Fábula para niños

Una fábula es una historia corta, ya sea en prosa (como un cuento normal) o en verso (como un poema), donde los personajes principales suelen ser animales o cosas que hablan y actúan como personas. Cada fábula cuenta una historia sencilla y breve que siempre tiene una enseñanza importante. Esta enseñanza, llamada moraleja, casi siempre aparece al final de la historia, aunque a veces puede estar al principio. Las fábulas buscan enseñarnos sobre el comportamiento humano y las costumbres, a menudo criticando lo que no está bien de una manera ingeniosa.
Contenido
¿Qué hace que una fábula sea una fábula?
Las fábulas son un tipo de género literario que mezcla la narración con la enseñanza. Tienen varias características especiales:
Elementos de la narración en las fábulas
- Narrador: Generalmente, hay una persona que cuenta la historia en tercera persona (él, ella, ellos).
- Hechos: El narrador cuenta lo que les pasa a los personajes en un orden cronológico, es decir, cómo suceden las cosas en el tiempo.
- Tiempo y lugar: Las fábulas suelen ocurrir en un tiempo y lugar que no se especifican, lo que las hace atemporales y universales.
Estructura de una fábula
Las fábulas son historias cortas y educativas, escritas de forma sencilla. La mayoría empiezan presentando una situación o un problema moral. Al final, la historia concluye con una enseñanza o moraleja que es útil para el lector. A veces, la moraleja no está escrita de forma explícita, sino que el lector debe deducirla.
Personajes de las fábulas
- Animales y objetos: La mayoría de los personajes son animales o cosas sin vida a los que se les dan características humanas, como la ambición, el orgullo o la envidia.
- Situaciones: Estos personajes se ven envueltos en problemas que deben resolver.
- Prototipos: Los animales suelen representar tipos de personas. Por ejemplo, el león puede simbolizar la nobleza o la fuerza, y el zorro, la astucia.
Temas que abordan las fábulas
Las fábulas suelen tratar sobre los defectos humanos, como la arrogancia o la mentira. Detrás de cada historia, hay una intención de criticar ciertos comportamientos y actitudes. A menudo, muestran un contraste entre la fuerza y la astucia.
Las fábulas clásicas suelen tener una estructura donde dos personajes con ideas opuestas se enfrentan. Estos personajes a menudo están en una situación social desigual. Pero, gracias a un evento inesperado, el que estaba en una posición alta puede terminar en una posición baja, y viceversa. Esto ayuda a que la enseñanza sea muy clara.
La fábula como género literario
Es importante no confundir la fábula con la parábola o el apólogo. Aunque son parecidos, la fábula se diferencia porque sus personajes principales son casi siempre animales o seres inanimados, y su objetivo es dar una enseñanza moral de forma directa. Los apólogos son más generales y pueden incluir a personas.
A pesar de que las fábulas se han transmitido de boca en boca por generaciones, han mantenido sus características principales. Esto las hace diferentes de otros géneros narrativos como el cuento o la novela, que han cambiado mucho con el tiempo.
También es importante saber que cuando Aristóteles hablaba de "fábula" en sus escritos sobre la tragedia, se refería al argumento o la trama de una obra, no al género literario que conocemos hoy.
Aquí tienes un ejemplo de fábula en prosa:
El Gato y el Ratón
Había una vez un ratón pequeño que vivía en la casa de una señora mayor. La señora, que no le gustaban los ratones, puso muchas trampas para atraparlo. El ratón, asustado, le pidió ayuda al gato de la mujer.
- —¿Podrías ayudarme, lindo gatito? —le dijo al gato.
- —Sí, ¿en qué? —respondió este.
- —Solo quita las trampas de la casa —dijo el ratón.
- —Hmmm... ¿Y qué me das a cambio? —dijo el gato.
- —Finjo ante la señora que estoy muerto, como si tú me hubieras matado; ella creerá que eres un héroe —respondió el ratón.
- —Me has convencido —dijo el gato.
El gato quitó las trampas de la casa, pero el ratón nunca cumplió su parte del trato. Un día, la señora descubrió que fue el gato quien quitó las trampas. Ella, muy enfadada, decidió dejar al gato en la calle.
Y este es un ejemplo de fábula en verso, escrita por Tomás de Iriarte:
La rana y la gallina
- Al que trabaja algo, puede disimulársele que lo pregone; el que nada hace, debe callar.
- Desde su charco, una parlera rana
- oyó cacarear a una gallina.
- «¡Vaya! —le dijo—; no creyera, hermana,
- que fueras tan incómoda vecina.
- Y con toda esa bulla, ¿qué hay de nuevo?»
- «Nada, sino anunciar que pongo un huevo».
- «¿Un huevo sólo? ¡Y alborotas tanto!»
- «Un huevo sólo, sí, señora mía.
- ¿Te espantas de eso, cuando no me espanto
- de oírte cómo graznas noche y día?
- Yo, porque sirvo de algo, lo publico;
- tú, que de nada sirves, calla el pico».
Breve historia de la fábula
Las fábulas son muy antiguas. Ya se escribían en Mesopotamia hace más de 4000 años. Se han encontrado tablillas de arcilla de escuelas de esa época con historias cortas sobre zorros astutos y perros. Muchos de estos textos eran como proverbios, pero no siempre tenían una enseñanza clara.
En la antigua Grecia, la primera fábula conocida, la "fábula del ruiseñor", fue contada por Hesíodo a principios del siglo VII a. C.. Esta fábula ya buscaba hacer reflexionar sobre la justicia. Aunque Homero no escribió fábulas, sus comparaciones con animales ya mostraban el inicio de este género.
Se dice que Sócrates pasó sus últimos días poniendo en verso las fábulas del famoso Esopo. Demetrio de Falero publicó la primera colección de fábulas, que se perdió, pero de la que surgieron muchas otras versiones. Una de las más importantes es la colección conocida como las Fábulas de Esopo o esópicas. Esopo fue un esclavo de Asia Menor del que se sabe poco, salvo que era muy sabio.
De Grecia, las fábulas llegaron a Roma. Horacio escribió una muy famosa sobre el ratón del campo y el ratón de ciudad. Fedro convirtió la fábula en un género poético en verso. En el siglo IV, el poeta romano Flavio Aviano escribió unas cuarenta fábulas, muchas de ellas adaptaciones de Fedro. Las fábulas de Aviano fueron muy populares en la Edad Media porque no tenían contenido atrevido y eran fáciles de recordar.
La fábula en la Edad Media y el Renacimiento
Durante la Edad Media, las fábulas siguieron siendo importantes. Eran muy útiles para los sacerdotes, que las usaban para enseñar valores morales de forma sencilla a la gente que no sabía leer. Esto llevó a que se hicieran las primeras colecciones de fábulas.
También llegaron a Europa muchas colecciones de fábulas de la India, como el Hitopadesa y el Pancatantra, que se difundieron a través de traducciones árabes o judaicas.
En el Renacimiento, los humanistas se interesaron por las fábulas. Leonardo da Vinci, por ejemplo, escribió un libro de fábulas. El género de los emblemas, que se puso de moda en los siglo XVI y XVII, a menudo usaba fábulas en sus textos e ilustraciones.
Sin embargo, la mayoría de estos autores han sido olvidados, excepto Jean de La Fontaine, cuyas fábulas clásicas son muy conocidas. En Francia, también fueron famosas las del escritor Jean-Pierre de Claris de Florian. Este último inspiró a otros fabulistas como el inglés John Gay y el español Félix María Samaniego.
La fábula en los siglos XIX y XX
En el siglo XIX, la fábula se siguió cultivando en muchos lugares. En Rusia, Iván Krylov fue un importante fabulista. En España, destacaron Cristóbal de Beña y Juan Eugenio Hartzenbusch. En América Latina, Daniel Barros Grez en Chile y José Rosas Moreno en México también escribieron fábulas.

En el siglo XX, el género de la fábula se cultivó menos. Sin embargo, algunos autores como Ramón de Basterra en España, hicieron que sus fábulas tuvieran como protagonistas a máquinas y elementos industriales, en lugar de animales. En 1961, el dramaturgo francés Jean Anouilh publicó una colección de fábulas que fue muy popular y ayudó a revivir el género.
A principios del siglo XXI, la fábula ha tenido un resurgimiento. El escritor napolitano Sabatino Scia ha escrito más de doscientas "fábulas de protesta occidental", donde los animales hablan y actúan como personas, mostrando los problemas de la sociedad de forma espontánea.
En América Latina, los hermanos Juan y Víctor Ataucuri García han contribuido al resurgimiento de la fábula en el siglo XXI. En su libro "Fábulas Peruanas", publicado en 2003, recopilaron mitos y leyendas de Perú para crear fábulas que difunden la identidad nacional. Su trabajo muestra la relación del ser humano con la naturaleza, la historia y las costumbres, y busca promover valores para una convivencia pacífica.
La fábula y su enseñanza
A lo largo de la historia, la fábula ha sido vista como algo más que una simple historia. Muchos pensadores la han considerado una herramienta para enseñar.
Algunos filósofos, como Platón, no estaban de acuerdo con el uso de las fábulas en la educación. Platón creía que el arte en general, incluyendo las fábulas, alejaba a las personas de la verdad.
Aristóteles veía la fábula como una herramienta que un orador podía usar para convencer a la gente, más que como un género literario en sí mismo. Las fábulas griegas ya reflejaban las ideas de su sociedad, buscando transmitir ciertos valores de forma implícita.
Por otro lado, Rousseau, en su novela Emilio, criticó fuertemente el uso de las fábulas en la educación de los niños. Para Rousseau, las fábulas eran difíciles de entender para los niños y podían enseñar mensajes confusos, ya que a menudo mostraban que el más fuerte o astuto era el que ganaba.
Sin embargo, a pesar de las críticas, también hubo quienes defendieron que las fábulas podían ser beneficiosas para el aprendizaje. Autores como Alfonso Francia destacan la importancia de las fábulas para fomentar actitudes y comportamientos precavidos en niños y adolescentes. Él afirma que las fábulas son una excelente herramienta pedagógica para mejorar el proceso educativo.
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Véase también
En inglés: Fable Facts for Kids
- Literatura infantil y juvenil
- Cuento de hadas
- Cuento
- Moraleja
- Apólogo
- Jataka
- Esopo
- Locman
- Parábola
- Alegoría
- Apotegma
- Mito
- Paremiología
- Wellerismo