Batalla de Cancha Rayada (1818) para niños
Datos para niños Batalla de Cancha Rayada |
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Parte de Guerra de Independencia de Chile | ||||
Fecha | 19 de marzo de 1818 | |||
Lugar | Llanuras de Cancha Rayada, junto a Talca | |||
Resultado | Victoria realista | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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La batalla de Cancha Rayada, también conocida como sorpresa o desastre de Cancha Rayada (19 de marzo de 1818) fue una batalla de la Independencia de Chile, desarrollada en el marco del periodo independiente de la Patria Nueva, donde fueron derrotadas las fuerzas patriotas comandadas por José de San Martín en el encuentro sostenido con las fuerzas realistas en la ciudad de Talca.
El acontecimiento no debe ser confundido con el combate de Cancha Rayada (29 de marzo de 1814), sucedido durante el periodo de la Patria Vieja.
Antecedentes
Tras la invasión del ejército de José de San Martín, que derrotó a la fuerza de Rafael Maroto en la batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817), los restos de las fuerzas leales al monarca tuvieron que replegarse hasta recibir los refuerzos que el virrey Joaquín de la Pezuela pudo reunir sobre la base de tropas americanas y un batallón y escuadrón expedicionarios, que atravesaron por el cabo de Hornos, y por lo tanto, no habían sido retenidos por Pablo Morillo en la Costa Firme.
El grueso del refuerzo debía arribar en la expedición española ese año, y que acudiría en 11 transportes, pero cuyas tropas se sublevaron en el trayecto marítimo, pasándose además al bando independiente y entregando planos, rutas, puntos de desembarco, y todo lo que permitió finalmente la captura de la nave escolta, fragata Reina María Isabel, y del resto de la expedición casi al completo.
Los realistas de Chile, sin embargo, no habían dejado de trabajar para reagrupar sus fuerzas en el sur, formando un total de 4612 hombres con 14 cañones, y que al mando de Mariano Osorio avanzarían en dirección norte.
Orden de batalla
Orden de batalla | |||
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Realistas | Patriotas | ||
Comandante en Jefe
Unidades
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Comandante en Jefe
Unidades
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La batalla
Después del juramento de la independencia el 12 de febrero de 1818, el Ejército Unido Libertador de Chile —unión del Ejército de los Andes y las nuevas unidades pertenecientes al reformado Ejército de Chile— conformado por 8000 hombres, seguía observando a los realistas que avanzaron situándose en la ciudad de Talca.
Al caer la noche del 18 de marzo de 1818, el ejército aliado acampó en dos líneas paralelas dispuesto a pasar la noche. El general José de San Martín viendo su posición muy comprometida, decidió cambiar de posición antes del amanecer, pero a iniciativa del general José Ordóñez, los realistas decidieron atacar cuanto antes.
Sorpresivamente, San Martín fue avisado de que el enemigo salía de la ciudad, y sin tiempo para organizar la defensa, fue atacado por las tropas realistas. La confusión y el pánico desorganizaron las filas patriotas. Durante la refriega Bernardo O'Higgins fue herido por una bala que le fracturó el brazo derecho y quedó cercado por los realistas, siendo salvado por el teniente coronel Santiago Bueras y su escuadrón de cazadores. El general Juan Gregorio de Las Heras, que conocía la táctica realista de tomar por sorpresa al enemigo, pudo salvar íntegra la división de 3000 hombres, escapando a menos de 200 metros de la retaguardia realista en un acto brillante, de la misma manera el teniente coronel Manuel Blanco Encalada al mando de las piezas de su batería, logró protegerse del ataque enemigo retirándose en orden con sus hombres. La retirada de la división de Las Heras fue apoyada por los Cazadores a caballo comandados por Ramón Freire y Bueras.
San Martín logró movilizar a sus hombres hacia una posición donde sus tropas comenzaron a responder el fuego. Una vez realizada la maniobra las tropas patriotas se retiraron dejando 120 muertos, 300 heridos, 2000 dispersos y 21 cañones. Según el parte de Osorio al virrey Pezuela sus fuerzas tuvieron 40 muertos y 110 heridos contándose entre los primeros al teniente coronel Juan José Campillo comandante del batallón Concepción.
Consecuencias
El 22 de marzo de 1818, el militar francés Miguel Brayer —al servicio del ejército independentista— (el mismo que concibió el desastre del Sitio de Talcahuano) llegó a Santiago portando noticias exageradas de Cancha Rayada. El pánico cundió de inmediato. Se afirmó que San Martín y O'Higgins habían muerto en combate, que el ejército había sido destruido y que la revolución había fracasado nuevamente. Con esta noticia algunos habitantes se aprestaron a emigrar a Mendoza —por miedo a las repercusiones— y otros directamente buscaron la reconciliación con los realistas, ahora triunfantes. Con celeridad, el general Luis de la Cruz, Supremo Director interino de la República de Chile, convocó a cabildo abierto que se reunió en la mañana del 22 de marzo y en el cual el general Brayer abatió todos los ánimos, al manifestar que no había esperanza de reaccionar contra la derrota sufrida pero el general Tomás Guido, Cruz y Manuel Rodríguez enfrentaron y contuvieron el pánico. Este último proclamó en esta ocasión su célebre "¡Aún tenemos patria, ciudadanos!" Manuel Rodríguez fue elegido presidente interino, asumió el 23 y con el concurso de Cruz dispuso con energía y eficacia las primeras medidas para la defensa de Santiago, hasta que el 24 llegaron a la capital San Martín y O'Higgins.
Después de este suceso llegó la noticia de que el general San Martín se hallaba vivo en San Fernando, donde se procedía a reunir a los fugitivos de la batalla. El 23 de marzo se supo que el brigadier Las Heras había logrado salvar a toda su división y que aún se disponía de 4000 hombres. De esta manera llegó la calma a la ciudadanía y lentamente se recuperó la confianza en el ejército conformado, es en este momento que el Libertador se dirigió al pueblo chileno: "La Patria existe y triunfará, y yo empeño mi palabra de honor de dar en breve un día de gloria a la América del Sur".
En los primeros días de abril de 1818 el general San Martín lograba finalmente la reorganización del Ejército Unido encontrándose nuevamente en condiciones de enfrentarse a las fuerzas realistas, en la que sería la batalla decisiva del conflicto: la Batalla de Maipú.