Expedición de Hernando de Soto en La Florida para niños
La expedición de Hernando de Soto (1539-1543) fue un viaje importante de exploración española en lo que hoy es el sureste de Estados Unidos. Fue la primera vez que una expedición europea se adentró tanto en este territorio y la primera en cruzar el famoso río Misisipi.
Hernando de Soto y sus más de 600 hombres buscaban oro, plata y una ruta hacia China. Querían establecer colonias en la Florida española, siguiendo los pasos de otros exploradores como Juan Ponce de León (1513) y Pánfilo de Narváez (1527-1536).
De Soto falleció en 1542 a orillas del río Misisipi. Después de su muerte, Luis de Moscoso Alvarado tomó el mando. Los aproximadamente 300 a 350 supervivientes lograron regresar a la Ciudad de México en 1543.
Aunque la expedición reclamó una gran parte de América del Norte para España, no encontraron oro ni fundaron colonias permanentes. Sin embargo, los registros de su viaje fueron muy valiosos. Aportaron mucho conocimiento a Europa sobre la geografía, la naturaleza y las culturas de los pueblos del Nuevo Mundo. Esta expedición cambió la forma en que España veía el interior del continente. A partir de entonces, los españoles se enfocaron más en la actual Florida y la costa del Pacífico.
Contenido
¿Quién fue Hernando de Soto?

«HERNANDO DE SOTO: extremeño, uno de los descubridores y conquistador del Perú: recorrió toda la Florida y venció a sus naturales invencibles hasta entonces; murió en su expedición: el año de 1543 a los 42 de su edad».
En 1536, Hernando de Soto ya era un explorador y conquistador reconocido. Había participado con éxito en la conquista del Perú y regresó a España con muchas riquezas. Llegó a América en 1514 con Pedro Arias Dávila, con solo su espada y un escudo.
En 1523, ya era líder de una unidad de caballería. Viajó con Francisco Hernández de Córdoba por Nicaragua y Honduras. Allí se hizo famoso por su habilidad como jinete y sus excelentes tácticas de combate.
En 1528, de Soto dirigió su propia expedición por la costa de Yucatán. Buscaba una conexión directa por mar entre el Atlántico y el Pacífico. Luego, acompañó a Francisco Pizarro como capitán en su viaje a Perú. De Soto descubrió la ciudad de Cajas y fue enviado con un grupo de cincuenta hombres a Cuzco, la capital del imperio inca. En el camino, tuvo varios enfrentamientos con el ejército inca.
Después de que Atahualpa fuera capturado en 1532, de Soto lo visitó a menudo y se hicieron amigos. De Soto decidió dejar Perú y regresó a España con una gran cantidad de oro.
En 1537, se casó con Inés de Bobadilla en Sevilla. Ella era hija de Dávila y venía de una familia influyente. De Soto había visto las riquezas de Perú. Cuando leyó el informe de Álvar Núñez Cabeza de Vaca (uno de los pocos supervivientes de la expedición de Pánfilo de Narváez a Florida), pensó que allí también podría haber grandes tesoros. De Soto vio la oportunidad de hacer una conquista tan famosa como las de Pizarro o Cortés.
Gracias a sus contactos, en 1538 se reunió con el emperador Carlos V. Le pidió permiso para una nueva expedición a La Florida, que él mismo financiaría. Ofreció a la Corona la mitad de las ganancias. El emperador lo nombró adelantado, capitán general de todas las tierras descubiertas y gobernador de Cuba. De Soto vendió gran parte de sus bienes para equipar la expedición. Su misión era explorar, establecerse y "pacificar" los territorios desconocidos.
Preparativos en Cuba para la gran aventura
Con la promesa de grandes riquezas, De Soto reunió fácilmente a muchos soldados. Salió de Sanlúcar de Barrameda el 6 de abril de 1538. Lideraba la nave San Cristóbal, con diez barcos más y 950 hombres. También iban ocho sacerdotes.
La expedición llegó a Santiago de Cuba el 7 de junio de 1538. En agosto, su esposa Isabel y la infantería partieron hacia La Habana en cinco barcos. De Soto, sus oficiales y la caballería viajaron por tierra. Para Navidad, toda la expedición estaba reunida en La Habana.
Después de casi un año de preparativos, el 17 de mayo de 1539, de Soto partió de La Habana hacia La Florida. Dejó a su esposa Isabel a cargo del archipiélago como Gobernadora y Capitana General. Ella fue la primera y única mujer en tener la máxima autoridad en la isla durante el largo período colonial. La expedición de Soto era la mejor equipada de todas las que habían salido de Cuba.
El viaje de exploración
En La Florida (1539 - principios de 1540)
En mayo de 1539, de Soto desembarcó con nueve barcos, más de 620 hombres y 220 caballos en la bahía de Tampa. La llamó Espíritu Santo. Los barcos llevaban sacerdotes, artesanos, ingenieros, agricultores y comerciantes. El objetivo de Soto era establecer una ciudad, como Cuzco o Ciudad de México. Por eso, llevaban muchas herramientas, armas, cañones y animales como mulas, vacas, cerdos y gallinas. También tenían perros entrenados que causaban temor a los nativos.
Cerca del puerto, encontraron a Juan Ortiz, un español que vivía con los Mocoso. Ortiz había llegado a Florida en un barco para la expedición de Narváez y fue capturado. La hija del jefe Hirrihigua intercedió por su vida. Ortiz sobrevivió y escapó a Mocoso. Él conocía el terreno y el idioma de los timucuas. Sirvió a de Soto como guía e intérprete en las zonas de habla timucua, camino a Apalachee.
De Soto usó un método especial para guiar la expedición. Reclutaba guías de cada tribu a lo largo de la ruta. Así, un guía que conocía una zona podía pasar información a otro guía de una zona cercana. Ortiz se negó a vestirse como un español, pero de Soto le fue leal y le permitió vestir libremente. Otro guía importante fue Perico, un joven de diecisiete años de la actual Georgia. Hablaba varias lenguas tribales y podía comunicarse con Ortiz. Perico fue tratado mejor que otros, por su gran valor para los españoles.
La expedición viajó hacia el norte, explorando la costa oeste de Florida. Era un lugar con muchos pantanos, mosquitos, serpientes y caimanes. El clima era muy cálido, húmedo y poco saludable. Sufrieron ataques y conflictos con los nativos. El primer campamento de invierno de De Soto fue en Anhaica, la capital de los apalachee, cerca del lago Tallahas. Es uno de los pocos lugares de la ruta donde se han encontrado restos de la expedición.
Explorando Georgia, las Carolinas, Tennessee, Alabama y Misisipi (1540)
Desde su campamento de invierno en Florida, la expedición siguió hacia el noreste en marzo de 1540. Habían oído que había oro "hacia donde nace el sol". Recientemente, se encontraron objetos arqueológicos en Georgia, cerca del río Ocmulgee. Incluyen cuentas de vidrio y objetos de metal, que se cree son de la expedición de Soto.
Escuchando sobre un famoso tesoro de oro en Cofitachequi (una jefa indígena), la expedición continuó por semanas. Pasaron hambre y sed. A mediados de mayo, llegaron a la capital de la tribu, cerca de la actual Columbia, en Carolina del Sur. Los recibieron de forma amistosa y les dieron comida y perlas. Los españoles pidieron ver el oro, pero resultó ser cobre. Encontraron algunas armas y piezas de oro de una expedición anterior.
De Soto siguió hacia el norte, a las montañas Apalaches de Carolina del Norte. Allí estuvieron a punto de ser derrotados. Pasaron un mes descansando los caballos mientras buscaban oro. Luego, de Soto entró en el este de Tennessee. La ruta propuesta por John R. Swanton en 1939 es la más aceptada por los arqueólogos.
La expedición pasó otro mes en el cacicazgo Coosa. Luego, regresaron al sur hacia el golfo de México para encontrarse con barcos que les traerían suministros de La Habana. En el camino, de Soto fue llevado a Mauvila (o Mabila), una ciudad fortificada en el sur de Alabama. La tribu choctaw, liderada por el cacique Tascalusa, atacó al ejército de Soto. Los españoles lograron salir y quemaron la ciudad. Murieron unos 200 españoles y 150 resultaron heridos. Mataron a entre 2.000 y 6.000 guerreros en Mabila.
Los españoles ganaron, pero perdieron la mayoría de sus provisiones y unos cuarenta caballos. Estaban heridos y enfermos. Los hombres querían regresar a la costa, pero de Soto aún soñaba con nuevos descubrimientos. Para evitar que desertaran, los llevó lejos de la costa, hacia el actual estado de Misisipi, cerca de Tupelo, donde pasaron el invierno.
Hacia el oeste por Misisipi, Arkansas, Oklahoma, Luisiana y Texas (1541)
En la primavera de 1541, la expedición fue al norte y encontró a la tribu chickasaw. De Soto pidió 200 hombres como porteadores. Ellos se negaron y atacaron el campamento español por la noche. Los españoles perdieron unos 40 hombres y el resto de su equipo. La expedición pudo haber sido destruida, pero los chickasaw los dejaron ir.
El 8 de mayo de 1541, las tropas de Soto llegaron al río Misisipi. (Alonso Álvarez de Pineda había sido el primer europeo en verlo en 1519). De Soto no mostró mucho interés en este descubrimiento, ya que era un obstáculo. Él y sus 400 hombres tuvieron que cruzar el río, que estaba siendo vigilado por nativos. Después de un mes, construyeron barcos y lograron cruzar el Misisipi cerca de Memphis. Continuaron hacia el oeste por Arkansas, Oklahoma y Texas. Volvieron a pasar el invierno en Autiamique, en el río Arkansas.
En 1541, los miembros de la expedición fueron los primeros europeos en ver el valle de los Vapores, ahora llamado Hot Springs, Arkansas. Muchas tribus se reunían allí para disfrutar de las aguas termales. Habían acordado dejar sus armas y usar las aguas en paz. De Soto y sus hombres se quedaron lo suficiente para reclamar la zona para España.
Después de un invierno difícil, la expedición se movió de forma más desordenada. Su intérprete Juan Ortiz había muerto, lo que dificultaba la comunicación con los nativos. La expedición llegó al río Caddo, donde se enfrentaron a una tribu llamada tula en octubre de 1541. Los españoles los describieron como los guerreros más hábiles y peligrosos que habían encontrado. Finalmente, los españoles regresaron hacia el río Misisipi.
La muerte de Soto (1542)
De Soto falleció de fiebre el 21 de mayo de 1542, en el pueblo nativo de Guachoya, cerca del río Misisipi. Antes de morir, de Soto eligió a Luis de Moscoso Alvarado para que tomara el mando.
De Soto había hecho creer a los nativos que era un dios inmortal para que se sometieran sin conflicto. Por eso, sus hombres tuvieron que ocultar su muerte. Se desconoce el lugar exacto de su sepultura. Una fuente dice que sus hombres lo envolvieron en mantas con peso y lo hundieron en el río Misisipi durante la noche.
El regreso a la Ciudad de México
La expedición de Soto había explorado La Florida durante tres años sin encontrar tesoros ni un buen lugar para establecerse. Habían perdido casi la mitad de sus hombres, la mayoría de los caballos habían muerto, y muchos estaban heridos y enfermos. Los líderes decidieron terminar la expedición y buscar un camino a casa, ya fuera por el río Misisipi o por tierra a través de Texas hasta la Ciudad de México.
Decidieron que construir nuevos barcos sería muy difícil y que navegar por el golfo de México era arriesgado. Así que se dirigieron por tierra hacia el suroeste. Llegaron a una región muy seca en la actual Texas. Las poblaciones nativas eran pequeñas y vivían de la caza y la recolección. No había aldeas para conseguir comida, y el ejército era demasiado grande para vivir de la tierra. Tuvieron que regresar a las zonas agrícolas a lo largo del Misisipi.
Comenzaron a construir siete barcos pequeños. Fundieron todo el hierro, incluyendo herraduras y grilletes, para hacer los clavos de los barcos. El invierno pasó, y las inundaciones de primavera los retrasaron dos meses más. Pero en julio, partieron por el Misisipi hacia la costa.
El viaje duró unas dos semanas. La expedición se encontró con tribus hostiles durante todo el recorrido. Los nativos los siguieron en canoas, disparando flechas durante días. Los españoles no tenían armas efectivas en el agua. Usaron armaduras y colchonetas para protegerse de las flechas. Unos 11 españoles murieron en este tramo y muchos más resultaron heridos.
Al llegar a la desembocadura del Misisipi, se quedaron cerca de la costa del Golfo, dirigiéndose al sur y luego al oeste. Después de unos 50 días, llegaron al río Pánuco y a la ciudad española de Pánuco. Allí descansaron un mes. Algunos españoles, ya recuperados, pensaron que habían dejado La Florida demasiado pronto, lo que causó peleas. Sin embargo, al llegar a la Ciudad de México, el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco les ofreció otra expedición a La Florida, pero muy pocos supervivientes se ofrecieron. De los 700 participantes iniciales, entre 300 y 350 sobrevivieron. La mayoría se quedaron en el Nuevo Mundo, estableciéndose en México, Perú, Cuba y otras colonias.
Consecuencias de la expedición en América del Norte
Desde el punto de vista español, la expedición de Soto a La Florida no tuvo éxito. No encontraron oro ni riquezas, y no fundaron colonias. Pero el viaje tuvo varias consecuencias importantes y contribuyó al intercambio colombino. Por ejemplo, algunos de los cerdos domésticos de Soto escaparon y se convirtieron en los ancestros de los cerdos salvajes del Sureste de los Estados Unidos.
De Soto contribuyó a crear una relación difícil entre muchas tribus nativas americanas y los europeos. Cuando la expedición encontraba nativos hostiles, sus hombres a menudo iniciaban los conflictos.
Más devastadoras que las batallas fueron las enfermedades que trajeron los miembros de la expedición. Los pueblos indígenas no tenían defensas contra las enfermedades de Europa y Asia, como el sarampión, la viruela y la varicela. Varias áreas por las que pasó la expedición quedaron despobladas por estas enfermedades. Muchos nativos huyeron a las colinas y pantanos. En algunas zonas, la estructura social cambió debido a la pérdida de población por las epidemias.
Los registros de la expedición aportaron mucho conocimiento a Europa sobre la geografía, la biología y las costumbres de los pueblos del Nuevo Mundo. Las descripciones de los expedicionarios sobre los nativos de América del Norte son la información más antigua que se conoce sobre las sociedades del Sureste. Son la única descripción europea de los hábitos nativos antes de que se encontraran con otros europeos. Los hombres de De Soto fueron los primeros, y casi los últimos, en ver la cultura Misisipi.
La expedición de De Soto hizo que la Corona española cambiara su forma de ver las colonias al norte de México. Reclamó una gran parte de América del Norte para España. Los españoles concentraron sus misiones en la actual Florida y a lo largo de la costa del Pacífico.
¿Cómo se ha estudiado la ruta de De Soto?
Los historiadores han trabajado para trazar la ruta de la expedición de Soto en América del Norte, lo que ha sido un tema de debate. Políticos locales han querido que sus ciudades se asocien con la expedición. La versión más usada de la "ruta de De Soto" viene de un estudio encargado por el Congreso de los Estados Unidos. Un comité, liderado por el antropólogo John R. Swanton, publicó en 1939 el Informe Final de la Comisión de los Estados Unidos Expedición De Soto. Por ejemplo, el condado de Manatee, Florida, afirma ser el lugar de desembarco de Soto y tiene un monumento nacional. La primera parte de la ruta, hasta la batalla de Soto en Mabila (una pequeña fortaleza en Alabama), solo se discute en pequeños detalles. Su ruta después de Mabila es más debatida. Swanton informó que la ruta de Soto va desde allí por Misisipi, Arkansas y Texas.
Los historiadores han usado recientemente la arqueología y las historias orales de los pueblos nativos americanos para reconstruir la expedición. La mayoría de los lugares históricos han cambiado por nuevas construcciones. Han pasado más de 450 años desde los hechos, pero algunas historias orales parecen ser muy precisas sobre los eventos históricos.
Desde 1986, dos sitios en Florida han sido confirmados como asociados a la expedición de Hernando de Soto: el Sitio Gobernador Martin, en el antiguo pueblo apalache de Anhaica, cerca de Tallahassee; y el Sitio White Ranch en el territorio potano, cerca de Ocala.
Muchos arqueólogos creen que el sitio Parkin en el noreste de Arkansas era la ciudad principal de la provincia de Casqui, que de Soto mencionó. Esto se basa en las similitudes entre las descripciones de los diarios de la expedición y los objetos europeos encontrados en el sitio en la década de 1960.
Las teorías sobre la ruta de Soto se basan en los relatos de cuatro cronistas de la expedición. El primer relato publicado fue el del caballero de Elvas, un portugués anónimo de la expedición. Su crónica se publicó por primera vez en 1557. Luys Hernández de Biedma, un agente real de la expedición, escribió un informe en 1544. El secretario de Soto, Rodrigo Ranjel, llevó un diario que se perdió, pero que fue usado por Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés para su obra La historia general y natural de las Indias. El cuarto relato es la crónica de Inca Garcilaso de la Vega, El Inca. Garcilaso no estuvo en la expedición y escribió su relato, La Florida, décadas después, basándose en entrevistas con algunos supervivientes. Los historiadores han encontrado problemas al usar La Florida como un relato histórico, considerándola más una obra literaria.
Las crónicas describen la ruta de Soto en relación con La Habana, el golfo de México, el océano Atlántico y montañas. También mencionan docenas de otros lugares como ríos y pantanos. Como la geografía natural no ha cambiado mucho, los expertos han analizado esos diarios con mapas modernos, haciendo una descripción muy precisa de la ruta de De Soto.
Véase también
En inglés: List of sites and peoples visited by the Hernando de Soto Expedition Facts for Kids