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Agustín de Hipona para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
San Agustín de Hipona
Augustine Lateran.jpg
Retrato más antiguo conocido de san Agustín. Fresco del siglo VI, en el Palacio de Letrán, Roma.

Obispo de Hipona
396-28 de agosto del 430
Predecesor Valerio
Sucesor Eraclio

Doctor de la Iglesia
proclamado el 20 de septiembre de 1295 por el papa Bonifacio VIII

Información personal
Nombre de nacimiento Aurelio Agustín
Nombre en latín Aurelius Augustinus
Nacimiento 13 de noviembre del 354
Tagaste (Imperio romano)
Fallecimiento 28 de agosto del 430
Hipona (Imperio romano de Occidente)
Sepultura San Pietro in Ciel d'Oro
Religión Cristianismo
Familia
Padres Patricio Aurelio
Mónica de Hipona
Hijos Adeodato
Información profesional
Ocupación Sacerdote, obispo, teólogo, filósofo y escritor
Información religiosa
Ordenación sacerdotal 391
Ordenación episcopal 395 por Megalio, obispo de Calama (Numidia)
Festividad 28 de agosto (Occidente)
15 de junio (Oriente)
5 de mayo (conversión de san Agustín vetus ordo)
24 de abril (ídem novus ordo)
Atributos Vestiduras episcopales, libro y corazón flameante
Venerado en Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Iglesias ortodoxas orientales, Comunión anglicana y Luteranismo
Obras notables

Agustín de Hipona (cuyo nombre completo era Aurelio Agustín de Hipona), también conocido como San Agustín, fue un importante escritor, teólogo y filósofo cristiano. Nació el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste, una ciudad que hoy forma parte de Argelia. Falleció el 28 de agosto del año 430 en Hipona, también en Argelia.

Después de cambiar sus creencias, se convirtió en obispo de Hipona, en el norte de África. Desde allí, defendió las ideas cristianas frente a otras formas de pensamiento de la época. Es considerado una de las mentes más brillantes del cristianismo antiguo. Escribió muchos libros sobre filosofía y teología. Sus obras más conocidas son Confesiones y La ciudad de Dios.

La vida de San Agustín

Sus primeros años y estudios

San Agustín nació en Tagaste, una ciudad del norte de África que en ese tiempo era parte del Imperio romano. Su familia era de origen bereber, un pueblo nativo de la región, pero estaban muy influenciados por la cultura romana y hablaban latín en casa.

Su padre, Patricio, no era cristiano, pero su madre, Mónica, sí lo era. Mónica es un ejemplo de fe y bondad. Ella le enseñó a Agustín los principios del cristianismo y oró mucho por él cuando se alejó de esas enseñanzas. Agustín la llamó más tarde "el hijo de las lágrimas de su madre".

Agustín comenzó sus estudios en Tagaste y luego fue a Madaura para aprender gramática. Era muy bueno en el estudio de las letras y le encantaba la literatura, especialmente la griega. También era muy bueno hablando en público.

Más tarde, estudió en Cartago, donde se especializó en gramática y retórica (el arte de hablar bien). Le gustaba mucho el teatro y la fama. Aunque disfrutaba de la vida social, nunca dejó de estudiar, sobre todo filosofía. Años después, Agustín reflexionó sobre esta etapa de su juventud en su libro Confesiones.

A los diecinueve años, leer un libro de Cicerón lo inspiró a dedicarse por completo a la filosofía. Durante este tiempo, tuvo un hijo llamado Adeodato con una mujer con la que vivió por catorce años.

Agustín buscó la verdad en diferentes escuelas de pensamiento, pero no encontró respuestas que lo satisficieran. Por un tiempo, siguió una doctrina llamada maniqueísmo, pero luego la abandonó porque no le parecía completa.

En el año 383, Agustín decidió irse a Roma, la capital del Imperio. Quería conocer nuevos lugares y encontrar estudiantes más respetuosos que los de Cartago. Su madre quiso acompañarlo, pero él la dejó atrás. En Roma, se enfermó gravemente. Después de recuperarse, consiguió un puesto como profesor de retórica en Milán, gracias a un amigo.

Su cambio de vida al cristianismo

Archivo:AugustineBaptism
Agustín es bautizado por el obispo Ambrosio (fresco de Benozzo Gozzoli).

Fue en Milán donde Agustín finalmente se acercó al cristianismo. Empezó a ir a las ceremonias del obispo Ambrosio y quedó muy impresionado por sus palabras y su bondad. Ambrosio le recomendó leer escritos de Plotino y las cartas de Pablo de Tarso. Gracias a estas lecturas, Agustín decidió cambiar sus creencias y dejar el maniqueísmo.

Su madre, Mónica, que había viajado a Italia para estar con él, se alegró muchísimo con esta noticia. Agustín decidió dedicarse a una vida de estudio y reflexión, en lugar de casarse. Esto fue después de leer textos de neoplatonismo que le ayudaron a entender mejor el mundo y el origen de los problemas.

El obispo Ambrosio le ayudó a comprender la Biblia. La lectura de los textos de San Pablo fue clave para Agustín. Él mismo cuenta que el momento decisivo ocurrió en un jardín con su amigo Alipio. Oyó la voz de un niño que decía:

Tolle lege
toma y lee

Agustín lo interpretó como una señal divina. Tomó la Biblia, la abrió en las cartas de San Pablo y leyó un pasaje que lo hizo sentir que todas sus dudas desaparecían.

En el año 385, Agustín se convirtió al cristianismo. En el 386, dejó su trabajo como profesor y se retiró con su madre y algunos amigos para estudiar y meditar. El 24 de abril del año 387, a los 33 años, fue bautizado en Milán por el obispo Ambrosio. Después de su bautismo, regresó a África, pero su madre Mónica falleció en Ostia, un puerto cerca de Roma, antes de que pudieran embarcar.

Su vida como sacerdote y obispo

Archivo:Sant'Agostino d'Ippona
San Agustín, como obispo.

Cuando llegó a Tagaste, Agustín vendió todo lo que tenía y lo repartió entre los pobres. Se fue a vivir con unos amigos en una propiedad pequeña para llevar una vida de monje. Esta experiencia inspiró su famosa Regla, un conjunto de normas para la vida en comunidad.

Aunque buscaba la soledad, la fama de Agustín se extendió. En el año 391, viajó a Hipona (hoy Annaba, Argelia). Durante una ceremonia religiosa, la gente lo eligió para ser sacerdote, porque el obispo de Hipona, Valerio, necesitaba ayuda. Agustín aceptó, aunque al principio se resistió. Algo similar ocurrió en el año 395, cuando fue nombrado obispo. Entonces, se mudó a la casa del obispo y la convirtió en un monasterio para clérigos.

Como obispo, Agustín trabajó muchísimo. Predicó y escribió sin parar. Debatió con quienes tenían ideas diferentes a la doctrina cristiana de la época. También presidió concilios (reuniones de obispos) y ayudó a resolver los problemas de sus fieles. Se enfrentó a diferentes grupos con ideas distintas, como los maniqueos y los donatistas. Participó en concilios importantes donde se decidió qué libros formarían parte de la Biblia.

Agustín escribió libros que lo convirtieron en uno de los cuatro principales Padres de la Iglesia latinos. Su vida es un gran ejemplo de cómo una persona puede cambiar y crecer al adoptar nuevas creencias y valores.

Su fallecimiento

Archivo:Arca di S. Agostino (1362), Pavia, S. Pietro in Ciel d'Oro 16
Giovanni di Balduccio, tumba de san Agustín (1362-1365) en la basílica de San Pietro in Ciel d'Oro de Pavía.

Agustín falleció en Hipona el 28 de agosto del año 430. En ese momento, la ciudad estaba siendo atacada por los vándalos, un pueblo germánico. Su cuerpo fue trasladado más tarde a Cerdeña y, alrededor del año 722, a Pavía, Italia, donde descansa hoy en la basílica de San Pietro in Ciel d'Oro.

La leyenda del niño y el mar

Hay una historia antigua, que se cuenta sobre San Agustín, que dice lo siguiente: Un día, San Agustín caminaba por la playa, pensando mucho en cómo entender a Dios, especialmente en el misterio de la Santísima Trinidad. De repente, vio a un niño jugando en la arena. El niño corría al mar, llenaba un cubo con agua y luego la vaciaba en un pequeño hoyo en la arena.

El niño hacía esto una y otra vez. Agustín, muy curioso, se acercó y le preguntó: "¿Qué haces?". El niño le respondió: "Estoy sacando toda el agua del mar para ponerla en este hoyo". San Agustín le dijo: "¡Pero eso es imposible!". A lo que el niño contestó: "Más difícil es que tú llegues a entender el misterio de la Santísima Trinidad".

Esta leyenda muestra cómo Agustín se esforzaba por comprender los grandes misterios de la fe.

Las ideas de San Agustín

Razón y fe: ¿Cómo se conectan?

Agustín, aunque había aprendido sobre la fe de su madre, al principio le costaba entender la Biblia solo con la fe. Pensó que la razón era más importante. Sin embargo, con el tiempo, se dio cuenta de que la razón y la fe no se oponen, sino que se complementan.

Para él, la fe es el punto de partida para entender los misterios del cristianismo, pero la razón es necesaria para profundizar en ellos. Agustín decía: Crede ut intelligas ("cree para comprender") y Intellige ut credas ("comprende para creer"). Quería entender lo que creía y mostrar que la fe era razonable.

El conocimiento interior

Archivo:Tiffany Window of St Augustine - Lightner Museum
Detalle de san Agustín en una vidriera por Louis Comfort Tiffany en el Lightner Museum.

Agustín creía que, aunque el mundo exterior puede engañarnos, nuestra propia mente es segura. Si dudo, sé que existo. Él decía que la verdad habita en nuestro interior (in interiore homine habitat veritas). Al mirar dentro de nosotros, podemos encontrar verdades eternas y a Dios mismo, quien, según él, está en lo más profundo de cada persona.

Para Agustín, las ideas eternas están en Dios y son como los modelos con los que creó el universo. Dios crea por amor, y todo lo que crea es bueno. El mal, para él, no es algo que exista por sí mismo, sino la ausencia de bien.

¿Qué es el tiempo?

San Agustín se preguntaba mucho sobre el tiempo. Decía: "¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si debo explicarlo, ya no lo sé". Él pensaba que Dios, al ser eterno, está fuera del tiempo, mientras que los seres humanos vivimos dentro de él.

Agustín creía que Dios creó el tiempo junto con el mundo. Para él, el tiempo no es solo un movimiento físico, sino algo que ocurre en nuestra mente. Lo que llamamos futuro, presente y pasado son en realidad nuestra expectativa, atención y recuerdo. Es en nuestra mente donde medimos y sentimos la duración del tiempo.

El origen de los problemas en el mundo

Agustín enseñó que los primeros problemas de la humanidad, según la Biblia, vinieron de la desobediencia a Dios. La primera pareja no siguió las indicaciones de Dios, lo que llevó a la aparición de dificultades.

Agustín explicó que Dios creó todo bueno. El mal no es una cosa que exista por sí misma, sino la ausencia o falta de bien. Es como la oscuridad, que no existe por sí misma, sino que es la ausencia de luz.

También argumentó que los seres humanos somos seres racionales y tenemos la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Dios nos dio esta libertad, y por eso podemos tomar decisiones que nos alejan del bien.

La lucha contra ideas diferentes

Cuando Agustín vivía, el cristianismo se estaba extendiendo y surgieron muchas formas diferentes de interpretar sus enseñanzas. Agustín se dedicó a debatir con aquellos que tenían ideas que él consideraba incorrectas o "herejías".

  • Contra los maniqueos: Agustín había sido maniqueo, así que conocía bien sus ideas. Los maniqueos creían que el mundo estaba en una lucha constante entre el bien y el mal, como dos fuerzas iguales. Agustín argumentó que el mal no es una fuerza igual al bien, sino la ausencia de este.
  • Contra los donatistas: Este grupo creía que la Iglesia debía ser "pura" y no aceptar a quienes habían fallado en su fe durante las persecuciones. Agustín, en cambio, defendía que la Iglesia está formada por personas imperfectas y que siempre debe ofrecer perdón y acogida.
  • Contra los pelagianos: Ellos pensaban que las personas podían alcanzar la salvación solo con sus buenas acciones. Agustín insistió en que, además de las buenas obras, la ayuda de Dios (la gracia) es fundamental para la salvación.

La historia de la humanidad

La filosofía de la historia de Agustín describe un camino para toda la humanidad. Él creía que la historia tiene un propósito y avanza hacia un fin, guiada por la voluntad de Dios.

A diferencia de la idea griega de que la historia se repite en ciclos, Agustín pensaba que la historia tiene un principio y un fin (el Juicio Final). La dividió en seis etapas, inspiradas en los seis días de la creación. La última etapa comenzó con el nacimiento de Jesús y durará hasta su segunda venida. Para Agustín, la humanidad ha entrado en una nueva fase, donde hay esperanza de una vida mejor.

La ciudad de Dios

La ciudad de Dios es uno de los libros más importantes de San Agustín. En él, Agustín defiende el cristianismo de las acusaciones de que fue la causa de la caída del Imperio Romano. También explica que la historia tiene un sentido y que Dios guía a las naciones y a las personas.

Agustín describe dos tipos de "ciudades" que coexisten en la historia: la "ciudad terrenal", que se enfoca en el egoísmo, y la "ciudad de Dios", que se construye con el amor a Dios y la práctica de virtudes como la caridad y la justicia. Ningún Estado o ciudad en la Tierra es perfecta o eterna. Si un Estado no busca la justicia, se convierte en algo parecido a una banda de ladrones. La ciudad de Dios es el destino final de la humanidad y está reservada para aquellos que viven rectamente.

Esta idea de las dos ciudades influyó mucho en la historia de Occidente. Los cristianos, aunque son ciudadanos de un país, también se sienten parte de la ciudad de Dios, lo que les da una doble pertenencia: una política y otra espiritual.

El problema del mal

A San Agustín le preocupaba mucho la pregunta: "Si Dios es bueno y poderoso, ¿por qué existe el mal en el mundo?". Esta pregunta es un desafío para la idea de un Dios bueno. Las respuestas a esta pregunta se llaman teodicea.

Agustín dio varias respuestas:

  • Creía que Dios creó todo bueno. El mal no es algo que exista por sí mismo, sino la ausencia o falta de bien.
  • Argumentó que los seres humanos somos racionales y tenemos libre albedrío (la capacidad de elegir). Dios nos dio esta libertad, lo que incluye la posibilidad de elegir el mal.
  • Sugirió que, aunque el mal exista, contribuye a un bien mayor en el conjunto del mundo, como las notas disonantes pueden hacer una melodía más hermosa.

La ética y el amor

Archivo:Nuremberg chronicles - Augustine (CXXXVIr)
San Agustín de Hipona en las Crónicas de Núremberg

El amor es una idea central en las enseñanzas de San Agustín. Para él, el amor es tan valioso que, si lo tienes, no necesitas nada más, y si no lo tienes, nada más sirve.

Una de sus frases más famosas es:

«Ama y haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Exista dentro de ti la raíz de la caridad; de dicha raíz no puede brotar sino el bien».

También formuló una versión de la frase bíblica "ama al prójimo como a ti mismo" como:

Cum dilectione hominum et odio vitiorum

Agustín creía que Dios nos creó para Él, y que nuestro corazón no estará tranquilo hasta que descanse en Dios. También defendió la justicia y la paz. Dijo que las riquezas excesivas de algunos son las necesidades de los pobres, y que quienes tienen mucho más de lo que necesitan, tienen lo que les falta a otros.

Agustín también habló sobre la mentira. Clasificó las mentiras y dijo que la peor es la que se refiere a la doctrina religiosa. Creía que no es correcto mentir, ni siquiera para salvar la vida de una persona.

La autoridad de Dios en la moral

Archivo:Gerard Seghers (attr) - The Four Doctors of the Western Church, Saint Augustine of Hippo (354–430)
Los cuatro doctores de la Iglesia occidental, San Agustín de Hipona (354-430), Gerard Seghers.

San Agustín creía que la ética (cómo debemos vivir) es la búsqueda del bien más grande, que nos da la felicidad. Para ser felices, debemos amar lo que es digno de amor de la manera correcta, y esto significa amar a Dios. Amar a Dios nos ayuda a amar todo lo demás de forma adecuada, lo que lleva a la felicidad. Agustín pensaba que una vida ordenada y moral nos ayuda a vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Él creía que debemos seguir una autoridad superior (Dios) para vivir bien.

Ideas sobre el gobierno

Archivo:Saint Augustine of Hippo
San Agustín de Hipona, uno de los Padres de la Iglesia más activos contra el priscilianismo.

A medida que la Iglesia crecía, su relación con el Estado se volvió importante. Agustín fue uno de los primeros pensadores en abordar este tema. Él creía que el objetivo de un Estado es ayudar a su gente a vivir una vida buena y virtuosa. Para un cristiano, esto significaba vivir según las leyes divinas, que eran apoyadas por la Iglesia.

Agustín pensaba que un gobierno que sigue las enseñanzas de la Iglesia es la mejor manera de asegurar que las leyes terrenales sean justas. Él decía que "una ley injusta no es ninguna ley en absoluto".

También señaló que, incluso en un gobierno imperfecto, la autoridad del Estado puede mantener el orden a través de las leyes, y que todos tienen razones para desear ese orden.

Sin la justicia, ¿qué serían en realidad los reinos sino bandas de ladrones?, ¿y qué son las bandas de ladrones si no pequeños reinos? […] Por ello, inteligente y veraz fue la respuesta dada a Alejandro Magno por un pirata que había caído en su poder, pues habiéndole preguntado el rey por qué infestaba el mar, con audaz libertad el pirata respondió: por el mismo motivo por el que tú infestabas la tierra; pero ya que yo lo hago con un pequeño bajel me llaman ladrón, y a ti porque lo haces con formidables ejércitos, te llaman emperador.
San Agustín, La ciudad de Dios, IV, 4.

La guerra justa

San Agustín también aplicó sus ideas de justicia a la guerra. Consideraba que toda guerra es un problema y que atacar a otros países es injusto. Sin embargo, aceptaba que podía existir una "guerra justa" si se libraba por una causa correcta, como defender un Estado de un ataque o restaurar la paz. Pero siempre debía ser el último recurso y con pesar.

Él justificó la violencia como un "mal necesario" para que las personas con otras creencias volvieran al camino correcto de la fe. Este argumento fue usado más tarde para justificar conflictos como las cruzadas o la Inquisición.

Obras importantes

Archivo:Enarrationes in Psalmos. Agustín de Hipona
Enarrationes in Psalmos [1-83] (Comentarios a los salmos). Manuscrito iluminado del siglo XII. Biblioteca histórica de la Universidad de Valencia.

San Agustín fue un escritor muy productivo. Escribió muchísimos libros sobre diferentes temas. Algunas de sus obras más conocidas son:

Sobre su vida
  • Confesiones
  • Retractaciones
Sobre filosofía
  • Contra los académicos
  • La vida feliz
  • El orden
  • Soliloquios
  • El libre albedrío
  • El maestro
Defensa de la fe
Sobre la doctrina cristiana
  • La fe y el símbolo de los apóstoles
  • La Trinidad
Sobre moral y consejos
  • La mentira
  • Contra la mentira
  • La bondad del matrimonio
  • La santa virginidad
  • La paciencia
Sobre la vida monástica
  • Regla a los siervos de Dios
Comentarios bíblicos
  • De doctrina Christiana
  • Comentario literal al Génesis
  • El Sermón de la Montaña
  • Concordancia de los evangelistas
Contra otras ideas

Escribió contra los maniqueos, los donatistas, los pelagianos y otras ideas que consideraba diferentes a la fe cristiana.

  • Las herejías
  • Tratado contra los judíos
  • Réplica al sermón de los arrianos
  • De las costumbres de la Iglesia Católica y de las costumbres de los maniqueos
  • La naturaleza del bien
  • Tratado sobre el bautismo
  • La gracia de Jesucristo y el pecado original
  • El matrimonio y la ... (se refiere a un texto que habla sobre los deseos y la vida en pareja)
Sermones (discursos)
  • Tratados sobre el Evangelio de san Juan
  • Comentarios a los salmos
  • Sermones (muchos sobre diferentes temas y pasajes bíblicos)
Cartas

Escribió muchísimas cartas a lo largo de su vida, que nos dan mucha información sobre su pensamiento y su trabajo. Se han conservado unas 800.

Reconocimiento

San Agustín es considerado un santo en la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y otras iglesias cristianas. La Iglesia católica lo llama "Padre de la Iglesia" y el 20 de septiembre de 1295, el papa Bonifacio VIII lo nombró "Doctor de la Iglesia" por sus importantes contribuciones a la doctrina católica. Su día de celebración es el 28 de agosto en la Iglesia católica.

Ver también

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Augustine of Hippo Facts for Kids

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Agustín de Hipona para Niños. Enciclopedia Kiddle.