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Casta divina para niños

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Casta divina es un nombre que se usó en el estado de Yucatán, en México, para referirse con un poco de burla a un grupo de personas muy ricas y poderosas. Este grupo estaba formado por descendientes de españoles nacidos en América, que se hicieron muy fuertes a principios del siglo XIX y durante la Guerra de Castas.

Este término tiene un significado histórico y se refiere a eventos, personas y situaciones políticas y sociales que ocurrieron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Esto sucedió en el contexto de la Guerra de Castas, el Porfiriato (una época en México) y la Revolución mexicana en Yucatán.

Se cree que el general Salvador Alvarado, quien fue gobernador de Yucatán de 1915 a 1917, fue quien popularizó este nombre. Sin embargo, algunos historiadores dicen que el término ya se usaba desde finales del siglo XIX para describir a la élite más poderosa de Yucatán. Este grupo controlaba casi todo el negocio del henequén, una planta muy importante para la economía de la región en ese tiempo.

¿Quiénes formaban la Casta Divina?

El auge del henequén y las familias poderosas

A mediados del siglo XIX, un hombre llamado Eusebio Escalante Castillo, con ayuda de una empresa de Estados Unidos, logró desarrollar la Industria henequenera en Yucatán. Este negocio se volvió muy exitoso, exportando materias primas a países de Europa y América del Norte.

Muchas familias tradicionales de hacendados (dueños de grandes fincas), algunas de ellas importantes desde la época de la colonia, siguieron el ejemplo de Escalante. Concentraron la producción de sus tierras en el henequén para exportarlo. Entre estas familias estaban los Cámara, Peón, Vales, Castillo, Ponce, Regil, Barbachano, Arrigunaga, Palomeque y Zavala.

A principios del siglo XX, se decía que la industria del henequén había creado más millonarios en Mérida que en cualquier otro lugar del mundo. Además del henequén, otras materias primas como el azúcar, el caucho y el chicle también crecieron. Toda esta riqueza se concentró en un pequeño grupo de familias, todas de origen criollo y con lazos familiares entre sí.

A este grupo se le conocía con varios nombres. El escritor John Kenneth Turner los llamó los “cincuenta reyes del henequén”, y Salvador Alvarado los llamó la “casta divina”.

Un historiador llamado Quezada explicó que: “Entre 1880 y 1915, en Yucatán había cerca de 1000 haciendas de henequén. Unas 850 tenían máquinas para procesar la planta, y eran propiedad de unas 400 familias. Pero un grupo de solo 20 o 30 familias, que eran dueñas de la mayor parte de la tierra, producían el 50% del henequén. También controlaban casi el 90% de su comercio y dirigían la política de la región. En otras palabras, formaban un grupo muy poderoso. Entre los más importantes estaban Eusebio Escalante Castillo, Eusebio Escalante Bates, Carlos Peón Machado, Pedro Peón Contreras, Leandro León Ayala, Raymundo Cámara Luján, José María Ponce Solís, Enrique Muñoz Arístegui, Olegario Molina Solís y Avelino Montes.”

Muchos de estos hacendados apoyaban al partido conservador, no al grupo del gobernador Olegario Molina Solís, que era liberal.

Cambios políticos y económicos

En 1902, después de la Guerra de Castas, el presidente Porfirio Díaz usó su poder para evitar que Francisco Cantón Rosado (conservador) fuera gobernador de Yucatán. En su lugar, apoyó a Olegario Molina (liberal). Ese mismo año, el general Díaz también separó el territorio de Quintana Roo de Yucatán, a pesar de las protestas. Francisco Cantón se retiró de la vida pública y vendió sus negocios a Eusebio Escalante Castillo.

El principal competidor de los Escalante era Olegario Molina Solís. Él era un abogado e ingeniero que, aunque no venía de las familias más antiguas y ricas de Yucatán, logró acumular una gran fortuna gracias a su cercanía con el gobierno de Porfirio Díaz. Junto con su yerno, Avelino Montes, Molina construyó un gran negocio.

Molina Solís se aprovechó de una crisis económica en 1907 que afectó a los Escalante. Así, se convirtió en el principal exportador de henequén, aunque en realidad trabajaba como agente para una gran empresa estadounidense llamada International Harvester Company.

Kenneth Turner describió a Olegario Molina como el líder más importante de Yucatán: “El principal de los reyes del henequén de Yucatán es Olegario Molina, exgobernador y secretario de Fomento de México. Sus propiedades en Yucatán y Quintana Roo suman más de 6 millones de hectáreas: un pequeño reino. Los 50 reyes del henequén viven en palacios lujosos en Mérida y muchos tienen casas en otros países. Viajan mucho, hablan varios idiomas y sus familias son muy cultas. Toda Mérida, todo Yucatán y toda la península dependen de estos 50 reyes del henequén. Por supuesto, controlan la política de su estado para su propio beneficio.”

Debido al gran poder de Molina, varios hacendados de las familias tradicionales tuvieron que unirse para enfrentar su influencia, que amenazaba con controlar toda la vida política y económica del estado.

La historiadora Dulce María Sauri explica que: “En esos años, el objetivo principal de la unión entre los hacendados del henequén era defenderse del grupo liderado por Olegario Molina y su yerno Avelino Montes. Los obstáculos eran enormes, porque Olegario Molina no solo tenía poder económico, sino también político, ya que seguía influyendo a través de quien lo sucedió en el gobierno del estado cuando él fue nombrado ministro en el gabinete de Porfirio Díaz en 1906. Por esta razón, las diferentes asociaciones de hacendados de henequén se mantuvieron distantes de las autoridades del gobierno, tanto locales como federales.”

Sauri también menciona que: “La relación de estos hacendados con el gobierno cambió con la revolución maderista y con la llegada de José María Pino Suárez al gobierno de Yucatán en 1911… de este grupo surgiría el gobernador Nicolás Cámara Vales.”

El gobierno de Nicolás Cámara Vales creó la Comisión Reguladora del Mercado del Henequén en 1912. Esto buscaba regular los precios y permitir que más hacendados tuvieran acceso al mercado, reduciendo el control de la International Harvester y de Molina-Montes. Sin embargo, en febrero de 1913, el gobierno de Madero fue derrocado en un golpe de Estado. El gobernador Cámara Vales fue obligado a renunciar. Durante este tiempo, aunque estaba fuera del país, Olegario Molina seguía controlando la política y la economía de Yucatán a través de otras personas.

La llegada de Salvador Alvarado

En 1915, el régimen que había derrocado a Madero cayó. Venustiano Carranza, líder del Ejército Constitucionalista, envió al general Salvador Alvarado a Mérida. Su misión era aplicar los principios de la revolución mexicana en la península de Yucatán.

Alvarado encontró una situación política y social muy difícil. Gran parte de la sociedad yucateca vivía bajo el control de un grupo poderoso de comerciantes, industriales y terratenientes. Este grupo dominaba no solo la industria henequenera, que era la actividad económica principal, sino casi todas las actividades productivas importantes del estado.

Sauri y José Luis Sierra Villarreal, en su libro La Casta Divina, por dentro y por fuera, explican: “Antes de que la Revolución llegara a Yucatán, un pequeño grupo de personas controlaba la economía del Estado. Trabajaban junto con grandes empresas extranjeras, cuyo representante, Avelino Montes (yerno y socio de Olegario Molina), era el verdadero dueño del Estado, en acuerdo con unos pocos grandes productores de henequén. Ese grupo liderado por Montes dominaba el gobierno, los bancos, los ferrocarriles, la educación, la ayuda social, la iglesia y hasta las fiestas de sociedad. Quien no pertenecía a la CASTA estaba excluido de todo. ‘No se movía la hoja del árbol’ sin la voluntad de la CASTA. A cambio de apoyo y dinero a los gobiernos, los hacendados solo pedían protección para mantener la servidumbre en las haciendas de Yucatán. REACCIONARIOS, CASTA PRIVILEGIADA y CASTA DIVINA (Salvador Alvarado usó mayúsculas para referirse a este grupo) fueron los nombres que el militar aplicó a los miembros de esta élite que controlaba la sociedad yucateca. Destruir su poder fue un objetivo clave para el general revolucionario.”

El general Alvarado quiso acabar con el dominio de la Casta Divina no solo en la política y la economía, sino también en la sociedad. Los lugares donde este grupo se reunía incluían “El Liceo de Mérida”, “La Unión”, “La Lonja Meridiana”, el “Casino Español” y la “Beneficencia Española”. Estos lugares eran conocidos por su lujo y sus actividades ostentosas.

En el exclusivo local de La Lonja Meridiana se hacían bailes a los que solo podían entrar socios e invitados, todos ellos de piel clara. La gente común miraba desde la calle. Una noche de marzo de 1916, en los salones de La Lonja, se escucharon los bailes de siempre. Pero esta vez, en los pisos de mármol, resonaron las alpargatas de los mestizos (personas de origen indígena y español). Los espejos franceses no reflejaron la ropa y joyas de París, sino los trajes y rosarios de filigrana de las mujeres mestizas de Mérida. El general Alvarado debió ver con mucha satisfacción esa imagen del triunfo del pueblo mestizo sobre la élite. Los socios del Liceo de Mérida debieron ver con horror esa señal clara de los nuevos tiempos.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Divine Caste Facts for Kids

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