este tipo de vestimenta modesta como que cubra todo, excepto la cara y las manos en público. Estas directrices (para la cobertura de todo el cuerpo a excepción de las manos, los pies y la cara) se encuentran en los textos de fiqh y hadices desarrollados después de la revelación del Corán, pero, según algunos, se derivan de las aleyas sobre el hiyab en el Corán. El Corán ordena hiyab, tanto para hombres y mujeres; la palabra hiyab no significa pañuelo de cabeza, sino cobertura. El Corán dice: “decirle a los hombres creyentes que bajen la mirada (en presencia de las mujeres), esto es mejor para ellos”, y para las mujeres: “di a las creyentes que pongan su jumur sobre sus pechos”. La palabra “jumur” a menudo se omite cuando se hace referencia a la cita, y la palabra es la palabra real empleada en el Corán, que significa “un velo usado por una mujer para cubrir la cabeza”. La segunda parte del verso, “por encima de sus pechos”, indica a las mujeres que deben cubrir sus pechos en presencia de los hombres que no sean parientes inmediatos.

Significado de la palabra

El término hiyab (en árabe, حجاب‎, romanizado: ḥiǧāb) procede de la raíz trilítera ḥ-ǧ-b, que significa “esconder”, “ocultar a la vista” o incluso “separar”: da lugar también a palabras como “cortina” o “pantalla”.

Hiyab, en español, es una palabra de género masculino, introducida en la 23.ª edición del Diccionario de la lengua española.

Vistas tradicionalistas

Archivo:Muhammad and "shameless women" in Hell
Mahoma visita el infierno con Burak y Gabriel en mito de la Ascensión y ve que las "mujeres desvergonzadas" son castigadas para siempre por mostrar su cabello a extraños. Puede ser uno de los ejemplos del reposicionamiento de la mujer en el período islámico a través de leyendas Zoroastrianas islamizadas por hadices fabricados.(Miniatura iraní, siglo XV)

Las cuatro principales escuelas de pensamiento sunitas (Hanafi, Shafi'i, Maliki y Hanbali) sostienen consenso que es obligatorio para todo el cuerpo de la mujer (ver awrah), excepto sus manos y cara (y pies según Hanafis) para cubrirse durante la oración y en presencia de personas del sexo opuesto que no sean familiares cercanos (con los que uno tiene prohibido casarse; consulte mahram).

Según Hanafíes y otros estudiosos, estos requisitos se extienden a estar también cerca de mujeres no musulmanas, por temor a que puedan describir sus características físicas a hombres no relacionados.

Los hombres deben cubrirse desde los ombligos hasta las rodillas, aunque las escuelas difieren en si esto incluye cubrir el ombligo y las rodillas o solo lo que hay entre ellos.

Se recomienda que las mujeres usen ropa que no se ajuste al cuerpo, como modestas formas de ropa occidental (camisas largas y faldas), o la más tradicional ŷilbāb, un cuello alto, suelto bata que cubre los brazos y las piernas. Un jimār o šaylah, una bufanda o capucha que cubre todo menos la cara, también se usa en muchos estilos diferentes.

Los eruditos musulmanes modernos creen que es obligatorio en la ley islámica que hombres y mujeres cumplan con las reglas del hiyab (como se describe en sus respectivas escuela de pensamiento). Estos incluyen el chií iraquí Marja' (Gran Ayatolá) Ali al-Sistani; el sunita Comité Permanente para la Investigación Islámica y Emisión de Fatwas en Arabia Saudita; y otros. Las chicas jóvenes antes de la pubertad no están obligadas a usar un ḥiŷāb.

En privado, y en presencia de parientes cercanos (mahrams), las reglas sobre el vestido se relajan. Sin embargo, en presencia del esposo, la mayoría de los estudiosos enfatizan la importancia de la libertad mutua y el placer del esposo y la esposa.

Puntos de vista alternativos

Archivo:The cause (foreground) and the effect (background), Qom, Iran
Los tipos de ropa usada por religiosos musulmanes chiitas en la gran región de Irán.

Algunos musulmanes han adoptado un enfoque relativista del hiyab. Creen que el mandamiento de mantener la modestia debe interpretarse en relación con la sociedad que lo rodea. Lo que se considera modesto o atrevido en una sociedad puede no ser considerado como tal en otra. Es importante, dicen, que los creyentes lleven ropa mediante la que se comunique modestia y reserva.

El desarrollo del hiyab

Como han señalado autoras musulmanas, el ocultamiento del cuerpo femenino en las culturas islámicas no procede tanto de las prescripciones sagradas en sí como de una interpretación excesivamente rigorista y descontextualizada de las mismas, hecha por hombres. Hay que decir de paso que estas mismas autoras advierten que de toda la historia de las mujeres del profeta y los creyentes que se relata más arriba podría haberse interpretado perfectamente que las mujeres son tan entendidas en la interpretación de los textos sagrados como los hombres, pues es ese el origen de la anécdota y de los versículos relacionados con ella. Dicha interpretación rigorista se une a las costumbres de las distintas sociedades, en las que el cuerpo se cubre por tradición en mayor o menor grado.

El atuendo femenino en general, así como la cuestión de cubrir la cabeza o la cara en particular, es muy variable en las distintas sociedades de religión musulmana, y hay diferencias relacionadas también con el ámbito rural o urbano, la clase social, etc. El atuendo tradicional femenino en culturas islámicas ha incluido, por lo general, el cubrirse la cabeza de distintos modos, lo cual no quiere decir nada porque también es característico del atuendo tradicional masculino y el mismo rasgo puede encontrarse en atuendos tradicionales cristianos, judíos u otros. En cuanto a velar la cara, ha sido un rasgo mucho menos extendido que se ha manifestado de formas diversas: desde el burqa afgano que cubre incluso los ojos, seguido por las vestimentas oscuras o incluso las máscaras de las mujeres de la península de Arabia (llamadas también burqa), hasta el velo semitransparente sobre la boca o el pañuelo de cabeza que solo ocasionalmente se mantiene con la mano sobre el rostro, para mostrar distancia, o que incluso se sostiene con los dientes, con lo que pierde su función, pues solo cubre una pequeña porción de la cara.

Probable futuro del hiyab

A finales del siglo XIX empiezan a cuestionarse determinados aspectos del hiyab, en especial la tradición femenina de cubrirse la cabeza y, sobre todo, el rostro. En algunos lugares, el rostro cubierto había venido siendo un signo de distinción social, que diferenciaba a las mujeres urbanas de las campesinas (estas últimas llevaban la cara descubierta). Sin embargo, en estos años empiezan a considerarse estas prendas como símbolo de la exclusión femenina, de la no participación de las mujeres en los asuntos públicos.

Ello está muy ligado al proceso político que se está viviendo desde mediados del siglo XIX en algunos países islámicos. Los países más importantes de Oriente Medio (Turquía, Irán, Arabia Saudita...) se hallan inmersos en una época de intensa actividad social, política, científica y cultural que globalmente se conoce como Nahda (renacimiento). Tras siglos de inmovilismo y aislamiento, el mundo islámico parece despertar e intenta inaugurar una nueva era que mira al mismo tiempo hacia Europa, su tecnología, sus valores ilustrados, etc., y hacia el pasado esplendoroso de la civilización araboislámica, con su intensa actividad artística, científica e intelectual. Es una época de optimismo, análoga al Renacimiento europeo, en la que se revisan las bases de la sociedad tradicional, entre ellas las de la religión.

Egipto está a la cabeza del proceso. Es en este país donde se producen los primeros cuestionamientos del hiyab y de la situación de las mujeres. En 1899 el escritor modernista Qasim Amin publica un famoso libro, Tahrīr al-mar'a' (la liberación de la mujer). Amin, partidario de la plena incorporación de las mujeres a la vida pública, considera que el hiyab es consecuencia y símbolo de su aislamiento y promueve el desvelamiento (sufūr), haciendo referencia sobre todo al pañuelo de muselina blanca (burqu) que velaba el rostro de las mujeres urbanas, tanto musulmanas como cristianas.

Sin embargo, la gran promotora del desvelamiento es Huda Sha'arawi, considerada madre del feminismo árabe. Al regresar de un encuentro feminista en Roma, se descubre la cabeza ante una multitud de mujeres reunida en la estación de El Cairo para recibirla. Es la chispa que incendia la pradera: mujeres desveladas se manifestarán en adelante por las calles de la capital egipcia reclamando su lugar en la vida pública, suscitando tanto el escándalo como la simpatía.

En Turquía y en Irán, será el Estado quien imponga por decreto el desvelamiento en las primeras décadas del siglo XX: tanto Atatürk como el sha de Irán estaban convencidos de que la modernidad pasaba necesariamente por el calco mimético de las costumbres occidentales, lo que incluía la vestimenta, tanto masculina como femenina.

Archivo:Woman in Morocco
Mujer marroquí con el atuendo urbano tradicional: chilaba y litam (pañuelo que cubre el rostro). En la actualidad es un atuendo propio de personas de edad.

En muchos lugares, el cambio de costumbres aparece de la mano de las luchas contra la colonización. Es el caso de los países del Magreb, como Marruecos. El atuendo tradicional de las mujeres urbanas marroquíes en la calle era el haik o jaique, una larga tela blanca que envolvía el cuerpo y la cara y restringía enormemente los movimientos. Aprovechando las convulsiones generadas por la movilización popular contra el ocupante, en los años 40, las mujeres de clase media empiezan a cambiar el jaique por la chilaba masculina y a participar en las luchas. (Al mismo tiempo, los hombres comenzarán a utilizar el atuendo occidental coronado por un fez, sombrero cilíndrico granate, a imagen de los nacionalistas egipcios y turcos). En lo sucesivo, la chilaba masculina, de colores sobrios, empezará a producirse en colores vivos, para mujeres, y se convertirá en la vestimenta femenina urbana más habitual. Las mujeres de esa generación se seguirán cubriendo la cabeza con la capucha de la chilaba y el rostro con el pañuelo blanco, pero en las décadas siguientes se generalizarán la cabeza descubierta y los atavíos europeos entre las clases medias.

El auge del panarabismo y los movimientos análogos en los años 50 y 60, con su carga de laicismo y militancia política, dará más curso a la participación femenina en lo público e irá relegando cada vez más el hiyab. De este modo, en los 60 llevar la cara o la cabeza cubiertas era un fenómeno minoritario, salvo en países que se habían mantenido al margen de las convulsiones políticas del siglo, y en especial aquellos en los que la práctica del islam estaba ligada al wahhabismo (Arabia Saudí y otros Estados de la zona).

El nuevo hiyab

Archivo:Hijab illustration artlibre
El nuevo hiyab.

En los años 1970 y 80, y hasta hoy, el hiyab resurge con fuerza en una forma nueva: un tipo de pañuelo que cubre completamente la cabeza y el cuello y al que a menudo se da también el nombre de hiyab (o velo islámico).

La reaparición del hiyab de nuevo corre pareja con los acontecimientos políticos. Su relegación en las décadas anteriores coincidió con una etapa que en términos generales consistía en: las descolonizaciones, los experimentos democráticos, la búsqueda de la unidad en los países árabes, la tímida bonanza derivada de las rentas del petróleo y de las reformas sociales, la educación, etc. A principios de los años 1970 la situación cambia: las democracias languidecen en manos de oligarquías que se eternizan en el poder, sostenidas por un neocolonialismo que se hace muy patente; otro tanto ocurre en los Estados regidos por ideologías panarabistas y de socialismo árabe, y el sueño de la unidad árabe desaparece. Perdidas las esperanzas de cambio, se pierden asimismo en los países en los que aún dominan regímenes y modos de vida llamados tradicionales. Palestina, cuyo conflicto con Israel, a pesar de que afecta a una muy pequeña porción del mundo islámico, tiene un altísimo valor simbólico, parece haber sido abandonada a su suerte tras la derrota árabe en la guerra de los Seis Días y los acuerdos firmados tras la guerra de 1973. En todas partes cunde el descontento y el pesimismo, que, dado el fracaso experimentado por los movimientos políticos laicos, será capitalizado por los llamados grupos islamistas, que experimentan además un notable empuje tras el triunfo de la revolución islámica en Irán (1979).

El islamismo no pretende un retorno a los modos de vida tradicionales, sino una organización social moderna pero basada no en ideas que considera importadas de Occidente, sino en el propio acervo cultural islámico. El empuje del islamismo crea toda una moda de identidad islámica que, entre otras cosas, se manifestará en el atuendo: la barba en los hombres y, sobre todo, el nuevo velo en las mujeres. Este velo no es tradicional, sino una prenda de nueva creación que pronto se extenderá por las poblaciones urbanas. Al igual que sucedió con la desaparición del hiyab en las décadas anteriores, serán las jóvenes urbanas de clase media (a menudo universitarias) las primeras en adoptar las nuevas vestimentas.

Archivo:Women in shiraz 2
Mujer con chador en Irán. Esta prenda, icono e imposición de la Revolución iraní, se diferencia del velo más extendido en que cubre casi todo el cuerpo y en su color invariablemente negro.

Las mujeres islamistas con frecuencia llevan también un tipo peculiar de vestido, que tampoco es tradicional, consistente en una túnica hasta las rodillas de color sobrio y completamente cerrada, con pantalones del mismo color. El velo, sin embargo, puede llevarse con este o cualquier otro atuendo (incluidos los occidentales tipo pantalones vaqueros, etc.).

Las polémicas sobre el uso del velo en países europeos con numerosa población musulmana (Francia es el ejemplo más claro), ha suscitado numerosos análisis acerca de las razones del uso de este atuendo. Sin embargo, el fenómeno del velo es difícilmente aprehensible: su significado varía enormemente según los países, las clases sociales e incluso las personas. Su uso es obligatorio en Irán, y de ningún modo en capitales muy occidentalizadas donde, a pesar de todo, fue donde primero se extendió. Tampoco es necesariamente una imposición familiar, como a veces se ha dicho: es frecuente en una misma familia seguir el rastro del uso del hiyab a través de las generaciones: la abuela con el vestido tradicional, la madre vestida al modo europeo y la hija con el velo (a menudo son las hijas las que introducen la moda del velo en sus hogares, haciendo que lo adopten la madre y la abuela). Si bien tiene su origen en el auge del islamismo, no puede establecerse una relación directa entre el uso y la ideología o la religiosidad de la persona que lo porta. En términos generales, lo más aproximado que se puede decir es que es una moda: en los años 1960 y 1970 los movimientos contraculturales generalizaron en Occidente ciertas estéticas, sin que ello significara de un modo unívoco que las personas que las usaban se reconocieran completamente en lo contracultural, ni que las personas vestidas de otro modo no se reconocieran en ello. Naturalmente, la analogía no es del todo exacta, ya que el velo, frente a la estética contracultural, se ha convertido en exponente de lo moralmente correcto y existe por tanto cierta obligación social, mayor o menor según las zonas. A menudo su uso es una expresión de religiosidad personal. En muchos casos es un signo de reivindicación cultural en un medio donde se percibe rechazo (particularmente en las comunidades musulmanas de Occidente). En muchos otros es asimismo un signo de reivindicación femenina, y ahí entronca con el significado más antiguo del hiyab: mostrar que no se es una mujer objeto (se puede comparar con cierta estética surgida del feminismo en Occidente, con prendas largas y holgadas destinadas igualmente a sustraer el cuerpo a la mirada masculina). Por último, con mucha frecuencia es simplemente un modo de vestir que está de moda.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Hijab Facts for Kids

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Hiyab para Niños. Enciclopedia Kiddle.