Las Inmaculadas de Zurbarán para niños

La Inmaculada Concepción es un tema muy importante en la obra del pintor Francisco de Zurbarán. Él creó trece versiones de esta pintura, algunas con ayuda de su taller. También existen copias hechas por su taller, que son menos conocidas. Zurbarán también pintó una Inmaculada con san Joaquín y santa Ana, que tiene más elementos en su diseño. Este tema fue uno de los más representados por Zurbarán, junto con el Cristo crucificado, las santas en actitud procesional y varias versiones de san Francisco de Asís.
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¿Qué es la Inmaculada Concepción?
La Inmaculada Concepción es una creencia que viene de la Iglesia ortodoxa. Su origen se relaciona con un texto antiguo llamado el Protoevangelio de Santiago. Este texto no lo dice directamente, pero da a entender esta idea. Según este antiguo escrito, san Joaquín y santa Ana eran una pareja mayor que no podía tener hijos. Le pidieron a Dios que les diera descendencia. Entonces, se les apareció el arcángel Gabriel y les anunció que tendrían una hija. Esa hija sería la futura Virgen María.
En la Iglesia oriental, entre los siglos VIII y XII, se empezó a celebrar la concepción de Santa Ana. Esta celebración llegó a Occidente. Las primeras menciones de la Inmaculada Concepción en Occidente aparecen en un libro llamado Martirologio de Tallaght. Allí, la fiesta de la Inceptio o Conceptio Mariae Virginis se celebraba el 3 de mayo. En el siglo XI, esta fiesta se celebraba el 8 de diciembre en Winchester y en la Catedral de Canterbury. La idea de la Inmaculada Concepción se hizo más fuerte en 1128. Fue cuando los religiosos de Lyon decidieron celebrar esta fecha de forma especial.
El debate sobre la Inmaculada Concepción
Los teólogos (expertos en temas religiosos) tuvieron que decidir sobre esta creencia. Se dividieron en dos grupos:
- Maculistas: Creían que la Virgen había nacido con una mancha espiritual, pero que luego fue purificada.
- Inmaculistas: Creían que la Virgen había sido concebida sin ninguna mancha espiritual desde el principio.
La mayoría de los teólogos de la época, y la orden de los dominicos, apoyaron la idea maculista. Sin embargo, la orden franciscana apoyó la idea inmaculista. Se basaron en las ideas de Juan Duns Scoto. En España, al principio, era una devoción de los reyes. Después, se hizo muy popular entre la gente.
A lo largo de los siglos, esta celebración fue prohibida y luego permitida varias veces. En el Concilio de Basilea, Ferrara y Florencia (1431-1445), se sugirió celebrar esta fiesta en las iglesias. El papa Sixto IV la incluyó en el calendario religioso el 27 de febrero de 1476. Esto se confirmó el 17 de junio de 1546 en el Concilio de Trento. El 8 de diciembre de 1661, el papa Alejandro VII aprobó la doctrina de la Inmaculada Concepción. Prohibió los escritos que estaban en contra y permitió su culto. Esto fue celebrado con grandes fiestas en España. Finalmente, el papa Pío IX la confirmó de forma definitiva el 8 de diciembre de 1854. Lo hizo a través de un documento llamado Ineffabilis Deus, que se aplicó en toda la Iglesia católica.
Cómo se representa la Inmaculada Concepción en el arte
Las primeras pinturas sobre este tema tan abstracto se basaban en ideas como el Árbol de Jesé, el encuentro de Joaquín y Ana en la Puerta Dorada o la Santa Ana Triple. La forma definitiva de representarla en el arte barroco se fue creando durante los siglos XVI y XVII. Se basó en un versículo del Apocalipsis de san Juan. Este versículo habla de «una mujer vestida de sol, con la luna a sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza». Esta mujer se identificó con la Virgen María. También se añadieron símbolos de las letanías de Loreto.
En 1570, Johannes Molanus celebró esta nueva forma de pintar en su libro De picturis et imaginibus sacris. Luis del Alcázar (en 1618) y Francisco Pacheco, en su libro Arte de la pintura, su antigüedad y su grandeza (Sevilla, 1649), explicaron cómo debía pintarse. Cuando Zurbarán estudiaba en Sevilla (1614-1617), el ambiente de la ciudad ayudó mucho a que se creara esta nueva forma de pintar el tema.
En esta forma de pintar barroca, la obra se divide en dos partes: una celestial y una pequeña parte terrenal. En ambas se muestran símbolos de las letanías de Loreto. La Virgen aparece como una adolescente, a veces casi como una niña. Tiene una expresión amable y modesta. Está en el centro de la parte celestial, sobre una luna transparente en cuarto creciente, con las puntas hacia abajo. María lleva una corona imperial. Su cabeza está rodeada por un círculo de estrellas, como la Mujer del Apocalipsis. También hay muchas cabezas de querubines entre nubes, formando uno o varios nimbos (especie de aureolas). En la parte celestial, también aparecen varios ángeles alrededor de la Virgen, que está iluminada por el Sol desde atrás.
Las Inmaculadas de Zurbarán
Zurbarán pintó trece versiones de este tema. Las hizo desde sus primeros años en Sevilla hasta sus últimos años en Madrid. La primera versión que conocemos es de alrededor de 1629. Las dos últimas son de 1661. Durante más de treinta años, el pintor cambió su estilo y la forma de representar el tema. Introdujo algunas novedades, pero siempre siguiendo las reglas de la Contrarreforma.
Las indicaciones de Pacheco no siempre se siguieron al pie de la letra. El propio Pacheco fue el primero en no cumplirlas. Las primeras Inmaculadas de Zurbarán se parecen a las de Pacheco. Pero las que pintó en la década de 1640 ya tienen cambios importantes. Esto se ve tanto en la composición (cómo están organizados los elementos) como en la forma de representar el tema. Los símbolos de María en la parte de abajo casi siempre se mantienen. Pero los símbolos de las letanías en la parte de arriba (alrededor de María) se hacen menos claros o desaparecen. En su lugar, aparecen ángeles o pequeños putti.
La rigidez y el estilo oscuro de antes se cambian por un estilo más avanzado. Usa una técnica llamada esfumado que hace que las figuras se vean más suaves. El pintor deja de usar la presentación frontal y geométrica, que hacía que la Virgen de las primeras versiones pareciera una estatua. En todas sus obras, el manto de la Virgen es azul oscuro. Pero la túnica, que era rosa pálido en los primeros cuadros, después suele ser del blanco brillante que caracteriza a Zurbarán. En esto, las versiones posteriores a 1632 suelen seguir la indicación de Pacheco: «Se debe pintar con túnica blanca y manto azul, que así se apareció esta Señora a doña Beatriz de Silva».
En las Inmaculadas más tardías, el rostro de la Virgen es más alargado. Su figura también es más alargada y está ligeramente inclinada, como dentro de un círculo. Las manos, más delicadas, se juntan con más elegancia. La cabeza se inclina hacia la izquierda del cuadro. A veces mira hacia abajo y otras veces hacia el Cielo. En algunas de las últimas versiones, la modelo para la Virgen pudo haber sido María Manuela, la hija del pintor y de su tercera esposa, Leonor de Tordera.
Aquí puedes encontrar más información sobre las trece versiones conocidas, ordenadas por fecha:
- Inmaculada Concepción (1629, Museo del Prado);
- Inmaculada (Barcelona), 1632;
- Inmaculada Concepción (Sigüenza), 1635;
- Inmaculada Concepción (1635, Museo del Prado);
- Inmaculada Concepción (Museo Cerralbo), 1645;
- Inmaculada Concepción (Fundación Focus), 1645;
- Inmaculada (Catedral de Sevilla), 1650;
- Inmaculada Concepción niña, 1656;
- Inmaculada Concepción (Nueva York), 1656;
- Inmaculada Concepción (1658);
- Inmaculada con dos figuras alegóricas, 1658;
- Inmaculada Concepción (Budapest), 1661;
- Inmaculada Concepción (Langon), 1661;