Desembarco carlista de San Carlos de la Rápita para niños
Datos para niños Desembarco carlista de San Carlos de la Rápita |
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Parte de guerras carlistas | ||||
Lugar | San Carlos de la Rápita | |||
Coordenadas | 40°37′16″N 0°35′33″E / 40.6211, 0.5925 | |||
Resultado | Victoria isabelina | |||
Beligerantes | ||||
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El desembarco carlista de San Carlos de la Rápita, también conocido como la «Ortegada», fue un plan llevado a cabo el 1 de abril de 1860. El general Jaime Ortega y Olleta, que era el capitán general de Baleares, intentó proclamar como rey al pretendiente Carlos Luis de Borbón y Braganza, quien era apoyado por los carlistas. Su objetivo era quitar del trono a la reina Isabel II de España.
Para lograrlo, el general Ortega, con el apoyo de algunas personas importantes, embarcó a unos tres mil soldados de las guarniciones de Baleares. Su destino era la zona cercana a San Carlos de la Rápita, en Tarragona. La idea era que este movimiento provocara que otros cuarteles en Cataluña se unieran a la causa y así forzar a la reina Isabel II a dejar el trono.
Sin embargo, el plan no funcionó. Los propios oficiales del general Ortega se negaron a seguirlo. Esto hizo que el levantamiento fracasara.
¿Qué pasó antes del desembarco?

Desde la Revolución española de 1854, los carlistas habían intentado llegar a un acuerdo con la rama de la familia real que apoyaba a Isabel II. Querían resolver quién debía gobernar España.
Después de algunos cambios políticos en 1856, los carlistas pensaron en un plan más grande. Con el apoyo de Carlos Luis de Borbón y Braganza, conocido como el conde de Montemolín, formaron una comisión especial. Esta comisión influyó en cómo se distribuían las fuerzas militares.
Los carlistas también hablaron con algunos políticos moderados que apoyaban a Isabel II. Esto fue posible porque el ministro de Guerra en ese momento, Juan Antonio de Urbiztondo, había luchado por el bando carlista en la primera guerra carlista.
Cuando nació el príncipe Alfonso XII de España, los carlistas decidieron seguir adelante con sus planes por su cuenta. Reunieron mucho dinero y consiguieron el apoyo de algunas personas, como el general Jaime Ortega.
El general Ortega, que al principio era un liberal moderado, cambió de opinión. Se convenció de que apoyar la causa carlista era lo correcto para España. Él quería ser un defensor de esta restauración.
¿Cómo se preparó el plan?
La guerra de África detuvo temporalmente los planes. Durante la guerra, todos los partidos políticos se unieron por el bien del país. Pero tan pronto como la guerra terminó, los carlistas quisieron aprovechar la situación.
El ejército aún estaba en África, y había cierto descontento entre los soldados y la gente por las condiciones de paz. Muchos pensaban que los resultados de la guerra no eran suficientes para el esfuerzo realizado.
Para impulsar su causa, Carlos Luis de Borbón y Braganza (Don Carlos) firmó un documento el 16 de marzo de 1860. En este documento, Don Carlos explicaba por primera vez sus ideas para España. Quería un gobierno donde los representantes del pueblo fueran al parlamento a defender los intereses de sus votantes.
También proponía dividir el país en zonas más pequeñas, dar más poder a las autoridades locales y mejorar la educación. Afirmaba que todos los españoles honrados podían unirse a su causa.
El levantamiento se planeó para el 19 de marzo. Don Carlos debía llegar a España y viajar en tren a Madrid. Se decía que los jefes de las estaciones de tren en su ruta eran carlistas. La idea era que hubiera levantamientos en todo el país.
Don Carlos debía ir primero a Mallorca, donde el general Jaime Ortega era el capitán general. Desde allí, Ortega y sus tropas lo acompañarían a España. Sin embargo, Don Carlos retrasó su salida ocho días sin avisar, lo que desorganizó todos los planes.
Finalmente, Don Carlos y su hermano Fernando embarcaron en Marsella. Pero una fuerte tormenta los obligó a detenerse en Cette. Este nuevo retraso terminó de arruinar el plan.
Además, el general Ramón Cabrera había enviado una carta a Don Carlos. En ella, le aconsejaba no participar, pues creía que el plan no tendría éxito y que no estaba bien organizado por el partido carlista.
El desarrollo del complot
El barco, un vapor francés llamado L'Huveaune, finalmente zarpó. Recibió la orden de ir directamente a Palma de Mallorca, a donde llegó el 29 de marzo. El general Ortega se reunió con Don Carlos y organizó el embarque de más tropas.
La expedición, compuesta por cinco vapores y dos veleros, llevaba 4.000 hombres, 4 cañones y 50 caballos. Aunque parecía que irían a Valencia, por alguna razón desconocida se dirigieron a San Carlos de la Rápita. Allí desembarcaron el 2 de abril, muy temprano por la mañana.
El gobierno francés, que sabía de la presencia de Don Carlos en Cette, avisó al gobierno español. Sin embargo, el gobierno español no le dio mucha importancia al aviso. Una vez que la expedición desembarcó, se enviaron telegramas a varias ciudades para que todos los que apoyaban el plan se unieran. Luego, cortaron las líneas de telégrafo.
El 3 de abril, los expedicionarios se dirigieron hacia Tortosa, una ciudad que querían ocupar. Cuando se supo en Madrid lo que había ocurrido, muchos pensaron que era obra de otro partido político. Cuando se confirmó que era un plan carlista, muchos carlistas se sorprendieron, lo que demuestra lo secreto que había sido todo.
Casi al mismo tiempo, hubo pequeños levantamientos carlistas en Baracaldo (Vizcaya) y cerca de Palencia. Esto confirmaba que había un plan general, pero estos levantamientos fueron tan pequeños que la policía pudo controlarlos fácilmente.
El gobierno español dio órdenes para detener la expedición. Sin embargo, no fue necesario, porque la expedición se disolvió por sí misma. La mayoría de los soldados no sabían el verdadero objetivo. Muchos creían que iban a oponerse a la paz con Marruecos, lo cual no les molestaba.
Pero pronto se dieron cuenta de que el objetivo era quitar a la reina del trono. Esto llamó la atención, especialmente por las personas importantes que acompañaban al general.

El 2 de abril, la expedición desembarcó en La Ampolla y San Carlos de la Rápita. Los soldados no sabían el plan, y solo unos pocos oficiales lo conocían. Hubo un intento de desobediencia por parte de la tropa, que sospechaba de las intenciones del general Ortega. Las tropas se reunieron en Amposta. Ese mismo día, después del desembarco, se les ordenó marchar hacia Tortosa sin explicarles los motivos.
Al amanecer del 3 de abril, cuando los expedicionarios llegaron a Coll de la Creu para descansar, un grupo de oficiales se acercó a Ortega para pedirle explicaciones. El general se enojó y quiso castigarlos. Pero en ese momento llegó el carruaje con Don Carlos y su comitiva.
El general Ortega se contuvo para no poner en peligro a los príncipes. Se acercó al carruaje para avisarles y que se pusieran a salvo. Luego, esperó media hora para que el carruaje estuviera lejos.
Después, mandó formar a las tropas para hablarles. Pero apenas gritó "¡Viva Carlos VI!", un coronel gritó "¡Viva la reina y viva la libertad!". Ortega intentó atacarlo, pero su caballo no obedeció. Ese momento fue suficiente para que se produjera un alboroto. Algunos gritaban a favor de Ortega y otros a favor de la reina y la libertad.
Don Carlos y Don Fernando estaban cerca y corrían peligro. El general Ortega se preocupó primero por la seguridad de los príncipes. Los siguió con sus ayudantes para avisarles y que huyeran. Luego, él mismo vagó con sus ayudantes y otros pocos oficiales que no lo abandonaron.
Los oficiales y la tropa se opusieron de inmediato a los planes del general. Esto obligó al pretendiente carlista a huir hacia Ulldecona para evitar la ira del ejército. Solo algunos suboficiales apoyaron a Ortega, pero la mayoría del ejército se negó a marchar sobre Tortosa y vitoreó a Isabel II.
El 4 de abril, la tropa se rebeló y obligó al general Ortega a huir. Se encontró en el camino a Ulldecona con varios militares y el pretendiente. Ortega se dio cuenta de que su acción no había interesado mucho al gobierno y que la reina no había dejado el trono, al contrario de lo que le habían prometido.
El 5 de abril, el general Ortega fue capturado en Calanda por la Guardia Civil y llevado a Tortosa. El 17 de abril, un tribunal militar lo juzgó y lo condenó a muerte. Fue ejecutado al día siguiente, el 18 de abril.
Joaquín Elío, otro implicado, también fue detenido. Su madre pidió clemencia a la reina, y Elío fue liberado más tarde gracias a una amnistía.
Don Carlos y su hermano se escondieron en una casa en Ulldecona, pero fueron descubiertos y arrestados. También los llevaron a Tortosa, donde se reunieron con Elío. Para resolver su situación, se les pidió que renunciaran a sus derechos al trono.
Firmaron esta renuncia en Tortosa el 23 de abril. Don Carlos también escribió una carta a su prima, la reina Isabel, reiterando su renuncia. Le pidió que perdonara a las personas que habían sufrido por su causa y que les permitiera a él y a su hermano vivir tranquilos en el extranjero.
El gobierno publicó una amnistía general el 1 de mayo. Los príncipes y Elío fueron liberados y llevados a Port-Vendres, en Francia.
El gobierno liberal buscó sin éxito a Ramón Cabrera en las provincias de Tarragona y Castellón, ya que pensaban que él dirigía la expedición.
Según uno de los carlistas que participó en este intento, los carlistas nunca habían creído tanto en el éxito de su causa como en 1860. Este testimonio sugiere que tanto Isabel II de España como su esposo, Francisco de Asís de Borbón, creían que estaban en el trono de forma ilegítima. Por eso, Isabel supuestamente quería dejar el trono a Don Carlos.
Además, no solo el general Ortega, sino también el general Domingo Dulce y Garay, capitán general de Cataluña, y muchos otros militares, debían apoyar el movimiento, aunque finalmente no cumplieron su promesa. Según este testimonio, el general Ortega fue condenado a muerte por quienes antes habían sido sus amigos, por miedo a que sus revelaciones los delataran.