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Paz, piedad y perdón para niños

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«Paz, piedad y perdón» es el nombre de un importante discurso que dio el presidente de la Segunda República española, Manuel Azaña. Lo pronunció el 18 de julio de 1938 en el Ayuntamiento de Barcelona, justo cuando se cumplían dos años del inicio de la guerra civil española. El mensaje principal de este discurso era la reconciliación y buscaba preparar a la gente para una posible mediación internacional que ayudara a terminar la guerra.

¿Qué pasaba en España en 1938?

Archivo:GCE-Frente en nov 1938
Mapa de España dos años después del inicio de la guerra a finales de 1938.

Dos años después de que comenzara la Guerra Civil en España, la zona controlada por el bando de Francisco Franco había crecido mucho. Primero, habían ocupado la zona norte y, en la primavera de 1938, habían logrado dividir en dos la zona republicana en el este de España, cerca de Castellón. Esto ocurrió después de que el ejército republicano sufriera derrotas en Teruel y Aragón.

En ese momento, las tropas de Franco se dirigían hacia Valencia en lugar de hacia Cataluña y Barcelona. Mientras tanto, el ejército republicano preparaba una gran contraofensiva, la batalla del Ebro, que duraría de julio a noviembre de 1938 y sería la más grande de toda la guerra.

La zona republicana vivía momentos difíciles. Había problemas políticos y militares, y la gente se sentía desanimada. Muchos pensaban que la derrota final era inevitable y estaba muy cerca.

Sin embargo, el gobierno del socialista Juan Negrín, con el apoyo del partido comunista, decidió seguir resistiendo. Esto se vio claramente en los «Trece puntos» que presentó en abril de 1938. Había diferencias entre el presidente del gobierno, Negrín, y otras figuras importantes como Indalecio Prieto, quien había dejado de ser ministro de Defensa, y también con el presidente de la República, Manuel Azaña. El bando republicano estaba dividido entre los que querían seguir luchando y los que buscaban la paz.

A pesar de estas diferencias, el presidente Azaña no dejó de apoyar al gobierno. A medida que la guerra avanzaba, la idea de una mediación internacional se parecía cada vez más a una rendición, porque el gobierno de Burgos (del bando de Franco) no quería negociar. Además, los comunistas tenían cada vez más influencia en el gobierno republicano.

La posibilidad de una mediación, con el apoyo del Reino Unido, seguía existiendo. Sin embargo, en el mundo, había mucha tensión por las acciones de la Alemania nazi, como la anexión de Austria y la Crisis de los Sudetes en Checoslovaquia. El gobierno republicano pensaba que la Guerra Civil española podría estar conectada con un conflicto más grande en Europa, lo que les daba más razones para seguir resistiendo.

En este momento, Azaña, que había estado en un segundo plano durante la guerra, tomó la iniciativa política, aunque esto significaba ir un poco más allá de sus funciones como presidente.

Los historiadores señalan que estas llamadas a terminar la guerra y negociar no se hicieron cuando la República ya estaba perdida, sino cuando la situación aún era incierta y se podía buscar una solución. Esto fue antes de la última gran ofensiva militar en el Ebro.

El discurso de Azaña

Archivo:Panoràmica del Salo de Cent (Ajuntament de Barcelona)
El Saló de Cent de Barcelona acogió el acto.

El discurso se dio a media tarde en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, en el segundo aniversario del inicio de la guerra. Asistieron muchas personas importantes, como Negrín y Diego Martínez Barrio, presidente de las Cortes republicanas. El Ayuntamiento recibió al presidente Azaña en las escalinatas. También estuvieron presentes representantes de otros países, todo el gobierno, el gobierno de la Generalidad de Cataluña y muchos diputados. Al terminar, el presidente Negrín, el ministro de Estado Álvarez del Vayo y el jefe del Estado Mayor de la Defensa Vicente Rojo salieron juntos y caminaron por la calle Fernando hasta la Rambla y la Plaza de Cataluña, mientras la gente los saludaba.

El discurso de Azaña se entiende como una reflexión sobre lo absurdo de usar la guerra para resolver los problemas de España, como las diferencias entre las «dos Españas», el separatismo o la identidad nacional. Azaña destacó el daño más grave que la guerra estaba causando:

Un dogma que excluye de la nacionalidad a todos los que no lo profesan, sea un dogma religioso, político o económico, [al que opone] la verdadera base de la nacionalidad y del sentimiento patriótico: que todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo arroyo.
Manuel Azaña

Azaña, quien escribió y pronunció el discurso, habló con un tono tranquilo, sin exaltación política. Durante más de una hora (74 minutos), reflexionó sobre la difícil situación de España y dijo que ni siquiera quienes habían provocado la guerra eran conscientes de sus consecuencias. También analizó la Guerra Civil española en el contexto de los conflictos en Europa y denunció la participación de Alemania e Italia.

Archivo:Portada el socialista 1938 julio 18 8837 1
El discurso como noticia de portada del periódico El Socialista del día siguiente.

El discurso fue publicado, aunque con algunas adaptaciones, en periódicos como La Vanguardia, El Sol o El Socialista. El Socialista tituló su artículo con frases como: «Combatimos por la libertad de todos, incluso la de nuestros adversarios», «Los que provocaron la guerra ya han perdido mucho más de lo que pretendían defender» y «El porvenir de España lo conquista y lo trazará su propio pueblo». Por su parte, La Vanguardia destacó: «La guerra es una guerra contra la nación española, incluso contra los propios fascistas» y «Cuando los españoles aspiraban y casi conseguían el dominio universal, se iban a guerrear a Italia, sojuzgaban a los italianos, pero no se les ocurrió traerlos a matar españoles a la orilla del Tajo y del Ebro a título de la fundación del Imperio español».

Aunque los «Trece puntos de Negrín» también hablaban de amnistía para quienes ayudaran a reconstruir España, el discurso de Azaña mostraba un gran pesimismo. La idea de derrota y acuerdo chocaba con los que querían seguir luchando bajo el lema «Resistir es vencer». Además, el uso de la palabra «paz» al final de su discurso causó debate entre los republicanos que aún creían en una victoria militar. Por eso, los periódicos de cada tendencia adaptaron el final de forma diferente. En El Socialista, por ejemplo, se redujo a «Piedad y perdón».

El historiador Santos Juliá dice que el discurso «condensa la lucidez emotiva y desolada del líder republicano. Es el legado de Azaña. Donde está él entero». Otro historiador, Javier Tusell, lo considera «uno de los mejores de su vida, y probablemente el más brillante y emotivo de los que se oyeron durante la guerra». Tusell añade que no fue solo una «invocación sentimental a la convivencia» ni el mensaje de un hombre angustiado con poco poder. Era también «un discurso de evidente contenido político, que diseñaba un tipo de acción a seguir inmediatamente y que, en función de ella, trataba de crear un determinado estado de ánimo».

¿Qué temas trató Azaña en su discurso?

Los temas principales del discurso fueron la reconstrucción política del país, la unidad de España y el alto costo de que la guerra se volviera internacional, así como las consecuencias de las guerras en el futuro de los pueblos.

Algunas ediciones impresas del discurso lo dividen en los siguientes apartados:

  • El punto de vista nacional.
  • Obligación de opinar.
  • Fase internacional del problema español.
  • La república y la sociedad de naciones.
  • Nadie quiere aquí una guerra general.
  • La limitación de la guerra.
  • El acuerdo de Londres.
  • Quién debe hacer salir de España a los extranjeros.
  • Promesa de un imperio español.
  • Cuestión de honra.
  • La guerra civil agotada.
  • Motivos erróneos de la rebelión.
  • El daño irreparable.
  • Lo que la guerra ha enseñado a los españoles que ya no lo supieran.
  • Mejor empleo de la energía española.
  • Incógnitas del mañana.
  • Revelaciones de la conducta.
  • Nadie sabe lo que se funda con una guerra.
  • La voz de la patria eterna: paz, piedad y perdón.

El texto muestra la idea de que la Guerra Civil estaba conectada con el aumento de la tensión en Europa. Azaña hizo un llamado a la Sociedad de Naciones para que interviniera en el conflicto español, que él creía que se prolongaba por la participación de otros países. Veía la Guerra Civil como la primera batalla de una futura guerra mundial aún desconocida. Intentó dejar de lado la idea de bandos y centrarse en España:

La guerra civil está agotada en sus móviles porque ha dado exactamente todo lo contrario de lo que se proponían sacar de ella, y ya a nadie le puede caber duda de que la guerra actual no es una guerra contra el Gobierno, ni una guerra contra los gobiernos republicanos, ni siquiera una guerra contra un sistema político: es una guerra contra la nación española entera, incluso contra los propios fascistas, en cuanto españoles, porque será la nación entera quien la sufra en su cuerpo y en su alma.

Se dirigió a todos los españoles, de ambos bandos:

Destaco entre ellas que todos los españoles tenemos el mismo destino. Un destino común, en la próspera y en la adversa fortuna. Cualesquiera que sea la profesión religiosa, el credo político, el trabajo y el acento. Y que nadie pueda echarse a un lado y retirar la puesta. No es que sea ilícito hacerlo: es que además, no se puede.

Reflexionó sobre la futura reconstrucción y advirtió sobre el peligro de un caudillismo (un líder con poder absoluto):

La reconstrucción de España será una tarea aplastante, gigantesca, que no se podrá fiar al genio personal de nadie, ni siquiera de un corto número de personas o de técnicos; tendrá que ser obra de la colmena española en su conjunto, cuando reine la paz, una paz que no podrá ser más que una paz española y una paz nacional, una paz de hombres libres, una paz para hombres libres.

El discurso termina con un llamado a la necesaria reconciliación y a la construcción de una sociedad tolerante cuando la guerra finalizara:

Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perdón.

Azaña también previó que ni siquiera los que estaban en la guerra sabían qué cambios profundos traería:

Nunca ha sabido nadie ni ha podido predecir nadie lo que se funda con una guerra; ¡nunca! Las guerras, y sobre todo las guerras civiles, se promueven o se desencadenan con estos propósitos, hasta donde llega la agudeza, el ingenio o el talento de las personas; pero jamás en ninguna guerra se ha podido descubrir desde el primer día cuáles van a ser sus profundas repercusiones en el orden social y en el orden político y en la vida moral…

¿Cómo se difundió el discurso?

Además de aparecer en la prensa republicana, el discurso fue impreso para ser distribuido por diferentes servicios de propaganda del bando republicano y se tradujo a varios idiomas. Algunas de las ediciones de 1938 que se conservan en bibliotecas españolas son:

  • Discurso pronunciado por el Presidente de la República el 18 de julio de 1938. Ediciones Españolas, 1938.
  • Habla el Jefe de Estado: discurso pronunciado por Manuel Azaña y Díaz, en el Ayuntamiento de Barcelona, el 18 de julio de 1938. Comisariado de la Brigada (44 Brigada Mixta), 1938.
  • Discurso pronunciado el 18 de julio de 1938 en Barcelona por el señor presidente de la República. Madrid: Subsecretaría de Propaganda, Delegación de Madrid, 1938.
  • Discurso pronunciado en Barcelona y dirigido a los españoles... el 18 de julio de 1938. Madrid: Delegación de Propaganda y Prensa de Madrid, 1938.
  • Discurso pronunciado por S.E. el presidente de la República el 18 de julio de 1938 en Barcelona. Madrid: Delegación de Propaganda de Izquierda Republicana, 1938?
  • Discorso pronunciato a Barcellona, il 18 luglio 1938 (II Anniversario della Guerra di Spagna. 18 Luglio 1936-18 Luglio 1938). Comisariado de las Brigadas Internacionales, 1938.
  • Discours prononcé par S.E. M. Manuel Azaña, Président de la République Espagnole, à l'Hôtel de Ville de Barcelone le 18 juillet 1938. Paris: Comité Franco-Español, 1938?
  • Discours prononcé par S.I. le president de la Republique Espagnole... à l'Hôtel de Ville de Barcelone le 18 juillet 1938. Editions Espagnoles, 1938.
  • Speech delivered by Don Manuel Azaña... in Barcelona City Hall on July 18, 1938. Spanish Editions, 1938.

Más tarde, fue editado por republicanos en el exilio y aparece en muchas colecciones y en sus obras completas.

¿Existe una grabación del discurso?

Sí, esta es la única grabación de audio de un discurso de Azaña. Dura 74 minutos. Los catorce discos de 78 revoluciones por minuto con la grabación original llegaron al Gobierno en febrero de 2004. Un donante anónimo los recibió de la viuda de Azaña, Dolores Rivas Cherif, y los envió a la embajada de España en México. Las copias estaban en condiciones "regulares", cubiertas por una capa de grasa que impedía que se reprodujeran. Radio Nacional de España se encargó de restaurarlas para que pudieran escucharse de nuevo.

En la grabación original no se escuchan las primeras palabras del presidente. Esto podría dar la impresión de que hablaba en nombre propio y no como jefe de Estado. Sin embargo, el inicio del discurso sí apareció en la transcripción que La Vanguardia publicó el 20 de julio de 1938:

(Cada vez que los Gobiernos de la República) han estimado conveniente que me dirija a la opinión general del país, lo he hecho desde un punto de vista intemporal.

El documento de audio está disponible en ediciones de la Sociedad Española de Conmemoraciones Culturales y en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

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