Disturbios de Zaragoza (1410) para niños
Los Disturbios de Zaragoza fueron una serie de eventos y revueltas que ocurrieron en la ciudad de Zaragoza, la capital del antiguo reino de Aragón. Estos sucesos tuvieron lugar principalmente en mayo de 1410. En ese momento, la Corona de Aragón estaba pasando por un periodo llamado Interregno, lo que significa que no había un rey claro para suceder a Martín I el Humano, quien había perdido a su único hijo y heredero, Martín el Joven, en julio de 1409.
Datos para niños Disturbios de Zaragoza |
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Resultado | Revocación de los cargos de Jaime II de Urgel por el rey Martín I de Aragón |
Contenido
¿Qué fueron los Disturbios de Zaragoza?
Después de que Martín el Joven, el hijo del rey Martín I, falleciera en 1409, el rey se preocupó mucho por encontrar a alguien que lo sucediera en el trono. Una de sus ideas fue apoyar a su sobrino, Jaime II de Urgel. El rey Martín ya lo había nombrado en cargos importantes, como Lugarteniente del Reino de Aragón en 1408 y, tras la muerte de su hijo, Gobernador General de la Corona de Aragón en agosto de 1409.
Jaime II de Urgel: Un Candidato al Trono
Jaime II de Urgel era muy cercano al rey Martín I, quien lo trataba con mucho cariño desde joven. El rey quería que Jaime participara en los asuntos del reino. Como muestra de su apoyo, en 1407 Jaime se casó con Isabel de Aragón, que era la hermana del propio rey.
El rey Martín I pensaba que Jaime II sería un gran colaborador y lo promovió para que ocupara puestos de mucha responsabilidad. El cargo de Gobernador General de la Corona era muy importante, casi como un rey en funciones, y solía ser ocupado por el hijo mayor del monarca. Esto hacía que Jaime pareciera el heredero natural, especialmente porque el rey estaba enfermo y no tenía otro hijo. Sin embargo, las cosas no salieron como se esperaba debido a los problemas que Jaime causó en Zaragoza en mayo de 1410.
¿Por qué Jaime II quería el trono?
A finales de 1409, Jaime II parecía el candidato más fuerte para suceder al rey. Aunque no era el que tenía más derechos directos al trono, otros posibles herederos eran muy mayores, muy jóvenes o estaban lejos de Aragón. Además, los cargos que Jaime ocupaba le daban mucho poder, solo por debajo del rey. Esto le hacía pensar que, si el rey Martín I moría, él podría sucederle sin problemas. El cargo de Gobernador General le permitía actuar con plenos poderes si el rey no podía gobernar.
Conflictos en Aragón antes de los Disturbios
Desde finales del siglo XIV, Aragón sufría muchos enfrentamientos entre las grandes familias nobles del reino. Familias importantes como los Luna o los Alagón estaban en constante conflicto con otros linajes, como los Fernández de Heredia, los Urrea o los Híjar. El rey Martín I quería que Jaime le ayudara a poner orden en estos conflictos. Por eso lo nombró Lugarteniente y le dio un matrimonio tan importante con su hermana.
La llegada de Jaime II a Zaragoza y los bandos
Jaime II se consideraba ya el sucesor legítimo y, por ello, actuó en Zaragoza de una manera que iba más allá de sus atribuciones mientras el rey Martín aún vivía.
Zaragoza era la ciudad más importante de la Corona, y Jaime necesitaba que sus cargos fueran reconocidos allí. La reina viuda Violante de Bar apoyaba a su nieto Luis de Anjou para el trono y buscó el apoyo de nobles importantes. El arzobispo de Zaragoza, García Fernández de Heredia, se opuso fuertemente a Jaime II. Además, las instituciones de Aragón consideraban que el nombramiento de Jaime como lugarteniente iba en contra de los Fueros (las leyes y costumbres del reino) y se negaron a aceptarlo.
A principios de 1410, Antón de Luna se convirtió en el principal defensor de Jaime II. Jaime se trasladó a Zaragoza en febrero para hacer valer sus cargos y tomar el control de la ciudad. Aunque el rey Martín I aún lo apoyaba y pedía a la nobleza que colaborara con Jaime, el conde de Urgel tenía otra prioridad: derrotar a las facciones que se le oponían, como los Híjar y los Urrea, que apoyaban a la reina Violante.
Jaime II permitió que los grupos en conflicto entraran con sus hombres armados en Zaragoza en abril. Habían llegado a un acuerdo para una tregua, pero este acuerdo fue muy frágil. Pronto, los conflictos volvieron a estallar, afectando a los ciudadanos y a las instituciones de Zaragoza.
Antón de Luna entró en la ciudad con 800 hombres, y Pedro de Urrea (que apoyaba al arzobispo y al Justicia de Aragón) entró con 315 caballeros y otros soldados. El grupo de Antón de Luna quería que Jaime de Urgel tomara el poder y jurara su cargo en la catedral de la Seo ante el Justicia de Aragón y el arzobispo. El otro grupo quería impedir que el conde ejerciera la lugartenencia, ya que esto le daría más poder que el gobernador, el Justicia y el arzobispo.
La presencia de tantos grupos armados rivales en la ciudad la convirtió en un lugar muy peligroso. La mayoría de la nobleza, los oficiales de Zaragoza y muchos ciudadanos se oponían a que Jaime fuera el máximo líder. Argumentaban que esto violaba los Fueros de Aragón y que la lugartenencia no podía ser ocupada sin la aprobación de las Cortes. Los planes de Jaime chocaban con las leyes y tradiciones del reino. El rey Martín I, que ya no estaba de acuerdo con su sobrino, le aconsejó que siguiera las reglas y no forzara a las instituciones, porque sin su consentimiento no podría tomar el poder.
Disturbios en la ciudad
El momento más tenso ocurrió entre el 4 y el 14 de mayo de 1410. En esos diez días, las acciones de Jaime II para imponer su autoridad le ganaron la enemistad de casi toda la población. La mañana del 14 de mayo, Jaime intentó mostrar su fuerza. Convocó al Justicia en la iglesia de Santa María del Pilar para jurar los Fueros y Privilegios del Reino. Sin embargo, el Justicia, Juan Jiménez Cerdán, no apareció, ni tampoco ningún otro cargo o representante de la ciudad. Esta resistencia buscaba impedir que Jaime II se convirtiera, de hecho, en el rey en funciones.
Ante esta situación, Jaime II envió a Antón de Luna y a Artal de Alagón con sus tropas al palacio del arzobispo. Querían obligar al Justicia a recibir el juramento de Jaime como Lugarteniente. Pero Jiménez Cerdán aplazó la decisión hasta la tarde. Entonces, hizo sonar la campana de la iglesia de Santiago, que era la señal para que la gente saliera armada a defender la ciudad.
Después de la alarma, hubo graves disturbios. El propio Jaime II, junto con un hermano suyo, salió a la plaza del Pilar al mando de más de 200 hombres. Participaron en combates en muchos puntos de la ciudad. Se enfrentaron las compañías del arzobispo García Fernández de Heredia, los Urrea, los Híjar y los Gurrea contra las de los Luna y los Alagón. Hubo muchos muertos y heridos, y la gente de Zaragoza se opuso fuertemente a la presencia de Jaime II de Urgel.
A pesar de todo, el conde de Urgel siguió actuando sin prudencia. Obligó a un notario a tomarle el juramento que el Justicia no había querido recibir. Todo esto arruinó las ambiciones de Jaime de ocupar el trono de Aragón. Cuando el rey Martín I se enteró de todo, lo regañó duramente. Lo acusó de causar grandes "peligros, males y escándalos" y de no hacer caso a sus advertencias de no usar su cargo sin haber jurado ante el Justicia de Aragón.
Revocación de los cargos de Jaime II

El 15 de mayo, sin saber aún lo que había pasado el día anterior, el rey ordenó al Justicia que expulsara a todas las tropas de Zaragoza y que resolviera el asunto según los Fueros. Dos días después, el rey anuló el nombramiento de Jaime II de Urgel como Lugarteniente General. Esto fue debido a la desobediencia y el desprecio de Jaime a sus órdenes. Fue un fracaso total para Jaime, aunque él culpó a sus consejeros.
A pesar de que le quitaron el cargo, Jaime II intentó hacer valer su Lugartenencia después de la muerte del rey, pero no lo consiguió. Sin embargo, la nobleza que apoyaba a Jaime en Aragón, con Antón de Luna y Artal de Alagón a la cabeza, siguió defendiendo su causa. Incluso llegaron a eliminar al arzobispo García Fernández de Heredia, quien, junto con el gobernador Gil Ruiz de Lihorí, lideraba las milicias de Zaragoza y estaba decidido a no permitir más la entrada de tropas armadas a la ciudad.
Galería de imágenes
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Sarcófago de Jaime II de Urgel en el castillo de Játiva.
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Monumento al Justiciazgo en la plaza de Aragón de Zaragoza.
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Escudo del Castellán de Amposta.
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Ábsides y muro de la Parroquieta de la Seo de Zaragoza.
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Escudo de los condes de Urgel, a la que perteneció Jaime II de Urgel.