Romance (poesía) para niños
El romance es un tipo de poema muy especial que forma parte de la literatura de España, la península ibérica y Latinoamérica. Se compone de versos de ocho sílabas que riman de forma especial (rima asonante en los versos pares). Es importante no confundirlo con el "romance" que se refiere a un tipo de historia o novela.
Este poema es muy antiguo y se hizo muy popular en el siglo XV. En esa época, se empezaron a recopilar en libros llamados "romanceros". Sin embargo, muchos expertos creen que los romances se transmitían de boca en boca mucho antes. El primer romance que se encontró escrito fue en 1421, en los apuntes de un estudiante llamado Jaume Olessa.
Los romances suelen ser poemas que cuentan historias sobre muchos temas diferentes, dependiendo de lo que le gustaba a la gente en cada lugar y momento. A veces, se cantaban con ritmos locales. Los trovadores y juglares, que eran artistas que viajaban, los cantaban o recitaban en los pueblos.
Algunos investigadores, como Daniel Eisenberg, han debatido si los romances eran primero orales o escritos. Por ejemplo, Cervantes mencionaba que los romances se escribían antes de ser cantados y que la gente los veía más como historias que como poesía.
Contenido
Orígenes del Romance
No se sabe con exactitud cómo surgieron los romances, porque al transmitirse de forma oral, es difícil seguirles el rastro. Los expertos en poesía medieval española tienen varias ideas que relacionan los romances con los cantos épicos (historias de héroes), ya que comparten temas y episodios.
Ideas sobre su Comienzo
Hay tres ideas principales sobre cómo nacieron los romances:
- La primera, llamada "teoría tradicionalista", piensa que el romance existió antes que los cantares de gesta (poemas largos sobre héroes).
- La segunda, la "teoría individualista", cree que los romances fueron creados por personas cultas, como clérigos, para difundir ideas o historias.
- La última y más aceptada es la "teoría neotradicionalista" de Menéndez Pidal. Esta idea combina las anteriores y sugiere que los romances nacieron de fragmentos de poemas épicos más grandes que la gente quería seguir contando y ampliando.
La Teoría Tradicionalista
Esta idea se basa en la tradición de los pueblos germánicos, que veían el romance como una creación del "alma del pueblo". Expertos como Ferdinand Wolf creen que los romances son el origen de los poemas épicos, ya que los poemas cortos se fueron uniendo por temas hasta formar los cantares de gesta.
La Teoría Individualista
Los que apoyan esta teoría piensan que los poemas épicos fueron creados por personas cultas, no necesariamente religiosos, que conocían y escribían sobre hechos históricos. Así, los romances serían obras de autores específicos, que escribían poemas épicos para promover sus monasterios o las historias de héroes y santos enterrados allí. Usaban a los juglares para que difundieran estas historias.
La Teoría Neotradicionalista
Esta teoría, la más aceptada hoy, dice que los romances surgieron cuando grandes poemas medievales, como el Cantar del Cid, se fragmentaron. Los juglares cantaban estos poemas épicos no solo en las cortes, sino también en las plazas de los pueblos. La gente los escuchaba, los recordaba y los transmitía de generación en generación. En este proceso, los romances no se mantuvieron iguales; se fueron cambiando y adaptando según el lugar y el momento, dando lugar a muchas versiones diferentes de un mismo romance. Manuel Milá y Fontanals fue el primero en proponer esta idea, que luego desarrollaron Menéndez Pelayo y Menéndez Pidal.
Primeros Romances Escritos
El romance más antiguo que se conserva, Gentil dona, gentil dona, fue copiado alrededor de 1421. Otros romances tempranos son El arzobispo de Zaragoza (1429) y Alfonso V y la conquista de Nápoles (antes de 1448). Estos se encontraron en cuadernos de notarios. Algunos cancioneros (libros de canciones y poemas) de la segunda mitad del siglo XV también incluyen pequeños ejemplos de romances.
Los romances no se imprimieron hasta el siglo XVI, cuando la imprenta se hizo más común. A veces se publicaban en "pliegos sueltos" (pequeños cuadernillos) y otras en libros recopilatorios. Por ejemplo, el Cancionero General de Hernando del Castillo, publicado por primera vez en 1511, incluía 48 romances.
Con el tiempo, surgieron grandes colecciones de romances, como el Cancionero de Romances de Martín Nucio (Amberes, 1547) y la Silva de Romances (Zaragoza, 1550). Autores como Lorenzo Sepúlveda y Juan de Timoneda también publicaron sus propias colecciones.
En los siglos XVII y XVIII, la publicación de romances disminuyó. Pero en el siglo XIX, el interés por ellos resurgió gracias al romanticismo, que buscaba recuperar las raíces de la identidad de cada país. Agustín Durán publicó su Romancero general, y más tarde, Marcelino Menéndez Pelayo amplió esta obra en su Antología de poetas líricos castellanos, considerada una obra fundamental sobre el romancero.
En el siglo XX, Ramón Menéndez Pidal y su esposa María Goyri hicieron un gran trabajo recopilando romances. Descubrieron que la tradición oral seguía viva al escuchar a una lavandera cantar un romance en 1900. Ellos y sus colaboradores continuaron esta labor, y sus hallazgos se encuentran en muchos volúmenes y notas. Sus descendientes, como Diego Catalán, y otros expertos, como Manuel Alvar, han continuado este importante trabajo.
Cómo se Transmitieron los Romances
Los romances han llegado hasta nosotros de varias maneras:
- Manuscritos: Son los romances escritos a mano, como los del Cancionero musical de Palacio, que contiene 38 romances de la corte de los Reyes Católicos.
- Antologías impresas: Son libros que reunían varios tipos de poemas de la época medieval. Un ejemplo es el Cancionero general de Hernando de Castillo (1511), con 48 romances.
- Romanceros: Son libros dedicados exclusivamente a los romances, como el famoso Cancionero de Romances de Martín Nucio (Amberes, 1547). Este libro inspiró a muchos poetas posteriores, como Lope de Vega, Miguel de Cervantes y Luis de Góngora.
- Pliegos sueltos: Eran pequeños cuadernillos de cuatro hojas que se usaban para difundir romances de forma barata y rápida. Se vendían en ferias y ciudades, a menudo por personas ciegas, dando origen a los "romances de ciego". Debido a su bajo costo y uso, pocos de estos pliegos del siglo XVI se han conservado.
- Tradición oral: Son los romances que se han transmitido de boca en boca, de una generación a otra. Todavía hoy se conservan versiones de romances en la memoria de algunas comunidades, especialmente en zonas rurales, aunque la tecnología moderna y la globalización pueden hacer que este interés disminuya.
Cómo se Clasifican los Romances
Los romances se pueden clasificar de diferentes maneras, lo que a veces ha sido un desafío para los expertos, ya que sus temas pueden ser muy variados y a la vez similares.
Se clasifican según:
Su Época
- El Romancero viejo: Son los romances más antiguos, de autor desconocido, que se cree que surgieron de la división de antiguos cantares de gesta castellanos. Se piensa que se compusieron entre los siglos XIV y XV, aunque se escribieron y circularon más en el siglo XVI. Se transmitían principalmente de forma oral.
- El Romancero nuevo o moderno: Son los romances creados más tarde, entre los siglos XVI y XXI, inspirados en el romancero viejo. Sus autores son conocidos, se transmiten principalmente por escrito y renuevan los temas y las formas de los romances antiguos. Algunos autores que escribieron romances nuevos son Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Luis de Góngora, Federico García Lorca, entre otros.
Su Tema
Esta es la clasificación más común, propuesta por Menéndez Pidal, aunque a veces genera debates porque los temas pueden estar ligados a periodos históricos y un romance puede pertenecer a varias categorías.
- Los romances históricos tratan sobre hechos o leyendas de la historia medieval española, como la muerte del príncipe Juan, el Cid o Bernardo del Carpio.
- Los romances épicos y legendarios cuentan las grandes hazañas de héroes, a menudo basados en cantares de gesta franceses, como los dedicados a la batalla de Roncesvalles o a Carlomagno.
- Los romances fronterizos narran eventos que ocurrieron en la frontera de España durante la lucha contra los moros en la época de la Reconquista.
- Los romances novelescos son los más numerosos y tienen temas muy variados. Se basan en la ficción, en historias populares y en la imaginación del autor, a menudo inspirados en el folclore de España y Asia.
- Los romances tradicionales, vulgares o de ciegos narran sucesos llamativos, como crímenes, hazañas de personas valientes o bandoleros, milagros o eventos extraordinarios. A menudo se incluyen en los romances históricos o novelescos.
Su Estructura
Los romances suelen tener una estructura narrativa con un inicio, un desarrollo y un final. El inicio presenta los personajes, el lugar y el momento. Luego, se plantea un problema o conflicto que se desarrolla. Finalmente, el conflicto se resuelve o, en algunos de los mejores romances, queda sin resolver, con un final abierto. De esto surgen tres tipos de estructuras: el romance escena, el romance historia y el romance con estribillo.
- Romance escena: Se centran en el momento más emocionante o dramático de una historia, sin contar el principio ni el final. El conflicto se desarrolla sin una situación inicial clara y el final queda abierto. Ejemplos son Romance del infante Arnaldos o el Romance del prisionero.
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- El infante Arnaldos
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- ¡Quién hubiera tal ventura / sobre las aguas del mar / como hubo el infante Arnaldos / la mañana de San Juan! / Andando a buscar la caza / para su falcón cebar, / vio venir una galera / que a tierra quiere llegar; / las velas trae de sedas, / la ejarcia de oro torzal, / áncoras tiene de plata, / tablas de fino coral. / Marinero que la guía / diciendo viene un cantar, / que la mar ponía en calma, / los vientos hace amainar; / los peces que andan al hondo, / arriba los hace andar; / las aves que van volando, / al mástil vinen posar. / Allí habló el infante Arnaldos, / bien oiréis lo que dirá: / —Por tu vida el marinero, / dígasme ora ese cantar. / Respondióle el marinero, / tal respuesta le fue a dar: / —Yo no digo mi canción / sino a quien conmigo va.
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- Romance del prisionero
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- Que por mayo era, por mayo, / cuando hace la calor, / cuando los trigos encañan / y están los campos en flor, / cuando canta la calandria / y responde el ruiseñor / cuando los enamorados / van a servir al amor; / sino yo, triste, cuitado, / que vivo en esta prisión; / que ni sé cuándo es de día / ni cuándo las noches son, / sino por una avecilla / que me cantaba el albor. / Matómela un ballestero; / dele Dios mal galardón.
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- Romance historia: Narran una historia completa, con principio y fin, como el Romance del conde Olinos, que se basa en una antigua leyenda de origen celta, parecida a la historia china de Los amantes mariposa.
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- Romance del conde Olinos
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- Madrugaba el conde Olinos, / mañanita de San Juan, / a dar agua a su caballo / a las orillas del mar. / Mientras el caballo bebe, / canta un hermoso cantar: / las aves que iban volando / se paraban a escuchar; / caminante que camina / detiene su caminar; / navegante que navega / la nave vuelve hacia allá. / Desde la torre más alta / la reina le oyó cantar: / —Mira, hija, cómo canta / la sirenita del mar. / —No es la sirenita, madre, / que esa no tiene cantar; / es la voz del conde Olinos, / que por mí penando está. / —Si por tus amores pena / yo le mandaré matar, / que para casar contigo / le falta sangre real. / —¡No le mande matar, madre; / no le mande usted matar, / que si mata al conde Olinos / juntos nos han de enterrar! / —¡Que lo maten a lanzadas / y su cuerpo echen al mar! / Él murió a la medianoche; / ella, a los gallos cantar. / A ella, como hija de reyes, / la entierran en el altar, / y a él, como hijo de condes, / unos pasos más atrás. / De ella nace un rosal blanco; / de él, un espino albar. / Crece el uno, crece el otro, / los dos se van a juntar. / La reina, llena de envidia, / ambos los mandó cortar; / el galán que los cortaba / no cesaba de llorar. / De ella naciera una garza; / de él, un fuerte gavilán. / Juntos vuelan por el cielo, / juntos vuelan par a par.
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- Romance con estribillo: Usan un estribillo (una frase que se repite) al final de cada parte, como el romance ¡Ay de mi Alhama!.
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- Romance de la pérdida de Alhama (o Planto de Muley Hacén a la pérdida de Alhama el 28 de febrero de 1482)
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- Paseábase el rey moro / por la ciudad de Granada / desde la puerta de Elvira / hasta la de Vivarrambla. —¡Ay de mi Alhama!—. Cartas le fueron venidas / que Alhama era ganada. / Las cartas echó en el fuego / y al mensajero matara. —¡Ay de mi Alhama!—. Descabalga de una mula, / y en un caballo cabalga; / por el Zacatín arriba / subido se había al Alhambra. —¡Ay de mi Alhama!—. Como en el Alhambra estuvo, / al mismo punto mandaba / que se toquen sus trompetas, / sus añafiles de plata. —¡Ay de mi Alhama!—. Y que las cajas de guerra / apriesa toquen el arma, / porque lo oigan sus moros, / los de la vega y Granada. —¡Ay de mi Alhama!—. Los moros que el son oyeron / que al sangriento Marte llama, / uno a uno y dos a dos / juntado se ha gran batalla. —¡Ay de mi Alhama!—. Allí fabló un moro viejo, / de esta manera fablara: / —¿Para qué nos llamas, rey, / para qué es esta llamada? —¡Ay de mi Alhama!—. —Habéis de saber, amigos, / una nueva desdichada: / que cristianos de braveza / ya nos han ganado Alhama. —¡Ay de mi Alhama!—. Allí fabló un alfaquí / de barba crecida y cana: / —Bien se te emplea, buen rey, / buen rey, bien se te empleara. —¡Ay de mi Alhama!—. Mataste los Bencerrajes, / que eran la flor de Granada, / cogiste los tornadizos / de Córdoba la nombrada. —¡Ay de mi Alhama!—. Por eso mereces, rey, / una pena muy doblada: / que te pierdas tú y el reino, / y aquí se pierda Granada. —¡Ay de mi Alhama!—.
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Recursos Literarios en los Romances
Los romances usan varios recursos para hacer la historia más interesante:
- Repetición de palabras: Se repiten palabras para enfatizar algo, como en "Abenámar, Abenámar".
- Repetición variada: Se usan palabras de la misma familia en un mismo fragmento.
- Aliteración: Se repite un sonido, como en "Cuando canta la calandria / y responde el ruiseñor", que imita el canto de los pájaros.
- Construcción paralela: Se repiten ideas o estructuras de frases, como en "Mañanita de San Juan / mañanita de primor". También se usa la anáfora, que es repetir una palabra al principio de varias frases.
- Símil: Se comparan dos cosas que tienen alguna relación.
- Imágenes sensoriales: Describen lo que se ve, oye, huele, toca o saborea, para que el lector se lo imagine mejor.
- Expresiones emotivas: Se usan palabras y frases que muestran sentimientos o que buscan llamar la atención del que escucha.
- Cambio de tiempos verbales: Se mezclan tiempos como el presente y el pasado para hacer la narración más dinámica.
- Fragmentarismo: Se centran en el momento más intenso de la historia, sin contar lo que pasó antes o después, para crear más emoción.
- Dramatismo: Los romances españoles son muy dramáticos, a diferencia de otras baladas medievales.
- Narración y diálogo: Se usan para dar movimiento a la historia.
- Final brusco y enigmático: Muchos romances terminan de forma inesperada o sin una conclusión clara, lo que aumenta el misterio.
Elementos Fuera del Texto
Además de los recursos literarios, los romances pueden tener otros elementos que les dan significado:
- Comienzo con un personaje en movimiento: Por ejemplo, "hablando estaba el claustro".
- Ubicación en el tiempo: A menudo se sitúan en una fecha religiosa o importante para el lugar de origen del romance.
- Ubicación de la acción: Generalmente ocurre a orillas del mar, de un lago, en una torre o en un campo de batalla.
Música de los Romances
Las melodías de los romances son de carácter popular. Suelen tener dos partes: una que crea suspenso y otra que concluye. Algunos romances tienen melodías más largas, y en esos casos se repiten versos para que la letra y la música encajen perfectamente.
La Influencia del Romancero
El Romancero inspiró a muchos poetas del Romanticismo en Europa y América Latina, como Victor Hugo. En el siglo XIX, se hicieron muchas traducciones de estos poemas españoles al inglés, francés y alemán. Es importante saber que también existen romanceros antiguos en otros idiomas, como el catalán o el portugués.
El romance también llegó a América Latina durante la época de la colonia, tanto de forma oral como escrita. Muchos romances fueron adaptados por la gente de allí a su propia cultura y contexto, creando nuevas versiones que conservaban la forma o el contenido, pero cambiaban la intención y el ambiente. Ejemplos de esto son los corridos mexicanos, el joropo en Venezuela, los cantos del Pacífico en Colombia o las coplas populares en Argentina.
El Papel de la Mujer en los Romances
En los romances, la figura de la mujer es muy importante. Aunque la mayoría de los romances fueron escritos por hombres, las mujeres tuvieron una gran influencia en ellos. A menudo, los temas literarios giraban en torno a ellas, y muchas veces eran los personajes principales. Incluso, aunque los autores fueran hombres, algunos romances se escribían desde el punto de vista femenino. Las mujeres también fueron clave para transmitir y conservar la tradición de los romances a lo largo del tiempo.
En los romances, la mujer aparece de diferentes maneras. A veces, se muestra como alguien sumisa, leal y desafortunada. Otras veces, como alguien astuta, decidida y valiente. Los romances reflejan los valores y las costumbres de la época en que fueron creados.
Véase también
- Romancero viejo
- Romance en México
- Romance mudo a la Inmaculada Concepción