Corrales de comedias de Madrid para niños
Los corrales de comedias de Madrid fueron los lugares donde se presentaban obras de teatro en España durante el Siglo de Oro, un periodo muy importante para la cultura española. Funcionaron desde la segunda mitad del siglo XVI hasta principios del siglo XVIII. Algunos de ellos se transformaron más tarde en teatros modernos.
En estos escenarios se representaron obras de grandes escritores como Lope de Rueda, Lope de Vega y Calderón de la Barca. Tanto la gente común de Madrid como los reyes y nobles disfrutaban de estas funciones.
A finales del siglo XVI, había seis corrales de comedias en Madrid. Los más conocidos eran el corral de comedias de la Pacheca, el de la Cruz y el del Príncipe. Todos eran administrados por cofradías, que eran grupos de ayuda social. Estas cofradías usaban el dinero de las entradas para apoyar hospitales y otras obras de caridad.
Corrales de comedias de Madrid | |
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Tipo | Teatro |
Ubicación | Madrid, España |
Periodo | Siglos XVI-XVIII |
Usos | Representaciones teatrales |
Propietario | Cofradías de la Pasión y la Soledad, luego el Ayuntamiento de Madrid |
Contenido
- Historia de los Corrales de Comedias
- Gestión y Organización de los Corrales
- El Reinado de Felipe IV y el Teatro
- Los Borbones y los Últimos Corrales
- ¿Cómo se distribuían los asientos?
- La Publicidad en los Corrales
- El Corral de Comedias de la Pacheca
- Corral del Lobo
- El Corral de la Cruz
- El Corral del Príncipe
- El Fin de una Época
- Véase también
Historia de los Corrales de Comedias
¿Cómo surgieron los Corrales de Comedias?
Al principio, el teatro se presentaba en iglesias o en la calle, con compañías que viajaban de un lugar a otro. Con el tiempo, la Iglesia y el gobierno vieron que el teatro podía ser una buena forma de enseñar y entretener. Así, buscaron una manera de organizar mejor las obras.
En 1565, el rey Felipe II autorizó la creación de cofradías permanentes en Madrid. Estas cofradías se encargarían de tener edificios especiales para las representaciones de comedias. Así nacieron los corrales de comedias, que eran patios de casas adaptados para el teatro.
Las Cofradías y su Papel
Dos cofradías principales controlaban los primeros corrales: la Cofradía de la Pasión (fundada en 1565) y la Cofradía de la Soledad (fundada en 1567).
La Cofradía de la Pasión abrió tres corrales: dos en la calle del Príncipe (el corral de la Pacheca y el Corral de Burguillos) y otro en la calle del Sol. La Cofradía de la Soledad administró el corral de la Cruz y otros dos más.
Al principio, el negocio no era muy rentable, así que en 1574, las dos cofradías se unieron para gestionar mejor los corrales. Sin embargo, hubo momentos difíciles. Entre 1595 y principios del siglo XVII, las actividades teatrales se detuvieron varias veces debido a problemas en la familia real. En 1598, el rey Felipe II incluso ordenó prohibir las comedias "para siempre".
Más tarde, la gestión de los corrales dejó de ser solo de las cofradías. Los dos más importantes, el del Príncipe y el de la Cruz, fueron vendidos al Ayuntamiento de la Villa.
Gestión y Organización de los Corrales
¿Quién administraba los Corrales?
Hasta 1623, las cofradías eran las encargadas de los corrales. Pero en 1615, el dinero que recaudaban no era suficiente para los hospitales que dependían de ellas. Por eso, el rey Felipe III ordenó que el ayuntamiento se hiciera cargo de los corrales, les diera una ayuda económica fija y los alquilara en subasta pública.
En 1623, se hizo una reforma importante. Se creó una nueva comisión que ya no incluía a los hospitales (el ayuntamiento los subvencionó directamente desde 1638). También se ampliaron las reglas para el teatro en los corrales, detallando las funciones de los encargados de mantener el orden durante las funciones.
Desde los primeros reglamentos (1608, 1615 y 1641), se establecieron las tareas de los censores, quienes revisaban los textos y las representaciones, incluyendo los bailes que acompañaban las obras.
¿Cómo se pagaba la entrada?
Era un poco complicado. Si querías un asiento en los bancos o gradas, tenías que pagar tres veces: una para la compañía de actores, otra para el que alquilaba el corral y una tercera para reservar tu asiento. Los que alquilaban el corral adelantaban dinero a los directores o autores para ayudarles a cubrir los gastos de la obra.
Estas reglas podían cambiar con el tiempo y eran diferentes en otras ciudades de España o incluso en América, como en México.
El Reinado de Felipe IV y el Teatro

El reinado de Felipe IV fue una época de gran esplendor para el teatro. A este rey le gustaba tanto el teatro que se decía que a veces usaba el seudónimo "Un ingenio de esta corte" para firmar carteles de obras, evitando así problemas con la competencia.
Desde 1620, la Plaza Mayor de Madrid se usaba también para espectáculos, incluyendo bailes y mascaradas. En 1631, los actores y autores de teatro se organizaron mejor al fundar la Cofradía de autores y representantes. Solo los actores y sus familiares directos (esposas e hijos sin independizar) podían ser parte de ella.
Gracias a la protección de esta nueva cofradía, la mejora de los corrales y el talento de dramaturgos como Lope de Vega (que hizo sus obras más cortas, de tres actos), los corrales de Madrid vivieron sus mejores momentos. En sus carteleras aparecían nombres de grandes autores como Pedro Calderón de la Barca, Agustín Moreto, Tirso de Molina y muchos otros.
Los Borbones y los Últimos Corrales
Teatro de los Caños del Peral Cuando llegó el primer rey Borbón, Felipe V, su gusto por la ópera italiana llevó a la construcción del último gran corral de comedias de Madrid: el coliseo de los Caños del Peral. Este lugar, cerca de unos lavaderos, albergó a compañías italianas a principios del siglo XVIII.
Con el tiempo, los corrales de comedias de Madrid se fueron transformando en teatros al estilo italiano, más modernos y cubiertos. Esta transición marcó el fin de la era de los corrales tal como se conocían.
¿Cómo se distribuían los asientos?
En 1730, antes de que el corral del Príncipe se convirtiera en un teatro moderno, José Antonio de Armona dibujó un esquema de cómo se distribuía el público.
En la parte más alta, había una galería cerrada con celosías llamada "tertulia". Allí se sentaban religiosos y otras personas importantes que querían ver la obra sin ser vistos. Debajo de la tertulia, estaba el "aposento de Madrid", para los alcaldes, y a sus lados, otros aposentos para personas destacadas.
Más abajo, estaba la "cazuela", un espacio para las mujeres en el primer piso. Y debajo de la cazuela, había dos palcos llamados "alojeros", cerca de la entrada principal.
A los lados del patio, había gradas que bajaban hacia el escenario. El patio, justo enfrente del escenario, era el lugar donde se paraba la mayoría del público. Armona también señaló otros espacios específicos, como "Puñonrrostro" o el palco de la "Señora protectora".
El corral del Príncipe tenía ocho puertas de acceso. Una era privada para los aposentos, dos daban a casas cercanas (como salidas de emergencia) y el resto eran entradas generales para diferentes servicios, como la venta de bebidas, la "cazuela" de señoras, el escenario y el patio.
Pasadizos Secretos
Se sabe que tanto el corral de la Cruz como el del Príncipe tenían pasadizos que conectaban las casas cercanas con zonas privadas desde donde se podía ver la función. Esto era posible porque las paredes de los edificios vecinos formaban parte del corral, y los dueños podían abrir ventanas o pequeños balcones para ver las obras.
Estos lugares de acceso privado se llamaban "rexas" (rejas), porque estaban cerradas con rejas gruesas para que el público no pudiera entrar a las casas. Debajo de estas "rexas" estaban los "aposentos", que eran como los palcos de los teatros modernos. Se alquilaban a familias o grupos pequeños. La nobleza solía tenerlos reservados toda la temporada. Todos estos "aposentos" estaban cerrados con celosías, como lo describió el poeta Antonio Hurtado de Mendoza:
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- "Celosías recoletas
- fueron campaña y vergel
- de la más cuerda matrona
- y el más rígido juez".
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Se sabe que el rey Felipe IV y su primera esposa tenían aposentos privados en los corrales del Príncipe y, especialmente, en el de la Cruz, que era el favorito del monarca.
La Publicidad en los Corrales
José Deleito, un historiador, investigó cómo se anunciaban las obras en los corrales.
El método más común eran los carteles. Se escribían a mano con letras grandes y se pegaban con engrudo en lugares concurridos, como la Puerta de Guadalajara. Los ayudantes de los actores eran los encargados de esta tarea. Se dice que Juan Ruiz de Alarcón y Tirso de Molina eran los autores que más usaban los carteles.
En esa época, algunos autores, más vanidosos, se ponían a la puerta del corral para recibir felicitaciones si su obra era un éxito. Esto fue el origen de la costumbre actual de que los autores salgan al escenario con los actores para recibir el aplauso del público, algo que no se hizo común en España hasta 1836.
El Corral de Comedias de la Pacheca
Corral de comedias de la Pacheca

La primera función en el corral de la Pacheca probablemente fue el 5 de marzo de 1568, organizada por la Cofradía de la Pasión.
También se sabe que un actor y empresario italiano llamado Alberto Naseli, conocido como Zan Ganassa, alquiló el corral de la Pacheca. Casiano Pellicer cuenta que en 1574, la compañía de Ganassa presentaba comedias italianas, mímicas y divertidas, además de acrobacias y trucos.
Entre 1574 y 1577, Ganassa actuó regularmente en este corral. Incluso llegó a un acuerdo con las cofradías para restaurarlo y mejorarlo, añadiendo techos al escenario y toldos para proteger al público.
El corral de la Pacheca perdió importancia cuando se abrió el nuevo corral del Príncipe en 1583, que estaba casi al lado.
Corral del Lobo
El Corral del Lobo (también llamado Corral de Puente, por ser propiedad de Cristóbal de la Puente) estaba en la calle del Lobo (hoy calle de Echegaray), cerca de la carrera de San Jerónimo. Empezó a funcionar alrededor de 1560. Las cofradías de la Pasión y la Soledad lo alquilaron, junto con otro en la calle del Príncipe. Ambos dejaron de funcionar en 1579, cuando todo su equipo se trasladó al nuevo local de la calle de la Cruz. Se menciona que Zan Ganassa actuó en el corral del Lobo en 1579.
El Corral de la Cruz
Después de vender los locales de las calles del Lobo y de la Visitación, las cofradías de la Pasión y la Soledad compraron en 1579 un corral más grande en la calle de la Cruz, junto a la plazuela del Ángel. Este lugar, que se convertiría en el Teatro de la Cruz, se inauguró el 16 de septiembre de 1584, casi al mismo tiempo que el nuevo corral del Príncipe.
En el siglo XVIII, el ayuntamiento de Madrid lo reformó, convirtiéndolo en un teatro moderno con capacidad para 1500 espectadores. Las obras comenzaron alrededor de 1743 y estuvieron a cargo del arquitecto Pedro de Ribera.
El Teatro de la Cruz fue demolido en 1856, porque se consideraba que ya no era adecuado para el arte. En su lugar, se extendió la calle Espoz y Mina y se amplió la Plaza del Ángel. Hoy, una pequeña placa en el cruce de las calles Espoz y Mina y Cruz lo recuerda.
Una anécdota famosa es la detención del dramaturgo Lope de Vega en 1587, quien fue encarcelado por acusaciones de difamación.
El Corral del Príncipe
En 1582, la Cofradía de la Pasión compró el terreno donde hoy se encuentra el teatro Español, en la calle del Príncipe. El 21 de septiembre del año siguiente, aunque la obra no estaba terminada, se inauguró el corral de comedias con obras cortas de Lope de Rueda. La estructura original cambió en 1735, cuando los arquitectos Juan Bautista Sachetti y Ventura Rodríguez comenzaron a construir un nuevo edificio. Diez años después, se convirtió en el nuevo Teatro del Príncipe, un lugar completamente cubierto donde se ofrecían obras de teatro, magia, espectáculos con animales y sombras chinescas.
Durante el siglo XVIII, el Teatro del Príncipe tenía sus propios seguidores, los "Chorizos", que siempre estaban en competencia con los "Polacos", quienes preferían el Teatro de la Cruz. En 1783, la Cofradía lo vendió al Ayuntamiento. En 1792, Leandro Fernández de Moratín estrenó allí su obra La comedia nueva.
El 11 de julio de 1802, el Teatro del Príncipe se incendió. No pudo usarse hasta que terminaron las obras de reconstrucción, dirigidas por el arquitecto Juan de Villanueva. En 1849, pasó a llamarse Teatro Español.
El Fin de una Época
La condición de los corrales de comedias de Madrid empeoró mucho a finales del siglo XVII y principios del XVIII. Eran edificios antiguos y a menudo se caían a pedazos o se quemaban. La solución fue transformarlos en edificios más modernos y seguros. Los arquitectos fueron llamados para esta tarea. Los demás corrales antiguos, que fueron tan importantes para el teatro del Siglo de Oro, se perdieron en el olvido o desaparecieron.
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Véase también
- Barrio de las Letras
- Madrid de los Austrias
- Corral de comedias de Almagro
- Corral de comedias de Alcalá de Henares
- Corral de comedias
- Anexo:Lugares de representación de teatro en Madrid