Guerra de la Independencia en Cantabria para niños
La Guerra de la Independencia Española fue un conflicto armado que comenzó en 1808. Ocurrió porque España no estaba de acuerdo con el emperador francés Napoleón I, quien quería poner a su hermano, José Bonaparte, en el trono de España en lugar de Fernando VII de España. Napoleón quería que España tuviera un gobierno parecido al suyo.
Este conflicto fue parte de la Guerra Peninsular, que también involucró a Francia, Portugal y el Reino Unido. Afectó a toda la península ibérica hasta 1814.
La Guerra de la Independencia Española también forma parte de las guerras napoleónicas, que fueron muchos conflictos en Europa. En España, esta guerra marcó el fin de un sistema de gobierno antiguo llamado el Antiguo Régimen, donde el rey tenía todo el poder. Durante la guerra, surgió un fuerte sentimiento de identidad nacional española. También influyeron algunas ideas de la Ilustración y la Revolución francesa, que hablaban de libertad e igualdad.
Contenido
El fin de un sistema antiguo
El levantamiento contra la invasión de Napoleón en 1808 marcó el inicio del fin del Antiguo Régimen en España. Este sistema se caracterizaba por un rey con poder absoluto, una economía basada en la tierra y la desigualdad entre las personas. Fue el comienzo de la Edad Contemporánea en España, un periodo de muchos cambios.
El siglo XIX fue un tiempo de lucha entre el liberalismo y las ideas antiguas. El liberalismo buscaba un gobierno con leyes (una constitución), igualdad de derechos y una economía más libre. Los grupos privilegiados, como la nobleza y el clero, se resistían a estos cambios.
Cantabria también vivió esta lucha. Al principio del siglo XIX, era una región mayormente rural con un sistema feudal muy arraigado. Sin embargo, las ideas liberales llegaron con los comerciantes de Santander. Aunque estos comerciantes habían prosperado con el sistema antiguo, se unieron a la revolución liberal cuando vieron que el viejo sistema ya no les beneficiaba. Sus decisiones políticas siempre fueron prácticas, poniendo sus intereses económicos por delante de las ideas.
La guerra en Cantabria


En 1807, España y Francia firmaron el Tratado de Fontainebleau. Este acuerdo permitía a las tropas francesas pasar por España para invadir Portugal. Sin embargo, Napoleón tenía otros planes. Mientras sus tropas avanzaban, fueron tomando posiciones en ciudades españolas. Napoleón quería quitar a la familia real española del trono.
Cuando se supo que la familia real estaba retenida por Napoleón en Bayona (Francia) y que las tropas francesas estaban invadiendo España, el pueblo de Madrid se levantó el 2 de mayo de 1808. En este levantamiento destacaron los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde, este último de Muriedas (Cantabria). Aunque la rebelión fue duramente reprimida, se extendió por todo el país.
En Santander, las autoridades al principio fueron cautelosas. Temían el castigo francés y un levantamiento popular incontrolable. Pero el 26 de mayo de 1808, el pueblo se levantó. Las autoridades decidieron entonces liderar la rebelión para controlarla. Se formó la Junta Suprema Cantábrica, presidida por el obispo Rafael Tomás Menéndez de Luarca.
Junto con Asturias, se organizó un grupo de 5000 voluntarios llamado Armamento Cántabro, dirigido por el coronel Velarde. Su objetivo era controlar los accesos a la cordillera Cantábrica. Sin embargo, las tropas francesas, que venían de Burgos, ganaron batallas en Lantueno y el puerto del Escudo. Así, tomaron Santander el 23 de junio. Las autoridades y parte de los ciudadanos ya habían huido.
La resistencia de guerrillas se extendió por toda la región. Destacaron líderes como Juan López Campillo y Juan Díaz Porlier El Marquesito, un militar con ideas liberales que estableció su base en Liébana. Porlier reorganizó las fuerzas bajo el nombre de División Cántabra, que se entrenó en la Academia de Caballería de Colio. Esta división incluía regimientos como los Húsares de Cantabria (caballería) y los Tiradores de Cantabria (infantería).
La lucha causó muchas batallas con grandes pérdidas humanas y materiales. El año clave fue 1812. En ese año, Francia retiró tropas para el frente ruso, hubo una ofensiva de guerrillas en toda España y la campaña de Wellington desde Portugal. Todo esto debilitó el poder de Napoleón. José I tuvo que abandonar Madrid y las tropas francesas se retiraron hacia el norte.
En Cantabria, la base francesa se estableció en Santoña. Por su ubicación casi insular y sus defensas, Santoña fue un lugar inexpugnable hasta que los franceses se retiraron el 28 de mayo de 1814, cuando la guerra ya había terminado. Por eso la llamaron la “Gibraltar del Cantábrico”. El último acto de guerra en Cantabria ocurrió el 11 de mayo de 1813, cuando las tropas francesas tomaron Castro-Urdiales después de un asedio, causando una gran tragedia.
El regreso del rey Fernando VII

Cuando Fernando VII regresó al trono, restauró el poder absoluto del rey. Anuló la Constitución de 1812 y las leyes hechas por las Cortes de Cádiz. Impuso un gobierno muy represivo. En Santander, las antiguas autoridades regresaron, y el obispo Menéndez de Luarca fue un gran defensor del absolutismo.
A pesar de esto, el fracaso del gobierno de Fernando VII en mejorar la economía hizo que los comerciantes de Santander apoyaran un nuevo levantamiento liberal en 1820. Este levantamiento comenzó en Cádiz y se extendió a la guarnición militar de Santoña. El proyecto de reformas, conocido como el Trienio Liberal (1820-1823), fracasó por problemas internos y por la oposición de los que defendían las ideas antiguas, apoyados por otras monarquías absolutas de Europa.
Así, las guerrillas rurales que apoyaban al rey volvieron a aparecer en la región. Luego, hubo una nueva invasión francesa, la de los Cien Mil Hijos de San Luis, que eliminó la Constitución y restauró el poder absoluto del rey. En Cantabria, solo Santoña resistió varios meses. El exgobernador Quesada regresó a Santander al frente del llamado Ejército de la Fe. El régimen liberal tuvo poca defensa porque había perdido el apoyo de la gente. Las clases populares se sintieron defraudadas por las medidas que no resolvían sus problemas, y los comerciantes, una vez asegurados sus negocios, preferían el orden social a las reformas democráticas.
Así comenzó la última etapa del reinado de Fernando VII, la Ominosa Década (1823-1833). El principal grupo represor fueron los Voluntarios Realistas, que serían el origen de los futuros grupos carlistas. Se formó una Brigada de Cantabria, un grupo paramilitar de 7000 hombres, que fue la fuerza dominante de este periodo.
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Estatua erigida en Santander a la memoria del capitán de artillería Pedro Velarde Santillán, héroe cántabro de la guerra de la Independencia española muerto durante el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid.