Revuelta mudéjar de 1264-1266 para niños
Datos para niños Revuelta mudéjar de 1264-1266 |
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Parte de Reconquista | ||||
![]() Muhammad I (con túnica roja y escudo) dirigiendo a sus tropas durante la rebelión, ilustrada en las Cantigas de Santa María contemporáneas
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Fecha | 1264-1266 o 1267 | |||
Lugar | Baja Andalucía, Murcia | |||
Resultado | Rebelión derrotada Expulsión de poblaciones mudéjares Pago de tributo de Granada a Castilla |
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Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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La revuelta mudéjar de 1264-1266 fue una rebelión de las comunidades musulmanas, llamadas mudéjares, que vivían en las regiones de Baja Andalucía y Murcia, que formaban parte de la Corona de Castilla. Esta revuelta ocurrió porque el reino de Castilla había decidido reubicar a las poblaciones musulmanas de esas zonas. Muhammad I, el líder del Emirato de Granada, también ayudó a iniciar la rebelión.
Los rebeldes recibieron apoyo del Emirato de Granada, mientras que los castellanos se unieron a la Corona de Aragón. Al principio, los rebeldes lograron tomar ciudades importantes como Murcia y Jerez de la Frontera, además de otros lugares más pequeños. Sin embargo, las fuerzas del rey de Castilla finalmente los derrotaron. Después de la revuelta, Castilla expulsó a las poblaciones musulmanas de los territorios que había recuperado y animó a los cristianos de otras zonas a vivir en esas tierras. Granada, por su parte, se convirtió en un reino que pagaba un tributo anual a Castilla.
Contenido
¿Por qué ocurrió la revuelta mudéjar?
La Reconquista y los reinos cristianos
La revuelta de los mudéjares sucedió durante la Reconquista, un largo periodo en la historia de la península ibérica. Durante siglos, los reinos cristianos del norte de la península fueron recuperando territorios que habían estado bajo el control musulmán desde el siglo VIII.
A principios del siglo XII, se calcula que había muchos musulmanes viviendo en la península. Con el tiempo, los reinos cristianos se hicieron más fuertes y grandes, mientras que los territorios musulmanes se debilitaron. El Imperio almohade, que había sido muy poderoso en la Iberia musulmana, se dividió en varios reinos pequeños, llamados taifas, después de la muerte de su líder en 1224.
Aprovechando esta situación, Fernando III de Castilla unió los reinos de Castilla y León en 1231. Así, pudo conquistar muchas tierras en el sur, incluyendo la zona del Guadalquivir (Baja Andalucía) y Murcia. Estas regiones serían los lugares principales de la revuelta.
La situación de los musulmanes en Castilla
El 2 de abril de 1243, la ciudad de Murcia se rindió al príncipe Alfonso, quien más tarde sería el rey Alfonso X. Murcia se convirtió en un reino semi-independiente que dependía de Castilla.
Cuando Alfonso X subió al trono en 1252, los musulmanes en Castilla se dividían en dos grupos:
- Los que vivían en Castilla la Vieja y Castilla la Nueva: Llevaban mucho tiempo bajo el gobierno castellano y tenían derechos especiales en sus ciudades.
- Los de las zonas conquistadas en el siglo XIII: Sufrían más cambios y problemas. Muchos fueron reubicados por los cristianos o se mudaron al reino musulmán de Granada o al norte de África.
Las políticas de reubicación, que obligaban a los musulmanes a cambiar de lugar, fueron vistas como injustas y fueron una de las razones principales para el inicio de la rebelión.
El Emirato de Granada y su relación con Castilla
En el sur de la península, el Emirato de Granada se formó bajo el liderazgo de Muhammad I. En 1246, Muhammad I acordó entregar la ciudad de Jaén y pagar un tributo a Castilla (gobernada entonces por Fernando III, el padre de Alfonso X) a cambio de la paz.
Muhammad I usó este tiempo de paz para fortalecer su reino. Incluso, sus tropas ayudaron a Castilla en algunas campañas contra otros territorios musulmanes, como la reconquista de Sevilla en 1248. Sin embargo, Muhammad I no siempre estuvo de acuerdo con Castilla. Después de que Castilla conquistara la Taifa de Niebla en 1262, Muhammad I se sintió más fuerte como el único gobernante musulmán independiente en España. Por eso, buscó la manera de debilitar el control de Castilla sobre sus nuevas tierras.
¿Cómo se desarrolló la revuelta?
El inicio de la rebelión

La revuelta comenzó casi al mismo tiempo en la Baja Andalucía y en Murcia, entre abril y junio de 1264. En agosto de 1264, los musulmanes de Jerez, con ayuda de aliados de Algeciras y Tarifa, atacaron a la guarnición (grupo de soldados) castellana. La fortaleza de Jerez fue tomada el 8 de agosto.
Después de Jerez, otras ciudades como Lebrija, Arcos de la Frontera y Medina Sidonia también cayeron en manos de los rebeldes. En Murcia, la ciudad de Murcia y Galera fueron tomadas, pero Orihuela fue defendida por las fuerzas del rey. Los musulmanes de Murcia expulsaron a los soldados castellanos y declararon su lealtad a Muhammad I, quien nombró a un gobernador para la ciudad.
El rey Jaime I de Aragón, suegro de Alfonso X, escribió que "trescientas ciudades, grandes pueblos y castillos" fueron capturados por los rebeldes. El Emirato de Granada apoyó totalmente la rebelión, y algunas tropas musulmanas del norte de África intentaron unirse, pero fueron rechazadas por Alfonso X. Es importante destacar que los musulmanes de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva, que llevaban mucho tiempo bajo el dominio castellano, no se unieron a la rebelión.
La respuesta de Castilla


Las fuerzas castellanas contraatacaron y recuperaron Jerez a finales de 1264. Otros pueblos rebeldes como Vejer, Medina Sidonia, Rota y Sanlúcar de Barrameda también fueron recuperados. Los musulmanes de estas ciudades fueron reubicados, y las mezquitas se convirtieron en iglesias. La región fue repoblada con cristianos.
Mientras tanto, la reina Violante, esposa de Alfonso X, pidió ayuda a su padre, el rey Jaime I de Aragón. Al principio, Jaime I no quería ayudar, pero finalmente aceptó.
Las fuerzas de Granada seguían atacando posiciones castellanas. Aunque no lograron tomar el castillo de Chincoya, Muhammad I probablemente capturó muchos castillos menos defendidos en la frontera. Para protegerse de Granada, los pueblos de la Alta Andalucía hicieron un acuerdo en Andújar en abril de 1265 para cooperar y defenderse juntos.
Alfonso X empezó a preparar una invasión a Granada y se comunicó con los Banu Ashqilula, una familia poderosa dentro del emirato que no estaba de acuerdo con la dinastía nazarí gobernante. En 1265, Castilla logró una importante victoria contra Muhammad I. Alfonso invadió Granada a finales de la primavera de 1265.
La conquista aragonesa de Murcia
Aunque Jaime I de Aragón aceptó ayudar a Castilla, hubo retrasos. En julio de 1264, el parlamento de Cataluña aceptó aumentar los impuestos para la campaña, pero el parlamento de Aragón se negó al principio. En mayo de 1265, se empezó a pedir apoyo para la campaña. A finales del verano, el príncipe Pedro de Aragón atacó los campos controlados por los rebeldes. En octubre, el propio Jaime I lideró a las fuerzas aragonesas para invadir Murcia.
A medida que el ejército de Jaime I avanzaba hacia Murcia, varias ciudades musulmanas de la región, como Villena, Elda, Petrel y Orihuela, se rindieron. Granada envió 2800 hombres para ayudar a Murcia, pero fueron derrotados por las tropas aragonesas. El 2 de enero de 1266, Jaime I sitió la ciudad de Murcia. Después de algunas batallas y negociaciones, Murcia se rindió el 31 de enero. Jaime I entró en la ciudad el 3 de febrero de 1266, y la mezquita principal se convirtió en una iglesia. Después de asegurar Murcia, Jaime I regresó a su reino en marzo.
El final de la guerra
En 1266, la familia Banu Ashqilula se rebeló contra Muhammad I desde su fortaleza en Málaga y ofreció su ayuda a Alfonso X. El rey castellano prometió protegerlos y envió 1.000 hombres para defender Málaga. A cambio, los Banu Ashqilula podrían haber prometido entregar Antequera, Archidona y Marbella a Castilla.
Con sus aliados derrotados y enfrentando enemigos por dos lados, Muhammad I pidió la paz. Él y su hijo (quien sería el futuro Muhammad II) firmaron un tratado en la fortaleza de La Mota en Alcalá la Real. En este tratado, Muhammad I aceptó ser un reino que dependía de Alfonso X y pagar un tributo anual de 250.000 maravedíes (una moneda de la época). Las fechas exactas de este tratado varían en las fuentes históricas, pero se cree que fue entre finales de 1266 y mediados de 1267.
¿Qué pasó después de la revuelta?
El fracaso de la rebelión tuvo consecuencias importantes para los musulmanes en Andalucía y Murcia. Castilla se quedó con Murcia, que había sido semi-independiente. Los vencedores impusieron castigos severos en los territorios rebeldes, incluyendo la reubicación de muchas personas. Alfonso X pagó a cristianos de otros lugares para que se establecieran en las tierras que antes eran musulmanas, y las mezquitas se convirtieron en iglesias. A partir de entonces, casi no quedaron musulmanes en Andalucía Occidental.
En Murcia, la gran población musulmana mantuvo sus derechos religiosos, pero tuvieron que mudarse a un barrio específico llamado la Arrixaca. Sus casas y tierras en la ciudad fueron repartidas entre los nuevos pobladores cristianos. Con el tiempo, Alfonso X redujo la cantidad de tierras asignadas a los musulmanes.
Para Granada, la rebelión tuvo resultados mixtos. Sufrió una dura derrota y tuvo que pagar un tributo muy grande a Castilla. Sin embargo, el tratado de paz aseguró su existencia, y Granada se mantuvo como el único estado musulmán independiente en la península. Muchos musulmanes que fueron reubicados por Castilla se mudaron a Granada, lo que fortaleció la población de ese emirato.
Para Castilla, la revuelta fue una amenaza seria para el gobierno de Alfonso X. Después de la rebelión, los logros del rey fueron pocos, y comenzaron a surgir problemas entre sus nobles. La presencia de Granada en sus fronteras también dificultó sus planes de campañas militares en África. Los tributos de Granada se convirtieron en una fuente de ingresos, pero también causaron problemas, ya que el aumento de precios (inflación) redujo el valor real de los ingresos de los nobles. Alfonso X se quedó en Jerez hasta finales de 1268, supervisando la repoblación cristiana y tratando de controlar la inflación.
Los mudéjares de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva, que en su mayoría no se unieron a la rebelión, no fueron afectados por las reubicaciones. Sin embargo, su comunidad se volvió menos visible que antes, aceptando un estatus de segunda clase para asegurar su supervivencia.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Mudéjar revolt of 1264–1266 Facts for Kids