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Clientelismo político para niños

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El clientelismo político es una forma de intercambio no oficial de favores. En este sistema, las personas con cargos en el gobierno o con mucha influencia usan su posición para dar beneficios a cambio de apoyo, especialmente en las elecciones.

Los expertos en política, como Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser, lo explican como un tipo de "intercambio" entre votantes y políticos. Los votantes reciben cosas como dinero, trabajos o acceso especial a servicios. A cambio, deben apoyar a una persona o partido político. Otros expertos como Guillermo O'Donnell, Javier Auyero y Miguel Trotta han descrito ideas similares.

En el clientelismo, el poder sobre las decisiones del gobierno se usa para obtener ventajas personales. La persona con poder, que llamamos "patrón" (puede ser un funcionario o alguien que influye en ellos), toma decisiones que benefician a sus "clientes". A cambio, los clientes ayudan a que el funcionario o su grupo se mantengan en el poder. Esta relación puede volverse más fuerte si se amenaza con perjudicar a quienes no colaboren.

Este tipo de sistema suele aparecer cuando se necesita incluir rápidamente a muchas personas en un sistema político nuevo o sin mucha organización. Así, se desarrollan formas informales de conectar lo que el gobierno hace con las necesidades de la gente.

¿Cómo funciona el clientelismo?

En el clientelismo, los recursos públicos no se manejan de forma justa, siguiendo las leyes para todos. En cambio, aunque parezca legal, quienes tienen el poder político los usan a su gusto. Esto a menudo se parece a lo que legalmente se conoce como "corrupción".

Sin embargo, es difícil que las personas quieran terminar con este sistema. Esto se debe a que el clientelismo se ha vuelto una forma de actuar muy común y aceptada en la sociedad, aunque no todos estén de acuerdo con ella.

La costumbre del clientelismo

La relación entre los "clientes" y el "patrón" no se basa solo en los favores que pueden recibir. También se basa en cómo entienden el funcionamiento del poder por su experiencia y en lo que esperan de él.

El intercambio de favores en el clientelismo tiene un efecto duradero en las expectativas sociales y políticas de las personas. Aunque la relación empieza con un "favor inicial" (como cuando el patrón, quizás a través de un "mediador", ayuda al cliente), lo más importante no es solo ese favor. Lo que realmente construye el sistema son las creencias, suposiciones, estilos y hábitos que se forman por la experiencia repetida de estas relaciones.

Estos factores hacen que la relación sea más fuerte y disimulan que es un simple intercambio. Como el patrón y el cliente se conocen personalmente y los favores se dan de forma individual, la relación clientelar se mezcla con las amistades o los lazos familiares, de grupo o de comunidad. Estos lazos personales son muy importantes para que la relación no sea solo un negocio.

Relaciones de poder

La relación entre el cliente y el patrón no es igualitaria. Hay una clara diferencia de poder, porque el patrón tiene muchos más recursos sociales, de influencia y económicos que el cliente.

Además de las diferencias por el acceso al poder del gobierno o al dinero, la posición que cada uno tiene en este sistema (si son vistos como "necesitados" o como "quienes dan") hace que sea un espacio con sus propias reglas. Sin embargo, las grandes estructuras de la sociedad también influyen en cómo cambian las prácticas clientelares.

Posiciones en el sistema

Entender el clientelismo como un "campo" (un espacio donde los actores interactúan y sus posiciones pueden cambiar) nos ayuda a ver por qué las posiciones de las personas no son fijas. Por ejemplo, el poder del patrón puede verse amenazado si aparece otro patrón, o en momentos especiales como antes de unas elecciones. En esos momentos, el patrón necesita los votos de sus clientes, y estos pueden tener más fuerza para negociar.

Incluso, dentro de una red clientelar, una persona puede cambiar su posición. Un cliente, por la confianza que gana con su patrón, podría convertirse en un mediador, lo que le da más influencia dentro del sistema.

Cada persona en el clientelismo tiene sus propios objetivos. Los clientes buscan soluciones a sus necesidades básicas. Los mediadores pueden tener diferentes motivos, desde apoyar a un partido hasta mantener un trabajo en el gobierno. Y los patrones buscan acumular poder político a largo plazo y votos en las elecciones.

Acumular poder político significa conseguir más apoyo para ser vistos como líderes y construir grupos que les permitan aumentar su influencia. El patrón no obtiene dinero directamente de la red, sino que amplía su base de apoyo para mantener su carrera. Este poder debe hacerse visible en un momento clave: las elecciones, cuando el poder del patrón debe ser confirmado.

Clientelismo y el sistema político

El patrón y los mediadores no usan sus propios recursos para los intercambios, sino que los toman del gobierno. Generalmente, el patrón y los mediadores también trabajan en el gobierno. Los beneficios sociales, como ayudas o becas especiales que no están disponibles para todos, son recursos típicos que se usan en el clientelismo.

Los patrones suelen ser gobernantes o legisladores. Los mediadores suelen trabajar en ministerios, municipios o asambleas legislativas (esto se relaciona con el nepotismo, que es dar trabajos a familiares o amigos). Esta es otra característica del clientelismo: se ejerce usando la estructura del gobierno.

Los recursos para los intercambios clientelares suelen venir del Estado. El clientelismo moderno se basa en esto, convirtiéndose en una forma de usar lo público para fines privados. Según el experto Javier Auyero, el clientelismo "depende de una tercera parte para continuar (aquí se refiere al patrón político, que puede ser un político o una estructura del gobierno). Los beneficios materiales necesarios para que la relación funcione vienen de fuera y son el resultado de un equilibrio de poder específico entre el mediador y el patrón político externo".

En los estados donde hay mucho clientelismo, las leyes se dejan de lado como forma de gobernar. La aplicación de la ley depende de qué tan fuertes sean los lazos clientelares. Las personas dejan de ser iguales ante la ley: el trato que reciben depende de su relación con quienes tienen el poder. En estos casos, el estado de derecho (donde todos son iguales ante la ley) se usa solo para dar una falsa imagen de legalidad, como una herramienta para manipular o, a veces, para controlar a la gente.

Clientelismo y representación

El clientelismo se ha relacionado con países donde la democracia es débil. Sin embargo, cada vez más países con democracias fuertes también muestran fenómenos clientelares. Generalmente, los "clientes" en esta relación de intercambio son votantes en situación de pobreza, a quienes se les condiciona el voto a cambio de dinero o productos básicos. En su forma más compleja, se presenta como "patronazgo".

La Illusio

Los objetivos de cada persona en el clientelismo son como un interés específico. Pero también es necesario un interés especial (llamado illusio) propio del clientelismo. La illusio es la convicción de que actuar en este sistema es muy importante, y esto es esencial para que el sistema funcione. Casi siempre, la illusio no es algo que se calcula conscientemente, sino una creencia que organiza cómo se relacionan las personas con las prácticas políticas.

Véase también

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Clientelismo político para Niños. Enciclopedia Kiddle.