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Trastornos de la conducta alimentaria para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Trastornos alimenticios
Especialidad psiquiatría
psicología clínica
Sinónimos
Trastornos de la ingestión de alimentos
Trastorno de alimentación
Trastorno de la conducta alimentaria
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Los trastornos alimenticios o trastornos de la conducta alimentaria (TCA) engloban varias enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal, aunque hay ciertos trastornos alimentarios que hacen que una persona ingiera excesivamente los alimentos. Los estudios sobre la frecuencia de estos trastornos muestran un aumento preocupante, principalmente en la población de mujeres jóvenes. Se ha encontrado que entre 1 y 2 % de las mujeres padecen de anorexia nerviosa (AN), y entre 1 y 3 % padecen bulimia nerviosa (BN).

Síntomas para detectar un trastorno alimentario:

  • Actitudes obsesivas respecto a las dietas: estos regímenes se hacen de forma compulsiva, es decir que la persona sabe que es algo dañino para su salud, pero no puede dejar de hacer dieta.
  • Disminución importante del peso.
  • Comer a solas o evitar comer cualquier tipo de comida.
  • Contar las calorías de los alimentos que se ingieren y pesarse con frecuencia.
  • Cambios en el carácter relacionados con el haber comido o no.
  • Verse "gordo" aunque haya una disminución importante de peso.
  • Encerrarse en el baño después de comer, sin que haya una causa que lo justifique.
  • Realizar ejercicio en forma obsesiva.
  • Verse mucho en el espejo sin decir nada.
  • Sentir nerviosismo al estar con personas o cerca de comida.

Historia

Existen varias descripciones que hacen alusión al ayuno practicado por hombres. Por ejemplo, en el siglo IV, los llamados padres del desierto eran hombres que se retiraban a los desiertos de Egipto y Palestina para entregarse al ayuno y a otras formas de penitencia. Por todo esto puede decirse que en muchas culturas y religiones el ayuno ha sido considerado como una purificación para protegerse del mal y entregarse a Dios.

También existen descripciones, a partir de la Edad Media, donde se habla de mujeres y hombres entregados a la práctica del ayuno, sin embargo, lo que movía a la mayoría de estas personas para practicar una restricción alimentaria era de índole religiosa, lo que se conoce como “anorexia santa”. En esta las personas no presentaban las características de la anorexia nerviosa actual en la que la práctica del ayuno se encuentra en función de la belleza corporal.

En su libro El cuerpo como delito, Josep Toro hace un relato de algunas ayunadoras voluntarias. Entre ellas menciona el caso de santa Catalina de Siena y dice:

Corría el año de 1360. Catharina Benincasa iniciaba su adolescencia, cuando quedó fuertemente afectada por la muerte de dos de sus hermanas, lo que había aumentado sus deseos de entregarse exclusivamente a Dios. Ante la insistencia de sus padres para que se casara, decidió someterse a un severo aislamiento, y a sus 16 años no comía más que pan, agua y vegetales crudos. Catalina de Siena mantuvo su austeridad alimentaria toda su vida, lo que la llevó a la muerte en el año de 1380 a los 32 años de edad.

Es en el siglo XVII cuando se empieza a hablar de anorexia nerviosa como de un hecho puramente médico. Alrededor del 85% de los pacientes con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) experimentan un intenso impulso para adelgazar, y en parte, su diagnóstico se confirma en función de la intensidad de dicho impulso (Ramacciotti et al., 2002).

En 1874 William Gull describió en la Real Academia de Medicina londinense un curioso trastorno al que denominó anorexia nerviosa, presentando a una serie de pacientes a las que había tratado con éxito. Un mes después, en París, Charles Lasègue hacía lo propio bautizando el trastorno en cuestión como anorexia histérica, calificativo que ya empezaba a constituirse en la tradición francesa. De esta forma se introdujo en la arena médica el más conocido y alarmante de los trastornos de la conducta alimentaria.

No obstante es conveniente recordar que algunos años antes, hacia 1860, otro médico francés (Marcé) ya se refería a este peculiar trastorno como delirio hipocondríaco. Y casi dos siglos antes, en Inglaterra, Richard Morton describió dos casos de una curiosa pthysis que afectaba a un muchacho y a una chica y que actualmente se consideran los primeros pacientes anoréxicos de la literatura médica.

Cuando Gull y Lasègue decidieron denominar anorexia a este trastorno, lo atribuían a la ausencia de hambre, a una perturbación del apetito que alteraba la conducta alimentaria. Se pensó entonces que debía tratarse de una enfermedad de origen nervioso o hipocondríaco.

Las pacientes descritas por estos médicos no parecían estar muy preocupadas por su cuerpo o su peso. Según rezan las descripciones no comían y perdían peso porque habían perdido el apetito y esto se debía a que la comida les producía repugnancia o porque si comían acababan vomitando al parecer involuntariamente.

En 1914, Simmonds, patólogo alemán describió un caso de una paciente caquéctica a quien al hacerle la autopsia se le encontró una destrucción de la hipófisis, y durante los siguientes 30 años reinó la confusión entre insuficiencia pituitaria (enfermedad de Simmonds) y anorexia nerviosa.

A partir de 1940 surgen las teorías de la causalidad psicológica influenciada por los conceptos psicoanalíticos que influyeron en los pensamientos psiquiátricos de la época.

H. Ey la clasificó entre los síndromes psicosomáticos bajo el nombre de anorexia mental. En los últimos 40 años la anorexia nerviosa adquirió entidad propia y diferenciada, etapa en la cual fueron importantes los escritos de Hilde Bruch.

El término bulimia aparece a finales del siglo XVIII; el Diccionario médico de Londres describe la bulimia como un trastorno en el que existe una preocupación por la comida, con periodos alternantes de ingesta desmesurada y de ayuno.

Existen informes que evidencian que ya desde el siglo XIX había personas que se provocaban el vómito, después de comer en forma excesiva. En 1940 este trastorno se consideró un síndrome y en 1980 la Sociedad Estadounidense de Psiquiatría incluyó la bulimia en el manual de psiquiatría como una enfermedad diferente a la anorexia.

Así como la anorexia ha estado asociada a los religiosos, que utilizaban la restricción de las comidas como penitencia, la bulimia ha estado relacionada con las clases altas, que eran las que se podían permitir comer abundantemente e incluso vomitaban para poder seguir comiendo.

Ayuda hacia el enfermo

  • Ayudar al paciente a encontrar sus propios valores, ideales y objetivos sin dejarse influir por el entorno.
  • Fomentar la autoestima del enfermo.
  • No negar la situación cuando aparecen síntomas relacionados con psicopatologías alimentarias.
  • Acudir a un grupo de apoyo. Buscar consejo de psicólogos, trabajadores sociales y personas de confianza.
  • Reunir información, conseguir datos sobre el tratamiento en un centro de salud o preguntando al personal educativo. Obtener ayuda voluntaria; no rechazar la ayuda de otras personas que hayan observado el comportamiento problemático.
  • Comunicarle a la víctima, con claridad, la preocupación que se siente por ella, la convicción de que necesita tratamiento, y la voluntad de proporcionarle apoyo emocional, financiero o de cualquier otro tipo.
  • Anotar el comportamiento que presenta el paciente.
  • No esperar que la víctima acepte de primera que tiene un problema.
  • Evitar concentrarse en su aspecto. Comentarios como “¡ya estás muy delgado!” o “¡come que estás muy flaco!” solo logran que la persona se obsesione más con su aspecto corporal.
  • No obligar al paciente a que coma (a menos que su IMC esté en riesgo mortal), ni criticarle sus actitudes, pues eso probablemente incrementará la depresión de la persona y hará que se obceque en sus comportamientos. Es preciso tener paciencia.
  • No establecer comparaciones entre el enfermo y sus semejantes.
  • Intentar que la situación no altere la vida familiar. No dejar de lado a la propia familia.
  • Evitar los sentimientos de culpa o de autocompasión.

Tratamientos

A nivel terapéutico existen tratamientos eficaces y exitosos, ya sean los de orientación cognitivo conductual o los de orientación sistémica. Estos últimos los puede encontrar en la literatura sobre psicología clínica y psicoterapia. La terapia sistémica tiene tres modelos que se han especializado en los tratamientos para trastornos alimenticios, la primera es la Escuela de Milán de Mara Selvini Palazzoli y su amplio trabajo sobre anorexia y bulimia. Luego esta el Modelo de Terapia breve Estratégica de Giorgio Nardone y sus protocolos específicos de intervención, este autor presenta una clasificación amplia e interesante de los trastornos alimentarios, sus tratamientos son familiares y gozan de mucho éxito en Europa y México.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Eating disorder Facts for Kids

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Trastornos de la conducta alimentaria para Niños. Enciclopedia Kiddle.