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Historia de la configuración territorial de Cantabria para niños

Enciclopedia para niños
Archivo:Regionalismo cántabro
La comunidad autónoma de Cantabria en el mapa de España.

Cantabria es una región con una historia muy rica, cuyas primeras menciones vienen de los romanos. En la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, los cántabros eran grupos de personas (como los blendios o concanos) que vivían en un territorio más grande que la Cantabria de hoy, incluyendo partes de Asturias y Castilla y León.

La primera organización de esta zona fue el ducado de Cantabria. No se sabe mucho sobre su historia o sus límites exactos. Parece que una parte de los cántabros, descendientes de los antiguos, seguían viviendo con sus costumbres y no habían adoptado muchas cosas de los romanos. El último duque de Cantabria, Alfonso I, se convirtió en rey de Asturias. Desde entonces, Cantabria se dividió en diferentes zonas hasta 1796. En ese año, Castro Urdiales, Laredo y otros lugares se unieron a la provincia de Cantabria, que había nacido en 1778. Este fue un paso muy importante para la comunidad autónoma actual.

Historia de Cantabria

División territorial histórica de Cantabria
Baja Edad Media
-1778
Diversos territorios de realengo, señorío y abadengo
Primeros intentos de unidad provincial
1778-1801 Provincia de Cantabria
1799-1803 Provincia marítima de Santander
1810-1812 Prefectura de Santander (provincia napoleónica)
1814 Junta General de las Montañas de Santander (Cortes de Cádiz)
1814-1822 Provincia marítima de Santander
1822-1833 Provincia de Santander (Trieno Liberal)
1833-1981 Provincia de Santander (Restauración)
Desde 1981 Comunidad autónoma de Cantabria

Cantabria en la Edad Media

El Ducado de Cantabria

El Ducado de Cantabria era un territorio poco conocido, con capital en Amaya. Formaba parte del Reino visigodo de Toledo. Hoy en día, no se considera que fuera el origen directo de la comunidad autónoma actual. No se sabe con seguridad si hubo otras divisiones en la Cantabria de entonces.

La Baja Edad Media y sus divisiones

Después de que el Ducado de Cantabria se uniera con los territorios astures para formar el Reino de Asturias, Cantabria no tuvo una forma política clara. Se dividió en muchos territorios que pasaron a estar bajo el control de diferentes señores, como los duques del Infantado.

Gran parte del oeste de Cantabria estaba en la Merindad de las Asturias de Santillana. Su capital, aunque no es una afirmación sin discusión, se cree que era Santillana del Mar. Otras zonas importantes eran Liébana, Trasmiera y la Merindad de Campoo.

Desde el siglo XII y sobre todo a partir del siglo XIII, las ciudades costeras de Cantabria ganaron importancia en el reino de Castilla. Obtuvieron permisos especiales para comerciar, construyeron astilleros y barcos militares, y así expandieron su influencia. La unión de estas ciudades dio lugar a diferentes grupos, como la Hermandad de las Cuatro Villas de la Costa del Mar.

Cantabria en la Edad Moderna

Entre los siglos XVI y siglo XVIII, se crearon varias juntas que iban más allá de las divisiones tradicionales de los valles. Así, en el territorio que hoy es Cantabria, surgieron muchos grupos con autoridad: la Junta General de la Provincia de Liébana, la Junta General de Trasmiera, la Junta General de la Merindad de Campoo, la Junta de las Cuatro Villas de la Costa y la Junta General de la Provincia de los Nueve Valles.

Esta última junta, donde se reunían los representantes de la Provincia de los Nueve Valles de las Asturias de Santillana desde 1581, invitó a otras zonas a Puente San Miguel (antes Bárcena de la Puente). Allí, el 28 de julio de 1778, crearon la provincia de Cantabria. Este evento se considera el primer paso para la formación de la comunidad autónoma moderna.

La provincia se completó en 1796 con la unión de los territorios más al este, como Castro Urdiales, que no habían sido invitados al principio. Santander tardó en unirse porque quería ser la capital en lugar del pequeño pueblo de Bárcena la Puente.

Cantabria en la Edad Contemporánea

Archivo:Flag maritime santander
Bandera de la provincia marítima de Santander (siglo XVIII-actualidad), oficial para las provincias de Santander y Cantabria desde 1845.

Las provincias de Santander

Con la creación de las provincias marítimas por Carlos IV, la provincia de Cantabria dejó de existir. En su lugar, se formó la provincia marítima de Santander el 25 de septiembre de 1799, que se completó en 1833. Esta acción buscaba organizar mejor el territorio. También se creó la diócesis de Santander en 1754 y el Real Consulado de Santander en 1785 para asuntos religiosos y económicos.

Esta provincia, con capital en Santander (una ciudad que había crecido mucho gracias al comercio marítimo), se encargaba de los impuestos. Sin embargo, en otros temas, la organización seguía siendo complicada y estas responsabilidades desaparecieron en 1803.

Con los cambios de la época y la ocupación napoleónica, la provincia marítima de Santander se disolvió. El 17 de abril de 1810, José I creó la provincia o prefectura de Santander como parte de una nueva organización territorial. Sin embargo, otro grupo, siguiendo la Constitución de 1812, quería crear la provincia constitucional de Santander.

Entre 1810 y 1812, hubo diferentes representantes para las antiguas zonas, pero la provincia acordada no se hizo oficial. Esto causó confusión en Cantabria, donde se mezclaban los intereses locales con los del Consulado de Burgos, ya que Santander era el puerto por donde Burgos exportaba sus productos. Por eso, cuando en 1813 se decidió que la creación de ayuntamientos era responsabilidad provincial, Burgos y Santander se disputaron este derecho. En enero de 1814, se creó en Santander la Junta General de las Montañas de Santander para unir todas las instituciones allí, pero no tuvo éxito.

Cuando Fernando VII volvió al poder, se deshicieron todos los cambios. Cantabria, que había tenido un gobierno propio, aunque confuso, volvió a depender económicamente de la Intendencia de Burgos. Más tarde, se reconoció de nuevo la provincia marítima de Santander, gracias a Pedro Cevallos Guerra. Esta provincia también duró poco, y durante el Trienio Liberal se creó la provincia de Santander (1822-1823), con 123 municipios. En 1833, con la división administrativa de Javier de Burgos, se creó una nueva provincia de Santander. Esta provincia, con diferentes responsabilidades, se mantuvo casi igual hasta la creación de la actual Cantabria en el siglo XX, que ya se gobernaba de forma autónoma respecto a Burgos.

La provincia se adaptó bien a la primera restauración. Estaba dividida en tres zonas para las elecciones: Cabuérniga, Santander y Castro Urdiales-Laredo (oeste, centro y este). Entre ellas, elegían cinco diputados para el Congreso. Tres de ellos eran de la zona de Santander ciudad. En Santander, los conservadores dominaron hasta 1902, mientras que en el resto lo hicieron los liberales. No hubo grandes conflictos y los acuerdos entre partidos se mantuvieron a pesar de la poca estabilidad política nacional.

El regionalismo a principios del siglo XX

El proceso del siglo XIX significó que Cantabria se independizó en cuanto a leyes de Burgos, pero la provincia de Santander seguía siendo parte de Castilla la Vieja. Sin embargo, la gente común nunca se sintió identificada con Castilla ni se consideró castellana. Los primeros intentos de separación fueron débiles. Aunque el regionalismo crecía, la idea de una autonomía castellana que incluyera a Santander (como salida al mar de Castilla) era la más común en los años 1930. Los regionalistas incluso unieron sus ideas con las castellanas.

Quizás el mayor obstáculo para crear una autonomía cántabra fue que el territorio seguía dividido en muchas zonas diferentes, con instituciones separadas desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Pero, sobre todo, la gente de negocios de la capital cántabra no veía bien una autonomía para Cantabria, por miedo a perder su poder en la nueva región.

Es importante destacar el intento de crear una identidad regional unida y de cambiar el nombre de "Santander", que había sido el más usado en el siglo XIX, por el más antiguo y tradicional de "Cantabria". Este cambio no se logró debido a la caída de la II República. Durante la guerra civil, el Consejo Interprovincial de Santander, Palencia y Burgos (de febrero a agosto de 1937) fue como un antecedente de la autonomía cántabra.

En este deseo de encontrar una identidad territorial propia, algunas instituciones de comercio, cultura y deporte se llamaron cántabras. Por ejemplo, las selecciones deportivas regionales, desde los años 1920, siempre se han llamado "Cantabria", aunque la región se llamara oficialmente "Santander". La Selección de Cantabria de Fútbol jugó su primer partido oficial el 9 de marzo de 1924. Un año después, se disputó la I Vuelta a Cantabria, donde un trofeo fue para los ciclistas "pertenecientes a la región de Cantabria".

Algunas organizaciones también usaron este nombre, como el jefe regional de Cantabria del Partido Carlista de Santander y Acción Popular de Cantabria. Algunos periódicos de principios del siglo XX eligieron llamarse Cantabria, como El Pueblo Cántabro (1914), La Voz de Cantabria (1927), La Región Cántabra, Magisterio Cántabro (1921) y El Ideal Cántabro (1905). También las revistas Cantabria de las comunidades cántabras en Buenos Aires (1923) y Cádiz (1911). En el siglo XIX, también existieron periódicos como El Vigilante Cántabro (1841), El Correo de Cantabria (1882), El Eco de Cantabria (1861), La Revista Cántabro-Asturiana (1877) y La Voz Cántabra (1897), entre otros. También la empresa Crédito Cántabro (1861). En 1890, se publicó la obra De Cantabria, con la participación de importantes pensadores de la región. En 1896, el Batallón de Voluntarios de Cantabria partió del puerto de Santander hacia Cuba. Benito Pérez Galdós escribió en 1876 Cuarenta leguas por Cantabria para la "Revista de España" (Madrid), donde cuenta su viaje por la parte occidental de la Provincia de Santander.

Hasta entonces, el nombre de "Cantabria" se usaba a menudo para referirse a la provincia de Santander, junto con "Santander" (hasta la Transición Española) y "La Montaña". Sin embargo, en el ámbito político y en España, se usaban más los dos últimos. Durante el franquismo, algunas personas quisieron darle al nombre de "Cantabria" un significado solo regionalista y diferente. El grupo que había luchado contra las ideas regionalistas entendía que el término "Cantabria" implicaba que la provincia de Santander tenía una identidad propia y diferente a Castilla la Vieja, región a la que pertenecía, aunque en ese momento las regiones no tenían responsabilidades administrativas. Esto hizo que el nombre "Cantabria" no se usara tanto como antes de la guerra civil.

Quizás por esto, en 1963, el presidente de la Diputación Provincial de Santander, Pedro Escalante, empezó los trámites para cambiar oficialmente el nombre de la provincia. El apoyo fue casi total: 99 de los 102 municipios actuales estuvieron a favor, así como otras organizaciones. Solo los municipios de Santander, Valdeprado del Río y Peñarrubia se opusieron al cambio.

También es importante el primer gran intento de autonomía del siglo XX en Cantabria. En 1936, se presentó un proyecto de estatuto llamado Cántabro-Castellano. Este proyecto permitía que Cantabria se uniera con "otros ayuntamientos de la costa cantábrica y del interior de Castilla que, por intereses y relaciones, quisieran incorporarse". Este plan se interrumpió con el inicio de la guerra civil.

Cantabria, una comunidad autónoma

Durante la transición democrática, diferentes razones económicas y sociales hicieron que el cantabrismo o regionalismo cántabro resurgiera con más fuerza. Hubo debates entre quienes apoyaban y quienes se oponían a la autonomía cántabra. Este debate se reflejó en la primera versión del Estatuto de Autonomía, donde se mencionaba la posibilidad de que Cantabria pudiera unirse a Castilla y León (esta parte fue eliminada después). Los primeros grupos regionalistas que defendieron la autonomía fueron ADIC (1976) y el Partido Regionalista Cántabro (1978). En los primeros años de la democracia, el regionalismo fue aceptado, y ese artículo (el 58) fue eliminado en la reforma de 1998.

Este proceso tardío tiene sus raíces en la crisis de los años 1970. Cantabria había estado unida económicamente a Castilla desde el siglo XVIII, sirviendo de intermediario entre Castilla y Europa, y luego con las colonias españolas. Con la crisis y la falta de dinero, las diferencias culturales entre Cantabria y Castilla se hicieron más evidentes. Entonces, se revisó la historia de la región, prestando especial atención a la antigua provincia de Cantabria de 1778. Otro motivo que hizo posible el resurgimiento del regionalismo fue el desarrollo industrial y agrícola que, durante los siglos XIX y siglo XX, fortaleció la estructura territorial cántabra y le dio una identidad diferente a la castellana.

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