Argumento ontológico para niños
El argumento ontológico es una forma de razonamiento en la filosofía que busca demostrar la existencia de Dios basándose únicamente en la idea o el concepto de Dios. Se le llama "ontológico" porque la palabra "ontos" significa "ser" o "lo que es", y estos argumentos se centran en la naturaleza de la existencia.
La idea principal es que, si entendemos lo que es Dios, su existencia se vuelve algo lógico y necesario. Muchos argumentos diferentes entran en esta categoría, y suelen empezar con una idea sobre cómo está organizado el universo. Si esa idea es correcta, entonces el argumento intenta mostrar por qué Dios debe existir.
Contenido
Historia del Argumento Ontológico
El argumento ontológico ha sido un tema de mucho debate a lo largo de la historia de la filosofía.
Primeras Ideas y Anselmo de Canterbury
Aunque algunos filósofos griegos antiguos ya tenían ideas similares, la primera vez que se formuló claramente un argumento ontológico en la tradición cristiana fue en el año 1078. Lo propuso un pensador llamado Anselmo de Canterbury en su libro Proslogion.
Anselmo definió a Dios como "aquello de lo cual nada más grande puede ser pensado". Él razonó que, incluso si alguien no cree en Dios, la idea de un ser tan grande existe en su mente. Si este ser tan grande solo existiera en la mente y no en la realidad, entonces podríamos imaginar un ser aún más grande: uno que existiera tanto en la mente como en la realidad. Pero esto sería una contradicción, porque si ya es "aquello de lo cual nada más grande puede ser pensado", no puede haber algo más grande. Por lo tanto, Anselmo concluyó que este ser supremo debe existir también en la realidad.
El Argumento de Anselmo en Pasos Sencillos
El argumento de Anselmo se puede entender así:
- Es una verdad por definición que Dios es el ser más grande que se puede imaginar.
- Dios existe como una idea en nuestra mente.
- Un ser que existe tanto en la mente como en la realidad es más grande que un ser que solo existe como idea en la mente.
- Si Dios solo existiera como idea en la mente, entonces podríamos imaginar algo más grande que Dios (un ser que existe en la mente y en la realidad).
- Pero no podemos imaginar algo más grande que Dios, porque Él es el ser más grande posible.
- Por lo tanto, Dios debe existir en la realidad.
Anselmo también presentó una segunda versión de su argumento, diciendo que un ser que existe de forma necesaria (que no puede dejar de existir) es más grande que un ser que no existe de forma necesaria. Como Dios es el ser más grande, no puede ser que no exista. Por lo tanto, Dios debe existir de forma necesaria.
El Argumento en la Edad Media
Durante la Edad Media, muchos filósofos y teólogos apoyaron el argumento de Anselmo, como Buenaventura de Bagnoregio y Juan Duns Scoto. Ellos buscaron fortalecer la idea de que si el concepto de Dios es posible y no contradictorio, entonces Dios debe existir.
Sin embargo, otros pensadores importantes como Tomás de Aquino y Guillermo de Ockham no estuvieron de acuerdo. Tomás de Aquino argumentó que los seres humanos no pueden conocer la esencia de Dios de forma completa, por lo que no podemos usar una definición para probar su existencia. Él creía que la existencia de Dios se demuestra mejor a través de sus efectos en el mundo.
El Argumento en la Edad Moderna
En la Edad Moderna, el argumento ontológico fue retomado por filósofos racionalistas y criticado por los empiristas.
René Descartes y la Perfección

El filósofo francés René Descartes (1596-1650) también propuso argumentos similares. Él decía que la existencia de Dios se puede deducir de su naturaleza, de la misma manera que las propiedades de un triángulo se deducen de su definición. Descartes pensaba que la idea de Dios es la de un ser supremamente perfecto, que tiene todas las perfecciones. Para él, la existencia es una de esas perfecciones. Si Dios no existiera, le faltaría una perfección, y entonces no sería supremamente perfecto. Por lo tanto, Dios debe existir.
Gottfried Leibniz y la Posibilidad

Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) revisó las ideas de Descartes. Él argumentó que el argumento ontológico solo funciona si se demuestra que el concepto de un ser supremamente perfecto es posible y no contradictorio. Leibniz creía que todas las perfecciones son compatibles entre sí, lo que significa que es posible que un ser perfecto exista. Si es posible que exista, y la existencia necesaria es una perfección, entonces Dios debe existir.
Otros Filósofos Modernos
Otros pensadores como Baruch Spinoza y Mulla Sadra también desarrollaron sus propias versiones del argumento ontológico, cada una con sus particularidades. Spinoza, por ejemplo, argumentó que si tenemos la idea de Dios, Dios debe existir antes de ese pensamiento, porque el ser humano no puede crear una idea de la nada.
Argumentos Modales y Contemporáneos
En el siglo XX, el argumento ontológico fue revivido y reformulado usando la lógica modal, que estudia la posibilidad y la necesidad.
Kurt Gödel y la Lógica Formal

El famoso matemático Kurt Gödel (1906-1978) creó un argumento formal para la existencia de Dios usando lógica modal de orden superior. Su argumento es muy complejo, pero la idea es que si se definen ciertas "propiedades positivas" (como la omnipotencia o la omnisciencia) de una manera lógica, se puede llegar a la conclusión de que un ser con todas esas propiedades debe existir.
Alvin Plantinga y los Mundos Posibles
El filósofo Alvin Plantinga (nacido en 1932) propuso una versión influyente del argumento ontológico modal. Él distinguió entre "excelencia" (las propiedades de un ser en un mundo específico) y "grandeza" (las propiedades de un ser en todos los mundos posibles). Plantinga argumentó que es posible que exista un ser con "grandeza máxima" (es decir, que sea omnipotente, omnisciente y totalmente bueno en todos los mundos posibles). Si esto es posible, entonces, según las reglas de la lógica modal, ese ser debe existir en todos los mundos posibles, incluyendo el nuestro.
Contraargumentos y Críticas
El argumento ontológico ha generado muchas críticas a lo largo de los siglos.
La Isla Perfecta de Gaunilo
Uno de los primeros críticos de Anselmo fue un monje llamado Gaunilo de Marmoutiers. Él usó una analogía para mostrar lo que consideraba un problema en el argumento de Anselmo. Gaunilo invitó a la gente a imaginar la isla más perfecta y grande posible. Según la lógica de Anselmo, si esta isla perfecta solo existiera en la mente, podríamos imaginar una aún más perfecta que existiera también en la realidad. Por lo tanto, la isla perfecta debería existir en la realidad. Gaunilo argumentó que esto es absurdo, ya que no hay una isla perfecta que exista necesariamente. Con esto, quería demostrar que el argumento de Anselmo podría usarse para probar la existencia de cualquier cosa "perfecta", lo cual no tiene sentido.
Anselmo respondió que su argumento solo se aplica a seres que tienen una existencia necesaria, y una isla, por muy perfecta que sea, no la tiene.
La Crítica de Tomás de Aquino

Tomás de Aquino (1225-1274) rechazó el argumento de Anselmo porque creía que los seres humanos no pueden conocer la naturaleza de Dios de forma completa. Para él, no podemos definir a Dios de tal manera que su existencia se deduzca automáticamente. Tomás de Aquino argumentó que la existencia de Dios debe demostrarse a partir de lo que podemos observar en el mundo (argumentos a posteriori), no solo a partir de una idea (argumentos a priori).
David Hume y la Experiencia

El filósofo escocés David Hume (1711-1776), un empirista, argumentó que ninguna afirmación sobre la existencia puede probarse solo con la razón (a priori). Él creía que todas las ideas sobre la existencia provienen de la experiencia. Para Hume, si podemos imaginar algo existiendo, también podemos imaginarlo no existiendo sin ninguna contradicción. Por lo tanto, la existencia de Dios no puede ser una verdad necesaria que se deduzca solo de su concepto.
Immanuel Kant y la Existencia como Predicado

Immanuel Kant (1724-1804) fue quien le dio el nombre de "argumento ontológico". Su crítica es una de las más famosas. Kant argumentó que la "existencia" no es una característica o "predicado" que se añade a un concepto. Por ejemplo, si decimos que "un caballo existe", no estamos añadiendo una nueva cualidad al concepto de caballo. El concepto de un caballo es el mismo, exista o no. Lo que decimos es que hay un objeto real que corresponde a ese concepto.
Kant explicó que cien monedas reales no tienen más contenido que cien monedas imaginarias. La diferencia es que las reales se pueden experimentar. Por lo tanto, no se puede deducir la existencia de algo solo a partir de su concepto, ni siquiera el de un ser perfecto.
Otras Críticas y Parodias
Muchos otros filósofos han criticado el argumento ontológico. Algunos han señalado que el concepto de un "ser supremamente perfecto" podría ser contradictorio en sí mismo, si algunas de sus supuestas perfecciones no pueden coexistir (por ejemplo, si la omnipotencia y la omnisciencia fueran incompatibles).
También se han creado muchas "parodias" del argumento, como la del "gran demonio" o la "conjetura de Goldbach", para mostrar que si el argumento ontológico fuera válido, se podrían probar cosas absurdas o no demostradas solo con la lógica. Estas parodias no buscan probar que Dios no existe, sino mostrar que la estructura del argumento ontológico podría llevar a conclusiones ilógicas si se aplica a otros conceptos.
En resumen, el argumento ontológico es un intento fascinante de usar la razón pura para demostrar la existencia de Dios, pero ha sido objeto de intensos debates y críticas a lo largo de la historia de la filosofía.
Galería de imágenes
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Un argumento ontológico trata de demostrar que el concepto de Dios implica necesariamente su existencia.
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Avicena argumentó que Dios es ser necesario, cuya esencia es además su existencia.
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La primera formulación del argumento ontológico en la tradición cristiana occidental fue propuesto por Anselmo de Canterbury en su obra Proslogion como prueba de para la existencia de Dios.
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Buenaventura de Bagnoregio fue uno de los primeros pensadores del siglo XIII que prestó seria atención al argumento ontológico.
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El filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz consideraba el argumento ontológico como «muy precioso e ingenioso».
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Georg Wilhelm Friedrich Hegel creía que la existencia se establecería como un predicado en un ser infinito.
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Gaunilo de Marmoutiers formuló una parodia del argumento de Anselmo para demostrar la existencia de «la isla más perfecta posible» a modo de reductio ad absurdum.
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Tomás de Aquino fue uno de los primeros teólogos en rechazar el argumento ontológico.
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Para David Hume las afirmaciones existenciales son cuestiones de hecho y nunca pueden demostrarse a priori.
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Immanuel Kant planteó que la existencia no es un predicado porque «la existencia de la cosa está en conexión con nuestras percepciones».
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Arthur Schopenhauer declara que «examinado con claridad y despreocupadamente, este célebre argumento ontológico, es un delicioso cuento».
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Gottlob Frege rechazó la prueba ontológica porque depende de la suposición de que la existencia es un predicado de primer orden y no de segundo orden.
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Bertrand Russell afirma que no se puede aplicar las mismas reglas lógicas a cosas cuya existencia es incierta.
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Richard Dawkins en su best-seller The God Delusion cita la parodia de Douglas Gasking.
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Richard Swinburne sostuvo que Dios es lógicamente contingente y que los argumentos deductivos para su existencia son «inútiles» porque sus premisas son rechazadas.
Véase también
En inglés: Ontological argument Facts for Kids