Escuela Quiteña para niños
La Escuela Quiteña fue un importante grupo de artistas y un estilo de arte que se desarrolló en la región de la Real Audiencia de Quito. Esta zona abarcaba desde Pasto y Popayán en el norte, hasta Piura y Cajamarca en el sur. La Escuela Quiteña floreció durante el período de dominio español, desde la segunda mitad del siglo XVI hasta el primer cuarto del siglo XIX (1542-1824).
Su época de mayor esplendor fue entre los siglos XVII y XVIII. En ese tiempo, la Escuela Quiteña ganó mucho reconocimiento, no solo en otras colonias de América, sino también en la corte española en Madrid. Además de ser un movimiento artístico, fue una actividad económica muy importante para la Real Audiencia de Quito.
La fama de este arte fue tan grande que llegó hasta Europa. Se cuenta que el rey Carlos III, al hablar de la Escuela Quiteña y de uno de sus escultores más famosos, Caspicara, dijo que no le preocupaba que Italia tuviera a Miguel Ángel, porque en sus colonias de América tenía al maestro Caspicara.
Contenido
Historia de la Escuela Quiteña
¿Cómo surgió la Escuela Quiteña?
Después de que se fundara la ciudad de Quito en 1534 y creciera su primera generación de habitantes, se hizo necesario crear un lugar para que los jóvenes pudieran estudiar. Al principio, el profesor Juan Griego enseñaba a leer y escribir en la Catedral, ya que no había un edificio escolar.
En 1552, el obispo franciscano Francisco Morales tomó esta tarea y fundó el primer centro educativo formal, llamado San Juan Evangelista. Durante seis años, este colegio fue un lugar de enseñanza práctica. Además de leer y escribir, los estudiantes aprendían oficios como usar el arado, sembrar y hacer ladrillos. Estaba pensado principalmente para indígenas, mestizos y algunos huérfanos criollos. Los profesores eran religiosos y la enseñanza era gratuita.
Más tarde, en 1565, el colegio cambió su nombre a San Andrés. Este nombre se eligió para conseguir el apoyo del Virrey de Lima, don Andrés Hurtado de Mendoza. Él intercedió ante el Rey para que el colegio fuera reconocido como oficial. El Rey aceptó y emitió un decreto para establecer el colegio y asegurar su financiamiento.
El Colegio de artes y oficios San Andrés comenzó con los siguientes profesores:
Nombre | Posición | Materia |
---|---|---|
Padre Juan Morales | fundador | Guía |
Fray Jodoco Ricke | fundador profesor |
Pintura Escultura |
Fray Pedro Gosseal | profesor | Pintura Escritura |
Jorge de la Cruz Mitima | arquitecto profesor |
Labrado de piedra Fabricación de ladrillo Construcción |
Francisco Morocho | arquitecto profesor |
Labrado de piedra Fabricación de ladrillo Construcción |
Fraile Francisco Morillo | profesor | Gramática Lectura Escritura |
Fraile José de Villalobos | profesor | Gramática Lectura Escritura |
Entre ellos, Fray Jodoco Ricke y Fray Pedro Gosseal fueron muy importantes. Ellos transformaron esta institución en el lugar donde se formaron los primeros artistas indígenas y mestizos de la Escuela Quiteña. Mateo Mejía, en 1618, fue el primer alumno en destacar por sus obras y firmarlas, algo que no era común en esa época.
La Escuela Quiteña es el resultado de una mezcla de culturas: la indígena y la europea. Es una de las expresiones más ricas de esta combinación, donde el arte indígena se unió con las influencias europeas para crear algo único.
El arte en el Siglo XVI
En este período, surgieron los primeros artistas de la Escuela Quiteña. En arquitectura, se construyeron los primeros edificios de ladrillo en la ciudad, como la impresionante Iglesia de San Francisco, que por su tamaño no tenía igual en América. La pintura aún estaba en sus inicios, pero ya se veían los primeros trabajos en libros musicales guardados en los templos. También se fundó la primera hermandad de la ciudad, la Cofradía del Precisos Rosario de la Purísima Virgen María, iniciada por fray Pedro Bedón.
La escultura comenzó a desarrollarse junto con la arquitectura, creando figuras religiosas para las fachadas y altares de las iglesias. Destacan obras como La Santísima Trinidad, El Señor del Árbol, Nuestra Señora de La Merced y la Virgen del Quinche.
Algunos artistas importantes de esta época fueron:
- Jorge de la Cruz (arquitectura)
- Francisco Morocho (arquitectura)
- Fray Jodoco Ricke (pintura)
- Fray Pedro Gosseal (pintura)
- Fray Pedro Bedón (pintura)
- Andrés Sánchez Gallque (pintura)
- Juan José Vásquez (pintura)
- Luis de Ribera (pintura y escultura)
- Diego de Robles (escultura)
- Francisco Benítez (ebanistería, que es el arte de trabajar la madera fina)
El arte en el Siglo XVII
En este siglo, la Escuela Quiteña tuvo su mayor producción. La pintura se volvió más importante que la arquitectura. En arquitectura, se construyeron muchos monasterios y conventos, como La Limpia Concepción, Santa Clara y Santa Catalina.
En pintura, aparecieron los primeros grandes maestros, cuyas obras se hicieron famosas más allá de Quito. Usaban la técnica del claroscuro, que juega con luces y sombras, muy popular en Europa en esa época. Obras destacadas son El Infierno y El Purgatorio, de Hernando de la Cruz; La Inmaculada Concepción, de Miguel de Santiago; y Los Profetas, Los Reyes de Judá y La Virgen del Pilar, de Goríbar.
La escultura de este período se destacó en la creación de retablos para las iglesias. Estos retablos estaban decorados con figuras imaginativas que mezclaban hojas, frutas como uvas, piñas y chirimoyas, y flores. También incluían columnas especiales, como las salomónicas de la Compañía y las anilladas de San Francisco. Los retablos y las esculturas se hacían con madera de cedro de los bosques cercanos. Para el acabado, se usaba una técnica llamada "dorado al óleo", que consistía en cubrir los objetos con aceite, aplicar color y luego láminas de oro. Así se hicieron las imágenes y relieves de los antiguos coros de Santo Domingo y San Francisco.
Los artistas más importantes de esta etapa fueron:
- Fray Antonio Rodríguez (arquitectura)
- Hmno. Marcos Guerra (arquitectura y escultura)
- Padre Carlos (escultura)
- José Olmos -Pampite- (escultura)
- Hernando de la Cruz (pintura)
- Miguel de Santiago (pintura)
- Isabel de Santiago (pintura)
- Nicolás Javier Goríbar (pintura)
El arte en el Siglo XVIII
Durante el siglo XVIII, el arte de la Escuela Quiteña ya era muy reconocido en América, España y toda Europa. En este período, la escultura cobró aún más importancia, destacando las famosas Vírgenes de Quito y los Cristos crucificados.
Artistas importantes de este siglo incluyen:
- Bernardo de Legarda (escultura)
- Manuel Chili conocido como Caspicara (escultura)
- Manuel de Samaniego (pintura)
- Vicente Albán (pintura)
- Francisco Albán (pintura)
- Sor María Estefanía Dávalos y Maldonado (pintura y escultura)
- Bernardo Rodríguez (pintura)
- Laureano Dávila (pintura)
- Fray Juan Albán (dibujo)
- Juan de Minuesca (platería)
El arte en el Siglo XIX
Esta fue la última etapa de la Escuela Quiteña, que duró hasta aproximadamente 1830, cuando nació la República del Ecuador. Muchos artistas lograron seguir trabajando por un tiempo gracias a la fama de la Escuela y a que sus obras eran más económicas. Sin embargo, con el tiempo, tuvieron que mudarse a las nuevas naciones que surgían en el continente, como Colombia, Venezuela y Chile. Allí, se convirtieron en maestros de arte y fundaron escuelas y academias.
Artistas importantes de este último período fueron:
- Manuel de Samaniego (pintura)
- José Cortés de Alcocer (pintura)
- José Miguel Vélez (escultura)
Técnicas y materiales tradicionales
La Escuela de Arte Quiteño sigue enseñando y usando técnicas tradicionales que tienen más de 300 años, las mismas que emplearon los artistas de la histórica Escuela Quiteña. Una de estas técnicas es el uso de la vejiga de cordero para dar brillo a las manos y rostros de las esculturas de madera. Esto les da un tono especial, parecido a la piel humana, y resalta los detalles.
Otra técnica importante es la colocación de ojos de vidrio en las esculturas. Esto se logra fusionando cristales para que las figuras religiosas parezcan más reales. Además, se usa el método del chinesco, que consiste en poner una lámina de plata debajo de las capas de color. Esto crea un brillo especial en las esculturas, haciéndolas más impactantes.
Estas técnicas se complementan con herramientas tradicionales como la piedra de ágata y las gubias de madera. Estos instrumentos han sido esenciales en la creación artística durante siglos. En la Escuela de Arte Quiteño, estas prácticas se mantienen vivas, enseñándose a los estudiantes y conectando el presente con el rico legado artístico de los siglos XVII y XVIII. Así, se mantiene una tradición que define la identidad cultural de Quito.
Características del arte quiteño
Las obras de la Escuela Quiteña son el resultado de la mezcla de culturas. Se caracterizan por combinar y adaptar elementos europeos e indígenas. A lo largo del tiempo, reflejaron los estilos artísticos de cada época en España, como el Renacimiento y el Manierismo. En su momento de mayor esplendor, fue principalmente barroca, y terminó con una etapa rococó que llevó a un estilo neoclásico al acercarse la época republicana.
Además de las influencias españolas, recibió aportes de la pintura flamenca, italiana y morisca. Estas influencias, unidas a la tradición indígena, le dieron un toque especial y diferente, creando un arte mestizo.
Una de las características más conocidas de la Escuela Quiteña es su "técnica de encarnado". Esta técnica se usa en pintura y escultura para simular el color de la piel humana, dándole una apariencia más natural a los rostros de las esculturas. Después de tallar y lijar la pieza, se cubría la madera con varias capas de yeso y cola, puliendo cada capa hasta que quedara muy lisa. Luego, se aplicaban capas muy finas de color que se transparentaban, permitiendo que los colores se mezclaran visualmente. Se empezaba con colores de sombra (azules, verdes, ocres), luego los claros (blanco, rosa, amarillo), y se terminaba con colores más intensos (naranja y rojo) para las mejillas sonrosadas, rodillas y codos de los niños. Para las heridas o sombras de barba, se usaban azul oscuro, verde o violeta. Finalmente, se frotaba la escultura con la vejiga de un cordero y saliva para darle un brillo único.
Además de sus obras con proporciones perfectas, la Escuela Quiteña descubrió nuevos pigmentos. Los ocres oscuros se obtenían de huesos de animales, los rojos de plantas como el ataco y el achiote, y colores más fuertes de insectos como la cochinilla. Otra característica es la forma ondulada en que se representaban los cuerpos, especialmente en las esculturas. También se aplicaba primero pan de oro o plata y luego una pintura aguada, lo que permitía que el brillo metálico diera una apariencia especial.
Las características que muestran su origen indígena son:
- Los personajes a menudo tienen rasgos mestizos y visten ropa local, lo que se conoce como "quiteñización".
- Aparecen con frecuencia costumbres antiguas de los pueblos originarios.
- Las escenas se sitúan en paisajes propios de los Andes, con sus ciudades y arquitectura.
- Se incluyen animales locales (llamas en lugar de camellos o caballos; cuy en lugar del Cordero Pascual; monos, zarigüeyas, tapires, felinos, junto con los clásicos borregos). La flora nativa se ve en guirnaldas, bordados, incrustaciones y tallas, reemplazando las plantas de la iconografía europea tradicional.
- Las obras eran realizadas por artesanos locales, con una larga tradición artística propia.
- Los santos europeos eran "naturalizados", por ejemplo, San Jacinto de Polonia se conocía como San Jacinto de Yaguachi.
Galería de imágenes
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La Inmaculada, atribuida a Miguel de Santiago. Convento de San Agustín, Quito.
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Espectáculo de india exorcizada en Guapulo. Miguel de Santiago, 1646. Santuario de Guápulo, Quito.
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Niño Dios de Manuel de Samaniego. MuNa, Quito.
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Divina pastora con donante de Manuel Samaniego. MuNa, Quito.
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Virgen de la Luz de Manuel Chili "Caspicara". MuNa, Quito.
Véase también
- Pintura de Ecuador
- Música en la Real Audiencia de Quito
- Escuela Payanesa
- Escuela cuzqueña de pintura