Doctrina del destino manifiesto para niños
El destino manifiesto fue una idea muy importante en la historia de Estados Unidos durante el siglo XIX. Se basaba en la creencia de que este país tenía un propósito especial y estaba destinado a crecer y expandirse por todo el continente de América del Norte, desde el Océano Atlántico hasta el Océano Pacífico.
Esta idea influyó en decisiones importantes, como el conflicto entre Estados Unidos y México (1846-1848), que llevó a la anexión de grandes territorios como Texas, California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y Colorado. También se usó para justificar el conflicto hispano-estadounidense (1898), que resultó en la toma de Puerto Rico y la influencia sobre Cuba y las Filipinas. Los que apoyaban esta idea pensaban que la expansión no solo era buena, sino que era algo claro y seguro, como si fuera un plan divino.

Contenido
Destino Manifiesto: La Idea de Expansión de Estados Unidos
El concepto del Destino Manifiesto es clave para entender cómo Estados Unidos creció y se convirtió en el país que es hoy. Esta idea no solo se trataba de adquirir tierras, sino también de la creencia de que Estados Unidos tenía una misión especial en el mundo.
¿Qué es el Destino Manifiesto?
El Destino Manifiesto era una doctrina que afirmaba que Estados Unidos estaba destinado a expandirse por todo el continente norteamericano. Sus seguidores creían que esta expansión era inevitable y justa, ya que consideraban que su nación era "elegida" para llevar la libertad y el autogobierno a otros lugares.
¿Cómo Nació esta Idea?
Las raíces de esta idea se encuentran en los primeros colonos que llegaron a América desde Inglaterra y Escocia. Muchos de ellos eran protestantes y puritanos, y creían que tenían un propósito especial en la nueva tierra.
Un ministro puritano llamado John Cotton dijo en 1630 que una nación podía expandirse si los habitantes originales actuaban de forma injusta, o si había un "diseño especial del cielo". Esta idea sentó las bases para futuras justificaciones de la expansión.
John L. O'Sullivan y la Frase
La frase "destino manifiesto" fue usada por primera vez por el periodista John L. O'Sullivan en 1845. En un artículo, O'Sullivan escribió que era el destino de Estados Unidos "extenderse por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia". Él creía que esto era necesario para el desarrollo de la libertad y el autogobierno.
Más tarde, en diciembre de 1845, O'Sullivan volvió a usar la frase al hablar de la disputa con Gran Bretaña por el territorio de Oregón. Argumentó que Estados Unidos tenía el derecho de poseer todo el continente que la Providencia le había dado para cumplir su gran misión de libertad.
¿Cómo se Usó el Destino Manifiesto?
El historiador William E. Weeks ha señalado que los defensores del Destino Manifiesto usaban tres ideas principales:
- La creencia en la bondad de las instituciones y los ciudadanos de Estados Unidos.
- La misión de extender estas instituciones para que el mundo se pareciera más a Estados Unidos.
- La idea de que Dios había encomendado a Estados Unidos esta misión.
El presidente Abraham Lincoln expresó una idea similar al describir a Estados Unidos como "la última y mejor esperanza sobre la faz de la Tierra".
Expansión Territorial en el Siglo XIX
Basándose en esta idea, Estados Unidos anexó Texas en 1845 y California en 1848. También invadió México en 1846, en lo que se conoce como el conflicto entre Estados Unidos y México. Como resultado, Estados Unidos obtuvo grandes territorios que hoy son Colorado, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma. En total, fueron más de 2 millones de kilómetros cuadrados, lo que representaba el 55% del territorio mexicano de aquel entonces. A cambio, Estados Unidos pagó 15 millones de dólares.
La idea del Destino Manifiesto se usó muchas veces más para justificar otras intervenciones militares.
Influencia en el Siglo XX
La frase resurgió en la década de 1890, especialmente entre los Republicanos, para justificar la expansión de Estados Unidos fuera de América del Norte. También fue importante para la política exterior de Estados Unidos a principios del siglo XX. Algunos expertos creen que la idea de una "misión" estadounidense para promover la democracia en el mundo sigue influyendo en la política del país.
Un ejemplo claro de esta influencia se ve en la declaración del presidente Theodore Roosevelt en 1904. Él dijo que si una nación no mantenía el orden o no respetaba sus obligaciones, Estados Unidos podría intervenir para mantener la paz, especialmente en el hemisferio occidental, siguiendo la Doctrina Monroe ("América para los americanos").
El presidente Woodrow Wilson continuó con la política de intervención en América e intentó darle un significado global al Destino Manifiesto. Llevó a Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial diciendo que "El mundo debe hacerse seguro para la democracia". En 1920, Wilson declaró que era el "destino manifiesto" de Estados Unidos hacer que el espíritu de la democracia prevaleciera en el mundo.
La visión de Wilson no era tanto de expansión territorial, sino de que Estados Unidos fuera un líder mundial en la causa de la democracia. Esta idea de Estados Unidos como líder del "mundo libre" se hizo más fuerte después de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, durante el conflicto de Vietnam, la idea de que Estados Unidos era un pueblo diferente con ideales más elevados se vio afectada. Algunas publicaciones sugieren que este conflicto marcó el fin de esta forma de pensar.
Ideas Similares en Otros Países
Otros países y gobiernos han tenido ideas parecidas al Destino Manifiesto, como la Marcha hacia el Oeste de Brasil, que buscaba la expansión interna del país.
Consecuencias en Latinoamérica
El Destino Manifiesto tuvo un gran impacto en Latinoamérica. Estados Unidos intervino militarmente en varios países:
- En Puerto Rico en 1824.
- En México en 1845 y 1847.
- En Nicaragua en 1857 y 1860.
- En Panamá en 1860.
Debido a estas intervenciones, en 1847, los gobiernos de Chile, Bolivia, Ecuador, Nueva Granada (Colombia) y Perú se reunieron en Lima para discutir la situación.
En 1898, después de vencer a las tropas españolas, Estados Unidos tomó Puerto Rico. Mediante el Tratado de París de 1898, España también renunció a Cuba y a las Filipinas.
Bajo la presión de la ocupación militar, Cuba tuvo que añadir un anexo a su Constitución, la Enmienda Platt, en 1901. Esta enmienda permitía a Estados Unidos intervenir en Cuba para "preservar la independencia cubana" y proteger la vida y las propiedades. También obligaba a Cuba a vender o alquilar a Estados Unidos el territorio necesario para bases navales, como la base de Guantánamo. Estados Unidos intervino militarmente en Cuba en 1906, 1912 y 1917.
A principios del siglo XX, las fuerzas armadas estadounidenses desembarcaron en México, Guatemala, Nicaragua, Colombia y Ecuador. El presidente William Taft declaró en 1912: "El hemisferio todo nos pertenecerá, como de hecho, ya nos pertenece moralmente, por la virtud de la superioridad de nuestra raza".
El Tratado Hay-Bunau Varilla concedió a Estados Unidos el uso permanente del Canal de Panamá y una zona de ocho kilómetros a cada lado, así como la soberanía total sobre esta área.
En Nicaragua, Estados Unidos intervino militarmente en 1912 para vencer la resistencia de los liberales que se oponían a un préstamo que implicaba el control financiero estadounidense. El presidente Adolfo Díaz aceptó el préstamo, entregando los ingresos de aduanas como garantía y permitiendo un supervisor estadounidense. Esto llevó a la instalación de una guarnición estadounidense en Managua que permaneció por trece años.
En Honduras, Estados Unidos intervino en 1903, 1905, 1919 y 1924 para "restablecer el orden". En Haití, el almirante William B. Caperton impuso un acuerdo que ponía la administración civil y militar, las finanzas y las aduanas en manos de los estadounidenses. También se impuso la ley marcial en República Dominicana, donde un acuerdo de 1907 permitía a Estados Unidos administrar las aduanas.
En 1934, el presidente Franklin D. Roosevelt cambió esta política por la de "buena vecindad". Aunque se reafirmó la soberanía de cada país, Estados Unidos había logrado establecer gobiernos autoritarios estables en la región, con el apoyo de las fuerzas armadas locales, que favorecían sus intereses. Esta política de "buena vecindad" se tradujo en el apoyo a líderes como Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, Jorge Ubico en Guatemala, Tiburcio Carias en Honduras, Fulgencio Batista en Cuba, y la dinastía de los Somoza en Nicaragua.
¿Todos Estaban de Acuerdo con el Destino Manifiesto?
No todos en Estados Unidos estaban de acuerdo con la idea del Destino Manifiesto. Había diferencias sobre los objetivos y las consecuencias de la expansión.
Los estados del noreste, en su mayoría, creían que Estados Unidos debía llevar su concepto de "civilización" por todo el continente mediante la expansión. También veían la expansión como una forma de acceder a nuevos mercados y competir mejor con los británicos, especialmente con puertos en el Pacífico para el comercio con Asia.
Los estados del sur querían expandir la esclavitud. Creían que nuevos estados con esclavitud fortalecerían su poder en Washington y ayudarían a manejar el crecimiento de la población de esclavos.
Este desacuerdo entre el norte y el sur se hizo evidente con la entrada de Texas en la Unión y fue una de las causas principales de la futura Guerra de Secesión.
También había grupos políticos que pensaban que una expansión territorial demasiado grande sería peligrosa. Creían que sería difícil aplicar su sistema político y formar una nación unida en un territorio tan extenso. Esta posición la defendían algunos líderes de los Whigs y algunos Demócratas-republicanos que, aunque eran expansionistas, discutían sobre cuánto territorio debía adquirirse.
Otro punto de discusión era el uso de la fuerza. Algunos líderes, como James K. Polk, no dudaban en anexar la mayor cantidad de territorio posible, incluso si eso significaba iniciar conflictos con otras naciones. Otros se oponían al uso de la fuerza, creyendo que los beneficios de su sistema serían suficientes para que los territorios se unieran voluntariamente.
Se puede decir que los propios partidarios del "destino manifiesto" eran un grupo diverso con diferentes intereses.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Manifest Destiny Facts for Kids