Epístola a los hebreos para niños
La Epístola a los hebreos, también conocida como Carta a los hebreos, es uno de los veintisiete libros que forman parte del Nuevo Testamento cristiano. Aunque tradicionalmente se le llamó "Carta de san Pablo a los hebreos", hoy en día la mayoría de los expertos bíblicos están de acuerdo en que este título no es del todo exacto.
Se cree que no fue escrita por Pablo de Tarso. Además, no es una carta en el sentido estricto, sino más bien un tipo de homilía o sermón. Tampoco estaba dirigida solo a "hebreos" (personas de origen judío), sino a comunidades cristianas que incluían a creyentes de diferentes orígenes.
El autor de este libro es desconocido. Fue escrita en griego entre los años 60 y 65 del siglo I. Su texto es muy profundo en sus ideas y tiene un estilo formal, casi como si fuera parte de un servicio religioso. El autor conocía muy bien el Antiguo Testamento y lo citaba a menudo, usando la versión griega conocida como la Biblia de los Setenta.
Contenido
¿Quién escribió la Epístola a los Hebreos?
El autor de la Epístola a los Hebreos es un misterio. A pesar de muchas ideas y teorías, ninguna ha podido ser confirmada. El texto no menciona el nombre de su autor, lo cual es inusual para los escritos de esa época.
¿Por qué se pensó que Pablo la escribió?
Cerca del final del libro, hay una mención a Timoteo, quien fue un colaborador cercano de Pablo. Esto hizo que algunas personas pensaran que Pablo de Tarso era el autor, o al menos alguien de su grupo. El texto dice:
Sabed que ha sido puesto en libertad nuestro hermano Timoteo, en cuya compañía, si viniere pronto, os he de verHebreos 13:23
Esta frase, junto con la mención de "los de Italia", llevó a algunos a creer que Pablo, quien estuvo prisionero en Roma, la había escrito. Sin embargo, muchos expertos creen que estos versículos finales fueron añadidos más tarde para darle más importancia al texto.
Opiniones a lo largo de la historia
En los primeros siglos del cristianismo, la idea de que Pablo la había escrito fue debatida. En las iglesias de Oriente, se aceptó más la autoría de Pablo. Sin embargo, figuras importantes como Clemente de Alejandría y Orígenes notaron que el estilo de este libro era muy diferente al de las cartas de Pablo. Clemente sugirió que pudo haber sido escrita en hebreo y luego traducida al griego por Lucas. Orígenes pensó que las ideas eran de Pablo, pero que otra persona (quizás Lucas o Clemente de Roma) las había escrito.
En Occidente, al principio no se consideró una obra de Pablo. Tertuliano pensó que el autor era Bernabé, otro compañero de Pablo. Solo a partir del siglo IV, autores como Hilario de Poitiers, Ambrosio de Milán, Jerónimo de Estridón y Agustín de Hipona comenzaron a aceptarla como una carta de Pablo.
¿Qué piensan los expertos hoy?
Actualmente, la mayoría de los especialistas están de acuerdo en que Pablo de Tarso no fue el autor. Muchas de las ideas teológicas en la Epístola a los Hebreos no se encuentran en los escritos de Pablo. Por ejemplo, el tema de Jesús como sumo sacerdote, que es central en Hebreos, no aparece en las cartas de Pablo. Tampoco se discute si es necesario seguir la ley de Moisés para la salvación, un tema muy importante para Pablo.
No hay certeza sobre la verdadera identidad del autor. Ni siquiera se sabe si era judío o si conocía el hebreo. El autor usó la traducción griega del Antiguo Testamento, la Biblia de los Setenta, como muchos otros escritores del Nuevo Testamento.
Posibles autores
Entre los candidatos que se han propuesto como autores están Lucas, Bernabé, Clemente de Roma y Apolos. La idea de que fue Apolos fue sugerida por Martín Lutero y es considerada posible por algunos expertos hoy en día. Apolos era un judío de Alejandría que aparece en los Hechos de los apóstoles y en la Primera epístola a los corintios. Se sabe que era un gran orador y que citaba mucho el Antiguo Testamento en sus enseñanzas.
¿Cuándo se escribió la Epístola a los Hebreos?
La fecha exacta de escritura de la epístola no se conoce con precisión, pero la mayoría de los expertos coinciden en que fue compuesta en la segunda mitad del siglo I. Algunos creen que fue entre los años 60 y 65, mientras que otros la sitúan más tarde, entre el 80 y el 90.
Pistas sobre la fecha
Se cree que el autor de la Primera epístola de Clemente usó la Epístola a los Hebreos. Si esto es cierto, significa que Hebreos fue escrita antes de la Primera epístola de Clemente, que la mayoría de los expertos datan alrededor del año 95.
Hay razones para pensar que fue escrita antes de la destrucción del Templo de Jerusalén, que ocurrió en el año 70. Si el Templo ya hubiera sido destruido, el autor podría haber usado este hecho para argumentar que los antiguos sacrificios ya no eran necesarios. En el libro, se dice que los sacrificios se siguen celebrando anualmente, usando el tiempo presente:
[La Ley mosaica] no puede nunca, mediante unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, dar la perfección a quienes se acercan a ellos. De otro modo, ¿no habrían cesado de ofrecerlos, al no tener ya conciencia de pecado los que ofrecen ese culto, una vez purificados? Al contrario, con ellos se renueva cada año el recuerdo de los pecados, pues es imposible que la sangre de toros y cabras borre los pecados.Hebreos 10:1-4
Además, en otro pasaje, se dice que la antigua alianza está "a punto de desaparecer", no que ya haya desaparecido. Sin embargo, algunos autores han interpretado una frase como una pequeña alusión a la destrucción del Templo:
De esa manera daba a entender el Espíritu Santo que aún no estaba abierto el camino del santuario mientras subsistiera la primera Tienda.Hebreos 9:8
Aun así, algunos escritores cristianos y judíos posteriores a la destrucción del Templo usaron el tiempo presente para describir el culto que se realizaba allí.
Conclusión sobre la fecha
No hay un acuerdo total sobre la fecha. La Enciclopedia Católica sugiere entre los años 62 y 67, o incluso más específicamente, finales del 64 o principios del 65. Otros expertos dan fechas que van desde antes del año 70 hasta los años 80 o 90.
¿Qué tipo de escrito es?
Aunque parece una carta, los expertos dudan que lo sea realmente. Le falta la introducción típica de las cartas del Nuevo Testamento, donde se identifica al remitente y a los destinatarios. Tampoco hay muchas referencias personales que la hagan parecer una carta verdadera. Es cierto que algunos de los últimos versículos (Hebreos) tienen forma de carta, pero se cree que fueron añadidos después.
La mayoría de los expertos hoy en día consideran que es más bien una homilía, es decir, un sermón o discurso destinado a ser leído en voz alta a los creyentes. Esto se deduce de que en los versículos finales el texto se describe como una "exhortación" (Hebreos), un término que se usaba para discursos.
El uso frecuente de palabras relacionadas con el lenguaje hablado, como "decir", "hablar", "palabra" o "discurso", también sugiere que estaba pensada para ser escuchada. Es posible que la homilía fuera escrita y enviada a una o más iglesias, lo que explicaría las características de carta en los últimos versículos.
¿A quién iba dirigida?
Los expertos bíblicos están de acuerdo en que el título "A los hebreos" no era el original. Fue añadido más tarde por copistas que pensaron que los destinatarios eran hebreos (judíos convertidos al cristianismo), porque uno de los temas principales del libro es la importancia del culto judío según el Antiguo Testamento.
Los destinatarios eran sin duda cristianos, y llevaban siéndolo desde hacía tiempo (Hebreos). No se puede saber con seguridad si eran cristianos de origen judío, pero sí parece que eran comunidades donde la influencia de los judeocristianos era fuerte (Hebreos). Por ejemplo, el autor usa la palabra griega "laos" (pueblo), que se refiere al pueblo de Israel, y no "ethnoi" (gentiles). También usa mucho el Antiguo Testamento y las referencias a la Alianza de Dios con Israel. Sin embargo, el Antiguo Testamento era sagrado para todos los cristianos, así que esto no es una prueba definitiva.
Se cree que no eran los cristianos de Jerusalén, porque el autor dice que habían sido generosos ayudando a los pobres (Hebreos), y la comunidad de Jerusalén era conocida por ser muy pobre.
Parece que el propósito del libro era animar a la comunidad, que había perdido parte de su entusiasmo inicial. Esto se notaba en su descuido (Hebreos) y en que no asistían a las reuniones (Hebreos). El autor advierte que esta falta de interés podría llevarlos a abandonar su fe, pero que con fe y esperanza podrían recuperar su amor inicial (Hebreos). Es posible que estuvieran pasando por un tiempo de dificultades (Hebreos), aunque sus problemas también podrían ser internos.
¿Cómo está organizada la Epístola a los Hebreos?
Según el experto Antonio Piñero, la obra tiene una estructura sencilla de dos partes que se repiten cuatro veces: una parte de explicación de ideas importantes (teológica) y una parte de consejos morales (exhortación). El autor quería dar consejos, pero también quería que sus palabras tuvieran una base sólida y convincente.
- La primera parte de explicación (1,1-3,6) habla de cómo Jesús es superior a los ángeles y a Moisés. Le sigue una parte de consejos (3,7-4,11) que advierte contra la falta de fe.
- Luego viene una segunda explicación (4,12-5,10) que presenta a Jesús como el sumo sacerdote. La parte de consejos (5,11-6,20) insiste en la necesidad de entender mejor a Jesús y advierte sobre el peligro de abandonar la fe.
- La tercera explicación (7,1-10,18) es la más larga. Su idea principal es que el sacerdocio de Jesús es mejor que el antiguo sacerdocio. La parte de consejos (10,19-10,39) destaca la importancia de la fe y vuelve a advertir sobre abandonar la fe.
- En la cuarta explicación (11,1-11,40), Jesús es presentado como el ejemplo perfecto de fe, y se mencionan muchas figuras del Antiguo Testamento que también tuvieron fe. La parte de consejos (12,1-28) invita a seguir el ejemplo de Cristo y a mantener la fe a pesar de las dificultades.
- El texto termina con un apéndice (13,1-25).
El libro contiene muchas referencias al Antiguo Testamento, especialmente a la Biblia de los Setenta, y también a casi todas las cartas de Pablo.
Contenido principal del texto (1,1-13,17)
El Hijo, superior a los ángeles (1,1-4,11)
- Primera explicación teológica (1,1-3,6). El libro comienza con una introducción solemne (Hebreos 1:1-4). El autor explica que la revelación de Dios a través de su Hijo es superior a la antigua revelación de los profetas. Dice que el Hijo es el "resplandor de su gloria" y que, después de limpiar los pecados, se sentó a la derecha de Dios, siendo superior a los ángeles. En 1,5-14, el autor usa varias citas de las Escrituras, especialmente de los Salmos, para demostrar que el Hijo es superior a los ángeles. En 2,1-4, aconseja a sus oyentes que no sean descuidados. Luego, explica (2,5-9) que el mundo futuro no fue puesto bajo el control de los ángeles, sino de Jesús, quien es Dios hecho hombre. Aunque Jesús dejó su posición divina para hacerse siervo (Filipenses 2), después de sufrir y morir, fue coronado con gloria. En 2,10-18, el autor explica que Jesús fue perfeccionado a través del sufrimiento. Añade que Jesús no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres, citando textos de los Salmos y de Isaías. Se destaca la humanidad completa de Jesús, quien es presentado por primera vez como sumo sacerdote (Heb 2,17). En 3,1-6, se compara a Jesús con Moisés: Moisés fue fiel a Dios como un servidor, pero Cristo lo fue como el Hijo único.
- Consejo moral (3,7-4,11). El autor advierte a sus oyentes sobre el peligro de la falta de fe. Para ello, usa un texto del Salmo 95,7-11, que habla de la estancia de los israelitas en el desierto. Menciona que algunos israelitas fueron castigados por no creer y no pudieron entrar en la tierra prometida. En la segunda parte de su consejo (4,1-4,11), explica que la fe firme es necesaria para entrar en el "descanso de Dios", que se relaciona con el descanso del sábado en el relato de la creación (Gn 2,2).
Jesús, sumo sacerdote (4,12-6,20)
- Segunda explicación teológica (4,12-5,10). En 4,12-14, se alaba la palabra de Dios, comparándola con una espada de dos filos que todo lo penetra. En 4,14, se retoma la idea de Jesús como sumo sacerdote. Como Jesús es sumo sacerdote, puede entender las debilidades humanas; por eso, se debe confiar en su misericordia (4,15-16). El sumo sacerdote, cuyo modelo en el Antiguo Testamento es Aarón, debe ser un hombre y su función es ofrecer regalos y sacrificios por los pecados (5,1). Él comprende a los hombres porque, siendo humano, comparte sus debilidades (5,2), y no toma esta dignidad por sí mismo, sino que es llamado por Dios (5,3). El autor argumenta que Cristo fue nombrado sumo sacerdote por Dios, basándose en citas de los Salmos (Sal 2,7; 110,4). Para ello, pasó por un proceso de "formación sacerdotal" a través de la oración y sus sufrimientos. Ahora, elevado a la perfección, es fuente de vida eterna (5,9) y ha sido hecho sumo sacerdote "a la manera de Melquisedec" (5,10).
- Consejo moral (5,11-6,20). El autor anima a sus oyentes a crecer como cristianos. Distingue entre una enseñanza básica, que compara con la leche para bebés, y una enseñanza más profunda ("alimento sólido"). Antes de hablar del tema principal de su sermón, menciona brevemente los puntos clave de la enseñanza cristiana. Luego les advierte sobre el peligro de abandonar la fe (6,4-8) con un tono muy serio, y los anima a perseverar para recibir las promesas. Como ejemplo de perseverancia, presenta a Abraham.
La perfección del sacerdocio de Cristo (7,1-10,39)
- Tercera explicación teológica (7,1-10,18). En 7,1-10, el autor habla de Melquisedec, un personaje misterioso mencionado en el Libro del Génesis (Gn 14,17-20). Se le llama "sacerdote del Dios Altísimo" sin mencionar su familia, lo que sugiere que su sacerdocio es eterno. El autor argumenta que Melquisedec es superior a Abraham y, por lo tanto, a Leví y a los sacerdotes levitas, ya que Abraham le dio a Melquisedec una parte de su botín (cf. Gn 14,20). En 7,11-19, basándose en esto y en Sal 110,4, argumenta la superioridad del sacerdocio de Cristo. Este sacerdocio es "a la manera de Melquisedec", lo que significa que no se basa en la herencia familiar, sino en una "vida indestructible" (7,16). Cristo no es sacerdote por su origen (ya que era de la tribu de Judá), sino que su sacerdocio es superior al sacerdocio tradicional del judaísmo, que se basaba en la herencia de la tribu de Leví. Este nuevo sacerdocio significa que la antigua Ley ya no es necesaria. La superioridad del sacerdocio de Melquisedec se debe a que "permanece para la eternidad" (7.24) y fue establecido con un juramento (cf. Sal 110,4). El sacerdocio de Cristo es también superior porque no necesita ofrecer sacrificios cada día; él hizo un solo sacrificio, ofreciéndose a sí mismo (7,27).
Luego (8,1-13), el autor compara el antiguo culto con el nuevo culto establecido por Cristo, el nuevo sumo sacerdote. El culto según la Ley judía se realiza en "lo que es sombra y figura de realidades celestiales" (8,5), porque Moisés construyó el tabernáculo ("la Tienda") siguiendo un modelo que Dios le mostró (cf. Ex 25,40). La antigua alianza es imperfecta, y para demostrarlo, el autor cita extensamente el Libro de Jeremías (Jr 31,31-34), donde Dios anuncia una nueva alianza a Israel. El autor concluye que:
:
Al decir nueva, declaró antigua la primera; y lo antiguo y viejo está a punto de desaparecer.
En 9,1-14, el autor describe el culto, pero no como se hacía en el Templo de Jerusalén, sino como se realizaba en el desierto, antes de que los israelitas llegaran a la tierra prometida (cf. Ex 25-26; Nm 17-18; Lv 26). Nombra las diferentes partes de la Tienda (el Santo y el Santo de los Santos, donde se guardaba el arca de la alianza); y explica que en el Santo de los Santos solo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año para ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo. Estos sacrificios, según el autor, no eran suficientes y no podían cambiar el interior del hombre. Cristo, en cambio, entró una sola vez en el santuario para lograr una liberación definitiva del pecado. La explicación continúa en 9,15-28: Cristo es el mediador de una nueva alianza, que, como la primera, fue establecida con sangre (9,18-23). Pero Cristo no entró en un santuario que fuera una copia del verdadero, sino en el mismo cielo, y realizó su sacrificio una sola vez. Él aparecerá una segunda vez para salvar a quienes lo esperan.
En 10,1-18, se presenta la conclusión de lo anterior. Los sacrificios anuales de la Ley judía no son efectivos, "pues es imposible que la sangre de toros y cabras borre los pecados" (10,4). Para apoyar esta idea, cita y comenta Sal 40,7-9. Mientras que los sacerdotes judíos deben repetir los sacrificios cada año, Cristo "mediante una sola ofrenda ha llevado a la perfección a los que son santificados" (10,14), y ahora está sentado a la derecha de Dios. Su sacrificio perfecto ha logrado el perdón definitivo de los pecados; cita a Jeremías (Jr 31,33-34) para probar que esta nueva alianza, sellada con el sacrificio de Cristo, es la alianza final.
- Consejo moral (10,19-39). El autor resume la nueva situación para el creyente gracias al sacrificio de Cristo: ahora se tiene acceso completo a Dios. El requisito no es cumplir ciertos ritos, sino tener fe en Jesús. Por eso, el autor advierte seriamente a sus oyentes sobre el peligro de abandonar la fe (Heb 10, 26-31), destacando la severidad del castigo para quienes renuncien a su fe. Les recuerda que en el pasado sufrieron persecución y los anima de nuevo a no perder la fe.
La fe perseverante (11,1-12,28)
- Cuarta explicación teológica (11,1-11,40). El autor comienza definiendo la fe (11,1) y la ilustra con ejemplos del Antiguo Testamento: Abel (cf. Gn 4); Henoc (cf. Gn 5,22-24), Noé (cf. Gn 6,8-22); Abraham (cf. Gn 12,1-4; 23,4; 26,3;35,12); y su esposa Sara (cf. Gn 17,19; 22,17). Todos estos personajes murieron con fe, sin haber visto cumplidas sus esperanzas, como "peregrinos y extranjeros sobre la tierra" (11,13), buscando una patria celestial. El autor continúa citando más ejemplos bíblicos: el sacrificio de Isaac (cf. Gn 22,1-14), las historias de los patriarcas Isaac (cf. Gn 27), Jacob (cf. Gn 47-48), José (cf. Gn 50); Moisés (cf. Ex 2; 12; 14); y dos pasajes del Libro de Josué: la caída de los muros de Jericó y la historia de Rahab (cf. Jos 6). Menciona brevemente (11,32-39) a muchos otros personajes bíblicos, como Gedeón, Barac, Jefté, David, Samuel y los profetas, como ejemplos de fe.
- Consejo moral (12,1-12,28). Toda esa "nube de testigos" (12,1) mencionados antes, y, sobre todo, Jesús, son los ejemplos que los creyentes deben seguir para no desanimarse en su fe. El autor les reprocha haber olvidado el consejo de Proverbios 10,11-12, que dice que los sufrimientos son enviados por Dios para corregir a los hombres, como un padre hace con sus hijos. Otro texto de Proverbios (Pr 4,26) llama a "enderezar los caminos", lo que para el autor significa amar tanto al prójimo como a Dios. Advierte contra las personas que pueden dañar y destruir a toda la comunidad (12,16). Finalmente, compara la experiencia de los israelitas en el desierto (cfr. Éxodo) con la que viven los cristianos, quienes, por la gracia, han recibido un "reino inquebrantable" (12,28). De nuevo, repite lo terrible que será el castigo para quienes se aparten de la fe.
Apéndice y conclusión (13,1-25)
Recomendaciones (13,1-19)
El autor da una serie de consejos para vivir de acuerdo con el amor cristiano: ser hospitalarios (13,2), ser solidarios con los prisioneros y los maltratados (13,3), respetar el matrimonio (13,4), evitar la avaricia (13,5-6), obedecer a los líderes de la iglesia (13,7-8) y rechazar "doctrinas diferentes y extrañas" (13,9). Retomando ideas anteriores, vuelve a alabar la nueva alianza en comparación con la antigua: los sacrificios que ahora agradan a Dios son "la ayuda a los demás y el compartir los bienes".
Conclusión del sermón (13,20-21)
La homilía termina con estos dos versículos (lo que sigue parece ser un añadido posterior). El autor expresa su deseo de que Dios ("el Dios de la paz que levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas en virtud de la sangre de una alianza eterna, a Jesús señor nuestro"), les dé todo lo bueno para que puedan cumplir su voluntad.
Palabras de despedida (13,22-25)
Estos últimos versículos se consideran un añadido posterior. Son breves palabras en las que se recomienda la obra a una comunidad, quizás diferente de aquella para la que fue escrita originalmente. En primera persona, el autor informa que "nuestro hermano Timoteo se ha marchado", y que, "si viene pronto, iré con él a veros". Envía saludos a la comunidad, no solo de él mismo, sino también de "los de Italia", y se despide con la frase "La gracia esté con vosotros". Este pasaje recuerda a las cartas de Pablo, tanto por su estilo como por su vocabulario.
Estilo y vocabulario
La mayoría de los expertos bíblicos coinciden en que la carta no fue escrita por Pablo de Tarso, no solo por su contenido, sino también por su estilo y vocabulario. El texto se parece más al estilo y vocabulario de los escritos atribuidos a Lucas (el Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles), que a las cartas de Pablo. Sin embargo, las similitudes no son tan claras como para asegurar que Lucas fue el autor.
El estilo de la Epístola a los Hebreos es más cuidado y elegante que el de las cartas de Pablo, como ya notó Orígenes. Utiliza construcciones de participio más complejas y usa las preposiciones y conjunciones de manera diferente. En cuanto al vocabulario, en Hebreos hay 154 hapax legomena, es decir, palabras que no aparecen en ningún otro libro del Nuevo Testamento. Esto es importante, pero no es una prueba definitiva contra la autoría de Pablo (otras cartas atribuidas a Pablo, como Romanos o 1 Corintios, también contienen muchas palabras únicas).
Por otro lado, en el texto también hay muchos términos comunes en los escritos de Pablo, aunque faltan otros muy importantes. Por ejemplo, la forma habitual de Pablo de referirse a Jesús de Nazaret, "Cristo Jesús", no se usa en Hebreos. En su lugar, se usa "el Hijo", que no aparece en las cartas de Pablo, o simplemente "Jesús", lo cual también es raro en Pablo. Además, en Hebreos, Dios nunca es llamado simplemente "Padre", como en las cartas de Pablo (excepto en una cita de los Salmos y en la frase "padre de los espíritus", en Heb 12, 9). Muchas otras palabras y frases comunes en los escritos de Pablo no se encuentran en Hebreos.
Véase también
En inglés: Epistle to the Hebrews Facts for Kids