Fernando Villaamil para niños
Datos para niños Fernando Villaamil Fernández-Cueto |
||
---|---|---|
![]() |
||
Información personal | ||
Nacimiento | 23 de noviembre de 1845 Serantes, ![]() |
|
Fallecimiento | 3 de julio de 1898 Santiago de Cuba, ![]() |
|
Causa de muerte | Caído en combate | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Padre | Fermín Villamil | |
Información profesional | ||
Ocupación | Explorador, oficial naval y político | |
Años activo | 38 | |
Lealtad | ![]() |
|
Mandos | Corbeta Nautilus flotilla de destructores |
|
Rango militar | Capitán de Navío | |
Conflictos | ||
Fernando Villaamil Fernández-Cueto (nacido en Serantes, Asturias, el 23 de noviembre de 1845 y fallecido en Santiago de Cuba el 3 de julio de 1898) fue un importante marino militar español. Se le conoce por su gran profesionalidad y por diseñar el primer destructor de la historia. También fue el comandante de la primera vuelta al mundo en velero de un buque-escuela español. Murió heroicamente en la batalla naval de Santiago de Cuba, durante la Guerra hispano-estadounidense de 1898.
Contenido
La vida temprana de Fernando Villaamil
Fernando Villaamil nació en la casa de su familia en Serantes, un lugar cercano al Mar Cantábrico. Fue el tercer hijo de Fermín Villamil, un abogado que tuvo una vida pública muy activa. Durante su adolescencia, la familia de Fernando perdió muchas de sus propiedades. Esta situación lo marcó, creando en él un sentimiento de amor y tristeza por su tierra natal.
Estudió navegación y matemáticas en Ribadeo, Oviedo y Madrid. Con solo 15 años, logró entrar en el Colegio Naval de San Fernando de la Armada. Así comenzó su carrera como marino. Fue enviado a Filipinas, donde tuvo su primer mando de barco. Luego fue a Puerto Rico, donde participó en su primera acción de combate. Cuando regresó a España, ya como teniente de navío, fue profesor en la escuela naval flotante. Esta escuela estaba a bordo de la fragata Asturias, anclada en Ferrol.
El Destructor: Un barco innovador
En la época de Fernando Villaamil, las marinas de guerra buscaban cómo defenderse de los barcos torpederos. Estos eran pequeños y rápidos, y podían lanzar torpedos. Por eso, se empezó a pensar en diseñar barcos veloces que pudieran destruirlos. En la década de 1880, se construyeron los primeros barcos "contratorpederos".
Villaamil, que siempre estaba al tanto de las últimas tecnologías navales, usó estas ideas para su propio diseño. El ministro de Marina le encargó un proyecto para un nuevo buque contratorpedero. En 1885, se eligió la propuesta de los astilleros James & George Thomson de Clydebank, Escocia. El nuevo barco, llamado Destructor, fue entregado a la Armada española el 19 de enero de 1887. Fernando Villaamil fue su primer comandante.
Cinco días después de la entrega, el Destructor zarpó de Falmouth hacia España. En las pruebas, el barco había alcanzado una velocidad de 22,5 nudos (unos 41,6 km/h). Menos de 24 horas después, el Destructor ya estaba frente a la costa gallega. Había mantenido una velocidad media de 18 nudos (unos 33,3 km/h) a pesar del mal tiempo. Así, se demostró que el nuevo barco era muy capaz en el mar. Villaamil se sintió muy orgulloso de su creación.
El diseño del Destructor fue muy importante para la construcción de barcos similares en otras Armadas, como la británica. La fama de Villaamil como profesional se extendió por todo el mundo. En España, él y su Destructor se hicieron muy populares en todos los puertos que visitaban.
La vuelta al mundo con la Nautilus
En 1892, Villaamil consiguió que el Ministerio de Marina aprobara un proyecto que él había propuesto por mucho tiempo. Se trataba de un viaje de circunnavegación (dar la vuelta al mundo) en un velero. El objetivo era que los jóvenes guardiamarinas de la Armada aprendieran navegación. El 30 de noviembre, la corbeta Nautilus salió de Ferrol con Villaamil al mando. La tripulación estaba formada en su mayoría por gallegos y asturianos.
El viaje incluyó paradas en lugares como Las Palmas, Bahía, Ciudad del Cabo, Sídney, Valparaíso y Nueva York. El crucero terminó el 16 de julio de 1894 en La Concha de San Sebastián.
La vuelta al mundo con la Nautilus hizo que Villaamil fuera aún más conocido. Él publicó un libro sobre el viaje, Viaje de circunnavegación de la corbeta Nautilus. En él, contaba lo que había pasado durante la navegación y compartía sus ideas sobre las tierras que visitó. Le impresionó mucho ver los astilleros de la marina de guerra de Estados Unidos en Filadelfia. Allí había varios buques de guerra modernos. Villaamil escribió: "Observo que en estos últimos años, de modo inesperado, [Estados Unidos] dedica su atención y dinero a adquirir buques de guerra que representan lo último en la construcción naval". Él no sabía entonces que, en solo cuatro años, se enfrentaría a esas poderosas máquinas de guerra.
La Guerra hispano-estadounidense de 1898
En 1898, la tensión entre España y Estados Unidos aumentó. El 15 de febrero, el acorazado estadounidense Maine explotó en el puerto de La Habana, en Cuba. Estados Unidos acusó a España de la explosión y poco después declaró la guerra. Las tropas de Estados Unidos llegaron rápidamente a Cuba.
El 1 de mayo, la flota de Estados Unidos en el Pacífico se enfrentó a la flota española en Filipinas. La escuadra española fue destruida en la batalla de Cavite.
En España, se decidió enviar otra flota a Cuba. Esta flota estaba al mando del almirante Pascual Cervera Topete. Incluía cruceros acorazados como el Cristóbal Colón y el Infanta María Teresa, además de tres destructores: Terror, Furor y Plutón. El Terror tuvo que quedarse en Puerto Rico por una avería.
Fernando Villaamil, que era capitán de navío, decidió unirse a la flota de Cervera. Él comandaría la escuadrilla de destructores, formada por el Furor y el Plutón. Villaamil era considerado uno de los mayores expertos mundiales en este tipo de barcos, ya que él mismo los había creado.
Estados Unidos envió dos flotas a Cuba, al mando del almirante Sampson. Estas flotas eran mucho más fuertes que la española.
Aunque la prensa y los políticos españoles esperaban una gran victoria, el almirante Cervera, Fernando Villaamil y muchos marinos sabían que se enfrentarían a un enemigo superior. Sabían que sería muy difícil ganar.
Cuando llegaron a Cuba, la flota española se quedó en el puerto de Santiago de Cuba. Cervera no quería salir a mar abierto porque sus barcos eran inferiores. Villaamil propuso atacar los puertos de la costa este de Estados Unidos con sus rápidos destructores. Así, parte de la flota estadounidense tendría que regresar a defender sus costas. Esto igualaría las fuerzas en Cuba. Sin embargo, estos planes no se llevaron a cabo.
La flota española permaneció en el puerto de Santiago de Cuba. La flota estadounidense se colocó frente a la entrada estrecha del puerto, esperando que salieran los barcos españoles. El puerto se convirtió en una trampa. Los barcos solo podían salir de uno en uno. Villaamil propuso un ataque sorpresa nocturno con torpedos usando sus dos destructores, pero su idea fue rechazada de nuevo.
Finalmente, el 2 de julio de 1898, el capitán general Ramón Blanco y Erenas ordenó a Cervera que saliera del puerto. La ciudad estaba a punto de ser ocupada por las fuerzas terrestres de Estados Unidos.
La Batalla de Santiago: El final
Cervera creía que si salía a combatir en mar abierto, perdería todos sus barcos y a sus hombres.
El jefe de Estado Mayor de la escuadra de Cervera, el Capitán de Navío Joaquín Bustamante y Quevedo, propuso una salida nocturna escalonada. Así se evitaría la pérdida total de la escuadra, pero su idea también fue rechazada.
Cervera decidió salir a primera hora del día siguiente, el 3 de julio. Navegarían hacia el oeste, pegados a la costa, para intentar salvar el mayor número de vidas posible. La estrechez del canal del puerto obligó a los barcos a salir de uno en uno.
Los barcos españoles salieron del puerto encabezados por el buque insignia Infanta María Teresa, donde iba el almirante Cervera. Después salieron el Vizcaya, el Cristóbal Colón y el Almirante Oquendo. Todos se alejaron disparando a larga distancia.
El Infanta María Teresa se dirigió hacia el buque estadounidense más cercano, el USS Brooklyn. Los barcos de Estados Unidos rodearon y atacaron al Infanta María Teresa, que luchó solo contra toda una escuadra. Luego, los estadounidenses atacaron al Almirante Oquendo.
Los últimos barcos en salir del puerto fueron los pequeños y rápidos destructores de Villaamil, el Furor y el Plutón. Se hundieron rápidamente al ser alcanzados por el potente fuego de la flota de Estados Unidos. Se cree que Villaamil murió intentando usar el cañón de proa del destructor Furor para disparar a los estadounidenses.
Una vez hundidos los destructores, la escuadra de Estados Unidos persiguió al Vizcaya hasta destruirlo.
El Cristóbal Colón, el barco más rápido y moderno de la flota española, intentó escapar. Sin embargo, se le acabó el carbón de buena calidad y tuvo que usar carbón cubano, que era inferior. Esto le hizo perder velocidad. Aunque no sufrió grandes daños, su comandante decidió encallarlo (llevarlo a la orilla para que no se hundiera) al ver que no podía escapar.
Los grandes cruceros, aunque fueron alcanzados, tardaron en hundirse. Todos se dirigieron a la costa para encallar. Por eso, muchos de sus oficiales y marineros sobrevivieron a la batalla.
La muerte de Fernando Villaamil
Los pequeños destructores, en cambio, se hundieron poco después de ser atacados. Casi todos sus tripulantes murieron, incluyendo a Villaamil. Él fue el militar de mayor rango que falleció en la batalla. Los cuerpos de Fernando Villaamil y de la mayoría de los tripulantes de su barco nunca fueron encontrados.
Consecuencias de la batalla
La escuadra española fue enviada a una guerra que ya estaba muy difícil de ganar. Los líderes políticos sabían que el enemigo era superior. El almirante Cervera y sus marinos sabían que probablemente morirían.
La decisión de Cervera de salir de día y pegado a la costa se explica por su deseo de reducir el número de víctimas. Esto significa que Cervera ya daba la batalla por perdida antes de empezar. Su decisión de esperar en el puerto fue un error, porque de todos modos tuvo que enfrentarse a la flota de Estados Unidos, pero en una situación mucho más desventajosa.
A pesar de los esfuerzos de Fernando Villaamil, los destructores no fueron usados de la mejor manera en la batalla.
Santiago de Cuba se rindió el 16 de julio. Se calcula que murieron unas 600 personas del lado español, 250 de Estados Unidos y 100 de Cuba.
Después de la guerra, la Armada española quedó muy debilitada. Había temor de que Estados Unidos atacara ciudades costeras de España. Afortunadamente, estos ataques nunca ocurrieron.
En julio de 1911, se inauguró un importante monumento en memoria de Villaamil en Castropol, Asturias. Fue creado por el escultor Cipriano Folgueras Doiztúa. El monumento se construyó gracias a donaciones de la gente, lideradas por la Reina Regente María Cristina.
Véase también
En inglés: Fernando Villaamil Facts for Kids
- Guerra Hispano-estadounidense