Reforma o ruptura para niños
La frase Reforma o ruptura se refiere a un importante debate que ocurrió en España durante la Transición española. Este debate trataba sobre cómo el país debía cambiar después de la dictadura de Francisco Franco.
La mayoría de la gente en España, después de la muerte de Franco, no estaba muy informada sobre política, pero sí estaba atenta a lo que iba a pasar. Querían un cambio, pero sin que hubiera problemas o riesgos. Se buscaba una reforma política que no afectara la estabilidad social y económica. Aunque la gente no participaba mucho en partidos o sindicatos al principio, sí hubo protestas importantes, como las que pedían la amnistía (el perdón para personas que habían sido encarceladas por sus ideas políticas). Estas protestas no pusieron en peligro la estabilidad del país. Sin embargo, en algunas regiones como Álava, Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra, las movilizaciones fueron más intensas, especialmente por la amnistía y el uso de la ikurriña (la bandera vasca), y hubo una respuesta fuerte por parte de las autoridades. En Cataluña, las movilizaciones fueron diferentes, pero también muy significativas.
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¿Qué fue el Tardofranquismo?
Desde los últimos años del gobierno de Franco, algunas personas dentro del régimen, llamadas "aperturistas", querían que la transición fuera moderada. Buscaban una reforma que cambiara las instituciones del franquismo, pero manteniendo una continuidad para asegurar la estabilidad. Querían evitar un cambio radical que afectara los intereses económicos y sociales ya establecidos.
Por otro lado, había un grupo más conservador, conocido como el "búnker", que quería mantener las cosas como estaban. Aunque habían perdido a una figura importante como Luis Carrero Blanco (quien fue asesinado), tenían conexiones con el ejército y eran una fuerza a considerar.
Mientras tanto, la oposición democrática, formada por partidos que eran ilegales, se organizó en grupos de coordinación. Uno de los más importantes fue la "Platajunta". Otros países, como Francia y Estados Unidos, también estaban atentos a lo que pasaba en España.
El primer gobierno de la Monarquía
Después de la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, el rey Juan Carlos I nombró a Carlos Arias Navarro como presidente del gobierno. Sin embargo, Arias Navarro no logró definir bien el plan de reformas que el rey le había pedido, ya que estaba presionado por los grupos más conservadores y los aperturistas.
La oposición, que estaba impaciente, solo veía una solución: una "ruptura" total con el franquismo. Pedían cosas como la amnistía, que todos los partidos políticos y sindicatos fueran legales, y que se concedieran estatutos de autonomía a las regiones.
Ni los que querían la continuidad ni los que buscaban la ruptura habían logrado un apoyo social suficiente. La mayoría de la gente quería la democracia y acercarse a Europa, pero de forma pacífica, manteniendo el orden y la estabilidad.
¿Cómo se desmanteló el franquismo?
El nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del gobierno el 3 de julio de 1976 fue una jugada estratégica del rey y de Torcuato Fernández Miranda (presidente de las Cortes). Con esto, lograron aislar a los grupos más conservadores y también a algunos aperturistas que no eran bien vistos.
A partir de ese momento, el gobierno impulsó el proceso de reforma, dialogando discretamente con la oposición. Sin embargo, hubo momentos de tensión por parte de los grupos conservadores y también por la violencia de diferentes grupos. Uno de los momentos más difíciles fue en enero de 1977, cuando ocurrió la matanza de abogados laboralistas.
En este periodo, los problemas en las calles eran frecuentes, con personas fallecidas en enfrentamientos o en controles policiales. Esto fue más intenso en el País Vasco y Navarra, donde hubo episodios violentos como los sucesos de Vitoria, los sucesos de Montejurra, la Semana proamnistía de mayo de 1977 o los Sanfermines de 1978.
Un paso muy importante fue la votación de la Ley para la Reforma Política por las Cortes franquistas el 18 de noviembre de 1976. Esta ley fue como un "suicidio político" para el antiguo sistema. Después, se hizo un referéndum el 15 de diciembre de 1976, aunque la oposición no lo apoyó y pidió la abstención.
La legalización del Partido Comunista de España el 9 de abril de 1977 fue un punto clave para ganar la confianza de la oposición. Las elecciones que siguieron, aunque en teoría eran una renovación del antiguo sistema, se convirtieron en un cambio mucho más profundo. Aunque ganó el centro (la UCD), en el Congreso había figuras importantes de la izquierda, como Dolores Ibárruri y Rafael Alberti. Muchos de los que habían sufrido la represión o habían estado en el exilio ahora ocupaban escaños, como Santiago Carrillo.
Las primeras decisiones que se tomaron dejaron claro que los cambios serían profundos. No se respetarían los "principios inmutables" del antiguo régimen, y se redactaría una nueva Constitución.
¿Reforma pactada o Ruptura pactada?
El plan inicial de Manuel Fraga en el gobierno de Carlos Arias Navarro, que solo buscaba acuerdos entre los sectores del régimen, fracasó. No pudo llevarse a cabo porque la oposición democrática ya estaba organizada en la "Platajunta".
Sin embargo, la mayoría de los expertos consideran que la Transición fue un periodo de reforma del poder. Según el historiador Juan Pablo Fusi, la idea de una "ruptura" total se descartó en 1976. El PSOE aceptó participar en las elecciones, y el Partido Comunista, aunque al principio defendía la ruptura, también aceptó la reforma política.
Muchos intelectuales y políticos de la época, como Miguel Herrero de Miñón, Javier Pradera, Miguel Primo de Rivera y Urquijo, Alfonso Guerra y Manuel Álvarez Tardío, también coinciden en que fue una reforma. Manuel Álvarez Tardío explica que la reforma permitió un camino hacia la democracia sin una ruptura brusca, atrayendo a la oposición y evitando volver a conflictos pasados.
Juan Luis Cebrián, quien fue director del periódico El País, señala que el resultado fue ambiguo pero efectivo: se usaron métodos reformistas para convocar elecciones y crear una nueva Constitución, con el apoyo de la Corona.
Rafael del Águila Tejerina explica que la izquierda aceptó los pactos porque se dieron cuenta de que no podían lograr la ruptura solo con sus propias fuerzas. La derecha, por su parte, defendía que solo un pacto, una reforma acordada, era el camino seguro y democrático.
Algunos autores, como el periodista Javier Cercas y el historiador Santos Juliá, defienden que la Transición fue una "ruptura pactada". Esto significa que, aunque se usaron métodos de reforma, el resultado final fue una ruptura con el régimen anterior, pero lograda a través del diálogo y el acuerdo.
El político Alfonso Osorio explica que el rey Juan Carlos I tenía claro que debía haber un sistema de libertades para todos, con una democracia y cámaras elegidas por voto universal. También estaba convencido de que el Partido Comunista debía ser legal para que España fuera una democracia completa.
Desde otro punto de vista, algunos autores, como el escritor Armando López Salinas, que era del Partido Comunista, consideran que la reforma fue controlada. Cita la idea de que "las clases dominantes necesitan cambiar algo para que todo siga igual", sugiriendo que se buscaba garantizar el poder de una élite en la nueva situación política.
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Véase también
En inglés: Reforma o ruptura Facts for Kids
- Transición española
- Reforma política de Adolfo Suárez
- Franquismo sociológico