Sucesos de La Villa de Don Fadrique para niños
Se conoce como sucesos de La Villa de Don Fadrique a los hechos que ocurrieron en la localidad española de La Villa de Don Fadrique (hoy, parte de Castilla-La Mancha) el 8 de julio de 1932. Fue una huelga durante la época de la siega que se convirtió en una protesta de campesinos con enfrentamientos y disparos entre los habitantes del pueblo y la Guardia Civil. También hubo incendios de eras (lugares donde se trillaba el grano), maquinaria agrícola y se cortaron las comunicaciones de teléfono, carretera y ferrocarril.
El resultado final fue la muerte de un guardia civil y cinco de sus compañeros heridos. También falleció un propietario, y dos campesinos murieron, con otros veintiuno heridos. Más de sesenta personas fueron detenidas.
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Sucesos de La Villa de Don Fadrique
¿Qué pasó antes? Contexto histórico
Cuando se estableció un gobierno republicano en España el 14 de abril de 1931, muchas personas tenían dudas sobre el futuro del país. Había una gran esperanza de que se hiciera una reforma agraria, que era un cambio en cómo se repartía la tierra. Los sindicatos y los trabajadores del campo llevaban mucho tiempo pidiendo esto.
El nuevo sistema de gobierno empezó a tener problemas, especialmente en las zonas rurales. Allí, los conflictos que antes estaban ocultos salieron a la luz de forma violenta. Esta situación empeoró porque el gobierno no pudo resolver las desigualdades que pedían los más necesitados. Así, el gobierno republicano tuvo que enfrentarse a dos grupos: los que estaban decepcionados porque sus esperanzas no se cumplían y los que se oponían a los cambios porque veían peligrar su posición en la sociedad. Esta fue la razón principal por la que los trabajadores del campo y los propietarios se enfrentaban continuamente en toda España.
El caso de La Villa de Don Fadrique parece una protesta más contra un gobierno que no pudo solucionar los problemas del campo. Sin embargo, hay varios detalles que hacen que este evento sea especial y diferente.
La situación en La Villa de Don Fadrique
En esa época, tener o no tierra era lo más importante para la posición social en España. En La Villa de Don Fadrique, la situación era similar: había un sistema donde unas pocas personas con poder (conocidas como caciques) controlaban casi todo. Era muy difícil escapar de este sistema. El 85% de las tierras del pueblo estaban en manos de solo 12 propietarios. En total, había 1.235 propietarios, desde grandes terratenientes hasta campesinos pobres con algo de tierra. Esto significaba que más de dos tercios de la población dependían de trabajar para otros en el campo.
En 1932, el pueblo tenía poco más de 5.000 habitantes, y su principal riqueza venía del campo.
Después de que se estableciera la República, se hicieron elecciones municipales en 1931. En La Villa de Don Fadrique, los socialistas y los comunistas ganaron con más del 90% de los votos, aunque muchas personas no votaron. La mayoría de los trece puestos en el ayuntamiento fueron para los comunistas (9 en total), y el resto para los republicanos radicales. Desde ese momento, la forma de pensar en el pueblo cambió mucho, y todavía hoy se le conoce como «la pequeña Rusia».
Tras su victoria, los comunistas nombraron alcalde a Luis Cicuéndez. Se dice que este alcalde devolvió al ayuntamiento todo el dinero que los anteriores administradores habían desviado. Esto fue visto como una gran provocación por parte de los propietarios.
Aunque era un pueblo pequeño, los habitantes de La Villa de Don Fadrique tenían apoyos importantes en la política del país. Por un lado, los propietarios lograron que el alcalde comunista Luis Cicuéndez fuera destituido con ayuda de Madrid. Por otro lado, había personas importantes del Partido Comunista en el pueblo, como el médico Cayetano Bolívar. Por eso, el ambiente en el pueblo era muy tenso.
¿Por qué protestaban los trabajadores?
Los campesinos sufrían abusos constantes por parte de los propietarios, no solo en La Villa de Don Fadrique, sino en la mayoría de los pueblos cercanos. Un mes antes de la protesta, ya se notaban las tensiones entre trabajadores y contratistas.
Desde 1931, el conflicto por la siega (la recogida de la cosecha) era un problema importante en la zona. Esto empeoró con algunas decisiones del gobierno que no gustaron a los trabajadores. Los campesinos valoraban al anterior gobernador civil, Manuel Asensi Maestre, con quien habían llegado a acuerdos buenos para los trabajadores sin empleo. Sin embargo, los propietarios no estaban de acuerdo con estas medidas.
La situación era difícil. Mientras los propietarios tenían su organización de siempre, los campesinos, con ideas opuestas, se volvieron más firmes en sus demandas.
Un periodista llamado Francisco Mateos llegó al pueblo para cubrir la noticia. Entrevistó a personas de todas las clases sociales. Los campesinos le explicaron por qué se habían levantado: estaban cansados de la provocación y la explotación de los propietarios. Contaron que a menudo tenían que ayudarse y defenderse entre ellos para que los abusos no los llevaran a una situación de pobreza extrema. Esto no gustó a los caciques, que intentaron presionar trayendo trabajadores de otros lugares para que trabajaran la tierra.
Las circunstancias eran diferentes. La siega de la cebada ya había terminado y se preparaban para empezar la del trigo. Pero surgió un problema: se aprobó una ley que prohibía la siega a las mujeres y a los jóvenes menores de 18 años. Esto no se entendió, y las protestas no tardaron en llegar.
Cuando estalló el conflicto el 8 de julio, los trabajadores de La Villa de Don Fadrique llevaban varios días en huelga pacífica. Antes ya habían tenido que luchar mucho para defender sus derechos. Pedían que todos pudieran salir a segar, aunque fuera poco, para poder llevar algo de comida a sus casas.
¿Cómo ocurrieron los sucesos?
Es importante saber que hay dos versiones diferentes de lo que pasó ese día. Por un lado, la versión de los periódicos de la época, y por otro, la de los defensores de los campesinos, como Mateos y Manzanero. No se sabe con certeza si los campesinos querían provocar a las fuerzas del orden o si la Guardia Civil quería que cualquier intento de huelga fuera el último.
El 8 de julio fue el día elegido para lo que los comunistas llamaron «la gorda» (un gran evento). La noche del 7 al 8, hombres, mujeres y niños estuvieron despiertos por si su plan era descubierto y llegaban refuerzos de la Guardia Civil. Al ver que no eran sorprendidos, decidieron actuar a las seis de la mañana. Esta es la versión de los medios de comunicación, que decían que los campesinos habían planeado todo cuidadosamente. La versión de los dos testigos directos (Mateos y Manzanero) dice que los campesinos salieron a trabajar como cada día y se defendieron de una provocación.
De cualquier manera, el día comenzó a las cinco de la mañana. Los carros, como cada día, salían para llevar las cosechas y se encontraron con grupos de campesinos (piquetes) que querían detener el trabajo, como en los días anteriores. No se sabe si estos grupos iban armados, pero es probable que sí, al menos para intimidar. Con cinco unidades de caballería y tres de infantería, la Guardia Civil salió a encontrarse con los manifestantes para asegurar que las tareas agrícolas continuaran.
El periódico El Castellano decía que los primeros momentos del conflicto fueron a las cinco y media de la mañana. Fue entonces cuando se empezaron a oír los primeros gritos a favor de Rusia. Unas 500 personas salieron a manifestarse. Poco después, ocurrieron dos cosas al mismo tiempo:
- Por un lado, los hombres, de camino a las eras, entraron en varias propiedades y quemaron herramientas de labranza, cosechas y máquinas agrícolas. Algunas de estas máquinas pertenecían a personas importantes que tenían inversiones de tierras en la zona. Tres de las tierras quemadas eran de los hermanos Domínguez y de Salustiano Aguado, quienes después ayudaron a la Guardia Civil.
- Por otro lado, las mujeres, muchas de ellas jóvenes, recorrían el pueblo armadas con hoces gritando. Entonces, hubo dos ataques: uno en las calles del pueblo, donde dos disparos desde un balcón hirieron a Felipa Manzanedo; y otro en el campo, donde la Guardia Civil atacó a un grupo de mujeres por no permitir que continuaran las tareas agrícolas.
Es posible que el ataque a las mujeres fuera el detonante, ya que la indignación de los campesinos se hizo muy fuerte a partir de ese momento. Algunos de ellos, según Mateos, para defenderse, hirieron con armas cortas a un caballo de la Guardia Civil. Otros corrieron a sus casas en busca de armas blancas y de fuego para defenderse. Un grupo empezó a disparar contra la Guardia Civil, mientras que otro continuó con los destrozos en las afueras.
Las tensiones no paraban. El propietario José Díaz-Maroto fue sorprendido en las calles por tres campesinos cuando iba a ver si su terreno estaba en llamas. Le obligaron a levantar las manos, le dispararon dos veces con una escopeta y lo hirieron gravemente. Más tarde, el herido acusaría a Francisco Vela "el Bolilla", Bonifacio de la Fuente «El Carrascosa» y José Manzanero Marín «El Buen Mozo». Los dos primeros fueron detenidos, y el tercero huyó.
En las afueras, los campesinos se organizaron en grupos para cortar las líneas de comunicación (los cables telefónicos y del ferrocarril). Levantaron los cables de la línea férrea Villacañas-Quintanar de la Orden y quitaron una alcantarilla de la carretera de Lillo. Por esa carretera debían llegar los refuerzos de la Guardia Civil desde Villacañas y desde Toledo. Las fuerzas del orden se vieron superadas por la magnitud del levantamiento.
¿Qué consecuencias tuvieron los sucesos?
Esta rebelión no fue tan conocida como otras, como las de Castilblanco, Arnedo o Casasviejas. Por eso, hay poca información sobre ella. A pesar de esto, la prensa de la época sí habló de estos sucesos. Fueron portada del periódico ABC el sábado 9 de julio de 1932, y también aparecieron en otros periódicos como El Castellano, el Heraldo de Toledo, La Vanguardia y La Tierra. Incluso hay un libro importante sobre el tema: La tragedia de Villa Don Fadrique, de Francisco Mateos, el periodista que estuvo allí y vio lo que pasó.
Algunos escritores, como Rafael Alberti, mencionan en sus textos a la «pequeña Rusia», poniendo este levantamiento al mismo nivel que otros famosos.
Es sorprendente la poca importancia histórica que se le ha dado a este pequeño pueblo. Esto nos lleva a preguntarnos por qué los medios de comunicación no contaron toda la verdad. ¿Cómo es posible que solo haya dos telegramas de comunicación entre el gobernador civil de Toledo y el ministro de gobernación, si los acontecimientos requirieron la presencia del director de la Guardia Civil, General Cabanellas, en el pueblo? ¿Por qué no se dio más publicidad a La Villa de Don Fadrique si incluso hubo una manifestación en Madrid en defensa de estos campesinos días después?
Se había producido un movimiento de protesta similar a lo que pasó en Casasviejas, aunque no tuvo tanta repercusión. Quizás porque cuando iban a empezar los debates en el Parlamento, ocurrió la sublevación de Sanjurjo, y no era el momento adecuado para cambiar de ministro.
En la prensa de la época, se mencionaba constantemente la posible repercusión de los sucesos de La Villa de Don Fadrique en el Parlamento. De hecho, se mencionaron en las sesiones, pero solo como ejemplo. No se volvió a hablar de ellos hasta el 7 de septiembre, cuando se presentó un informe hecho por dos diputados que habían investigado lo ocurrido. Incluso se propuso a largo plazo mejorar la educación en el pueblo para "alejar a la infancia de aquel ambiente envenenado" y que, al regresar, llevaran al pueblo la idea de la hermandad y la paz, aunque este objetivo nunca se llevó a cabo. La última vez que se mencionan estos sucesos en el Diario de Sesiones del Parlamento es cuando Gumersindo Alberca Montoya, un diputado, pide al ministro de justicia que libere a dos de los encarcelados por los sucesos: el médico Cayetano Bolívar y el juez Tomás Maqueda.
En cuanto a su impacto en el Partido Comunista, si hasta entonces La Villa de Don Fadrique no era muy importante para su política, la gravedad de los sucesos en el pueblo fue clave para que el partido creara y organizara una política específica para los trabajadores del campo. También fue importante para la actuación de estos trabajadores dentro de un plan de cambio más grande.
Véase también
- Sucesos de Casas Viejas
- Revolución de enero de 1933
- Sucesos de Arnedo
- Anarcosindicalismo
- Sucesos de Gilena
- Luis Cicuéndez
- Sucesos de Castilblanco
- PCE
- Ley de Reforma Agraria de España de 1932
- José Manzanero Marín