Historia de la astronáutica en Argentina para niños
La historia de la astronáutica en Argentina es el relato de cómo Argentina ha diseñado, construido y utilizado vehículos para viajar al espacio.
En la década de 1940, Argentina comenzó a experimentar con cohetes usando diferentes tipos de combustibles. En 1960, se creó la primera agencia espacial argentina, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE). Con ella, se iniciaron actividades espaciales de forma organizada y se realizaron experimentos para poner satélites argentinos en órbita. Gracias a acuerdos con instituciones nacionales y extranjeras, la CNIE empezó a estudiar la atmósfera, lo que posicionó a Argentina como uno de los países líderes en el ámbito espacial en la región.
Entre 1960 y 1985, Argentina logró avances importantes en su historia espacial. Desarrolló sus propios cohetes y motores, fue el cuarto país en enviar un ser vivo al espacio y traerlo de vuelta con vida, el tercero en lanzar cohetes desde la Antártida y uno de los primeros países sudamericanos en exportar tecnología de cohetes.
Durante la década de 1980, se desarrolló un proyecto nacional de vehículos de largo alcance, el Programa Cóndor, con la colaboración de Alemania, Irak y Egipto. Este vehículo estaba diseñado para transportar una carga útil de 0,5 toneladas y alcanzar una distancia de 1.000 km.
El proyecto Cóndor II fue cancelado en 1991 bajo el gobierno de Carlos Saúl Menem, debido a presiones internacionales. En ese mismo año, la CNIE se disolvió para dar lugar a la CONAE.
La construcción y lanzamiento de cohetes en el país se detuvo hasta 2007, cuando se lanzó el Tronador en la ciudad de Bahía Blanca.
Contenido
- Primeros usos de cohetes en el país
- Inicios de la actividad espacial (1940-1960)
- Periodo de autonomía y desarrollo (1960-1982)
- Periodo de desarrollo y colaboración (1991-2007)
- Periodo de consolidación (2007 a la actualidad)
- Sector privado
- Galería de imágenes
- Véase también
- Fuentes
Primeros usos de cohetes en el país
Los primeros registros del uso de cohetes en Argentina tienen fines históricos. Por ejemplo, el 22 de mayo de 1821, en el sur de Perú, las tropas de José de San Martín utilizaron tubos lanzadores de cohetes para sus operaciones.
Más tarde, el buque San Martín de la Armada Argentina fue equipado con lanzacohetes similares. Estos se usaron en 1841 durante un enfrentamiento en el Río de la Plata, donde el San Martín impactó con dos de sus cohetes a un buque.
También hay referencias al uso de cohetes durante la Guerra del Brasil en 1827, cuando las tropas del almirante Guillermo Brown dispararon cohetes desde la isla Martín García. En 1842, tropas al mando del general Juan Manuel de Rosas también utilizaron este tipo de tecnología.
Inicios de la actividad espacial (1940-1960)
Los primeros pasos de Argentina en el campo espacial se dieron a finales de la década de 1940, cuando instituciones nacionales desarrollaron el primer motor de combustible líquido para impulsar proyectiles. En ese momento, solo Estados Unidos, la Unión Soviética, Inglaterra, Francia y Alemania habían experimentado con un sistema similar.
La investigación fue iniciada por el Instituto de Investigaciones Aeronáuticas y Espaciales (IIAE), un organismo argentino creado en 1943. Este instituto, que dependía de la Dirección General de Material Aeronáutico del Ejército de la República Argentina, contaba con personal, instalaciones y recursos de la entonces Fábrica Militar de Aviones (FMA) en la provincia de Córdoba. Su objetivo era unificar los conocimientos y materiales de la técnica aeronáutica.
Entre 1947 y 1948, un grupo de técnicos del Instituto de Investigaciones Científicas de la Fuerza Aérea Argentina, liderados por el ingeniero Ricardo Dyrgalla, desarrollaron un motor de combustible líquido para impulsar proyectiles con fines científicos y de desarrollo tecnológico. Se le llamó AN-1 y tenía la fuerza suficiente para impulsar una masa de 320 kg durante cuarenta segundos. El combustible era ácido nítrico y anilina. Para probarlo, se construyó un banco de pruebas donde se realizaron muchos ensayos exitosos.
En mayo de 1950, el Tábano fue impulsado en las Salinas Grandes (entre las provincias de Córdoba y La Rioja) usando el motor AN-1. Alcanzó una velocidad de aproximadamente 850 km/h y fue guiado por infrarrojo y sonido. El motor se probó por primera vez el 20 de octubre de 1949. Después del lanzamiento del Tábano, la actividad se detuvo bruscamente hasta principios de la siguiente década.
La División Proyectos Especiales en el Instituto Aerotécnico se creó en 1947. Sin embargo, la década de 1950 no permitió que el proyecto espacial argentino avanzara mucho, culminando con el lanzamiento del cohete Martín Fierro en 1956, sin carga, que alcanzó una altura de 2 km. Al año siguiente, la Unión Soviética se convirtió en la primera nación en enviar un ser vivo al espacio, la perra Laika. Este hecho despertó el interés de muchos países en la astronáutica.
Después de 1955, la mayoría de los proyectos espaciales fueron cancelados. Por ejemplo, la fabricación del avión Pulqui II fue reemplazada por la compra de aviones estadounidenses F86 Sabre.
Periodo de autonomía y desarrollo (1960-1982)

La organización más importante que dio origen a la industria espacial en Argentina ocurrió en la década del desarrollismo, impulsada por el entonces presidente Arturo Frondizi. Durante este período, las investigaciones espaciales adquirieron una importancia estratégica para el gobierno, comenzando con el desarrollo de motores de propulsante sólido en diciembre de 1959.
En 1960, el gobierno de Frondizi estableció la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), el primer organismo encargado de los proyectos de cohetes, mediante el decreto n.º 1164 del 28 de enero de 1960. Designó al ingeniero Teófilo Tabanera como el primer Presidente de la comisión.
Por iniciativa del mismo gobierno, a partir del 3 de noviembre de 1961, el IIAE fue reestructurado y se convirtió en el Instituto de Investigaciones Aeronáuticas y Espaciales (IIAE), dependiente de la Dirección Nacional de Fabricación e Investigación Aeronáutica (DINFIA).
Más tarde, el 27 de junio de 1961, el Poder Ejecutivo creó por decreto el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados Chamical (CELPA). Este centro contaba con un campo de pruebas de 200 km.
El gobierno creó estas organizaciones para la investigación espacial y les dio una gran libertad y autonomía a los científicos, con una mínima intervención o supervisión de las actividades.
Tecnología de cohetería Argentina
Una vez creados los organismos, se comenzó a desarrollar la primera familia de cohetes. El IIAE inició la serie de los Centauro.
Familia de cohetes Centauro
Los cohetes Centauro utilizaban motores de combustible sólido. El primero fue el Alfa Centauro, de una etapa, y luego los Beta Centauro y Gamma Centauro, de dos etapas.
Alfa Centauro
El primer cohete de esta serie medía 2,7 m de largo y 101 mm de diámetro (en la punta). Tenía un peso máximo de 28 kg y solo 3,3 kg de carga útil.
Construido completamente en Argentina y bajo el control de la Fuerza Aérea Argentina, el primer lanzamiento se realizó el 2 de febrero de 1961, desde la base Santo Tomás, en la Pampa de Achala en la provincia de Córdoba. El cohete fue llamado APEX A1-02 Alfa Centauro. El Comodoro Aldo Zeoli, encargado de la Dirección de Desarrollos del Instituto Aerotécnico (DDIA), fue quien realizó la cuenta regresiva y presionó el botón de lanzamiento. En el lugar, había unas treinta personas, entre civiles y militares, incluyendo un fotógrafo del periódico Clarín. El cohete alcanzó una altura de 20 km y la prueba se desarrolló sin problemas.
Beta Centauro
Desde la misma base en Pampa de Achala, el 30 de septiembre de 1961 se lanzó el cohete sonda de dos etapas Beta Centauro, bajo la denominación APEX-A1-S2-015. Con este lanzamiento, se buscaba experimentar la separación de las dos etapas. También se probaron las mediciones y los instrumentos del vehículo: velocidad de vuelo, alcance y presión atmosférica, entre otros parámetros.
El lanzamiento fue exitoso y la aeronave alcanzó los 25 km de altura. En el lanzamiento estuvieron presentes el Brigadier Mayor Juan Carlos Pereyra, presidente de DINFIA, y el Secretario de Aeronáutica, Brigadier Mayor Ramón Amado Abrahín, quien informó telefónicamente al presidente Arturo Frondizi sobre el éxito de la misión.
El 13 de octubre de 1961, el Instituto Aeroespacial realizó el segundo lanzamiento de la aeronave en la misma base. Se volvió a lanzar un cohete de la familia Centauro el 10 de mayo de 1962, coincidiendo con el inicio de actividades en la base CELPA de Chamical, en La Rioja.
Los experimentos con el Beta Centauro permitieron mejorar el despegue de cargas útiles y la medición de altitudes, continuando a partir de 1964 con el cohete-sonda Orión.
Otros lanzamientos de Centauro
El 19 de febrero de 1962 se realizaron cinco nuevos lanzamientos desde la Base Santo Tomás, donde se probaron por primera vez los nuevos motores Scar 2,65. En todos los casos, se recuperaron las cápsulas con sus cargas útiles, lo que permitió medir la altitud en la que se producía la separación.
Los días 15, 27 y 30 de noviembre se lanzaron cohetes Centauro, los dos últimos con fines de aeronomía (estudio de la atmósfera superior). Los tres fueron lanzados desde la base CELPA Chamical, provincia de La Rioja. Los días 8 y 9 de diciembre se volvieron a lanzar cohetes Centauro, nuevamente con fines de aeronomía y con resultados exitosos. A lo largo de ese año, los experimentos fueron exitosos y generaron importantes avances, con un total de 18 lanzamientos realizados.
El 25 de mayo de 1963 se realizó el lanzamiento del Centauro 35 para el operativo "nube de sodio". Como resultado, se obtuvieron mediciones de vientos y turbulencias, alcanzando una altura de 189 km.
A pesar de la complicada situación política (el 29 de marzo de 1962, Arturo Frondizi fue detenido por los militares en la isla Martín García), la actividad espacial no se detuvo.
Gamma Centauro
Para la construcción del cohete Gamma Centauro de dos etapas, se comenzó con una prueba el 6 de diciembre de 1962. Al año siguiente, en CELPA, se realizaron varios ensayos de los modelos I y II. Mediante teodolitos se pudo medir la trayectoria. Las naves dejaban una estela de humo producida por un generador de iodo y sodio colocado en la punta del cohete.
El "Operativo Matienzo" fue planeado por el IIAE. Primero, el 27 de agosto de 1964, se llevó a cabo la misión "Operación Inca", en la provincia de Mendoza (cerca del Puente del Inca). Durante la operación, se impulsó un vehículo a 35 km de altura, y la carga útil se recuperó mediante un paracaídas. El modelo sirvió para probar los equipos que más tarde formarían parte del próximo proyecto en la Antártida en 1965. Entre otras cosas, se probó la torre de lanzamiento y la cubierta de polietileno con calefacción que mantenía el habitáculo a una temperatura de 25 °C.
Las pruebas del Gamma Centauro continuaron en febrero de 1965, cuando por primera vez se impulsaron simultáneamente dos cohetes de la familia Gamma Centauro desde el Centro de Experimentación CELPA, y otros dos desde la Base Matienzo en la Antártida. También se probaron dos globos sonda que armó la Universidad Nacional de Tucumán, logrando llegar a 24 km de altitud.
De esta forma, Argentina se convirtió en el tercer país, después de la Unión Soviética y los Estados Unidos, en realizar actividades espaciales desde la Antártida. Las experiencias resultantes sirvieron para analizar el vuelo y estudiar los rayos X en la atmósfera. En agosto, se realizaron cuatro ensayos con los cohetes Gamma Centauro desde la base CELPA, todos con éxito.
Cohete sonda Prosón M1
En 1960, el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF), a través de su Laboratorio de Desarrollo de Equipos, comenzó el desarrollo de un prototipo de cohete sonda experimental. Este cohete estaba destinado a recolectar información atmosférica y alcanzar una altitud de 60 km, el límite exterior de la estratosfera. Esto seguía las recomendaciones del Comité sobre la Investigación Espacial o COSPAR (por sus siglas en inglés), sobre la vigilancia de fenómenos meteorológicos relacionados con la actividad espacial.
El motor fue aportado por el CITEDEF, que entre 1960 y 1962 había realizado pruebas exitosas en Córdoba. La Fábrica Militar de Villa María suministraría el propulsante, a base de pólvora bibásica, que contenía principalmente nitrocelulosa y nitroglicerina. Por otro lado, la fábrica civil Dálmine, ubicada en Campana y la primera productora de tubos de acero sin costura en América Latina, aportaría los conos y toberas, fabricados en acero API-N80 con un inserto de grafito para mayor protección térmica. Las cuatro aletas trapezoidales de duraluminio fueron hechas por el Taller Regional Quilmes, un organismo dependiente de la Fuerza Aérea, y el Arsenal Naval Buenos Aires construiría la rampa de lanzamiento, un tubo de acero de 295 mm de diámetro y 9500 de longitud con tres guías de bronce. El diseño estuvo a cargo de los ingenieros Ricardo Dyrgalla, José María Telechea, Rolando Amore, Rubén Carrasco y Ezio Lorenzelli.
En agosto de 1963, el proyecto estaba terminado. Bautizado Prosón M1 (Prototipo de Sonda), entre el 23 y el 26 de agosto se realizaron cuatro lanzamientos exitosos desde el Celpa 1. Sin embargo, la tecnología del vehículo ya era antigua e inadecuada para llevar cargas útiles a la alta atmósfera, por lo que el desarrollo fue descontinuado.
El cohete tenía un diámetro de 200 mm en su primera etapa y de 110 mm en la segunda. Las longitudes eran de 1.678 mm y 1.583 mm respectivamente, y el peso de 38,5 kg (35 de propulsante) y 13,3 kg (8,5 de propulsante). La carga útil (para producir humo en las pruebas y medir la trayectoria) era de 5 kg. La velocidad máxima alcanzada era de Mach 4. La separación se produciría por resistencia aerodinámica.
Después de las pruebas y los resultados satisfactorios obtenidos con los Centauros —especialmente con los ensayos del cohete de dos etapas Beta Centauro—, la siguiente meta fue diseñar y construir un vehículo de mayor tamaño. Además, había surgido la necesidad de alcanzar mayores alturas. Los cohetes desarrollados durante este período (Orión y Canopus) fueron utilizados para enviar, por primera vez en el país, seres vivos al espacio.
Cohete Orión
Comenzaron las investigaciones para el cohete Orión I, que permitiría realizar estudios más allá de la atmósfera terrestre, así como experimentos con seres biológicos. Para ello, hubo dos ensayos de vuelo: el primero en octubre de 1965 y el segundo en julio de 1966, en CELPA Chamical, provincia de La Rioja. En su punta, con una carga útil de 16 kg, llevaba instrumentos delicados para mediciones. Se comprobó su rendimiento y se observaron los detalles de su vuelo.
Fue rediseñado, dando origen al Orión II, capaz de llevar 25 kg de carga útil, usando 85 kg de combustible, mientras que el Orión I solo tenía 64 kg. Medía 3.770 mm de largo y 206 mm de ancho. Además del aumento en la cantidad de combustible, se utilizó material con mayor energía, lo que permitió alcanzar 114 km de altura, considerada el punto entre la atmósfera y el inicio del espacio. El nuevo diseño se logró a partir de las experiencias con el Orión I. Los materiales para la fabricación de la aeronave fueron cambiados, empleando materiales más ligeros para reducir el peso del vehículo. Se realizaron un total de treinta y dos vuelos. Con ellos y con los DIM, se efectuaron mediciones atmosféricas y se registró la velocidad del viento a una altitud de 80 km. A finales de octubre de 1966, se habían lanzado tres cohetes Orión II en CELPA, desde la base Chamical, en La Rioja. Siguiendo las experiencias con técnicos estadounidenses, en noviembre se lanzaron desde la misma base cohetes Nike-Cajun 02 que volaron hasta los 130 km de altitud.
El ICTE puso en marcha en 1963 el "Programa Felino", con el objetivo de capacitar personal y analizar materiales para trabajos futuros. Se realizaron un total de ochenta y siete lanzamientos en cinco años bajo ese programa, de los cuales, solo ocho no tuvieron éxito. Destacaron lanzamientos como el Gato Negro A-1, el Tigre A-2, el Jaguar A-3, el Leopardo A-4 y el Sonda Pantera A-5. Estas misiones produjeron importantes avances en la detección del granizo. Después de liderar numerosos lanzamientos exitosos, en 1970 el Comodoro Aldo Zeoli fue nombrado presidente del Instituto de Investigación Aeronáutica y Espacial.
El ratón Belisario

En la segunda mitad de la década de 1960, el proyecto BIO, a cargo del Instituto Civil de Tecnología Espacial (ICTE), tuvo como objetivo enviar pequeños animales (ratas o monos) al espacio en cohetes con telemetría y recuperarlos con vida.
Una camada de ratones albinos de raza Wistar fue seleccionada para este proyecto. Al primer grupo de ratones astronautas se les llamó: Alejo, Aurelio y Anastasio; al segundo grupo: Braulio, Benito y Belisario; y al tercero: Celedonio, Cipriano y Coco.
Después de rigurosas pruebas y estudios fisiológicos, Belisario fue la rata elegida para la misión. Fue colocado y sujetado dentro de una cápsula en el interior de la punta del cohete Orión II, con instrumentos para analizar el comportamiento de los ratones durante el vuelo.
El lanzamiento se produjo el 11 de abril de 1967, en la Escuela de Tropas Aerotransportadas, provincia de Córdoba. El cohete separó su carga útil un minuto después del despegue, y la cápsula descendió en paracaídas a tierra firme. Al abrir la cápsula, los científicos comprobaron que Belisario se encontraba inquieto, pero con vida. Durante el vuelo perdió ocho gramos.
Cohete Canopus
Continuando con el desarrollo de cohetes sonda, después de las evaluaciones de los programas Centauro y Orión, surgió la idea de diseñar un cohete de dos etapas con suficiente potencia para cargar 30 kg y alcanzar una altura de 200 km. La segunda etapa era el mismo cohete Orión II, dando inicio a lo que más tarde sería el Rigel. El primer paso fue experimentar con un nuevo motor mucho más potente, dando origen al cohete Canopus, para luego crear el cohete sonda Canopus II. La primera prueba del prototipo fue en noviembre de 1966, mientras que el segundo ensayo fue en julio de 1967.
El Canopus II se usó para probar tecnología que se emplearía en el futuro cohete Rigel. El 22 de diciembre de 1969, en CELPA en Chamical, provincia de La Rioja, se realizó una prueba preliminar del cohete sonda Tauro. En el ensayo, el cohete superó todas las expectativas al volar a una sorprendente altura de 550 km. En este momento, Argentina se encontraba en la cima mundial en este tipo de logros.
El mono Juan
Uno de los mayores logros de la tecnología espacial Argentina se produjo el 23 de diciembre de 1969, cuando en un lanzamiento de un cohete Canopus II se envió al mono Juan más allá de la atmósfera, a unos 82 km, con total éxito. Argentina se convirtió así en la cuarta nación en enviar un ser vivo al espacio y traerlo de vuelta con vida, solo después de los Estados Unidos, la Unión Soviética y Francia. Juan era un mono caí de la provincia de Misiones, pesaba 1,5 kg y medía 45 centímetros de alto. Este experimento, llamado Experiencia BIO II, contó con la ayuda y participación activa del Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial y la CNIE.
Poco después, el cohete Canopus II fue impulsado, y esta nave llegó más allá de la atmósfera. Entre los años 1960 y 1972, se fabricaron y lanzaron varias familias de sondas espaciales: Orión, Canopus, Rigel y Castor.
Familias de cohetes de mayor alcance
Rigel
Los cohetes Canopus II y el Orion I sirvieron como primera y segunda etapa para el Rigel, que fue construido en julio de 1967 y lanzado en diciembre del mismo año en la base CELPA, en Chamical, provincia de La Rioja. El Rigel fue el tercer cohete de dos etapas desarrollado en Argentina (después del Beta Centauro y el Gamma Centauro) y alcanzó más de 200 km de altura, superando el récord logrado en ensayos posteriores en toda Sudamérica.
También ese año, y para experimentar con la medición del viento, se lanzaron otros cohetes: el Arcas el 15 de noviembre, y el Judi el 13 de diciembre, bajo el programa llamado EXAMETNET.
Castor
El cohete Castor fue el cuarto de la categoría de vehículos de dos etapas, planificado por el IIAE. La primera etapa estaba compuesta por cuatro motores del tipo Canopus II agrupados: el empuje producido era de 10 toneladas, mientras que la segunda era de 2500 kg. Aunque no posee un sistema de guiado, el cohete es dirigido en sus dos etapas por cuatro aletas por etapa. El propulsante empleado era perclorato de amonio, poliuretano y aluminio, y se impulsaba durante 220 segundos. Las dos etapas estaban conectadas por medio de un aro cilíndrico, que en su interior tenía un cordón explosivo de carga hueca, encendido por dos detonadores eléctricos para la separación de las etapas.
Un primer ensayo tuvo lugar el 22 de diciembre de 1969 en la base CELPA Chamical. Este lanzamiento fue parte de la "Experiencia Navidad" (el lanzamiento se produjo horas antes del viaje del mono Juan). Pero esa vez solo se usó la primera etapa, alcanzando 70 km. El 16 de diciembre del año siguiente, se emprendió el "Operativo Ñahuí", cuando la Fuerza Aérea lanzó un cohete Castor X-2 desde la ya citada base Chamical CELPA. Su punta estaba equipada con instrumental fotográfico para capturar imágenes a grandes alturas.
El primer lanzamiento operativo de un cohete Castor se produjo el 22 de noviembre de 1973, desde la base CELPA Chamical, para el estudio de nubes de iones. La experiencia formó parte del programa llamado EGANI, un proyecto cooperativo entre la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) y el Max Planck Institut für Extraterrestrisches Physik (MPE) de Alemania. Se construyó una versión mejorada del Castor a fines de 1975, en la base Vicecomodoro Marambio, en la Antártida Argentina, llevando una carga útil de 46 kg a una altitud de 470 km. En 1979, se realizaron lanzamientos de este cohete desde Punta de Lobos, Perú.
Tauro
El cohete Tauro, diseñado con fines científicos, fue el último desarrollado íntegramente en Argentina. La experiencia estuvo a cargo del comodoro ingeniero Ricardo Vicente Maggi y fue lanzado el 10 de diciembre de 1981 desde la base de Chamical. Contaba con un sofisticado instrumental fotográfico y una tecnología sin precedentes en América del Sur, para estudiar la geografía y los recursos naturales del país.
El plan de satelización de 1979 y el primer satélite
El comandante en jefe de la Fuerza Aérea, brigadier general Omar Graffigna, concibió el primer plan de satélites argentino el 10 de agosto de 1979, dando el primer paso hacia el Programa Cóndor. El Instituto Aerotécnico inició distintos proyectos para construir cohetes espaciales para colocar satélites en órbita. Se finalizaron maquetas a escala, sin lograr construir ningún cohete.
Proyectos de desarrollo de vehículos de largo alcance: el Cóndor II
Poco tiempo después de un conflicto en 1982, se produjo una reunión entre oficiales superiores en la sede de la Fuerza Aérea Argentina. En aquel encuentro, los comandantes acordaron desarrollar un vehículo de alcance medio, el Cóndor II, que se estimaba sería capaz de transportar una carga de 500 kg.
Tras el retorno de la democracia en 1983, durante la presidencia de Raúl Alfonsín, el ejecutivo firmó un decreto para continuar y avanzar las actividades espaciales nacionales.
Entre 1985 y 1988, Argentina exportó doce motores de combustible sólido del Cóndor a Egipto en seis vuelos de la Fuerza Aérea. En 1986, el Ministerio de Defensa creó la empresa Integradora Aeroespacial S. A. (INTENSA) para el desarrollo, construcción y comercialización de este vehículo.
Pero luego del cambio de gobierno en 1989, las presiones internacionales aumentaron, lo que llevó al presidente Carlos Menem a ordenar el desmantelamiento del Programa Cóndor II y el traslado de sus partes a Estados Unidos para su desarmado final.
Este ambicioso proyecto fue desarrollado conjuntamente con Alemania (quien proveyó la tecnología), Irak y Egipto (quienes financiaron el proyecto), mientras que Argentina colaboró aportando el personal científico e instalaciones. Dos años después, se construyó un laboratorio subterráneo en Falda del Carmen, provincia de Córdoba. Para ese momento, los servicios de inteligencia de Israel y Gran Bretaña ya estaban al tanto de la construcción del vehículo, al igual que la CIA estadounidense.
Los ingleses temían que Argentina pudiera alcanzar las islas Malvinas con estos vehículos, ya que el Cóndor II estaba diseñado para llegar hasta el archipiélago. Por otro lado, la inteligencia israelí estaba preocupada por las contribuciones de los países árabes en el proyecto. Había un gran temor por la posible transferencia de tecnologías y conocimientos entre Argentina y el país árabe.
En su momento, se estudió la construcción de una carga especial, pero no se disponía del material adecuado. Paralelamente, el vehículo de gran tamaño se había proyectado para ser un lanzador de satélites, sin necesidad de ayuda externa.
El Cóndor II era un vehículo de 16 metros de alto por 0,8 de diámetro, de dos etapas, con un sistema de control de todo el vehículo, por medio de una tobera basculante por cada etapa. Estaba diseñado con superficies aerodinámicas. Tenía sensores de control de altitud y sistema de control de velocidad. El vehículo sería controlado por computadoras intercomunicadas. De haberse lanzado, se calculaba que hubiera superado la barrera de los 1000 km con una carga de 500 kg.
A finales de los años ochenta, el proyecto progresó gradualmente. Entre 1985 y 1988, Argentina exportó doce motores de combustible sólido del Cóndor a Egipto en seis vuelos de la Fuerza Aérea. En 1986, el Ministerio de Defensa creó la empresa Integradora Aeroespacial S.A. (INTENSA) para el desarrollo, construcción y comercialización del vehículo.
El primer satélite argentino puesto en órbita fue el Lusat 1 en 1990. Este objeto tenía como objetivo proveer comunicaciones a todos los radioaficionados del mundo. Fue diseñado por un grupo de radioaficionados argentinos, gracias a AMSAT Argentina, pero fue construido en parte en Argentina y el resto en AMSAT NA, en Boulder, Colorado.
Periodo de desarrollo y colaboración (1991-2007)
La CNIE se disolvió para formar la CONAE en 1991, bajo la presidencia de Carlos Saúl Menem.
A partir de esa época, se reorganizó el sector. En 1996, se lanzaron dos satélites: el Víctor-1, diseñado y desarrollado por la Asociación de Investigaciones Tecnológicas de Córdoba AIT y el Instituto Universitario Aeronáutico, con la finalidad de tomar fotografías del país en baja resolución para el estudio meteorológico. En ese mismo año, se lanzó el SAC-B desarrollado por CONAE, pero una falla en el lanzador impidió que el satélite se separara y pudiera desplegar sus paneles solares. A pesar de esto, todos los sistemas del satélite funcionaron correctamente. En 1997, fue lanzado con éxito el Nahuel 1A de la empresa Nahuelsat, utilizado para telecomunicaciones. Al año siguiente, el SAC-A fue puesto en órbita. Este artefacto realizaba un seguimiento de ballenas Franca Austral y tomaba fotografías del país para el estudio de los intervalos de inundaciones y sequías.
El 21 de noviembre de 2000, fue lanzado el SAC-C para ser usado para teleobservación y se mantuvo en operación hasta el 15 de agosto de 2013. El 6 de diciembre de 2001, como parte de la misión STS-108 de la NASA, el PADE entró en órbita. Fue utilizado por la Asociación Argentina de Tecnología Espacial para realizar experimentos en el espacio, y regresó a la Tierra quince días más tarde.
Periodo de consolidación (2007 a la actualidad)
En julio de 2007, se comenzó a lanzar la primera serie del cohete Tronador, desde una base en Bahía Blanca. Hubo dos ensayos, pero solo el segundo tuvo éxito. Este era un cohete de una etapa, con una carga útil de 4 kg y un peso total de 60 kg, y tenía una longitud de 3300 mm. Desde el año 1995, la CONAE se encontraba planificando el lanzamiento de una nave de combustible líquido para llevar pequeños satélites argentinos al espacio. Esta experiencia formó parte del Plan Espacial Nacional.
Fue a partir del año 2001 que el Instituto Universitario Aeronáutico comenzó a proyectar y calcular un vehículo para impulsar satélites. El primer ensayo de un motor se realizó el 27 de mayo de 2004, en las instalaciones de CITEDEF (Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa) en Villa María, provincia de Córdoba. El motor ensayado usaba anilina y ácido nítrico. El experimento resultó exitoso dentro de los cálculos previstos. El inyector brindó mejores resultados que su antecesor.
El 16 de diciembre de 2007, se llevó a cabo el lanzamiento del cohete sonda VS-30 en colaboración con la Agencia Espacial Brasileña, lo que permitió validar un sistema de navegación por giroscopio, acelerómetro, posicionamiento y un control de actitud para el Proyecto Tronador.
Tiempo después, la CONAE puso en órbita el 10 de junio de 2011 un satélite desarrollado y fabricado en el país, denominado SAC-D. Su finalidad era medir vientos, temperatura superficial de los mares, humedad y focos de temperaturas en los suelos. Fue parte del Plan Nacional Espacial (2004-2015). Este lanzamiento se logró gracias a una década de trabajo conjunto con la NASA. La misma organización espacial estadounidense se encargó del lanzamiento del satélite SAC-D mediante el cohete Delta II, en la base de Vandenberg. El satélite fue construido en Bariloche por doscientos especialistas de la CONAE dedicados a esta ciencia. El satélite se ubicó a unos 650 km de altura. El SAC-D es una estructura octogonal de aluminio de 7 metros de alto y tiene un peso de 1300 kg. Alberga nueve instrumentos: el Aquarius (propiedad de la NASA) para medir la salinidad de mares y océanos, otros dos instrumentos de origen francés, uno proveniente de Italia y los cinco restantes producidos en Argentina. Los instrumentos argentinos fueron elaborados por la Invap, el Centro de Investigaciones Ópticas de La Plata (CIOp) y la Facultad de Ingeniería de La Plata. El software del SAC-D fue programado por la licenciada en sistemas Catalina Salvati, y el artefacto espacial es monitoreado por una estación terrestre ubicada en Falda del Carmen, provincia de Córdoba.
El vehículo Gradicom II fue impulsado el 11 de julio de 2011 con combustible, diseño, telemetría y electrónica producidos en Argentina por unas setenta personas. Los resultados de la misión se usarán para cohetes sonda, vehículos de largo alcance y artillería, así como en aplicaciones civiles y de desarrollo tecnológico. El vehículo alcanzó una altura de 100 km, llegando a una velocidad máxima de 4900 km/h, y descendió a 120 km de Chamical, Provincia de La Rioja. La próxima tarea del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) será diseñar un vehículo que supere el alcance del Gradicom II.
El Ministerio de Defensa informó que en diciembre de 2013 se lanzó el cohete sonda Experiencia Centenario en Chamical, Provincia de La Rioja. El proyecto es un desarrollo totalmente local, realizado por la Fuerza Aérea Argentina, Fabricaciones Militares, CITEDEF, Universidad Nacional del Comahue, Universidad Nacional de La Plata y Universidad Tecnológica Nacional. Trabajaron 150 técnicos para llevar a cabo el proyecto. El cohete realizó experimentos para meteorología, además de medir aceleración y vibraciones en el vuelo. El cohete tiene 280 mm de diámetro.
Tras siete años de desarrollo entre INVAP y Arsat, durante la presidencia de Cristina Fernández, el 16 de octubre de 2014 se lanzó el ArSat 1, el primer satélite geoestacionario argentino, que brindará servicios de comunicaciones a Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. El lanzamiento se produjo en el Centro Espacial de Guayana, en la ciudad de Kourou. El cohete Arianne 5 dejó al satélite a 300 km sobre el nivel del mar. Luego, los técnicos de INVAP se encargaron de transportarlo a su posición geoestacionaria. Este lanzamiento permitió que Argentina mantuviera la posición orbital 81, que abarca desde Estados Unidos hasta las Islas Malvinas.
En enero de 2016, el gobierno de Mauricio Macri suspendió la construcción del satélite geoestacionario ARSAT-3.
En octubre de 2018, la CONAE lanzó el satélite SAOCOM 1-A, que cuenta con instrumentos que operan en el rango de microondas y con sensores activos (radar). La serie SAOCOM forma parte del Sistema Ítalo-Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (SIASGE).
En agosto de 2019, finalizó la construcción del satélite SAOCOM 1B.
En febrero de 2020, se confirmó la construcción del tercer satélite de Arsat que había sido cancelado durante la gestión anterior. El nombre del mismo fue cambiado a ARSAT-SG1 y se introdujeron cambios técnicos respecto al proyecto original.
El 20 de febrero de 2020, se trasladó el SAOCOM 1-B a Cabo Cañaveral, pero su lanzamiento se vio demorado por las restricciones debido a la pandemia de enfermedad por coronavirus. El lanzamiento se realizó el 30 de agosto de 2020 a las 20:18 hs hora oficial argentina, mediante la empresa SpaceX en un cohete Falcon 9 Block 5, que, además, aterrizó exitosamente para ser reutilizado en otras misiones.
Sector privado
En febrero de 1997, el equipo de Pablo Gabriel de León se inscribió en el Ansari X Prize. Para participar, desarrollaron el VESA (Vehículo Espacial Suborbital Argentino), también llamado Gauchito (nave espacial). Sin embargo, el equipo de Burt Rutan fue el ganador del Ansari X Prize. Aunque el proyecto no fue abandonado, se encuentra en un estado de relativa inactividad.
En el año 2010, Emiliano Kargieman fundó la empresa Satellogic, especializada en satélites. Construyeron los dos primeros nanosatélites de Argentina, CubeBug-1 Capitán Beto y CubeBug-2 Manolito. Actualmente están desarrollando la constelación de satélites de observación de la Tierra Aleph.
Galería de imágenes
Véase también
- Plan Nacional Espacial de Argentina
- Satélites de la Argentina
Fuentes
Bibliografía consultada
- de León, Pablo (2008). Historia de la Actividad Espacial en la Argentina. ISBN 978-0-557-01782-9.
- De León, Pablo Gabriel (2017). El proyecto misilístico Cóndor. Su origen, desarrollo y cancelación. Lenguaje Claro. ISBN 978-987-3764-24-0.