Bobby Fischer para niños
Datos para niños Bobby Fischer |
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11.° campeón mundial de ajedrez | ||
1 de septiembre de 1972-3 de abril de 1975 | ||
Predecesor | Borís Spassky | |
Sucesor | Anatoli Kárpov | |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Robert James Fischer | |
Otros nombres | Bobby Fischer | |
Nacimiento | 9 de marzo de 1943 Chicago, Illinois, Estados Unidos |
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Fallecimiento | 17 de enero de 2008 (64 años) Reikiavik, Islandia |
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Causa de muerte | Insuficiencia renal | |
Sepultura | Selfoss | |
Nacionalidad | Islandesa (desde 2000) | |
Familia | ||
Padre | Paul Nemenyi | |
Cónyuge | Miyoko Watai | |
Educación | ||
Educado en | Erasmus Hall High School (hasta 1958) | |
Alumno de | William Lombardy | |
Información profesional | ||
Ocupación | Ajedrecista | |
Elo | 2780 (2007) | |
Sitio web | bobbyfischer.net | |
Carrera deportiva | ||
Deporte | Ajedrez y chess boxing | |
Representante de | Estados Unidos | |
Distinciones | Campeón del mundo de ajedrez | |
Robert James Fischer, más conocido como Bobby Fischer (Chicago, Illinois; 9 de marzo de 1943 - Reikiavik, Islandia; 17 de enero de 2008), fue un gran maestro de ajedrez, campeón mundial entre 1972 y 1975. Obtuvo el título máximo del ajedrez mundial al vencer al soviético Borís Spasski en el llamado «Encuentro del Siglo». Sin embargo, después de lograr el título, no volvió a jugar nunca más en torneos internacionales. Su país dictó orden de búsqueda y captura contra él en 1992 por haber jugado otro encuentro contra Borís Spasski en Yugoslavia, país contra el cual Estados Unidos había decretado un bloqueo, esto haría que más tarde el gobierno estadounidense revocara su pasaporte.
En julio de 2004, Fischer fue detenido en el aeropuerto Narita ―en Tokio (Japón)―, por intentar salir del país utilizando un pasaporte no válido; fue liberado ocho meses después y autorizado a viajar a Islandia, país que acababa de concederle la nacionalidad a pesar del malestar que ello generó en las autoridades de Estados Unidos. Falleció en Islandia tres años después.
Contenido
Primeros años
Bobby Fischer nació en el Hospital Michael Reese de Chicago, Illinois, el 9 de marzo de 1943. Su madre, Regina Wender Fischer, era ciudadana estadounidense, nacida en Suiza; sus padres eran judíos polacos. Criada en St. Louis, Regina se convirtió en maestra, enfermera y más tarde médica.
Después de graduarse de la universidad en su adolescencia, Regina viajó a Alemania para visitar a su hermano. Fue allí donde conoció al genetista y futuro ganador del Premio Nobel Hermann Joseph Muller , quien la convenció de mudarse a Moscú para estudiar medicina. Se matriculó en la Primera Universidad Médica Estatal de Moscú IM Sechenov , donde conoció a Hans-Gerhardt Fischer, también conocido como Gerardo Liebscher, un biofísico alemán, con quien se casó en noviembre de 1933.
En 1938, Hans-Gerhardt y Regina tuvieron una hija, Joan Fischer . El resurgimiento del antisemitismo bajo Stalin llevó a Regina a ir con Joan a París, donde Regina se convirtió en profesora de inglés. La amenaza de una invasión alemana la llevó a ella y a Joan a viajar a Estados Unidos en 1939. Regina y Hans-Gerhardt ya se habían separado en Moscú, aunque no se divorciaron oficialmente hasta 1945.
En el momento del nacimiento de su hijo Bobby Fischer en el año 1943, Regina no tenía hogar y viajaba a diferentes trabajos y escuelas en todo el país para mantener a su familia. Se involucró en el activismo político y crió tanto a Bobby como a Joan como madre soltera.
En 1949, Regina se mudó con la familia a Manhattan y al año siguiente a Brooklyn , Nueva York, donde estudió una maestría en enfermería y posteriormente comenzó a trabajar en ese campo.
Paul Nemenyi como el padre de Fischer
En 2002, Peter Nicholas y Clea Benson de The Philadelphia Inquirer publicaron un informe de investigación que afirmaba que el padre biológico de Bobby Fischer era en realidad Paul Nemenyi. Esto no fue confirmado por Fischer o su (entonces fallecida) madre. Nemenyi, matemático y físico húngaro de ascendencia judía, era considerado un experto en mecánica de fluidos y aplicada. Benson y Nicholas continuaron con su trabajo y reunieron evidencia adicional en registros judiciales, entrevistas personales e incluso un resumen de la investigación del FBI escrito por J. Edgar Hoover, lo que confirmó sus conclusiones anteriores.
A lo largo de la década de 1950, el FBI investigó a Regina y su círculo debido a sus supuestas opiniones comunistas y debido a su tiempo viviendo en Moscú. Los archivos del FBI señalan que Hans-Gerhardt Fischer nunca entró en los Estados Unidos, mientras que registran que Nemenyi se interesó mucho en la educación de Fischer. No solo se informó que Regina y Nemenyi tuvieron una aventura en 1942, sino que Nemenyi hizo pagos mensuales de manutención infantil a Regina y pagó la educación de Bobby hasta su propia muerte en 1952. Peter Nemenyi se informó que les dijo a los amigos que lo rodeaban que Fischer era su medio hermano mientras participaba en los esfuerzos para ayudar a Fischer después de que Paul murió en 1952.
Comienzos del ajedrez
En marzo de 1949, Bobby, de seis años, y su hermana Joan aprendieron a jugar al ajedrez siguiendo las instrucciones de un juego comprado en una tienda de golosinas. Cuando Joan perdió interés en el ajedrez y Regina no tenía tiempo para jugar, Fischer tuvo que jugar muchas de sus primeras partidas contra sí mismo. Cuando la familia estaba de vacaciones en Patchogue, Long Island, Bobby encontró un libro de viejas partidas de ajedrez y lo estudió intensamente.
En 1950, la familia se mudó a Brooklyn, primero a un apartamento en la esquina de Union Street y Franklin Avenue y luego a un apartamento de dos habitaciones en 560 Lincoln Place. Fue allí donde "Fischer pronto quedó tan absorto en el juego que Regina temió que estuviera pasando demasiado tiempo solo". Como resultado, el 14 de noviembre de 1950, Regina envió una postal al periódico Brooklyn Eagle , buscando colocar un anuncio preguntando si otros niños de la edad de Bobby podrían estar interesados en jugar al ajedrez con él. El periódico rechazó su anuncio, porque nadie supo cómo clasificarlo, pero remitió su consulta a Hermann Helms , el "Decano del Ajedrez Americano", quien le dijo que el Maestro Max Pavey, ex campeón escocés, estaría dando una exhibición de simultáneas el 17 de enero de 1951. Fischer jugó en la exhibición. Aunque aguantó durante 15 minutos, atrayendo a una multitud de espectadores, finalmente perdió ante el maestro de ajedrez.
Uno de los espectadores era el presidente del Club de Ajedrez de Brooklyn, Carmine Nigro, un experto en ajedrez estadounidense de fuerza casi maestra e instructor. Nigro quedó tan impresionado con el juego de Fischer que lo presentó al club y comenzó a enseñarle. Fischer señaló sobre su tiempo con Nigro: "El Sr. Nigro posiblemente no fue el mejor jugador del mundo, pero fue un muy buen maestro. Conocerlo fue probablemente un factor decisivo para seguir adelante con el ajedrez".
Nigro organizó el primer torneo de ajedrez de Fischer en su casa en 1952. En el verano de 1955, Fischer, que entonces tenía 12 años, se unió al Manhattan Chess Club. La relación de Fischer con Nigro duró hasta 1956, cuando Nigro se mudó.
El Club de Ajedrez de Hawthorne
En junio de 1956, Fischer comenzó a asistir al Hawthorne Chess Club, con sede en la casa del maestro John "Jack" W. Collins.
Collins enseñó ajedrez a niños y ha sido descrito como el maestro de Fischer, pero el propio Collins sugirió que en realidad no enseñó a Fischer, y la relación podría describirse con mayor precisión como una de tutoría.
Fischer jugó miles de partidas rápidas y relámpago con Collins y otros jugadores fuertes, estudió los libros de la gran biblioteca de ajedrez de Collins y cenó casi tantas en la casa de Collins como en la suya.
Ajedrez profesional
Su carrera coincide con el encumbramiento de la escuela soviética de ajedrez que, subvencionada por el Estado, dominó la disciplina desde 1948 hasta la desintegración de la Unión Soviética en 1991, con el paréntesis de Fischer; y aun después de dicha desintegración, los jugadores formados en dicha escuela soviética estuvieron en la cima durante años. El campeonato de Estados Unidos de 1957 tuvo para la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) en el sistema de Candidatos al título mundial, categoría Zonal. Bobby, ya campeón juvenil de Estados Unidos y que había terminado noveno en la edición anterior del campeonato absoluto, se alzó con el primer lugar, y se clasificó para el Torneo Interzonal de Portoroz (hoy Eslovenia) del año siguiente, en el que obtuvo el sexto puesto. Un resultado magnífico que le permitió acceder al torneo de Candidatos y obtener de forma automática el título de gran maestro. Muchos jugadores han superado desde entonces el récord de precocidad de Fischer en obtener el título de gran maestro (lo hizo con quince años y medio); cabe señalar, sin embargo, que el estadounidense lo alcanzó con recursos muy limitados, en una época en la que la información ajedrecística, particularmente la que llegaba a Estados Unidos, era mínima; en solitario y sin entrenadores (mientras que los jugadores soviéticos recibían apoyo oficial), y sin el auxilio de potentes programas de juego y bases de datos disponibles para los jugadores actuales. Debieron pasar treinta y tres años para que la húngara Judit Polgár estableciera una nueva marca.
Disputó nueve veces el Torneo Rosenwald de Nueva York, en el que se dirimía el campeonato de Estados Unidos. En su primera participación solo pudo ganar un par de partidas, aunque una de ellas, su victoria ante Donald Byrne ya referida anteriormente, lo proyectó a la fama internacional pues se publicó en revistas especializadas prácticamente de todo el mundo. En dicho juego Fischer venció mediante un brillantísimo juego combinativo, aún más sorprendente si se toma en cuenta que apenas contaba con trece años de edad. En sus restantes ocho apariciones obtuvo en todas el título nacional con al menos un punto de ventaja sobre el segundo clasificado. En la edición de 1963 logró además la proeza de coronarse campeón venciendo en todas las partidas; una hazaña sin precedentes pues participaban en el certamen figuras de la talla de Samuel Reshevsky, Larry Evans, Pal Benko y Robert Byrne.
Olimpiadas de ajedrez
Bobby Fischer acudió a cuatro Olimpiadas de ajedrez con el equipo de Estados Unidos. En todas ellas consiguió resultados sobresalientes, incluyendo dos medallas de plata y una de bronce defendiendo el primer tablero de su país. Sus enfrentamientos contra el equipo de la Unión Soviética, cuyo primer tablero generalmente ocupaba el campeón del mundo, produjeron partidas extraordinarias que recogen las antologías. En Leipzig (Alemania), en 1960, empató espectacularmente con el soviético entonces campeón del mundo Mijaíl Tal; al término del juego, Fischer le dijo con sorna al campeón: «No juega usted mal», a lo que Tal respondió: «Es la primera vez que usted lo reconoce, y si me hubiera ganado afirmaría que jugué como un genio».
En Varna (Bulgaria), dos años después, se encontraría con el legendario Mijaíl Botvínnik, al que dominó durante toda la partida aunque este salvaría el empate gracias a la ayuda en el análisis de la posición aplazada de sus compañeros de equipo, especialmente de Efim Geller, alcanzando un final de tablas teóricas en desventaja material. En la Olimpiada de La Habana (Cuba), el equipo de la Unión Soviética reservó al campeón mundial Petrosián, por lo que Fischer se enfrentó al entonces subcampeón Borís Spasski con quien firmaría las tablas después de cincuenta y siete movimientos en una partida que comenzó con la Apertura Española o Ruy López. En su última presentación «olímpica», en Siegen (Alemania), Spasski, ya como campeón mundial, derrotaría brillantemente al gran maestro de Brooklyn. Fischer en total ganó 40 partidas, empató 18 y perdió 7 en la máxima competición por equipos del ajedrez, con un porcentaje de efectividad de 75,4 por ciento.
Torneos internacionales
Aún con su enorme talento y dedicación al juego, el campeonato del mundo tendría que esperar algunos años. En el patrimonio del torneo de Candidatos de 1959, en Yugoslavia (se jugó en tres ciudades: Bled, Zagreb y Belgrado), terminó en quinto lugar, empatado a puntos con Svetozar Gligorić, gran figura del ajedrez internacional; en esta ocasión Fischer perdió sus cuatro partidas con Tal. En 1962, triunfó en el Interzonal de Estocolmo (Suecia), con dos puntos de ventaja sobre Tigrán Petrosián (1929-1984), quien se coronaría campeón del mundo un año después, y Geller. En el torneo de Candidatos de Curaçao (Antillas Neerlandesas), sin embargo, Fischer terminaría sorprendentemente en un lejano cuarto lugar, detrás de Petrosián, Paul Keres y Geller, y denunciaría en un artículo de revista que los soviéticos jugaban en equipo, asistiéndose, y haciendo tablas fáciles entre ellos para repartirse los puntos y reservarse, con objeto de alejar de los puestos preferentes a otros jugadores. Desde luego, las acusaciones de Fischer no pudieron probarse, pero poco después la FIDE cambiaría las reglas del campeonato del mundo, sustituyendo el sistema del torneo de Candidatos por el de los enfrentamientos individuales.
Fischer se apartó temporalmente del ajedrez profesional durante algunos meses entre 1964 y 1965, se dedicó a dar exhibiciones y no participó en el ciclo de candidatos que culminó con el encuentro por el título mundial entre Petrosián y Borís Spasski en 1966, ni acudió a la Olimpiada de Tel Aviv (Israel). En 1967, no obstante, se presentaría al Interzonal de Sousse (Túnez) en una nueva acometida por el título mundial. Después de diez rondas, Fischer encabezaba la clasificación con un récord impresionante de siete victorias y tres empates, cuando decidió intempestivamente abandonar el torneo, alegando un calendario cargado. La crítica de Fischer parecía injusta pues el torneo se había estructurado, entre otras cosas, para respetar los días de descanso que sus creencias religiosas le imponían. De ese certamen es memorable su partida frente a Reshevsky, pues Fischer apareció en la sala de juego pocos minutos antes de perder por incomparecencia, y con la mitad del tiempo asignado en su reloj derrotó con relativa facilidad a su ilustre contrincante.
Bobby Fischer ganó todos los torneos en los que participó desde el mes de diciembre de 1962 hasta el Campeonato del Mundo de 1972, con solo dos excepciones: el Torneo Memorial Capablanca de 1965 (que se celebró en La Habana y Bobby jugó por teletipo desde Nueva York), en el que quedó empatado en segundo lugar con Borislav Ivkov y Geller, medio punto por detrás del ganador Smyslov; y la Copa Piatigorsky de 1966, en la que ocupó el segundo lugar, un punto y medio detrás de Spasski. En toda su carrera jamás perdió un enfrentamiento individual o partido, como se le conoce en la jerga ajedrecística. Derrotó al filipino Cardoso en 1957, y en 1961 dejó inconcluso un duelo con Reshevsky, que quedó en empate después de once partidas, a causa de desacuerdos con los organizadores; en su camino al campeonato del mundo se adjudicó tres victorias inapelables (ante el danés Bent Larsen y los soviéticos Mark Taimanov y Petrosián), y finalmente derrotó a Spasski en el ya mencionado y famoso Match del Siglo. Veinte años después, en 1992, disputó frente a su viejo rival Spasski un encuentro de exhibición, que se menciona más adelante.
Una de las características que distinguían a Fischer era la rapidez de su juego. En muy contadas ocasiones se veía en apuros de tiempo, pues casi siempre jugaba de manera ágil y muy correcta. No es de extrañar que con su excepcional talento se convirtiera en uno de los mejores jugadores de partidas rápidas (llamadas blitz, donde cada jugador dispone de cinco minutos para toda la partida). En 1970 se disputó en Herceg Novi (Montenegro, Yugoslavia) el torneo de partidas rápidas más importante celebrado hasta entonces. Fischer triunfó al lograr diecinueve de los veintidós puntos posibles contra rivales de primerísima fila, como los ex campeones mundiales Tal, Petrosián y Smyslov y los exaspirantes David Bronstein y Reshevsky. Solo Fischer y Tal fueron capaces de reproducir de memoria, una vez terminada la competencia, las partidas que habían jugado.
Ese mismo año se llevó a cabo en Belgrado (Serbia, Yugoslavia) el entonces anual encuentro entre la Unión Soviética y el resto del mundo. Bobby Fischer accedió a jugar en el segundo tablero, cediendo el primero a Larsen, que había obtenido mejores resultados en los meses anteriores, pues el estadounidense había permanecido inactivo. Fischer tuvo que enfrentarse a Petrosián, entonces subcampeón mundial, a quien venció convincentemente 3 a 1 (dos victorias y dos tablas), a pesar de haber permanecido alejado de los tableros. En la edición de 1971, el estadounidense ganaría por primera vez el Óscar del Ajedrez, distinción que repetiría los dos años siguientes.
Encuentros de Candidatos
En 1972, finalmente, alcanzó el derecho a disputar el Campeonato del Mundo. Obtuvo el primer lugar en el Torneo Interzonal de Palma de Mallorca (Islas Baleares, España) de 1970, en el que ganó quince de las veinticuatro partidas que disputó (las últimas siete del torneo de forma consecutiva), algo verdaderamente inusual tomando en consideración el nivel del torneo. Posteriormente, en el apogeo de su fuerza, arrolló en el ciclo de Candidatos disputado a lo largo de 1971 a los grandes maestros Mark Taimánov (soviético) y Bent Larsen (danés, el único que había logrado derrotarle en el Interzonal del año anterior), por idéntico resultado en sus respectivos enfrentamientos al mejor de 10 partidas: un sonrojante 6 a 0 que, en el caso de Taimánov, le supuso serios problemas con el aparato comunista soviético que lo acusó falta de carácter y de no haber sabido defender la honra patriótica. De hecho, ese resultado causó un enorme revuelo entre las autoridades ajedrecísticas de la Unión Soviética, que no solo acusaron a Taimánov, sino a todo el potente equipo de analistas que lo acompañó durante el encuentro.
Lo excepcional de estos resultados solamente se puede explicar diciendo que el gran talento de Fischer había llegado a su máximo esplendor. Para comprender la magnitud de la hazaña de Fischer, hay que tener en cuenta que, en el ajedrez de alto nivel, el empate es un resultado natural, pues lo normal es que a los contendientes les cueste trabajo romper el equilibrio. Hay que remontarse casi cien años atrás para hallar un resultado similar: en 1876, una época de ajedrez aún rudimentario, el primer campeón mundial Wilhelm Steinitz derrotó por 7 a 0 a Joseph Henry Blackburne, uno de los mejores jugadores de la época, aunque, en ese caso, Steinitz contaba con la gran ventaja de acabar de sentar las bases del ajedrez moderno que le proporcionaba una evidente superioridad sobre el resto de jugadores. En 1971 repetir ese resultado en la alta competición resultaba increíble, y más aún repetirlo dos veces consecutivas.
En la final de Candidatos, Fischer derrotó en Buenos Aires (Argentina) al ex campeón mundial, el soviético Tigrán Petrosián, por 6,5 a 2,5, ganando con ello el derecho a enfrentarse a Spasski con el título mundial en juego. Su cadena de 20 victorias consecutivas (las siete últimas del Interzonal, las de sus enfrentamientos con Taimánov y Larsen y la primera de su encuentro con Petrosian) constituye un auténtico hito en la historia del ajedrez de élite, como también lo es el haber cedido solo 2,5 puntos (una derrota y tres tablas) en las 21 partidas que disputó en las tres eliminatorias del ciclo de Candidatos. Algo que asombraba al mundo ajedrecístico y amedrentaba a sus rivales.
Fuerza de juego
A partir de 1970, la Federación Internacional de Ajedrez adoptó la fórmula del científico húngaro Árpád Élő para estimar la fuerza de juego en el ajedrez. Bobby Fischer, a la luz de este sistema, vigente en nuestros días, alcanzó la marca de 2785 puntos, registro que durante mucho tiempo se consideró el mejor rendimiento conseguido por un ajedrecista. Con el tiempo, varios jugadores notables han ido superando la barrera de los 2800 puntos, entre ellos, cinco campeones del mundo, Garri Kaspárov, Veselin Topálov, Vladímir Krámnik, Viswanathan Anand y Magnus Carlsen, así como los grandes maestros Levon Aronian, Alexander Grischuk y Fabiano Caruana. Este hecho por sí solo, sin embargo, no significa que su desempeño haya sido superior al logrado por Fischer años atrás, al menos desde el punto de vista estadístico. Esto se debe al fenómeno conocido como «inflación del Elo». La clasificación de los jugadores ha ido aumentando de manera imperceptible pero sostenida a través de los años, y aunque excede el propósito de este artículo referir las causas del fenómeno en cita, al que constantemente se le busca solución,
El llamado «Encuentro del Siglo»
El encuentro por el campeonato del mundo de 1972 fue singular por diversas razones, aunque algunas de ellas nada tenían que ver con el ajedrez. Reikiavik, capital de Islandia, representó el enfrentamiento de dos mitos del tablero. El primero era el propio Fischer, que nunca había ocultado su fobia deportiva hacia los grandes maestros soviéticos. Sus excentricidades, exigencias y reacciones eventualmente infantiles, para bien o para mal lograron interesar al gran público, de ordinario ajeno a las incidencias del ajedrez profesional. Lo excepcional del estadounidense, sin embargo, eran sus resultados. Su puntuación Elo era 125 puntos superior a la de Spasski. Si no se hubiera tratado del número uno y dos del escalafón mundial, la estadística indicaría solamente el enfrentamiento de dos ajedrecistas de diferente categoría. Tal era la distancia que Fischer llegó a tener con relación a sus contemporáneos.
El retador, en efecto, parecía invencible. No obstante, se enfrentaba a un rival temible, otro auténtico mito de invulnerabilidad. Ese rival no era solamente Spasski, un jugador de talento excepcional al que Fischer no había podido vencer antes de este encuentro, sino la poderosa estructura de ajedrez de la Unión Soviética, dirigida por el Comité de Educación Física y Deportes, que había producido a todos los campeones y subcampeones mundiales desde 1948, y había ganado todas y cada una las Olimpiadas que se habían efectuado desde entonces. Ningún campeonato del mundo desde 1951 se había disputado fuera de Moscú.
El ajedrez, en definitiva, era una cosa muy seria en la Unión Soviética, con importantes implicaciones políticas, pues sus frecuentes triunfos eran considerados una prueba de la superioridad del régimen; no podían permitirse, en consecuencia, perder el título a manos de un aspirante de Estados Unidos. El ex campeón mundial Mijaíl Botvínnik puso a disposición del equipo de Spasski un análisis exhaustivo de las partidas de Fischer; Ígor Bondarevski abordaría la parte técnica; Efim Geller el repertorio de aperturas; Nicolay Krogius la asistencia psicológica; e Ivo Ney se encargaría de la puesta a punto física del campeón. El apoyo de Fischer lo componían Lombardy, el abogado Paul Marshall (que tuvo un papel destacado) y Fred Cramer, por parte de la Federación de Ajedrez de Estados Unidos. El partido no podía ser, por sus circunstancias particulares, un mero evento deportivo. Se enfrentaban dos maneras muy distintas de entender al mundo que aspiraban a la supremacía. Por unos meses la Guerra Fría se trasladó a un tablero de ajedrez.
Tras la jugada número 30 de la primera partida, los dos jugadores llegaron a una posición completamente simétrica (dos alfiles de casillas negras y seis peones repartidos de igual manera por ambos flancos). Fischer perdió cuando cometió un error amateur al comer un peón con su alfil que después del movimiento de un peón de Spasski queda sin escapatoria siendo una presa fácil para el rey que se encontraba cerca. No se presentó a la segunda partida alegando disconformidad con la organización. Parecía que Spasski retendría el título para el ajedrez soviético; pero Bobby Fischer venció en la tercera. La cuarta partida fue tablas y, desde la quinta, se impuso rotundamente el gran maestro estadounidense. Después de un tenso desarrollo, Fischer venció a su rival tras 21 partidas (Spasski abandonó por teléfono la última partida, que había quedado aplazada) y se coronó campeón mundial el 1 de septiembre de 1972 con un total de 7 partidas ganadas, 3 perdidas y 11 tablas. Ha sido el único estadounidense en conquistar el título.
Transcripción (en notación algebraica) de la partida 21 y última del partido: Blancas: Spasski |
El eclipse
Resultó incomprensible para todo el mundo que el momento culminante de la carrera de Bobby Fischer al conquistar el campeonato mundial significase también su abrupto y completo final, pues nunca más quiso volver a jugar una sola partida de competición oficial a pesar de tener solamente 29 años. La única explicación plausible para esta actitud es un temor insuperable a ser derrotado, lo cual se suma a los diversos indicios de obsesión y desequilibrio mental que hasta entonces había dado. Además de que al no volver a jugar frustró las expectativas de todos los aficionados y organizadores del mundo, hay que observar que la única fuente de futuros ingresos de Bobby sería el ajedrez o estaría en estrecha relación con este.
Cumplido el siguiente ciclo de clasificación tres años más tarde, en 1975, llegó una vez más la ocasión de que el campeón defendiera su título frente al nuevo aspirante, en este caso el joven soviético Anatoli Kárpov (n. 1951), de 24 años. Entonces Bobby planteó a la FIDE que no deseaba defender su título de la misma forma que lo había ganado, sino según otro esquema anterior a 1948, que consistía, entre otras cosas, en que la victoria sería para quien primero alcanzara 10 victorias (sin contar las tablas), reteniendo el título el campeón en caso de empate a 10. Hasta aquí puede decirse que es un planteamiento equitativo y razonable; de gustos personales, si se quiere, pero razonable. El gran inconveniente es que Fischer pretendía introducir además la condición de que él (Fischer) también retendría el título si se empataba a nueve.
Aunque la FIDE y la delegación soviética aceptaron las restantes exigencias de Fischer, la cuestión del empate a nueve no era razonable ni admisible. Para que se entienda mejor lo irracional de esta condición, se puede enunciarla así: «El campeón será Kárpov si gana diez partidas, y Fischer si gana nueve». Esta condición sería ridícula en otros deportes que se disputan a un tanteo prefijado, como el tenis, o cuando en fútbol hay que recurrir al lanzamiento de penaltis. Botvinnik calificó esta condición de «unfair» (injusta). La FIDE desautorizó esta pretensión, pero entonces Fischer se negó en redondo a jugar. No quedó otra opción que desposeer a Fisher de su título y proclamar campeón a Kárpov, quien, con sus resonantes triunfos en grandes torneos y matches por el campeonato mundial durante los diez años siguientes, se hizo merecedor indiscutible al título mundial y, con el paso del tiempo, ha demostrado ser uno de los jugadores más formidables de la historia del ajedrez, que ha ganado un casi increíble total de 160 torneos de ajedrez de élite.
Fischer, decepcionando profundamente a la afición mundial, continuó sin jugar e incluso desapareció de la vida pública. Kárpov, que dijo sentirse como un niño al que no le dan un juguete largo tiempo prometido, se entrevistó en 1976 con Bobby para concertar un encuentro, pero su intento no tuvo éxito. En 1981 Bobby, con aspecto de vagabundo, fue detenido en Pasadena (California) cuando la policía le confundió con el atracador de un banco.
Mucho después, en 1992, Fischer, a la sazón de 49 años, aceptó jugar un encuentro amistoso de exhibición contra su antiguo adversario Spasski, de entonces 55 años de edad. El partido comenzaría en Sveti Stefan, a orillas del mar Adriático, y acabaría en Belgrado, enclaves ambos de la República Federal de Yugoslavia, nación procedente del desmembramiento de la antigua Yugoslavia. Aunque tuvo notoriedad por ser la reaparición de Fischer después de veinte años, este encuentro estaba muy lejos de ser una repetición del famoso de 1972, pues la Unión Soviética se había disuelto y ya no había intereses ni tensiones internacionales; Spasski se había nacionalizado francés y ―esto es destacable― había retrocedido en la clasificación internacional Elo hasta el puesto 124; y, por último, no había en juego ningún título oficial ni extraoficial. Lo único realmente relevante era el apartado financiero, pues la exhibición estaba dotada con sustanciosos premios en metálico: 3,65 millones de dólares para el vencedor y 1,35 para el perdedor. El Gobierno de Estados Unidos prohibió a Fischer ―como a todos sus conciudadanos― involucrarse en el partido a causa de las restricciones en el comercio impuestas a la República Federal de Yugoslavia por su intervención en la reciente guerra de Bosnia. Ante las cámaras, Fischer (que jugaba con una bandera estadounidense en la mesa) escupió sobre la carta del gobierno de su país que le conminaba a desistir de jugar. El encuentro se celebró y acabó con la victoria del estadounidense, aunque la calidad de las partidas y el desarrollo general del acontecimiento despertaron escaso interés en el mundo del ajedrez. Las autoridades de Estados Unidos dictaron orden de búsqueda y captura contra Fischer, lo cual podía llegar a costarle hasta diez años de cárcel.
A lo largo de años, al mismo tiempo que su salud mental comenzaba a deteriorarse, Bobby Fischer se había caracterizado por lanzar furibundos pronunciamientos antisemitas y antiestadounidenses. A pesar de ser él mismo de ascendencia judía por el lado materno, admiraba a Adolf Hitler y era un negacionista del Holocausto. En al menos una oportunidad se había declarado a favor de un hipotético golpe militar derechista en su país, seguido de la destrucción de sinagogas y la ejecución de cientos de miles de cabecillas judíos.
En una entrevista a una radio filipina el 12 de septiembre de 2001, Fischer proclamó su satisfacción por los ataques terroristas contra las Torres Gemelas y el Pentágono ocurridos el día anterior y se pronunció en durísimos términos contra Estados Unidos e Israel.
El final
En julio de 2004 Fischer fue detenido en el aeropuerto de Narita, en Tokio (Japón), por utilizar un pasaporte no válido, pues Estados Unidos lo había anulado. Bobby permaneció ocho meses detenido hasta que en marzo de 2005, finalmente, Islandia le concedió la ciudadanía islandesa, con lo que las autoridades japonesas le autorizaron a que viajase a ese país. Islandia hizo este gesto por razones humanitarias, y sentimentales, pues el encuentro de 1972 hizo famosa su capital, Reikiavik, en todo el mundo. Las autoridades estadounidenses, sin embargo, expresaron su malestar por la concesión de dicha nacionalidad, pues reclamaban que el ajedrecista fuese extraditado a Estados Unidos para ser juzgado.
Tres años más tarde, el 17 de enero de 2008, Fischer falleció a los 64 años en Reikiavik (Islandia), a causa de una enfermedad renal y fue enterrado en una tumba sencilla en un cementerio cercano a Selfoss, pequeña localidad costera al sudoeste del país.
En junio de 2010 la Corte Suprema de Islandia determinó que el cuerpo de Fischer fuese exhumado para obtener una muestra de su ADN y poder así establecer si había sido el padre de Jinky Young, una niña filipina de nueve años cuya madre aseguraba haber tenido una relación con el excampeón. En julio de 2010 el cuerpo fue exhumado y, tras tomar muestra de su ADN, inhumado de nuevo. En agosto de 2010 se informó de que la prueba de ADN había revelado que Jinky Young no era hija de Fischer.
Predecesor: Borís Spaski |
Campeón del mundo de ajedrez 1972-1975 |
Sucesor: Anatoli Kárpov |
Películas
- Searching for Bobby Fischer (en el Reino Unido, Innocent Moves, y en español: En busca de Bobby Fischer o Jaque a la inocencia)
- Bobby Fischer contra el mundo
- Pawn Sacrifice (titulada en España como El caso Fischer, y La jugada maestra en México)
Véase también
En inglés: Bobby Fischer Facts for Kids
- Ajedrez aleatorio de Fischer
- Bobby Fischer contra el mundo
- Pawn Sacrifice