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Franquismo en Cantabria para niños

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El Franquismo fue un tipo de gobierno en España donde una sola persona, Francisco Franco Bahamonde, tuvo todo el poder. Este régimen comenzó después de la Guerra Civil española (1936-1939) y duró hasta la muerte de Franco en 1975.

En Cantabria, este sistema de gobierno se estableció en el verano de 1937, después de que las fuerzas de Franco tomaran el control de la región. El Franquismo se mantuvo en Cantabria hasta el inicio de la Transición Española, un periodo en el que España pasó a ser una democracia.

La duración de este gobierno se debió a que muchas fuerzas conservadoras lo apoyaron. También se mantuvo por el uso de la fuerza para controlar a la población y evitar que grupos de trabajadores o personas con ideas políticas diferentes se organizaran. El objetivo era mantener el orden y el control a través del miedo.

Cuando las fuerzas de Franco ocuparon la región (que entonces se llamaba provincia de Santander), hubo un periodo muy difícil. Se calcula que unas 2.500 personas perdieron la vida, muchas de ellas ejecutadas. Además, muchísimas personas fueron encarceladas o tuvieron que irse al exilio. Se eliminaron las ideas liberales, republicanas, socialistas y sindicalistas, y se confiscaron los bienes de las organizaciones que las apoyaban.

El gobierno de Franco era muy centralista, lo que significa que todas las decisiones importantes se tomaban desde el centro de España. Las ideas de Cantabria de tener más autonomía, que existían antes de la guerra, fueron completamente detenidas. El Gobernador civil, que representaba al gobierno central, se convirtió en la máxima autoridad en la región.

Entre 1937 y 1975, la historia de Cantabria bajo el Franquismo pasó por tres etapas principales:

  • La posguerra, durante los años 40. Fue un tiempo de dificultades económicas, control político, poco crecimiento de la población y poca actividad cultural. En este periodo, el nuevo gobierno se organizó y se estableció firmemente.
  • La recuperación económica en los años 50. La industria de Cantabria, que ya era fuerte antes de la guerra, creció mucho. El gobierno controlaba bastante la economía para que el país fuera autosuficiente. En esta etapa, el sistema de gobierno estaba más estable y había menos tensión social. Las cartillas de racionamiento desaparecieron y la economía mejoró un poco.
  • El declive económico de la región a partir de 1960. Esto ocurrió después de que se aplicara el Plan de Estabilización, que cambió la forma en que funcionaba la economía. La industria de Cantabria no pudo competir tan bien como antes, y la provincia fue menos favorecida en los planes de desarrollo del gobierno. Esta situación llevó a una crisis económica en los años 70, que obligó a una difícil transformación de la industria en Cantabria.

Posguerra, control y autosuficiencia económica

Archivo:Escudo de la Segunda Republica en Santander
El escudo de la II República Española estaba situado en la Plaza del Ayuntamiento de Santander, justo al lado de la estatua ecuestre de Franco. Fue retirado el mismo 18 de diciembre de 2008.

Las organizaciones que apoyaban la República fueron prohibidas y sus miembros perseguidos. Los puestos políticos en la provincia fueron ocupados por personas de falangistas y de la derecha conservadora. La Falange era muy influyente y organizaba grandes reuniones para enseñar a la gente las ideas del gobierno. Lo hacía a través de sus grupos para trabajadores, jóvenes y mujeres. Ser parte de estos grupos podía traer ventajas laborales y económicas.

Este control fue posible gracias a un fuerte control y a la falta de libertades. Los periódicos de izquierda fueron cerrados. La prensa que se permitía, como El Diario Montañés y Alerta, estaba bajo una estricta censura. Estos periódicos se usaban para difundir las ideas del gobierno. El control afectaba a todos los aspectos de la vida pública y privada, incluyendo la violencia física, la marginación económica y social, el encarcelamiento y el exilio. Durante la posguerra, hubo grupos que se oponían al régimen, como el Maquis, cuya actividad aumentó a mediados de los años 40.

La Iglesia católica apoyó al gobierno de Franco y, a cambio, obtuvo un lugar muy importante en la sociedad y la cultura. La Iglesia trabajó para que la gente volviera a practicar la religión, organizando procesiones, confesiones y peregrinaciones. Estas actividades estaban llenas de ideas nacionalistas y de apoyo al régimen. La Iglesia se convirtió en la máxima autoridad en temas de moral y costumbres.

Económicamente, la gente vivió en condiciones más difíciles. Los salarios bajaron, había problemas para conseguir alimentos y se perdieron los avances que los trabajadores habían logrado antes. El incendio de Santander de 1941 empeoró la situación para las personas más humildes. La reconstrucción del centro de Santander sirvió de excusa para que la gente más pobre fuera expulsada a las afueras, mientras otros obtenían ganancias con la compra y venta de propiedades. Fue una época de hambre, con cartillas de racionamiento que apenas cubrían las necesidades básicas, y un mercado ilegal. Las políticas de autosuficiencia económica del gobierno no fueron eficientes. En Cantabria, esto significó que la población no creció y no se recuperaron los niveles de crecimiento de la República hasta los años 50.

Culturalmente, se cambió la forma de ver la identidad de la región, destacando su lado tradicional y dejando de lado otras ideas como las liberales o democráticas. El sistema educativo fue revisado y se convirtió en una herramienta para enseñar y apoyar al nuevo gobierno.

Crecimiento industrial y cambios sociales

Los años 50 fueron un periodo de transición. Las malas condiciones de vida de la década anterior mejoraron (desaparecieron el racionamiento y el hambre). La industria de Cantabria alcanzó su máximo desarrollo, especialmente en los sectores químico y metalúrgico. También comenzaron a surgir los primeros grupos de trabajadores organizados y la vida social se volvió más activa.

La industria cántabra se consolidó, con un gran peso de las ramas química y siderometalúrgica. Las grandes empresas dominaban el sector y la producción aumentaba continuamente. A finales de los años 60, un tercio de los trabajadores de la industria en Cantabria trabajaban en las diez fábricas más grandes.

Este modelo industrial se vio favorecido por la existencia de una clase trabajadora que estaba controlada y desorganizada. Sus derechos estaban limitados y no tenían formas legales de hacer sus demandas. Hasta mediados de los años 50, los trabajadores se centraron solo en sobrevivir. Después, poco a poco, surgieron las primeras asociaciones de trabajadores. Un nuevo tipo de sindicalismo (las organizaciones tradicionales como UGT y CNT casi no tenían presencia) empezó a crecer, especialmente desde la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica). Sin embargo, no fue hasta la década siguiente cuando las Comisiones Obreras se extendieron por la región.

Declive y desafíos

Archivo:Francoayto
La presencia de la estatua ecuestre del general Franco en la Plaza del Ayuntamiento de Santander fue causa de diversas controversias. El 18 de diciembre de 2008, con motivo de la reforma de la plaza y el aparcamiento subterráneo, se retiró la estatua ecuestre tras 44 años de permanencia.

A partir del Plan de Estabilización de 1959, la economía de Cantabria entró en un periodo complejo. La industria alcanzó su máximo tamaño y su mayor influencia social, pero al mismo tiempo comenzó un lento declive. La producción industrial de Cantabria perdió importancia en comparación con el resto de España. Este declive se volvió crítico a partir de 1973.

Las causas de este declive fueron la baja productividad y la poca competitividad del modelo industrial cántabro, que dependía mucho de la mano de obra. Este modelo se vio afectado por el fin del proteccionismo y la apertura económica que se dio en España desde los años 60. Además, las empresas tardaron en adaptarse a los nuevos cambios tecnológicos y a la necesidad de aumentar la productividad. Las carencias en infraestructuras de comunicación también dificultaron la situación. Proyectos importantes como el ferrocarril Santander-Mediterráneo no se terminaron, y otras obras necesarias para la industria tampoco se completaron.

Además, la visión del gobierno de Franco, que veía a Cantabria muy ligada a Castilla, impidió que la región se incluyera en un consejo económico del norte de España en 1968. Esto dificultó una mayor conexión con el crecimiento industrial del País Vasco. Sin embargo, la crisis económica de los años 70 mostró que existía una "región industrial cantábrica" (formada por Asturias, Cantabria y las Provincias Vascas) que fue especialmente afectada por la recesión. Esto ayudó a que Cantabria desarrollara una nueva idea de su propia identidad, más alejada de Castilla, y facilitó la creación de una Comunidad Autónoma propia.

La joven democracia y la nueva autonomía tuvieron que enfrentar una dura transformación industrial. Casi la mitad de los empleos industriales se vieron afectados. El empleo en la industria bajó del 50% al 33% en dos décadas, mientras que el sector de servicios duplicó su importancia. Las actividades tradicionales como la pesca y la ganadería también comenzaron un largo declive. En resumen, fue un proceso difícil de desindustrialización y de cambio hacia una sociedad de servicios en Cantabria.

  • Socialmente, los años 60 y 70 vieron la reorganización de los grupos de trabajadores en Cantabria. Esto ocurrió desde dos puntos principales: la HOAC, JOC y VOS, que tenían ideas cercanas a la Iglesia, se conectaron con sindicatos de Asturias y el País Vasco. Por otro lado, el PCE impulsó las Comisiones Obreras. Ambos grupos estimularon el nuevo movimiento de trabajadores en la región. La respuesta del gobierno fue un aumento del control a partir de 1968, con más detenciones y tratos duros por parte de la policía.
  • Políticamente, la Falange perdió influencia en favor de nuevos grupos relacionados con la tecnología. La Iglesia sufrió una fuerte división interna después del Concilio Vaticano II, entre los que querían mantener las tradiciones y los que buscaban renovarse.
  • La segunda mitad del siglo XX significó para Cantabria la disolución de la sociedad tradicional y la expansión de las costumbres urbanas. Esto fue facilitado por un fuerte movimiento de personas que despobló el interior de la región, concentrando la población en la costa y en las ciudades y zonas industriales. El gobierno permitió una lenta apertura cultural (librerías, teatro, cine-clubs). Se fundó la Institución Cultural de Cantabria (1967) y comenzó el proceso para crear la Universidad de Cantabria (con la Escuela de Ingenieros en 1967), logrando tener su propio distrito universitario en 1972.

Transición y autonomía

El proceso de transición política que comenzó en España después de la muerte de Francisco Franco en 1975 abrió la puerta para que Cantabria se convirtiera en una Comunidad Autónoma propia. Esto se basó en la Constitución de 1978 y se aprobó el 30 de diciembre de 1981. Este nuevo estatus, el autonómico, era algo desconocido hasta entonces para la antigua Cantabria, y se convirtió en el marco de referencia para la historia actual de la región. Su establecimiento y funcionamiento no fueron fáciles. A partir de 1982, comenzó un periodo político largo, inestable y con muchos conflictos, que duró hasta mediados de los años 90. Esto ocurrió en medio de la difícil situación económica de la crisis de los años 80 y la dura transformación industrial que afectó a la joven Autonomía.

Al final del gobierno de Franco, la provincia que estaba a punto de iniciar este importante cambio político (la creación de un nuevo sistema de autogobierno) se encontraba en una situación difícil: crisis económica y desindustrialización, cambios sociales, falta de un sistema político democrático sólido, costumbres marcadas por cuatro décadas de gobierno autoritario y la ausencia de un sentimiento claro de identidad compartida. El resultado fue una gran inestabilidad en las nuevas instituciones de la autonomía y, por lo tanto, un desinterés de los ciudadanos de Cantabria hacia ellas. Esto cambió a partir de 1995, cuando la situación se estabilizó y la gente empezó a sentir más apoyo por la autonomía.

La economía cántabra, que ya venía desacelerándose desde 1960, empeoró a partir de 1973, iniciando un proceso de desindustrialización que duró hasta los años 90. La desorganización del gobierno de Franco impidió que se enfrentaran las causas de la crisis hasta que se restableció la democracia. Así, el proceso autonómico, y luego la Comunidad Autónoma a partir de 1982, tuvieron que lidiar con una fuerte destrucción de la industria y una reducción del sector primario (pesca y ganadería, que se aceleró desde la entrada de España en la CEE en 1986). Esto llevó a un aumento del desempleo y abrió la puerta a que la región se enfocara en los servicios y el turismo.

La creación y puesta en marcha de la autonomía también coincidió con un momento de gran transformación de la sociedad cántabra. En el último tercio del siglo XX, se completó el largo proceso de éxodo rural, con la población concentrándose en la costa y en los núcleos urbanos importantes, y la expansión de las costumbres de la ciudad. El nuevo sistema de autogobierno y los mecanismos políticos democráticos tuvieron que funcionar en medio de estos cambios sociales.

La nueva estructura de partidos políticos tuvo que construirse sobre una base social inestable, desilusionada y escéptica hacia las nuevas instituciones y los políticos. El retroceso de la clase trabajadora, el crecimiento de los profesionales del sector servicios, el aumento de los trabajadores por cuenta propia y la extensión de nuevos grupos de personas con ingresos (jubilados anticipados, desempleados con ayudas) llevaron a una base social más conservadora y menos interesada en la política. Esta falta de dinamismo social se sumó a la ausencia de un proyecto sólido para la política regional, lo que también se relacionaba con una integración territorial deficiente de la región. Esto alimentaba la continuidad de costumbres heredadas como el localismo (interés solo por lo cercano), el caciquismo (control político por personas influyentes) y el clientelismo (favores a cambio de apoyo).

A partir de 1982, la evolución institucional y política de la Comunidad Autónoma pasó por dos fases diferentes:

  • Hasta 1995, hubo una situación de inestabilidad constante, marcada por divisiones, cambios de partido de los políticos, gobiernos aislados, conflictos políticos muy personales, mociones de censura, problemas de honestidad y conflictos políticos que terminaban en los tribunales. Esto alcanzó su punto más alto durante los gobiernos de Juan Hormaechea (1987-1995). Durante esta fase, la falta de normas sociales claras alimentó la inestabilidad política, pero la ausencia de una dirección política sólida impidió resolver los problemas económicos y sociales de Cantabria.
  • A partir de la segunda mitad de los años 90, después de que la recesión tocara fondo y se completara la parte más dura de la transformación industrial, comenzó un periodo de normalización y estabilidad para las instituciones y las relaciones políticas. Esto se reflejó en la estabilidad de los diferentes gobiernos de coalición (PP-PRC a partir de 1995, y PSOE-PRC desde 2003), y en una mejor valoración de las instituciones autonómicas por parte de la población.

La recuperación de la democracia –que en Cantabria está muy ligada a la consecución de la Autonomía– tuvo que convivir, sin embargo, con el antiguo caciquismo presente desde el siglo XIX. Ahora, este caciquismo se presentaba con un discurso de un regionalismo poco definido y se basaba en los vínculos entre la clase política y la promoción inmobiliaria, creando nuevas redes de favores a cambio de apoyo. La política también estuvo marcada por las tendencias conservadoras, que se reforzaron después del largo y difícil proceso de desindustrialización.

Véase también

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Franquismo en Cantabria para Niños. Enciclopedia Kiddle.