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Alemanes del Báltico para niños

Enciclopedia para niños

Los alemanes del Báltico (en alemán: Deutsch-Balten o Baltendeutsche) eran personas de origen alemán que vivían en la costa este del mar Báltico. Esta región hoy en día forma parte de los países de Estonia y Letonia. Durante muchos siglos, fueron muy importantes en el comercio, la política y la cultura de esa zona. Algunos incluso tuvieron puestos importantes en el ejército y el gobierno del Imperio ruso, especialmente en la ciudad de San Petersburgo.

Datos para niños
Alemanes bálticos
Baltendeutsche
Bandera de los alemanes del Báltico (hoy en día usada en Riga).
Pontus Brevern-de la Gardie y su familia en 1860.
Otros nombres Alemanes del Báltico
Ubicación Región báltica
Descendencia ~5 100
Idioma Bajo alemán, alto alemán
Religión Luteranismo (mayoría) y catolicismo
Etnias relacionadas Pueblos germánicos
Asentamientos importantes
2.570 Bandera de Estonia Estonia
2.554 Bandera de Letonia Letonia

¿Cómo llegaron los alemanes al Báltico?

Los primeros asentamientos y su crecimiento

En los siglos XII y XIII, antes de las cruzadas bálticas, llegaron personas de Dinamarca y luego, sobre todo, de Alemania a los territorios bálticos. Eran tanto colonos (personas que se mudaban para vivir allí) como cruzados (guerreros religiosos).

Después de que los cruzados ganaron a los pueblos bálticos en la región de Livonia, no solo se empezó a enseñar el cristianismo a los nativos, sino que los alemanes tomaron rápidamente el control de todas las áreas de gobierno.

Este dominio de los alemanes duró más de 700 años, hasta 1918. Controlaban la política, la economía (ciudades como Riga y Tallin se unieron a la Liga Hanseática, una importante unión de comerciantes), la educación (como la Universidad de Tartu) y la cultura. Esto ocurrió a pesar de que los alemanes eran una minoría, apenas el 10% de la población total de la región báltica a finales de la Edad Media.

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Universidad de Tartu, donde se hablaba alemán, en 1860.

La vida en las ciudades y el campo

La mayoría de las ciudades fueron fundadas por comerciantes alemanes. Los cruzados alemanes y sus descendientes pronto crearon grandes propiedades rurales. Esto formó un sistema parecido al feudalismo de otras partes de Europa. En este sistema, la aristocracia (familias nobles) de origen alemán controlaba la vida política y económica. Los nativos de Estonia y Letonia eran en su mayoría campesinos, comerciantes o pequeños artesanos en las ciudades.

En el campo, la gran mayoría de los estonios y letones vivían como campesinos bajo el control de la nobleza alemana. Aunque había algunos terratenientes nativos con menos riqueza. El alemán se convirtió rápidamente en el idioma oficial para documentos, comercio y gobierno en Estonia y Letonia. Esto duró cientos de años, hasta 1919.

Archivo:Theatrum Vrbium 00119 Riga
Vista de Riga, en un grabado alemán del siglo XVI.
Archivo:Flag of Baltic Germans
Bandera de los alemanes del Báltico, hoy colores de la ciudad de Riga.

Cambios de poder y privilegios

Aunque la región estuvo bajo el control del Imperio sueco (1530-1710) y luego del Imperio ruso (1711-1917), ambos gobiernos permitieron a los alemanes del Báltico mantener sus privilegios y derechos especiales de administración. Incluso durante la época de los zares rusos, los alemanes bálticos de familias nobles fueron importantes militares, marinos y funcionarios. Se adaptaron a la alta burocracia rusa, obteniendo títulos de nobleza rusos, pero manteniendo su propia cultura.

Los estonios y letones, que siempre fueron la mayoría, tenían menos derechos. Vivían principalmente en el campo como campesinos o como sirvientes en las ciudades. La minoría alemana vivía sobre todo en las ciudades. Por ejemplo, en la ciudad de Riga, el 46.7% de la población en 1867 era de origen alemán.

El sistema donde los estonios y letones del campo estaban bajo el control de la nobleza alemana de las ciudades era común en el Imperio ruso. Esto cambió a finales del siglo XIX, cuando se eliminó la servidumbre en Rusia. Esto dio más derechos y libertades a estonios y letones, lo que llevó a un resurgimiento de su nacionalismo (sentimiento de identidad y orgullo por su propia nación).

El impacto de la rusificación

El fin de la servidumbre en 1863 hizo que muchos letones y estonios se mudaran a las ciudades. Con el tiempo, lograron más poder económico e influencia social. Esto les permitió desafiar el dominio de la nobleza alemana, que tenía mucho poder a pesar de ser pocos. En 1881, solo el 5.3% de la población de Estonia era de origen alemán. En 1897, había 120.191 alemanes en Letonia, el 6.2% de la población, y seguían siendo la élite política y cultural.

A partir de 1881, el zar Alejandro III de Rusia impulsó una política de "rusificación". Esto significaba que la educación y el gobierno debían usar solo el idioma ruso. Esto afectó a todos, pero los alemanes del Báltico lo rechazaron más, ya que hasta entonces habían usado el alemán como idioma oficial. A pesar de esto, la rusificación no quitó el poder e influencia de los alemanes del Báltico en la política y la economía del Imperio ruso.

La Primera Guerra Mundial (1914) trajo problemas a los alemanes en Rusia. Se les sospechaba de no ser leales al zar. Sin embargo, la mayoría de los alemanes del Báltico, por su posición social, evitaron ser perseguidos.

El fin de una era: emigración y cambios

La influencia de los alemanes del Báltico terminó con la caída del Imperio ruso (debido a la revolución rusa de 1917) y la independencia de Estonia y Letonia en 1918 y 1919. Los nuevos gobiernos republicanos eliminaron los privilegios de la minoría alemana y de la nobleza. Las grandes propiedades de los terratenientes alemanes que huyeron fueron repartidas entre pequeños propietarios letones o estonios.

Después de 1920, la mayoría de los alemanes del Báltico tuvieron que emigrar a Alemania. Para ellos, Alemania era casi un país extraño, excepto por el idioma. Otros decidieron quedarse como ciudadanos comunes en los nuevos países.

En las nuevas repúblicas de Estonia y Letonia, los alemanes pudieron reconstruir su vida cultural, pero su número se había reducido mucho. Antes de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes en Estonia eran solo el 1.6% de la población, y en Letonia el 3.3%. Su poder político había casi desaparecido, reemplazado por nuevas élites nativas.

La gran emigración y el final de su presencia

Después de un cambio de gobierno en Letonia en 1934 y una política de "letonización", la influencia de los alemanes letones desapareció por completo. Esto hizo que muchos quisieran emigrar a Alemania.

La historia de los alemanes en el Báltico terminó de forma repentina a finales de 1939. Después de un acuerdo entre Alemania y la Unión Soviética, se ofreció a los alemanes del Báltico que vivían en Estonia, Letonia y Lituania la opción de regresar a Alemania. El gobierno alemán quería que se establecieran en las zonas que había conquistado en el oeste de Polonia.

Cuando la Unión Soviética tomó los países bálticos en junio de 1940, los alemanes que aún vivían allí aceleraron su emigración a Alemania. Esto ocurrió en enero de 1941, gracias a acuerdos entre Alemania y la Unión Soviética que permitían a los civiles alemanes emigrar libremente. Sin embargo, esta vez, el gobierno alemán los recibió con cierta desconfianza por no haber emigrado antes.

Cuando Alemania atacó a la Unión Soviética en junio de 1941, los alemanes que aún estaban en Estonia y Letonia (ahora bajo control soviético) fueron arrestados y enviados a Siberia como "extranjeros enemigos". Muchos de los alemanes del Báltico que habían regresado a Alemania en 1939 y 1941 fueron enviados de vuelta a los territorios bálticos a principios de 1942. Esto era parte de un plan alemán para establecer alemanes en las zonas ocupadas de la Unión Soviética. Pero este plan no duró mucho debido a los avances del ejército soviético. A mediados de 1944, los alemanes bálticos tuvieron que ser evacuados de nuevo hacia Alemania, abandonando para siempre su lugar de origen.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética volvió a controlar los países bálticos. Las autoridades soviéticas eliminaron cualquier rastro cultural y humano de la antigua presencia alemana. Los bienes de los alemanes del Báltico fueron tomados por el estado soviético. Monumentos construidos por alemanes fueron destruidos o se dejaron deteriorar. Las inscripciones en idioma alemán fueron quitadas de los lugares públicos, los libros en alemán fueron destruidos y el uso del idioma alemán fue prohibido. Los textos de historia fueron modificados para eliminar menciones de la influencia de los alemanes del Báltico en la historia y cultura de Estonia y Letonia.

La mayoría de los descendientes actuales de los alemanes del Báltico se establecieron en Alemania Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. Otros emigraron de nuevo, y hoy se pueden encontrar en muchos lugares del mundo, especialmente en Alemania y Canadá. Muchos también emigraron a América del Sur, principalmente a Argentina y Brasil.

¿Qué legado dejaron los alemanes del Báltico?

No fue hasta 1991, con la independencia de los Estados bálticos, que sus gobiernos reconocieron oficialmente la presencia y la influencia histórica de los alemanes en sus países. Al mismo tiempo, las asociaciones de alemanes del Báltico y sus descendientes renunciaron formalmente a reclamar los bienes que habían perdido durante el dominio de la Unión Soviética. Desde entonces, se han restaurado edificios y monumentos de los alemanes del Báltico en Estonia, Letonia y Lituania.

Para saber más

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Baltic Germans Facts for Kids

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Alemanes del Báltico para Niños. Enciclopedia Kiddle.