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Teoría geocéntrica para niños

Enciclopedia para niños

La teoría geocéntrica (también conocida como modelo geocéntrico o geocentrismo) es una idea antigua sobre cómo funciona el universo. Esta teoría dice que la Tierra está en el centro de todo, y que todos los demás cuerpos celestes, incluyendo el Sol, giran alrededor de ella. La palabra "geocéntrica" viene de "geo", que significa Tierra, y "centrismo", que se refiere al centro.

El geocentrismo fue la forma principal de entender el universo en muchas civilizaciones antiguas, como la babilónica. En el siglo II después de Cristo, un astrónomo llamado Claudio Ptolomeo creó un sistema geocéntrico muy influyente en su libro Almagesto. Este modelo fue aceptado por más de mil años, hasta el siglo XVI, cuando fue reemplazado por la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico, que decía que el Sol era el centro.

Modelos geocéntricos a lo largo de la historia

Ideas de los primeros filósofos griegos

La idea de que la Tierra era el centro del universo se adoptó en la astronomía y la filosofía griega desde sus inicios.

En el siglo VI a. C., Anaximandro propuso que la Tierra era como un cilindro flotando en el centro del universo. Pensaba que el Sol, la Luna y los planetas eran agujeros en ruedas invisibles que rodeaban la Tierra, a través de los cuales podíamos ver un fuego oculto. Al mismo tiempo, los pitagóricos creían que la Tierra era redonda (basándose en la observación de los eclipses), pero no estaba en el centro del universo; ellos pensaban que se movía alrededor de un fuego que no se podía ver.

Con el tiempo, estas dos ideas se mezclaron. Así, la mayoría de los griegos educados llegaron a pensar que la Tierra era una esfera en el centro del universo. En el siglo IV a. C., dos filósofos griegos muy importantes, Platón y su alumno Aristóteles, escribieron obras basadas en el modelo geocéntrico.

El universo según Platón

Según Platón, la Tierra era una esfera que se encontraba en el centro del universo. Las estrellas y los planetas giraban alrededor de la Tierra en círculos celestiales. El orden de estos cuerpos, desde el más cercano a la Tierra hacia afuera, era: Luna, Sol, Venus, Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno y las estrellas fijas.

Eudoxo de Cnido, quien trabajó con Platón, desarrolló una explicación más matemática para el movimiento de los planetas. Él sugirió que todos los fenómenos en el cielo podían explicarse con un movimiento circular uniforme.

El sistema de Aristóteles

Aristóteles mejoró el sistema de Eudoxo. En su modelo, la Tierra esférica estaba en el centro del universo. Todos los cuerpos celestes estaban unidos a entre 47 y 55 esferas transparentes y giratorias que rodeaban la Tierra. Estas esferas, llamadas esferas cristalinas, se movían a diferentes velocidades para que los cuerpos celestes giraran alrededor de la Tierra. Estaban hechas de una sustancia perfecta llamada éter. La Luna estaba en la esfera más cercana a la Tierra.

Aristóteles también explicó su sistema basándose en las tendencias naturales de los elementos terrestres: tierra, agua, fuego y aire, además del éter celestial. Creía que la Tierra era el elemento más pesado y tendía a ir hacia el centro, por eso el agua formaba una capa alrededor de la Tierra. El aire y el fuego, en cambio, tendían a subir, lejos del centro. Más allá de la capa de fuego, estaban las esferas sólidas de éter donde se encontraban los cuerpos celestes.

Razones para creer en el geocentrismo

La gente creía en el modelo geocéntrico por varias razones importantes basadas en lo que observaban:

  • Falta de paralaje estelar: Si la Tierra se moviera, las constelaciones deberían cambiar de forma a lo largo del año debido al movimiento de la Tierra alrededor del Sol (esto se llama paralaje estelar). Como las estrellas están mucho más lejos de lo que pensaban los astrónomos griegos, este cambio es muy pequeño y no se pudo detectar hasta el siglo XIX. Por eso, los griegos pensaron que la Tierra no se movía.
  • Brillo de Venus: La luminosidad de Venus parecía constante, lo que sugería que siempre estaba a la misma distancia de la Tierra. Esto encajaba mejor con el geocentrismo que con el heliocentrismo. En realidad, la pérdida de luz por las fases de Venus compensa el aumento de tamaño aparente cuando está más cerca.
  • Movimiento natural: Se pensaba que los objetos en la Tierra naturalmente tendían a quedarse quietos o a caer hacia el centro de la Tierra, a menos que algo los forzara a moverse. Esto apoyaba la idea de que la Tierra estaba inmóvil en el centro.

Los modelos basados en esferas perfectamente concéntricas no podían explicar los cambios en el brillo de los planetas. Por eso, se abandonaron y se desarrolló un modelo más flexible.

El sistema de Ptolomeo

Un problema del sistema de Eudoxo era que no podía explicar por qué el brillo de los planetas cambiaba, lo que indicaba que su distancia a la Tierra variaba. Este problema fue resuelto por el sistema de Ptolomeo, desarrollado por el astrónomo Claudio Ptolomeo en el siglo II después de Cristo. Su libro principal, El Almagesto, fue muy importante y se aceptó por más de mil años en Europa y el mundo musulmán.

Archivo:Ptolemaic elements
Los elementos básicos de la astronomía de Ptolomeo, mostrando un planeta en un epiciclo con un deferente excéntrico y un punto ecuante.

En el modelo de Ptolomeo, cada planeta se movía gracias a dos o más círculos:

  • Un deferente: un círculo grande centrado en la Tierra.
  • Un epiciclo: un círculo más pequeño que se movía sobre el deferente. El planeta estaba en este epiciclo.

El deferente giraba alrededor de la Tierra, y el epiciclo giraba dentro del deferente. Esto hacía que el planeta se acercara y se alejara de la Tierra, y también explicaba por qué a veces parecía que los planetas se movían hacia atrás en el cielo (esto se llama movimiento retrógrado). Los epiciclos de Venus y Mercurio siempre estaban alineados con la Tierra y el Sol, lo que explicaba por qué estos planetas siempre se veían cerca del Sol. El orden de los cuerpos celestes en el sistema de Ptolomeo, desde la Tierra hacia afuera, era: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno y las estrellas fijas.

Ptolomeo también introdujo el concepto de ecuante. Era un punto cercano al centro de la órbita del planeta. Si uno se paraba en ese punto y miraba, el centro del epiciclo del planeta parecería moverse a una velocidad constante. Esto significaba que el planeta en realidad se movía a diferentes velocidades en su deferente. Aunque Ptolomeo decía que mantenía el movimiento uniforme y circular, a muchos no les gustó el ecuante porque pensaban que no seguía la idea de Platón de un "movimiento circular uniforme".

El sistema de Ptolomeo era complicado, ya que cada planeta necesitaba un epiciclo girando alrededor de un deferente, y cada uno con un ecuante diferente. Sin embargo, este sistema predijo bastante bien los movimientos celestes para su época.

El geocentrismo en la astronomía islámica

Los astrónomos musulmanes generalmente aceptaron el sistema de Ptolomeo, pero a partir del siglo X comenzaron a cuestionar algunos de sus detalles. Varios estudiosos musulmanes dudaron de que la Tierra estuviera completamente inmóvil y en el centro del universo. Algunos, como Al-Sijzi (alrededor del año 1020), creían que la Tierra giraba sobre su propio eje.

Alhacén escribió una crítica al modelo de Ptolomeo en su obra Dudas sobre Ptolomeo (c. 1028). Aunque la mayoría cree que criticaba los detalles del modelo, no el geocentrismo en sí.

En el siglo XII, Azarquiel sugirió que el planeta Mercurio se movía en una órbita elíptica, no circular. Alpetragio propuso un modelo planetario que eliminaba los epiciclos y deferentes, aunque su sistema era menos preciso.

La "revolución Maraghe" se refiere a las críticas de la escuela de Maraghe a la astronomía de Ptolomeo. Los astrónomos de esta escuela, como Nasir al-Din al-Tusi e Ibn al-Shatir, intentaron resolver el problema del ecuante y crearon modelos alternativos que eran más precisos que el de Ptolomeo. Los modelos de Ibn al-Shatir, por ejemplo, son muy parecidos a los que más tarde usaría Copérnico. Aunque se ha especulado sobre si Copérnico conoció estos trabajos, no hay pruebas documentales que lo demuestren.

Ideas que desafiaron el geocentrismo

No todos los griegos aceptaban el modelo geocéntrico. Algunos pitagóricos creían que la Tierra podía ser uno de varios planetas que giraban alrededor de un fuego central.

Los primeros pasos hacia el heliocentrismo

El primer astrónomo en proponer un modelo heliocéntrico (con el Sol en el centro) fue Aristarco de Samos en el siglo III a. C.. Él escribió un libro, que no se ha conservado, diciendo que el Sol era el centro del universo y que la Tierra y otros planetas giraban a su alrededor. Su teoría no fue muy popular en su tiempo.

El sistema de Copérnico

En 1543, la teoría geocéntrica fue seriamente desafiada con la publicación del libro De revolutionibus orbium coelestium de Nicolás Copérnico. En él, Copérnico afirmaba que la Tierra y los demás planetas giraban alrededor del Sol. Sin embargo, el sistema geocéntrico siguió siendo aceptado por varios años, porque el modelo de Copérnico no ofrecía predicciones mucho mejores y planteaba problemas para la filosofía y la religión de la época.

La teoría de Copérnico decía que la Tierra giraba sobre sí misma una vez al día y que una vez al año daba una vuelta completa alrededor del Sol. También afirmaba que la Tierra se inclinaba sobre su eje mientras giraba. Sin embargo, Copérnico aún mantenía algunas ideas antiguas, como la existencia de esferas donde se encontraban los planetas y las estrellas, lo cual hoy sabemos que no es cierto.

La gravitación: Kepler y Newton

Johannes Kepler, después de analizar las observaciones de Tycho Brahe, formuló sus tres leyes entre 1609 y 1619. Estas leyes describían un universo heliocéntrico donde los planetas se mueven en trayectorias elípticas (no círculos perfectos). Usando estas leyes, Kepler fue el primer astrónomo en predecir con éxito un tránsito de Venus (en 1631).

En 1687, Isaac Newton desarrolló su ley de gravitación universal. Esta ley explicaba la gravedad como la fuerza que mantiene a los planetas en órbita, lo que permitió a los científicos construir un modelo heliocéntrico muy preciso para el sistema solar. Con la ley de gravitación universal, se pueden calcular con exactitud las órbitas de todos los planetas, excepto la de Mercurio. La órbita de Mercurio no pudo explicarse completamente hasta que Albert Einstein presentó su teoría general de la relatividad en 1915.

El geocentrismo en la actualidad

En la astronomía

Aunque el modelo heliocéntrico es el correcto, un marco geocéntrico (donde la Tierra es el centro) sigue siendo útil para los astrónomos en algunos aspectos científicos. Por ejemplo, para estudiar objetos muy lejanos fuera de nuestro sistema solar, a veces es más sencillo tomar la Tierra como punto de referencia.

Además, para los diseñadores de planetarios, dar a los planetas un movimiento de tipo ptolemaico (geocéntrico) tiene ventajas técnicas sobre el movimiento copernicano (heliocéntrico).

En la religión

Algunos grupos religiosos, especialmente los creacionistas, todavía interpretan sus textos sagrados de manera que la Tierra es el centro físico del universo. Esto se conoce como geocentrismo moderno o "neogeocentrismo". Sin embargo, la mayoría de los grupos religiosos hoy en día aceptan el modelo heliocéntrico.

El 31 de octubre de 1992, el papa Juan Pablo II reconoció a Galileo Galilei 359 años después de que fuera condenado por la Iglesia. Esto no significa que el heliocentrismo sea una verdad religiosa absoluta, pero sí elimina la idea de que creer en él sea una herejía. El objetivo principal fue mostrar que la ciencia y la fe pueden estar unidas.

En la astrología

Los astrólogos, aunque no necesariamente creen en el geocentrismo como principio científico, todavía usan el modelo geocéntrico en sus cálculos para predecir horóscopos.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Geocentrism Facts for Kids

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Teoría geocéntrica para Niños. Enciclopedia Kiddle.