Desinformación sobre la pandemia de COVID-19 para niños
Después del inicio de la COVID-19, una enfermedad causada por un virus nuevo, surgieron muchas teorías de conspiración y desinformación sobre cómo se originó, qué tan grave era, cómo prevenirla y cómo tratarla. Esta información incorrecta se compartió mucho en redes sociales, mensajes de texto y, a veces, incluso por medios de comunicación de algunos países.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que había una "epidemia de información falsa" sobre el virus. Esto significa que había tanta información incorrecta que era difícil para las personas encontrar datos confiables. Esta situación ponía en riesgo la salud de las personas en todo el mundo.
Algunas de estas informaciones falsas decían que el virus era un arma secreta, un plan para controlar a la población o el resultado de una operación de espionaje. Algunas de estas teorías podrían haber sido impulsadas por gobiernos. También hubo líderes mundiales que restaron importancia a la amenaza del virus y compartieron información equivocada.
En Estados Unidos, el presidente Joe Biden criticó a Facebook por permitir la difusión de información errónea sobre la COVID-19 y las vacunas. Su gobierno pidió a empresas como Meta Platforms (dueña de Facebook, Instagram y WhatsApp) que eliminaran ciertos contenidos relacionados con la pandemia. En 2024, Mark Zuckerberg, el líder de Meta, dijo públicamente que se arrepentía de algunas de esas decisiones.
Contenido
Teorías sobre el origen del virus
Las teorías de conspiración sobre el origen del virus aparecieron en redes sociales y en algunos medios de comunicación, a menudo influenciadas por la política internacional.
¿Fue un arma biológica?
En 2015, una revista científica llamada Nature Medicine publicó un estudio sobre la creación de un virus en un laboratorio que podía afectar a los humanos. Esto llevó a especulaciones en 2019 de que el virus de la COVID-19 podría haber sido creado por humanos. Sin embargo, en 2020, la misma revista publicó otro artículo que explicaba por qué era muy probable que el virus se hubiera originado de forma natural.
Los científicos explicaron que la forma en que el virus se une a las células humanas es algo que ocurre por selección natural, no por manipulación genética. Si el virus hubiera sido modificado en un laboratorio, se habrían usado métodos diferentes a los que se vieron en su estructura genética. Además, la estructura general del virus es muy parecida a la de otros virus encontrados en murciélagos y pangolines, que no se sabía que afectaran a los humanos.
En febrero de 2020, el experto en virus Trevor Bedford dijo al Financial Times que no había ninguna prueba de que el virus hubiera sido creado en un laboratorio. Explicó que los cambios en el virus eran totalmente normales para su evolución natural. Lo más probable, según su análisis genético, es que el virus pasara de un murciélago a otro animal hace décadas, y luego de ese animal a un humano en la ciudad de Wuhan a finales de 2019.
El 19 de febrero de 2020, la revista The Lancet publicó una carta de varios científicos que rechazaban las teorías de conspiración sobre un origen no natural de la COVID-19.
Teorías sobre China
Desde el inicio de la pandemia, se difundieron ideas de que el virus SARS-CoV-2 venía de un laboratorio en Wuhan. Se decía que en ese laboratorio se había trabajado con un virus de murciélagos muy parecido al SARS-CoV-2. Sin embargo, los científicos han demostrado que las diferencias entre ambos virus son muy grandes y se distribuyen de forma natural, lo que hace muy improbable que uno sea el origen directo del otro.
Algunos funcionarios de Estados Unidos, como el director del FBI, Christopher A. Wray, y el Departamento de Energía de los Estados Unidos, han dicho que el virus "más probablemente" provino de un laboratorio chino. Sin embargo, otros expertos y el exdirector de los Institutos Nacionales de Salud, Francis Collins, han declarado que no hay pruebas de que fuera una conspiración.
También circularon rumores sobre un estudio de 2015 que hablaba de crear un virus en laboratorio. Pero las diferencias entre ese virus artificial y el SARS-CoV-2 eran demasiado grandes para que estuvieran relacionados. Otro rumor decía que el SARS-CoV-2 contenía partes del virus de la inmunodeficiencia humana, lo cual fue desmentido por virólogos que demostraron que era una coincidencia.
Teorías sobre Estados Unidos
En enero de 2020, algunos medios publicaron que el virus era parte de un programa de armas biológicas de China. Sin embargo, expertos estadounidenses desmintieron esto, explicando que el laboratorio mencionado no era adecuado para ese tipo de investigación y que no había pruebas de que el virus fuera diseñado genéticamente.
Algunos políticos y comentaristas en Estados Unidos también sugirieron que el virus podría haber sido un arma biológica china o que fue creado para afectar la política interna. Estas afirmaciones no tenían pruebas científicas.
En 2025, la Casa Blanca bajo la administración de Donald Trump afirmó que el virus de la COVID-19 surgió por una fuga en un laboratorio chino.
Otras naciones
En el Reino Unido, una teoría de conspiración relacionó el coronavirus con la red de telefonía móvil 5G, lo que llevó a que se incendiaran algunas torres 5G.
También se difundió información falsa en el Reino Unido y por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que afirmaba que las personas vacunadas desarrollaban el virus de la inmunodeficiencia humana más rápido.
¿Fue un arma biológica de Estados Unidos?
Rusia
En febrero de 2020, funcionarios de Estados Unidos acusaron a Rusia de difundir teorías de conspiración que decían que el virus era un arma biológica creada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE. UU. y que Estados Unidos estaba usando el virus para una guerra económica contra China. Rusia negó estas acusaciones.
Algunos medios rusos y políticos también promovieron la idea de que el virus era un experimento del Pentágono o que fue creado para dañar la economía china.
Irán
En Irán, algunos líderes y personalidades de la televisión acusaron a Estados Unidos de crear y propagar el coronavirus para dañar a Irán y China, o como una nueva arma para obtener ventajas políticas y económicas. Estas afirmaciones no tenían pruebas.
Otras naciones
En China, circularon teorías en internet que decían que la COVID-19 fue creada por la CIA para controlar a China. También se sugirió que atletas militares estadounidenses que participaron en unos juegos en Wuhan en 2019 podrían haber propagado el virus.
En la prensa árabe, se promovió la idea de que Estados Unidos creó y difundió el COVID-19 y otras enfermedades para vender vacunas y debilitar a China.
Teorías sobre control de la población
Una teoría de conspiración, apoyada por grupos como QAnon y el movimiento antivacunas, afirmó que el brote era un plan para controlar la población, creado por el Instituto Pirbright en Inglaterra y Bill Gates, cofundador de Microsoft. Esta teoría pudo surgir de una mala interpretación de las palabras de Bill Gates sobre la necesidad de certificados digitales para mostrar quién se había recuperado o vacunado.
También se difundió un rumor falso de que documentos del Banco Mundial mostraban que planeaban la pandemia desde 2017 o 2018. Sin embargo, esos documentos no mencionaban el virus de la COVID-19 hasta que fueron actualizados cuando la pandemia ya había comenzado.
Información médica incorrecta
Se difundieron muchos rumores en redes sociales sobre supuestas formas de prevenir, diagnosticar o curar la enfermedad. Todas estas afirmaciones han sido desmentidas por expertos en salud.
Algunos ejemplos de estas afirmaciones falsas son:
- "Consumir jengibre hervido con el estómago vacío puede matar el coronavirus."
- "Beber limón con agua previene el coronavirus y el cáncer."
- "Contener la respiración durante 10 segundos es una autoevaluación eficaz."
- "Saunas calientes y secadores de cabello matan el coronavirus."
- "Ciertas marcas de jabón previenen la infección."
- "La luz UV-C, el cloro y las altas temperaturas se pueden usar en humanos para matar el coronavirus."
- "Las tarjetas azules de dióxido de cloro protegen contra la COVID-19."
Falsas curas y tratamientos
Se afirmó falsamente que ya existía una vacuna para la COVID-19. Sin embargo, en ese momento no había ninguna vacuna aprobada. Las patentes mencionadas en estas teorías eran para otras cepas de coronavirus, no para la COVID-19.
También se difundió un rumor de que Bill Gates había dicho que la vacuna causaría muchas muertes. Esto fue desmentido; él había hecho una estimación sobre posibles efectos secundarios leves en un gran número de personas vacunadas, no sobre muertes.
5G
En febrero de 2020, se difundió la idea de que había un vínculo entre el coronavirus y las redes móviles 5G. Algunos decían que los brotes eran causados directamente por los campos electromagnéticos de la tecnología 5G. Estas afirmaciones son falsas y no tienen base científica.
También se dijo falsamente que los virus eran desechos de células envenenadas por campos electromagnéticos o que las pandemias históricas coincidieron con desarrollos en tecnología de radio. Estas ideas han sido desmentidas por la ciencia.
Mascotas
Cientos de mascotas fueron abandonadas por la creencia errónea de que podían infectarse y propagar la enfermedad. Hay muy poca evidencia que apoye que perros y gatos infectados puedan transmitir el virus a humanos.
Inmunidad vegetariana
Algunas organizaciones e individuos afirmaron falsamente que comer carne hacía a las personas más susceptibles al virus. En la India, un rumor decía que solo las personas que comían carne se veían afectadas por el coronavirus. Estas afirmaciones no son ciertas.
Eficacia del gel antibacterial
Se difundió la idea de que el gel antibacterial no era efectivo contra el coronavirus porque solo era "antibacteriano, no antiviral". Sin embargo, la mayoría de los geles antibacteriales comerciales sí son efectivos contra el coronavirus, ya que contienen alcohol que inactiva el virus.
Inyectar o ingerir sustancias peligrosas
En abril de 2020, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió que se podían inyectar desinfectantes para eliminar el virus. Esto llevó a decenas de llamadas por intoxicaciones. Las autoridades de salud advirtieron que beber o inyectar desinfectantes es extremadamente peligroso y puede causar daños graves o la muerte.
También se difundió un estudio falso que afirmaba que ingerir dióxido de cloro curaba la COVID-19. Esta sustancia no tiene ninguna prueba de ser efectiva contra el virus y su consumo es peligroso.
Surgieron varias teorías falsas sobre los peligros de hacerse las pruebas de COVID-19. Se decía que podían romper una barrera en el cerebro, que los kits de prueba estaban contaminados o que la prueba era parte de un plan para implantar microchips. Todas estas afirmaciones son falsas.
También se difundieron videos que mostraban cómo los tests de antígenos daban positivo con alimentos o bebidas como Coca-Cola o zumo de naranja. Los expertos explicaron que el resultado no era "positivo", sino "inválido", porque los componentes de los alimentos dañaban las proteínas de la prueba.
Supuestas muertes
Durante la pandemia, circularon noticias falsas sobre supuestas muertes relacionadas con la vacuna experimental o por la propia enfermedad. Por ejemplo, se dijo que una mujer en el Reino Unido había fallecido al probar una vacuna, pero ella misma desmintió la noticia.
También se compartieron afirmaciones falsas sobre decenas de miles de muertes por las vacunas, basándose en datos malinterpretados de sistemas de reporte de efectos secundarios. Estos sistemas registran todos los eventos, no solo los causados por la vacuna.
Documentales falsos como "The Blue Dot Movie" o "The Big Reset" también se viralizaron, pero fueron rápidamente desmentidos.
Un estudio japonés que fue retirado se usó para afirmar que las personas vacunadas eran más propensas a tener cáncer. Sin embargo, los autores del estudio admitieron que sus resultados no fueron verificados y no había evidencia de que las vacunas aumentaran el riesgo de cáncer.
En mayo de 2025, un cardiólogo afirmó ante el Senado de los Estados Unidos que la mayoría de las muertes durante la pandemia fueron por las vacunas, basándose en un estudio desacreditado por sus errores.
Actitudes de los gobiernos
La pandemia hizo que las autoridades de todo el mundo lucharan por contener la enfermedad. Sin embargo, algunos líderes mundiales causaron controversia al minimizar la crisis, dar información falsa o promover comportamientos inadecuados.
Argentina
En Argentina, el presidente Alberto Fernández afirmó que el virus moría a los 26 grados, lo cual fue desmentido. También se dijo que el expresidente Mauricio Macri había minimizado la enfermedad, aunque luego aclaró su postura.
Brasil
El gobierno de Brasil, liderado por Jair Bolsonaro, minimizó la enfermedad, llamándola "apenas una pequeña gripe" y acusando a los medios de causar pánico. Bolsonaro intentó levantar las medidas de restricción con la campaña "Brasil no puede parar", pero fue bloqueado por orden judicial. YouTube suspendió su canal por difundir información falsa sobre las vacunas.
China
Acusaciones de mal manejo de la crisis
Al principio del brote, algunos médicos chinos, como Li Wenliang, intentaron alertar sobre el virus, pero las autoridades de Wuhan tardaron en reconocer la gravedad de la situación y la transmisión de persona a persona.
El secretario general del Partido Comunista de China, Xi Jinping, afirmó haber estado al tanto de la epidemia desde principios de enero de 2020, pero los registros de las reuniones no mostraban mención de la epidemia en ese momento.
Origen del virus
El gobierno chino fue acusado de lanzar una campaña de desinformación para sembrar dudas sobre el origen del coronavirus. Funcionarios de Estados Unidos y expertos en política china dijeron que esta campaña buscaba desviar la atención del mal manejo de la crisis por parte del gobierno chino.
Portavoces del Ministerio de Relaciones Exteriores de China promovieron la teoría de que el coronavirus había sido "diseñado biológicamente" por potencias occidentales, sugiriendo que el ejército de Estados Unidos lo había propagado. No había pruebas que respaldaran estas afirmaciones.
Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus asesores fueron acusados de difundir información errónea sobre el coronavirus. Trump hizo afirmaciones sobre la cercanía de una vacuna, la tasa de mortalidad del virus y la disponibilidad de pruebas, que no eran precisas según los expertos en salud.
También afirmó que la cloroquina había sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) como tratamiento, lo cual fue negado por la agencia.
En 2024, se reveló que el gobierno de Donald Trump había lanzado una campaña secreta de desinformación contra una vacuna china en varios países de Asia, sembrando dudas sobre su eficacia y afirmando falsamente que contenía gelatina de cerdo. La administración de Joe Biden detuvo esta campaña.
Gran Bretaña
Al inicio de la pandemia, el gobierno de Boris Johnson en el Reino Unido basó su estrategia en la creación de "inmunidad de grupo", una idea que no estaba demostrada en ese momento y que fue cuestionada por la OMS.
Irán
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, dijo que Estados Unidos había creado una "versión especial" del virus para Irán. Baréin acusó a Irán de "agresión biológica" por ocultar la magnitud del brote en su país.
Rusia
En marzo de 2020, circuló un rumor en redes sociales que decía que un león había sido soltado en las calles de Rusia para mantener a la población en cuarentena. Esto era falso; el video era de un león que escapó en Sudáfrica años antes.
México
El gobierno mexicano fue criticado por responder tarde a la pandemia. El presidente Andrés Manuel López Obrador fue criticado por minimizar la amenaza del coronavirus.
Cuba
El presidente Miguel Díaz-Canel afirmó en Twitter que un medicamento cubano, el interferón alfa-2b, estaba siendo usado para tratar y curar la COVID-19 en China con "resultados palpables". Aunque el medicamento se usaba, en ese momento no había pruebas definitivas de que fuera un antiviral específico contra el coronavirus.
Venezuela
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió que la COVID-19 podría ser un "arma biológica" creada contra China y el resto del mundo.
Maduro también apoyó el uso de infusiones de hierbas para curar la COVID-19. Twitter eliminó uno de sus tuits donde citaba a un médico que aseguraba haber encontrado un antídoto natural y que el virus fue creado por Estados Unidos.
En enero de 2021, Maduro presentó un medicamento llamado "Carvativir", asegurando que "neutralizaba el COVID-19 en un 100%". Sin embargo, este medicamento fue ampliamente cuestionado por especialistas de todo el mundo, quienes señalaron que no había evidencia de su efectividad. Maduro luego rectificó y lo calificó solo como un "coadyuvante" (ayuda) al tratamiento.
Esfuerzos para combatir la desinformación
Se han hecho muchos esfuerzos para detener la difusión de información falsa sobre la pandemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) creó una línea directa 24/7 y monitoreó las redes sociales para responder a la información errónea. La OMS desmintió muchas afirmaciones falsas, como que contener la respiración o beber mucha agua protegía contra el virus.
Empresas como Facebook, Twitter y Google dijeron que estaban trabajando con la OMS para eliminar la información falsa que pudiera causar "daños físicos". Facebook incluso ofreció publicidad gratuita a la OMS.
En 2024, Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp) reconoció que algunas decisiones de censura durante la pandemia, tomadas bajo presión del gobierno, no se tomarían hoy con la información actual.
Amazon eliminó más de un millón de productos que afirmaban curar o proteger contra el coronavirus y quitó miles de productos de salud con precios excesivos.
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El secretario general Xi Jinping (izquierda) y el primer ministro chino Li Keqiang