Alcibíades para niños
Datos para niños Alcibíades |
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Información personal | ||
Nombre en griego antiguo | Ἀλκιβιάδης | |
Nacimiento | c. 450 a. C. Antigua Atenas |
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Fallecimiento | 404 a. C. Frigia (Turquía) |
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Causa de muerte | Apuñalamiento | |
Familia | ||
Familia | Alcmeónidas | |
Padres | Clinias Dinómaca |
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Cónyuge | Hipareta | |
Pareja |
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Educación | ||
Alumno de | Sócrates | |
Información profesional | ||
Ocupación | Político, militar y oficial de ejército | |
Cargos ocupados |
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Rango militar | Estratego | |
Conflictos | Guerra del Peloponeso y Batalla de Potidea | |
Distinciones |
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Alcibíades Clinias Escambónidas (en griego: Ἀλκιβιάδης Κλεινίου Σκαμβωνίδης; c. 450-404 a. C.) fue un importante estadista, orador y strategos (general) de la Antigua Atenas. Era hijo de Clinias y miembro de una familia noble llamada los Alcmeónidas. Tuvo un papel muy importante en la segunda parte de la guerra del Peloponeso, siendo consejero, comandante y político.
Durante la guerra del Peloponeso, Alcibíades cambió de bando varias veces. Al principio, en Atenas, apoyó una política exterior fuerte y la expedición a Sicilia. Sin embargo, tuvo que huir a Esparta cuando sus enemigos lo acusaron de actos sacrílegos. En Esparta, fue un consejero militar clave, ayudando en campañas contra Atenas. Pero también allí se ganó enemigos, lo que lo obligó a irse a Persia. Allí aconsejó al líder persa Tisafernes hasta que sus amigos en Atenas lograron que regresara. Fue general por varios años más, pero sus enemigos lo exiliaron por segunda vez.
Muchos expertos creen que si Alcibíades hubiera liderado la expedición a Sicilia en lugar de Nicias, el resultado no habría sido tan desastroso. Cuando sirvió a Esparta, Alcibíades fue clave para debilitar a Atenas, ayudando a la captura de Decelia y a que algunas ciudades se rebelaran.
Sin embargo, al volver a Atenas, fue fundamental en una serie de victorias que hicieron que Esparta pidiera la paz, aunque Atenas la rechazó. Alcibíades usaba tácticas poco comunes, a menudo ganando ciudades por negociación o acuerdos, en lugar de por asedios.
Las habilidades militares y políticas de Alcibíades eran muy valiosas para quien contara con su apoyo. Pero su facilidad para hacer enemigos poderosos significó que nunca se quedara mucho tiempo en un mismo lugar. Cuando la guerra terminó, su influencia política ya era cosa del pasado.
Cronología de la vida de Alcibíades (450 a. C.-404 a. C.) |
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Contenido
Alcibíades: Un Líder Ateniense con Muchas Caras
Sus Primeros Años y Educación
Alcibíades era hijo de Clinias y Dinómaca. Su madre pertenecía a la influyente familia de los Alcmeónidas. Pericles, un famoso líder ateniense, era primo de su madre.
Se decía que su familia tenía raíces muy antiguas. Su abuelo, también llamado Alcibíades, fue amigo de Clístenes, un importante reformador del siglo VI a. C.
Cuando Clinias murió en la batalla de Coronea en el año 447 a. C., Pericles y su hermano Arifrón se hicieron cargo de Alcibíades como sus tutores.
Según Plutarco, Alcibíades tuvo maestros muy conocidos, como el filósofo Sócrates. Aprendió el arte de la retórica, que es el arte de hablar bien y persuadir. Varios escritores griegos mencionan que Alcibíades era un joven con un comportamiento a veces indisciplinado.
Alcibíades participó en la batalla de Potidea en el 432 a. C., donde Sócrates le salvó la vida. Años después, en la batalla de Delio en el 424 a. C., Alcibíades le devolvió el favor a Sócrates. Tenían una relación cercana, y Alcibíades admiraba y respetaba mucho a Sócrates.
Alcibíades se casó con Hipareta, hija de un ateniense muy rico llamado Hipónico II. Según Plutarco, Hipareta quería mucho a su esposo. Tuvieron dos hijos, una hija y un hijo llamado también Alcibíades.
Su Carrera Política: Ascenso y Caída
La Paz de Nicias y Nuevas Alianzas
Alcibíades se hizo más importante en la política cuando empezó a defender una política exterior más fuerte para Atenas. Esto fue después de la Paz de Nicias, un acuerdo de paz entre Esparta y Atenas a mitad de la guerra del Peloponeso.
Algunos historiadores creen que Alcibíades se sintió ofendido porque no lo incluyeron en las negociaciones de paz, ya que lo consideraban muy joven.
Hubo desacuerdos sobre cómo interpretar el tratado, y Esparta envió embajadores a Atenas para resolver los problemas. Alcibíades se reunió en secreto con ellos y les dijo que la asamblea ateniense era muy ambiciosa. Les aconsejó que no dijeran que tenían plenos poderes para negociar, y que él los ayudaría con los políticos atenienses.
Los embajadores aceptaron. Al día siguiente, en la asamblea, Alcibíades les preguntó qué poderes tenían, y ellos respondieron que no tenían plenos poderes. Esto contradecía lo que habían dicho antes. Alcibíades aprovechó para criticarlos y hacer que la gente desconfiara de ellos.
Este truco aumentó la fama de Alcibíades y avergonzó a Nicias, quien realmente quería la paz. Alcibíades fue nombrado general. Usó su poder para formar una alianza entre Argos, Mantinea, Elis y otros estados del Peloponeso que se sentían amenazados por Esparta. Aunque fue un plan ambicioso, esta alianza fue finalmente derrotada en la batalla de Mantinea.
Entre los años 416 y 415 a. C., hubo una disputa entre Hipérbolo, Nicias y Alcibíades. Hipérbolo intentó que uno de ellos fuera exiliado, pero Alcibíades y Nicias unieron fuerzas para lograr que Hipérbolo fuera el exiliado. Esto demostró que tanto Nicias como Alcibíades tenían muchos seguidores.
La Expedición a Sicilia: Un Gran Plan
En el 415 a. C., la ciudad siciliana de Segesta pidió ayuda a Atenas en su guerra contra Selinunte. La asamblea ateniense debatió la solicitud. Nicias se opuso fuertemente a la intervención, argumentando que sería muy costosa. También criticó a Alcibíades, quien era el principal defensor de la expedición.
Alcibíades, por su parte, argumentó que una campaña en Sicilia traería riquezas a Atenas y expandiría su imperio. Predijo que Atenas podría conseguir aliados en la región y dominar Siracusa, la ciudad más poderosa de Sicilia.
A pesar del entusiasmo de Alcibíades, fue Nicias quien propuso aumentar el tamaño de la flota de 60 a 140 barcos y las tropas a más de 5.000 soldados. La intención de Nicias era asustar a la asamblea con el alto costo, pero en lugar de eso, hizo que la expedición pareciera aún más deseable.
Contra sus propios deseos, Nicias fue nombrado general junto con Alcibíades y Lámaco. Los tres recibieron plenos poderes para defender los intereses de Atenas en Sicilia.
Una noche, antes de que la expedición partiera, las estatuas de Hermes (llamadas hermai) fueron dañadas en toda Atenas. Esto fue un gran escándalo religioso y un mal presagio. Los enemigos políticos de Alcibíades lo acusaron a él y a sus amigos de haber dañado las estatuas y de haber profanado ceremonias religiosas secretas.
Alcibíades pidió ser juzgado de inmediato para limpiar su nombre, pero su petición fue rechazada. La flota zarpó con los cargos aún sin resolver.
Problemas en Atenas y su Huida
Como Alcibíades había sospechado, su ausencia dio valor a sus enemigos. Lo acusaron de otros actos sacrílegos, diciendo que eran parte de un plan contra la democracia. Los atenienses, siempre temerosos de estas acusaciones, desconfiaron de él.
Cuando la flota llegó a Catana, un barco estatal esperaba para llevar a Alcibíades y a otros acusados de vuelta a Atenas para ser juzgados. Alcibíades dijo que los seguiría en su propio barco, pero en Turios escapó con su tripulación.
En Atenas, fue juzgado "en ausencia" y condenado a muerte. Sus propiedades fueron confiscadas y se ofreció una recompensa por su captura. Mientras tanto, la fuerza ateniense en Sicilia, después de algunas victorias iniciales, se dirigió a Mesina. Alcibíades, sabiendo que sería un fugitivo, dio información a los amigos de Siracusa en Mesina, impidiendo que los atenienses entraran.
Con la muerte de Lámaco en batalla poco después, la expedición siciliana quedó en manos de Nicias, a quien muchos consideran un líder militar poco adecuado.
Alcibíades en Esparta y Persia
Consejero de Esparta
Después de su huida, Alcibíades contactó a los espartanos. Les prometió ayudarlos más de lo que los había perjudicado como enemigo, si le daban refugio. Los espartanos aceptaron.
En el debate en Esparta sobre si enviar ayuda a Siracusa, Alcibíades habló. Les infundió miedo a los líderes espartanos sobre las ambiciones de Atenas, diciéndoles que los atenienses querían conquistar Sicilia, Italia e incluso Cartago. El historiador Donald Kagan cree que Alcibíades exageró los planes atenienses para convencer a los espartanos de que su ayuda era necesaria.
Alcibíades aconsejó a los espartanos construir un fuerte permanente en Decelia, a solo 16 km de Atenas. Esto cortó el acceso de los atenienses a sus campos y minas de plata. Fue un golpe devastador para Atenas, obligando a sus ciudadanos a vivir dentro de los Muros Largos de la ciudad todo el año y a depender completamente del comercio marítimo para alimentarse.
Con Atenas bajo presión en dos frentes, los miembros de la Liga de Delos (aliados de Atenas) empezaron a pensar en rebelarse. Tras la desastrosa derrota de Atenas en Sicilia, Alcibíades navegó a Jonia con una flota espartana y convenció a varias ciudades de rebelarse.
A pesar de sus valiosas contribuciones a Esparta, Alcibíades perdió el favor del gobierno espartano. Muchos creyeron que Alcibíades era el padre de Leotíquidas, el hijo que tuvo la esposa del rey espartano Agis II. La influencia de Alcibíades disminuyó aún más. Un almirante espartano fue enviado con órdenes de matarlo, pero Alcibíades fue avisado y huyó a la región persa de Tisafernes.
Su Paso por Persia
Al llegar a la corte persa, Alcibíades se ganó la confianza del poderoso líder Tisafernes y le dio consejos políticos que fueron bien recibidos.
Según Tucídides, Alcibíades hizo todo lo posible para perjudicar a los peloponesios (aliados de Esparta). A su insistencia, Tisafernes redujo los pagos a la flota peloponesia y los hizo de forma irregular. Luego, Alcibíades aconsejó a Tisafernes que no se apresurara a involucrar a la flota persa en el conflicto. Cuanto más durara la guerra, más agotadas quedarían las fuerzas de Atenas y Esparta, lo que permitiría a los persas conquistar la región fácilmente.
Alcibíades intentó convencer a Tisafernes de que a Persia le convenía debilitar tanto a Atenas como a Esparta. Aunque el consejo de Alcibíades beneficiaba a los persas, su verdadera motivación era usar su supuesta influencia con ellos para poder regresar a Atenas.
El Regreso Triunfal a Atenas
Negociaciones con los Líderes Atenienses
Alcibíades pensó que la democracia ateniense nunca aceptaría su regreso. Por eso, envió mensajes a los líderes atenienses en Samos, sugiriendo que si establecían un gobierno más limitado que lo apoyara, él regresaría a Atenas con dinero persa y quizás con la flota persa.
Alcibíades empezó a ganarse a los oficiales más influyentes del ejército. Les ofreció un plan de tres partes: cambiar la constitución ateniense, votar por su regreso y que él se ganara a Tisafernes y al Rey de Persia para la causa ateniense. La mayoría de los oficiales de la flota ateniense aceptaron el plan.
Estos oficiales formaron un grupo de conspiradores. Enviaron a Pisandro y a otros como embajadores a Atenas para negociar el regreso de Alcibíades y el cambio de gobierno.
El plan de Alcibíades encontró un gran obstáculo. Tisafernes no quería un acuerdo en esos términos, prefiriendo seguir su política de neutralidad. Alcibíades se dio cuenta de esto, pero no quería que los atenienses pensaran que no podía convencer al persa. Por eso, les presentó exigencias muy duras de Tisafernes, como cederle territorios y permitir al rey persa construir barcos. Así, pudo argumentar que él había convencido a Tisafernes, pero que los atenienses no habían querido ceder.
Este fracaso puso fin a las negociaciones entre los conspiradores y Alcibíades. Como él no había podido cumplir su parte del acuerdo sin exigir concesiones excesivas, abandonaron sus planes de restaurarlo en Atenas.
Restitución como General Ateniense
A pesar del fracaso de las negociaciones, los conspiradores lograron derrocar la democracia en Atenas e imponer un gobierno de cuatrocientos líderes. Mientras tanto, en Samos, los soldados atenienses se reunieron en una asamblea. Derrocaron a sus generales y eligieron nuevos, incluyendo a Trasíbulo y a Trasilo. El ejército decidió apoyar la democracia y continuar la guerra contra Esparta.
Poco después, Trasíbulo convenció a los soldados de votar por el regreso de Alcibíades y su perdón. Luego fue a buscar a Alcibíades y lo trajo a Samos, convencido de que la única forma de salvar a Atenas era que Tisafernes se uniera a su bando, y creyendo que Alcibíades tenía mucha influencia sobre él.
En su primer discurso a los soldados, Alcibíades se quejó de su exilio, pero sobre todo se jactó de su influencia sobre Tisafernes. Su objetivo era asustar a los líderes de Atenas y aumentar su prestigio en el ejército de Samos. Las tropas lo eligieron general de inmediato.
Alcibíades y Trasíbulo calmaron a las tropas, que querían ir a Atenas a atacar a los líderes. Poco después, el gobierno de los Cuatrocientos fue derrocado y la democracia fue restaurada.
Alcibíades navegó para negociar con Tisafernes. Según Plutarco, el objetivo era detener a la flota persa que iba a ayudar a los peloponesios. Tucídides cree que la verdadera razón era mostrar su nueva posición a Tisafernes y tratar de ganar influencia real sobre él.

Alcibíades fue restaurado por el gobierno de los Cinco Mil en el 411 a. C., pero probablemente esperó hasta el 407 a. C. para regresar a Atenas. Quería volver con honores y evitar ser juzgado.
Su siguiente papel importante en la guerra fue en la batalla de Abidos. Alcibíades se había quedado en Samos con una pequeña fuerza, mientras Trasíbulo y Trasilo llevaron la mayor parte de la flota al Helesponto. Alcibíades logró recaudar dinero para pagar a sus marineros.
Después de una victoria ateniense en Cinosema, ambas flotas se reunieron para una batalla decisiva. Mientras Alcibíades estaba en camino, las flotas chocaron en Abidos. La batalla fue muy reñida, pero la balanza se inclinó a favor de los atenienses cuando Alcibíades llegó con 18 barcos. La ayuda del ejército persa y la oscuridad de la noche salvaron a la flota peloponesia de ser destruida por completo.
Poco después, Tisafernes llegó al Helesponto. Alcibíades fue a reunirse con él, llevando regalos, esperando ganarse al gobernador persa. Sin embargo, Alcibíades fue arrestado al llegar. Se liberó al cabo de un mes y retomó el mando. Se hizo evidente que no tenía influencia con los persas, por lo que su autoridad dependería de sus logros reales.
Después de varios meses, la siguiente batalla naval tuvo lugar en la primavera del 410 a. C. en Cícico. Alcibíades se vio obligado a navegar para proteger su pequeña flota de la armada peloponesia. Cuando la flota ateniense se reunió, sus comandantes la llevaron a Cícico, donde encontraron a Farnabazo y a Míndaro, el comandante de la flota peloponesia.
Los atenienses idearon un plan para atraer al enemigo a la batalla. Alcibíades avanzó con una pequeña escuadra para engañar a los espartanos. Luego, las escuadras de Trasíbulo y Terámenes llegaron para unirse a él, cortando la retirada espartana.
La flota espartana sufrió grandes pérdidas y llegó a la orilla con los atenienses persiguiéndolos. Las tropas de Alcibíades intentaron llevar los barcos espartanos de vuelta al mar. Los peloponesios lucharon para impedirlo, y las tropas de Farnabazo acudieron en su ayuda.
Trasíbulo desembarcó sus fuerzas para ayudar a Alcibíades, y Terámenes trajo refuerzos. Los espartanos y persas, abrumados por la llegada de múltiples fuerzas, fueron derrotados. Los atenienses capturaron todos los barcos espartanos que no fueron destruidos.
Una carta enviada a Esparta por el vicealmirante Hipócrates fue interceptada y decía: "Los barcos están perdidos. Míndaro ha muerto. Los hombres están hambrientos. No sabemos qué hacer". Poco después, Esparta pidió la paz, pero Atenas rechazó sus términos.
Éxitos Militares Adicionales

Después de su victoria, Alcibíades y Trasilo comenzaron el asedio de Calcedón en el 409 a. C. con unas 190 naves. Aunque no lograron una victoria decisiva, Alcibíades ganó una pequeña batalla terrestre. Luego, Terámenes llegó a un acuerdo con los calcedonios. También hicieron una alianza temporal con Farnabazo, que les dio dinero, pero Alcibíades tuvo que buscar más fondos para pagar a sus soldados.
Para conseguir dinero, viajó al Quersoneso Tracio y atacó Selimbria. Hizo un acuerdo con un grupo proateniense dentro de la ciudad y ofreció términos razonables a los selimbrios. No causó daño a la ciudad, solo tomó dinero, dejó una guarnición y se fue. Los historiadores consideran esta acción muy hábil, ya que ahorró tiempo, recursos y vidas, y aun así logró su objetivo.
Desde allí, Alcibíades se unió al sitio de Bizancio junto con Terámenes y Trasilo. Una parte de los ciudadanos de Bizancio, desmoralizados y hambrientos, decidieron entregar la ciudad a Alcibíades bajo términos similares a los de Selimbria. Los atenienses atacaron la guarnición peloponesia y los barcos en el puerto. Alcibíades garantizó la seguridad de los ciudadanos que se mantuvieron leales a los peloponesios, logrando que se unieran a los atenienses contra la guarnición, que fue casi destruida.
El Regreso a Atenas y el Exilio Final
El Retorno a Casa
Después de estos éxitos, Alcibíades decidió regresar a Atenas en la primavera del 407 a. C. Fue muy cuidadoso, consciente de los cambios en el gobierno y de las acusaciones que aún pesaban sobre él.
Primero fue a Samos para reunir 20 barcos y luego al golfo Cerámico donde recaudó 100 talentos. Finalmente, navegó a Gitión para informarse sobre los preparativos espartanos y cómo se sentían en Atenas sobre su regreso. Sus averiguaciones le confirmaron que la ciudad estaba dispuesta a perdonarlo.
Finalmente, llegó al Pireo, el puerto de Atenas, donde una multitud se había reunido para verlo. Entró al puerto con miedo, hasta que vio a sus amigos y familiares que lo invitaron a desembarcar. Fue recibido con una bienvenida triunfal.
Sin embargo, algunos vieron un mal presagio en el hecho de que regresara durante la celebración de los Plinterias, una fiesta en la que se limpiaba una antigua estatua de Atenea. Este era considerado el día más desafortunado del año para emprender algo importante, y sus enemigos lo recordaron para el futuro.
Todos los cargos contra él fueron cancelados y las acusaciones de blasfemia fueron retiradas. Alcibíades demostró su devoción y aumentó la moral ateniense al dirigir la procesión solemne a Eleusis (para los misterios de Eleusis) por tierra. En años anteriores, la procesión se había hecho por mar debido a la ocupación espartana de Decelia. Ese año, Alcibíades usó un grupo de soldados para escoltar la procesión tradicional. Sus bienes le fueron devueltos y la asamblea lo eligió general con poderes especiales en tierra y mar.
La Batalla de Notio
En el 406 a. C., Alcibíades salió de Atenas con mil quinientos soldados y cien barcos. No logró tomar Andros y luego fue a Samos. Después se trasladó a Notio para vigilar de cerca a la flota enemiga en Éfeso.
Mientras tanto, Tisafernes había sido reemplazado por Ciro, un pariente del rey persa Darío II, quien decidió ayudar económicamente a los peloponesios. Este dinero atrajo a desertores de la marina ateniense a la espartana. Además, los espartanos habían reemplazado a Míndaro por Lisandro, un almirante muy capaz. Estos factores permitieron el rápido crecimiento de la flota peloponesia.
Buscando fondos y necesitando otra batalla decisiva, Alcibíades dejó Notio y navegó para ayudar a Trasíbulo en el asedio de Focea. Alcibíades sabía que la flota espartana estaba cerca, así que dejó casi ochenta barcos para vigilarlos bajo el mando de su timonel personal, Antíoco, a quien le dio órdenes claras de no atacar.
Antíoco desobedeció a su general e intentó provocar a Lisandro a una batalla. Sin embargo, la situación en Notio era diferente a la de Cícico; los atenienses no tenían el elemento sorpresa, y Lisandro estaba bien informado. Tras un ataque espartano repentino, el barco de Antíoco fue hundido y él murió. Los demás barcos fueron perseguidos de vuelta a Notio, donde la fuerza ateniense principal fue sorprendida por la llegada de toda la flota espartana. En la lucha, Lisandro obtuvo una victoria total. Alcibíades regresó e intentó desesperadamente revertir la derrota, pero Lisandro no quiso atacar de nuevo.
Al final, la responsabilidad de la derrota recayó en Alcibíades, y sus enemigos aprovecharon la oportunidad para atacarlo y quitarle el mando. Aunque algunos expertos creen que Alcibíades fue culpado injustamente por el error de Antíoco. La derrota fue grave para Atenas, ya que no solo significó el exilio de Alcibíades, sino también de otros comandantes capaces como Trasíbulo y Terámenes. Esto contribuyó a la rendición ateniense solo dos años después de su derrota en Egospótamos.
Su Muerte
Antes de la batalla de Egospótamos, aunque Alcibíades ya no estaba al mando, intentó advertir a los generales atenienses del desastre que se avecinaba. La flota estaba en una playa, en un lugar estratégicamente desventajoso y lejos de cualquier ciudad para conseguir provisiones. Les aconsejó que trasladaran la flota a Sestos, donde tenían un puerto. Sin embargo, los generales atenienses lo rechazaron. Días después, la flota fue aniquilada por Lisandro.
Después de la batalla de Egospótamos, Alcibíades cruzó el Helesponto y se refugió en Frigia, con la esperanza de conseguir la ayuda de Artajerjes II contra Esparta. Pero los espartanos convencieron a Farnabazo de que lo mantuviera alejado.
Según Plutarco, Lisandro envió a un representante a Farnabazo para que enviara a su hermano a Frigia, donde Alcibíades vivía. En el 404 a. C., cuando estaba a punto de ir a la corte persa, su residencia fue rodeada e incendiada. Al ver que no podía escapar, se lanzó sobre sus atacantes con una daga y murió bajo una lluvia de flechas.
Según Cornelio Nepote, Timandra, una mujer que lo acompañaba, "cubrió el cuerpo de Alcibíades con su propio vestido y lo incineró muerto, con las mismas llamas del incendio de la casa".
Otras fuentes sugieren que ni Lisandro ni Farnabazo fueron los culpables de la muerte de Alcibíades. Dicen que él mismo fue responsable, ya que sus acciones provocaron que unos hermanos enojados incendiaran su casa y lo mataran con sus arcos cuando intentaba escapar del fuego.
¿Cómo lo Recordamos Hoy?
Su Habilidad como Líder Militar
A pesar de las críticas, Tucídides admitió que la dirección de la guerra por parte de Alcibíades fue "tan buena como podría desearse". Diodoro y Demóstenes lo consideraban un gran general. Algunos creen que si hubiera liderado el ejército en Sicilia, los atenienses habrían evitado el desastre.
Sin embargo, otros historiadores creen que la expedición a Sicilia, impulsada por Alcibíades, fue un error estratégico. Argumentan que fue el resultado de una actitud "frívola y una increíble subestimación del enemigo".
El historiador Donald Kagan cree que, aunque Alcibíades era un comandante hábil, no era un genio militar. Cometió errores importantes, como dejar la flota en Notio en manos de un oficial sin experiencia. Kagan también atribuye gran parte del mérito de la victoria en Cícico a Trasíbulo.
Aun así, muchos coinciden en que las virtudes de Alcibíades como general superan sus defectos.
Su Talento para Hablar
Plutarco afirma que "Alcibíades era un hábil orador además de sus otros talentos". Teofrasto argumenta que Alcibíades era muy bueno para entender lo que se necesitaba en cada situación. A veces se trababa al hablar, pero luego continuaba. Incluso su ligero tartamudeo, mencionado por Aristófanes, hacía su conversación persuasiva y encantadora.
Demóstenes destaca que Alcibíades era considerado "el orador más hábil de su tiempo". Kagan reconoce su poder retórico. Thomas Habinek, profesor de Clásicas, cree que Alcibíades parecía ser lo que su audiencia necesitaba en cada ocasión.
Alcibíades en la Cultura
Alcibíades fue un personaje popular en la comedia antigua. También aparece como personaje en varios diálogos del filósofo Sócrates, como El Banquete y Protágoras. Platón lo presenta como el alumno más brillante de Sócrates, aunque también como la causa de la ruina de Atenas.
Después de su muerte, Alcibíades ha aparecido en obras de arte medievales y del Renacimiento, así como en importantes textos de la literatura moderna. Sigue siendo un personaje fascinante en novelas históricas de autores como Anna Bowman Dodd, Gertrude Atherton, Rosemary Sutcliff, Daniel Chavarría, Steven Pressfield y Peter Green.
Es el personaje principal en la novela de Paul Levinson, The Plot To Save Socrates, en la composición musical Socrate de Erik Satie, y en la novela corta The Gods Abandon Alcibiades de Joel Richards. También es un personaje importante en la novela "Timandra" de Theodor Kallifatides.
La frase "El perro de Alcibíades" se refiere a una estrategia para distraer la atención del público. Esto se debe a una historia en la que Alcibíades le cortó la cola a su perro en público. Cuando le preguntaron por qué, él respondió que así la gente hablaría de su perro y no de los problemas de su gobierno.
Galería de imágenes
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Alcibíades, grabado de Agostino Veneziano (c. 1490-1540).
Véase también
En inglés: Alcibiades Facts for Kids
- Marina de guerra en la Antigua Grecia
- Guerra en la Antigua Grecia
- Asedio en la Antigua Grecia
- Alcibíades (personaje de ficción)